Partida Rol por web

El interior de aquella cabaña lo primero que una persona podía ver era un mensaje bordado en una pared, aquel mensaje era bastante sencillo, y aunque algo ominoso, no parecía dar mucho más que simplemente recordar a los que se adentraban en aquel lugar esta pequeña norma.

No matarás

Por lo demás, aquella cabaña parecía ser una pequeña vivienda unifamiliar bastante adecentada. Claramente nadie estaba viviendo en el lugar, de hecho no había ninguna cosa desordenada o que se saliera de la norma de lo que debería haber una cabaña, o el hogar de alguien.

La Maid se alejó de las otras Maids que seguían por el pueblo sin hacer demasiado y se adentró dentro de una de las casas al azar para poder usarla, en donde, esta notaría aquellas cosillas que la diferenciaban del resto de las cabañas, pues pese a estar todas cortadas por el mismo patrón, cada una parecía mostrar su vida y personalidad propia... y lo que era mejor, agua y luz.

Esta cabaña no parecía haber recibido uso...

Lo primero que hice fue comenzar a sacar toda la carne que podía de la nevera y dejándola sobre la mesa. También busqué un par de cuchillos y, si encontraba, cerillas. Seguido inspeccioné la casa en busca de alguna linterna o cualquier cosa curiosa que pudiera haber. Cada casa debía tener algo que la diferenciaba de las demás. También busqué alguna bolsa de equipaje o mochila donde guardar algunas cosas. Y si había armas o archivos o información que pudiera serme útil.

En esta cabaña no había ni una sola gota de sangre, y por tanto tampoco había nada de carne. Todo lo que había eran frutas y verduras frescas que ya empezaban a ponerse un poco malas. Por el contrario, no había ropa en aquella casa, mucho menos maletas o bolsas de equipaje. Era como si esta casa estuviera a punto de ser usada pero... finalmente nadie viviera en ella.

La Maid tampoco encontró cerillas o linternas.

Decepcionada, salí de la casa en busca de otro lugar donde encontrar lo que necesitaba.

Aquella Maid quizás estando algo decepcionada por no encontrar lo que buscaba en aquella casa, decidió abandonarla en busca de una vivienda unifamiliar en la que esta pudiera hallar finalmente algo que le pudiera servir para calmar su apetito por conocimiento... o simplemente su apetito a secas.

El interior de aquella cabaña lo primero que una persona podía ver era un mensaje bordado en una pared, aquel mensaje era bastante sencillo, y aunque algo ominoso, no parecía dar mucho más que simplemente recordar a los que se adentraban en aquel lugar esta pequeña norma.

No matarás

Por lo demás, aquella cabaña parecía ser una pequeña vivienda unifamiliar bastante adecentada. Claramente nadie estaba viviendo en el lugar, de hecho no había ninguna cosa desordenada o que se saliera de la norma de lo que debería haber una cabaña, o el hogar de alguien.

La Maid se adentró dentro de una de las casas quizás no tal al azar para poder usarla, en donde, esta notaría aquellas cosillas que la diferenciaban del resto de las cabañas, pues pese a estar todas cortadas por el mismo patrón, cada una parecía mostrar su vida y personalidad propia... y lo que era mejor, agua y luz.

Esta cabaña no parecía haber recibido uso...

Como de costumbre la Maid comenzó a trastear en el interior de la casa, a ver que podía averiguar de esta, por lo pronto su primera misión iba a ser identificar las casas que allí habían, y descubrir si ciertamente, alguna le traía recuerdos que le dijeran que era la suya.

En esta cabaña no había nada de carne. Todo lo que había eran frutas y verduras frescas que ya empezaban a ponerse un poco malas. Por el contrario, no había ropa en aquella casa, mucho menos maletas o bolsas de equipaje. Era como si esta casa estuviera a punto de ser usada pero... finalmente nadie viviera en ella.

El interior de aquella cabaña lo primero que una persona podía ver era un mensaje bordado en una pared, aquel mensaje era bastante sencillo, y aunque algo ominoso, no parecía dar mucho más que simplemente recordar a los que se adentraban en aquel lugar esta pequeña norma.

No matarás

Por lo demás, aquella cabaña parecía ser una pequeña vivienda unifamiliar bastante adecentada. Claramente nadie estaba viviendo en el lugar, de hecho no había ninguna cosa desordenada o que se saliera de la norma de lo que debería haber una cabaña, o el hogar de alguien.

La Maid se junto a aquellos tres conejos escuálidos y la cabritita famélica se adentró dentro de una de las casas que ya había visitado para poder usarla, en donde, esta notaría aquellas cosillas que la diferenciaban del resto de las cabañas, pues pese a estar todas cortadas por el mismo patrón, cada una parecía mostrar su vida y personalidad propia... y lo que era mejor, agua y luz.

Esta cabaña no parecía haber recibido uso...

Mientras la Maid VI se encontraba en el interior de la casa, esta pudo escuchar como la puerta de entrada se había abierto y como la Maid I junto a -por algún motivo- tres conejos escuálidos y la cabritita famélica se había adentrado dentro dentro de esta misma casa, coincidentemente.

Cuando aquella Maid I se adentró al interior de aquella cabaña que ya había explorada para poder usarla correctamente como un espacio seguro para alimentar -y engordar- a aquellos cuatro animalitos, esta se percató como, por algún motivo, aunque probablemente tuviera ver más con casualidades de la vida, esta ya estaba siendo usada por la Maid VI, al menos la vio... y la Maid VI la vio a ella y a aquellos animalitos.