Partida Rol por web

Vicio y locura, tiros y pivas, en eso se remonta tu aventura aquí. De nuevo esos molestos aliens os visitan de vez en cuando, algo que no te incomoda en absoluto, pues significa más favores que hacer a cambio de... favores. Y en un mundo en el que existen pocos hombres un 2% de esos hombres son valientes. 

No lo neguemos, a las tías les ponen los tíos chungos, y tú eres uno de ellos. Ahora estás divirtiéndote en una fiesta en un barco, con casi todo chicas. Muchas de ellas hablan de tí, porque eres famoso por tus actos contra los aliens. Solo tienes en este momento una pipa de plasma, por si acaso hay algún "infiltrado", aliens que se hacen pasar por pivas, perros o cualquier modo de vida. Son los que les transmiten la información a los de arriba.

Estás en la cubierta, casi no se cabe en el barco. Estás con un conocido DJ, mientras bebes una cerveza tranquilamente.

Un mundo demasiado pacífico. Una tasa de natalidad masculina terriblemente baja. Un porcentaje de tipos duros, de auténticos tipos duros, todavía más baja. ¿Y qué es lo que le pasa a uno? Que se aburre lo no escrito. Sí, uno puede tener todo el sexo, el alcohol y las armas que quieras, todo muy intenso, pero el vicio sin más acaba aburriendo.

Por supuesto la cosa cambiaba cuando los aliens decidían asomar la cabeza de cuando en cuanto pero siempre eran poca cosa, pocos grupos, y uno los despachaba sin mayores problemas. Eso sí, la diversión antes, durante, y al final del trabajo era la hostia.

Y por eso estoy aquí, en un barco que casi ni se tiene en pie con tanta gente saltando como invitado 'duro'. Los bailes que a mí me interesaban eran los que podía partir caras o follar tías, y aquí no podía hacer lo primero hasta que salte la libre, bien un capullo, bien un infiltrado, por lo que solo quedaba la segunda opción.

"¿Cómo van esos cuerpos?". Chocando el puño con el DJ, di un trago de mi birra mientras observaba la mercancía. "¿Alguna cachonda loba de mar?".

Mmmm... Mujeres de uniforme...

El Dj responde.- ¿Qué dices tío?.- No parecía enterarse muy bien.- Ah, ¿Tías? ahí las tienes, toodo un barco lleno de ellas para complacerte. Sírvetelas tú mismo, yo ya lo he hecho con unas cuantas...- dice guiñandote un ojo.- Sigo con este trasto Marcus.- Dice volviéndote a chocar la mano.

En el barco la gente cada vez iba más pasada, las tías sudaban del roce con otras, se les caía la "bebida" por encima de la camiseta y jugaban a perrearse, a falta de un buen hombre que lo hiciera por ellas.

Por un momento me planteé lo idiota que era el tío este. Esmirriado como él solo, lleno de brillo como si eso le hiciera mejor, y fardando de que había estado con varias ya. ¡JA! Si no fuese porque nos quedaríamos sin música... ¿Por qué no podían escoger a una tía para su trabajo?

Manteniendo la compostura y devolviéndole el saludo, me alejé de allí con mi cerveza. Moverse entre tanta gente era cada vez más complicado y no solo porque se fuese llenando más y más, no, sino porque mis pantalones empezaban a apretárseme más de la cuenta. Si ya me costaba encontrar calzoncillos que no me reprimieran, ahora era un dolor... que no tardaría mucho en aliviar.

Dando otro trago de cerveza, fui buscando entre las chicas algo interesante que catar y habida cuenta de que necesitaba otra cerveza, nada mejor que buscar a una camarera calentorra para ir abriendo boca. Fijo que tomándose un buen 'descanso' con un VIP le vendría bien a ella, y a mí que las demás se volvieran un poco más locas.

Las tías te miran, sí, eres conocido. Sus superficiales y bonitos cuerpos bailan sin descanso. En esta época los implantes estaban muy mejorados, y las mujeres eran 90% plástico, pero plástico del bueno.

Te acercas a la barra, la camarera te saluda con cierta desgana camuflada de simpatía

- Hola, Marcus, ¿Qué deseas tomar?.- Estaba claro que también te conocía, aunque no parecía muy... receptiva.

No podía negar la calidad de las tías. Desde la más cría a la más madura, todas estaban buenas para rato. A día de hoy te podías follar a una madre y a una hija y pensarías que ambas eran hermanas o al menos amigas, y ni te enterarías.

"Yo una cerveza fría, preciosa...", respondo a la camarera. Me conocía, cosa no muy difícil, pero era como una blanca en una merienda de negros: cantaba a la legua. En su caso, que era la única que no se lo estaba pasando en grande, "...y tu un descanso".

- Já, bueno, si tú te pones a servir copas yo me doy un baño.- dice la chica en forma de burla. No parecía muy fácil de convencer, incluso para un tío como tú. La chica te pasó la cerveza y siguió con sus labores...

La respuesta de la chica me arrancó una sonrisa. Daba gusto encontrar alguna que se hiciera la dura de cuando en cuanto, como cuando estuve en esa prisión mexicana. La alcaide era un hueso muy duro de roer pero acabó llamándome 'Papi' y su despacho se convirtió casi en una segunda celda para mí.

"Seguro que tu jefe entenderá que atender a Marcus Fénix bien vale poner a un sustituto a la barra...", le comento pillando la cerveza. "Sobretodo si quiere una buena promoción de la fiesta".

"Si pone pegas, dices que yo te arrastré a la piscina... y a la ducha... y a los vestuarios...", añado. Me enderecé en la barra, con una suave sonrisa. Ni necesitaba marcar los músculos. "¿Acaso va a venir a quejárseme?".

La chica sigue trabajando sin escucharte, y acto seguido responde tras meditar un poco.- Allí está, díselo a ella.- señalando con la vista. Acto seguido se aleja hacia el otro lado de la barra a atender a otras chicas que solicitaban un buen cocktail. 

Te giras hacia la que supuestamente es la jefa, que está disfrutando del sol en una hamaca con dos amigas y un mojito. Dos hombres de seguridad parecen vigilarlas desde una distancia prudencial.

(Imagen para que te hagas una idea de la jefa)

Me encantan las tipas duras y que se hacen las duras, podríamos considerarlo una de mis pocas debilidades. Y las mujeres de uniforme. Y las viciosas mimosas. Y... bueno, las mujeres. Tal es así que no me importaba dar un rodeo antes de llegar a catarlas, no cuando la supuesta jefa está tomando el sol con unas amigas. Me encanta estar en buena compañía.

Con la porra apretándome el bañador por delante y la pistola enganchada detrás, me volvía a mezclar entre el gentío, no sin antes librarme de la camisa al regalársela a unas chicas que perrearse era lo menos que hacían. No se me escapó la mirada de esos tipos de seguridad pero los pasé a un segundo plano.

Plantándome frente a la supuesta jefa, justo entre ella y el sol, esperé a que alzase la vista para dar un trago bien fresco, todo ello mientras marcaba pecho y paquete, dándomelas de auténtico macho badass. No me importaría darme un buen 'rodeo' antes de volver a la barra...

La "jefa" te mira y sonríe pícara. De hecho se quita las gafas de sol para verte mejor.- Hola, hombretón, me estás quitando el sol.- sus amigas sonríen de forma pícara.

Captada la atención de la 'jefa' y de sus amigas quedó bien clara mi nombra principal: Sé grande, se malo, se duro. Sigue esas tres reglas y la vida te irá de puta madre. Parece mentira que todavía haya pardillos flacuchos de mala cepa que me vengan a preguntar eso a veces.

"¿Quieres tomar el sol...", comento  inclinándome sobre ella y llevando mano fría por la cerveza a su tobillo, recorrí toda su pierna hacia arriba. Sobra decir que con cada pasito, mi género se marcaba y quedaba bien cerca de su vista, "...o quieres sentir el sol?".

Con una sonrisa divertida señala a los guardaespaldas.- Bueno, si eres capaz de librarte de estos dos, podrás ser mi guardaespalda hasta que... encuentre suplentes, y... podrás hacerme sentir el sol...- dice de forma coqueta, no sin antes hacer una seña para que se acerquen.- Me está molestando.- dice mientras te guiña un ojo y sonríe. Menuda femme fatale. Los guardaespaldas se acercan con intención de tirarte por la borda, como mínimo, y son bastante corpulentos, casi como tú.- Fuera de aquí.- te dicen empujándote.

¿Patear unos culos y cobrármelo en especias? Estos son los trabajos que me gustaban.

"No salgo barato, preciosa...", respondo antes de verme a esos dos payasos encima. El empujoncito que me dieron fue todo lo que necesité.

"Vosotros primero, motherfuckers".

¿Venirme a tirar por la borda? ¡Ja, ja, ja! Voy a enseñarle a las pavas cómo me lo monto y ya ni necesitaré decir una jodida palabra en este barco de viciosas.

Marcus golpea a uno de los gorilas con sus técnicas de artes marciales. El gorilón retrocede y carga junto con su amigo con los puños cerrados dirección a la cara, que no logras esquivar aunque por muy poco. Uno de los puñetazos te da en la cara, el otro se desvía hacia la barriga, aunque tus fuertes músculos paran la mayor parte del daño y sientes como si te picara un mosquito... menudos blandengues.

En otra circunstancia habría dicho que mi derechazo le habría enseñado al gorila a pensarse dos veces si su puesto valía lo suficiente para recibir la paliza de su vida... pero teniendo en cuenta que decidieron golpear...

"¿Se supone que eso tenía que doler?", respondo enderezando la cara tras los golpes. Je... Pobres ilusos...

Sin dar tiempo a responder, lancé otro derechazo al mismo tipo con el que sin duda vería las estrellas, seguido de unos intercambios de golpes de izquierda y con ambos puños... mientras que a su amigo le reservé un rodillazo y un cabezazo directo a la nariz.

El puñetazo dirigido al primer hombre es tan fuerte que cae violentamente al suelo y escupe parte de su dentadura. De hecho está aturdido y sangra mucho por la nariz y boca. Los presentes profieren un grito y se apartan, haciendo un coro, excepto la "jefa", que ríe junto con sus amigas.- Buen derechazo campeón.- dice desde una distancia prudencial mientras tumbada, disfruta de su bebida.

El gorila que queda en pie le intenta propinar un puñetazo, que llega a tu cara, y escuece un poco más, pero simplemente hace que tu cuello gire un poco. El otro, malherido, se levanta y te intenta dar una patada, pero cae al suelo de nuevo medio mareado y sin poder propinarte el golpe.

El derechazo me hizo mostrar una perversa mueca en la cara al notar cómo sus huesos se rompían bajo mis dedos. Lo había dejado tan jodido que no se iba a levantar de ahí salvo a rastras. Su colega, por otrora, parecía no haber pillado la indirecta, o quizás no se había fijado en el estado del otro, porque seguía empeñado en plantar cara.

En seguida de forma un coro cuando se dan cuenta del espectáculo y la 'jefa', menuda mujer, parecía encantada, y con lo que quedaba por venir las demás chicas de la fiesta, y no me refería solo a sus amigas, se lo pasarían en grande.

"Vamos pitufo, no me digas que tienes que ir a que tu madre os cambie los pañales", le digo al otro gorila, levantando los puños y haciéndole señas para que se atreviera. "Unos golpes más y quizás acabes siendo un hombre. Uno con varios huesos rotos, claro, jeje".

El Dj le dio caña al tema y lo puso a tope, ambientando la pelea:

Vuelves a atacar al que se intenta recuperar del suelo, le das un puñetazo que hace que su cabeza rebote contra la cubierta del barco y haces un bollo en ella. Él queda inconsciente finalmente.

El otro, aún intacto golpea con sus puños la cara de Marcus, haciéndole bastante pupa. Marcus comienza a sangrar por la boca. El gorila comienza a agarrarlo para volver a pegarle, pero Marcus aprovecha para pegarle un fuerte puñetazo en el estómago y otro en la cabeza. No sabían defenderse muy bien. 

el que acaba de recibir los dos puñetazos vuelve a ir a por tí, pero los esquivas con un rápido movimiento de cabeza y queda de espaldas a tí.