Partida Rol por web

 Con un gesto de la cabeza, Maggadon agradeció a Nix su hallazgo.

 Vamos. se adelantó y alzó una mano, creando en ella un globo de luz que iluminase su camino.

 Darle el elixir al pájaro... ¡lo que hay que oír! el mago y todo el elixir que había recolectado acompañarían a Nix por la cueva hasta el otro lado... o a dónde condujese.

Alura estaba intentando hablar con el árbol pero éste no le contestaba, parecía no fiarse de ellos a pesar de que lo habían defendido. Sus compañeros estaban decidiendo cómo salir de allí y ella misma no sabía cuál era la mejor opción.

- Veo peligro en ambas alternativas - expresa sus pensamientos en voz alta - la escalada nos resultará difícil a algunos, al menos a mí, y la cueva no tenemos seguridad que tenga otra salida y menos que nos saque de este agujero. Lo que decidáis me parecerá bien.

Maggadon no espera a nadie y se acerca a la cueva conjurando unas luces: Si quieres nos vamos turnando los dos para no cansarnos.

Al dividirse de nuevo el grupo y me quedo desconcertado al lado a Mishra. – Creo que deberíamos hacer caso a Elsa que es quién mejor conoce este lugar. – Elevo la voz intentando que me oigan los que ya se han adentrado dentro de la cueva.

¡Qué sorpresa! habían descubierto una cueva.- ¡Vaya! no sabía que aquí había una gruta, tendremos que ser cautelosos.- de todos modos, era mejor idea que tener que escalarlo todo de vuelta, pues corrían un mayor riesgo de caer que de salir perjudicados en una pelea.

"Sigh... pues venga, a la gruta que vamos" Mishra practicamente estaba arriba, casi lo tenia resuelto... pero Maggadón el Cabrón está en contra de la idea.

"Sus motivos tendrá" murmura

Al ver que Elsa y Mishra entran también en la cueva lo hago detrás de ellas quedándome al final con la lanza por si alguien nos intentara atacar por allí.

Sería mejor ir delante pero no tenemos tiempo para mas discusiones, me parece.

Encabezaba la marcha en la cueva un poco delante de Meggadon con mi lanza en mano. Una vez dentro noté nuevamente lo mismo que antes y sonreí en la parcial oscuridad.

-¿Sientes eso Alura? Viene viento del otro lado de la cueva-.

Por el rabillo del ojo al observar a mi amiga elfa noté a los demás presentes. Al parecer todos habían venido tras nosotros, eso me parecía raro considerando que Mishra ya estaba casi arriba.

Le resté importancia y atendí al camino frente a mí.

 Sonreí al notar que nos seguían. 

 Parecía que, además de alargar los huesos, ese elixir les había otorgado algo de lucidez.

 Escuché el comentario de Nix a Alura y asentí con la cabeza.

 Que haya corriente de aire es buena señal. Parece que hay salida del otro lado, después de todo.

 Sin esperarlos, pero tampoco pretendiendo perderlos, proseguí mi avance con paso calmo.

- Ten cuidado Nix - respondió a la vigilante - puede que haya otros niños esperándonos a la salida.

"¿En serio expulsaron de la tribu a Elsa, y dejaron que de quedase Maggadon el Cabrón?" murmura para todos menos para Elsa (que podría traerle recuerdos dolororosos) ni tampoco para Maggadón el Cabrón (quien le suda un cojón)

A medida que avanzáis podéis ver gracias a la luz que emiten los magos unas inscripciones muy extrañas en las redondas paredes del pasadizo por el que descendéis. Están escritas con un color rojizo, como si fuera pintura roja, o... sangre, y están por todas partes del muro, incluido el techo. De hecho no hay ni un solo hueco libre en la pared. Tenéis que agacharos un poco para entrar, pues la gruta es un poco estrecha.

En ella no se escucha más que vuestra propia voz rebotando hacia el infinito.

Alura se acerca a la pared iluminándola intentando identificar la pintura y la escritura.

Me quedo preocupado por si fuera realmente sangre. No sería agradable encontrarnos a gente tan sanguinaria. Una cosa es matar animales para alimentarte, pero par decorar…

– No sera obra de los que nos atacaron.

Pienso en voz alta.

 El hechicero se puso a estudiar las paredes a la escasa luz, haciendo caso omiso de comentarios poco afortunados.

 Parece algún tipo de lenguaje... murmuró mientras lo estudiaba.

 Le resultaba vagamente familiar.

"Señor dientes" le dice a su querido compañero animal, dirigiendole "¿Te parece eso sangre?"

Los animales salvajes suelen tener buen olfato; y un cazador como Mr. Dientes lo tiene aún más afinado para oler la sangre: Sólo una presa herida sangra y una presa herida es una presa más fácil. Una que podrás capturar gastando menos energía y corriendo menos riesgos.

"Huele, amigo mio. Huele"

Mientras vigilo por la seguridad de mis compañeros pienso para mi misma acerca de ciertos aspectos de la cueva. El tamaño, la forma, la inclinación.

Sabía que construcciones como esas podían poseer kilómetros de laberintos por lo que decidí ir marcando las paredes cada cierta distancia, a fin de recordar por dónde habíamos avanzado.

Cuando aparecieron las letras extrañas simplemente procedí a recostarme contra una pared y esperar a que mis amigos hicieran de las suyas. Mientras permanecí alerta.

Alura no es capaz de descifrar nada, pero el mago puede entender aquellos símbolos, al parecer arcanos. Parecían rezar una oración: "La única salvación es la desaparición de ellos, para la evolucion de los posteriores. El portal guiará a aquel lugar al que tenga la tabla sagrada o 18 inviernos permanezca, mas ante el futuro incierto que deparan los posteriores será la cárcel perpetua hasta la llegada del dragón Ónix".

Cuando os dais cuenta el lugar os lleva a una puerta cerrada, y las escaleras suben hasta arriba, donde parece haber luz. Pero hay algo que os llama la atención mucho, y es que en el suelo ante la puerta descansa un joven rubio, que tiene un trozo de tabla en las manos con algo tallado, como unas letras. Parece sumido en un gran sueño.

"Sigh.... ¿Lo veis? Habria sido mejor idea trepar y usar las cuerdas. Si es que este Maggaddón el Cabrón..." A Mishra no le gustan esos malos presagios. Ella es Elfi y los Elfis son cobardes y supersticiosos. Un símbolo puede asustarla. 

Dicho como sea, le parece que será lo mejor cargar con el durmiente, con la tabla, y seguir adelante sin hacer más preguntas. Al fin y al cabo, pese a toda esa grasa y gordura que le ha salido en el pecho y las caderas, ella se sigue sintiendo fuerte.