Partida Rol por web

Una vez os encontráis a solas, con las puertas de ambos extremos del vagón cerradas, notáis como el ruido del exterior se amortigua al instante, quedando el sonido de la locomotora  a poco más que un murmullo.

El vagón es tranquilo, pero a pesar de que las cortinas están plegadas y sujetadas a cada lado de las ventanas, la negrura no os permite ver lo que hay en el exterior, siendo solo visible si llegáis a acercaros lo suficiente al cristal. Si lo hacéis, veréis que en dirección este, hacia donde se dirige el tren, comienza a vislumbrarse una fina línea de cielo más claro en el horizonte. El amanecer se acerca. También podríais llegar a ver alguna que otra aldea o pueblo en la lejanía, pero solo un borrón, ya que a estas horas las luces de estas localidades están apagadas.

Los sillones parecen cómodos y el vagón está bien iluminado con una luz tenue pero constante. El viaje debería durar cerca de tres horas.

Cuando antro al tren acomodo mi maleta debajo de las sillas, cosa que no sea incomodo para nadie. Posible pensé que estaríamos todos más cerca para planear temas del viaje, pero al parecer estamos tan divididos como al inicio, Mademoille Fatima, monseur Kale salieron en dirección opuesta, y monseur Yahur esta bebiendo, no sé si sea buena idea, pero es su vida, como tampoco debería interesarme que están haciendo los otros dos.

Me siento sonriendo levemente a las señoritas que se encuentran conmigo en el mismo espacio. Mi mirada parecía nublada por alguna preocupación o pensamientos asociados.

Espero no tengamos problemas en el viaje y que en algún momento después de salir de Gala podamos hablar todos, me da que hasta que no salgamos del país no estaremos seguros.

La inquisición era un problema, la iglesia en sí lo era.

Los ataques de demonios habían aumentado en los últimos días, mi país no era seguro para sus gentes y el gobierno parecía tener un lavado de cara pero aún pareciera que estas tierras hubieran recibido una maldición. No entendía porque en Germania no había demonios. A veces pensaba que la misma iglesia era quien le abría las puertas a estas abominaciones, pero no estaba seguro de eso, sólo me llamaba la atención que no hubiera demonios en un lugar tan técnico.

Luego miro el lobo que esta con una de las señoritas, sin miedo lo detallo, no me disgustaban los animales, en realidad me gustaban, cuando niño teníamos una villa campestre y amaba pasar el tiempo en la naturaleza, fue la primera vez entonces que sentí de lo sagrado del mundo. Sabia de antemano de personas que tenían una especial relación con los animales y que peleaban con ellos en las batallas, a mi me da pena que la naturaleza se vea afectado por el conflicto.

A veces, pienso entre mis cosas, que debería existir un renacimiento en la humanidad, no como lo de noe, pienso que ese simbolismo utilizado por los creyentes es estúpido. Fuera de lo que pensarían la mayoría no niego las teorías científicas de la evolución, y no niego el sentido común. No por creer en Dios pienso que hay que dotarle de características sobrenaturales a todo lo relativo a creencias. Muchos de los santos de la iglesia católica fueron arreglos que hicieron para acomodar las creencias paganas a las cristianas, muchos santos, fueron dioses celtas, vikingos y de otras tierras.

La gente no entiende del contenido simbólico de muchas cosas, o no tienen el nivel de consciencia para darse cuenta de eso.

Pero volviendo al lobo, tengo entendido que aunque ella sea su ama es salvaje, así que lo miro con curiosidad.

¿Desean que les ayude con su equipaje Maumaseulles?

Ofrezco mi ayuda a ambas.

-¿qu​e os preocupa tanto mr Delacroix?

Lyrio observa a los presentes, notando enseguida como la mirada de aquel hombre de aspecto enjuto y un poco asustadizo no deja de observar a su compañera,habia oido que era periodista o eso recuerda, suponia que para poder hacer llegar al resto del mundo la futura alianza que tendrian los Germanos y los Galos. Habia estado pensando bastante ello desde que subieron al tren y, mientras extendia el mapa sobre la mesa donde habian recogido el mismo y la bolsa con el dinero no paraba de preguntarse si, aquella mision no seria una trampa para provocar una guerra y asi conseguir el control de germania y su tecnologia, algo que muchos por el mundo deseaban ferviertemente desde que habian abierto las fronteras para poder comenzar los negocios con otros países mas dispuestos que los galos a negociar. No les habia importado en su dia demasiado que cerraran las fronteras pues parecia que el mundo ardía y ellos habian logrado encontrar el autentico camino a la redención. Miró a sus acompañantes de vagon de nuevo, preguntandose si no seria mas peligroso el ir sin ningun tipo de guia o conocimiento...Sea como sea ella no era diplomatica, la politica no le gustaba, nunca se le habia dado bien, por eso se hizo cazadora en su momento. Acaricio a la loba quien estaba claramente incomoda entre esa cantidad de artilugios humanos, se sentia como en una jaula y ella tambien, asi que intento tranquilizarla, solo serian 3 horas, luego podrian salir..o eso esperaba....

Nada más entrar en aquel compartimento, acabé por dejar mis pertenencias en la parte correspondiente al equipaje, haciendo un gesto educado con la mano a Delacroix de negativa cuando se ofreció a ayudarnos con el equipaje. No llevaba un equipaje excesivo, no era yo mujer de demasiadas pertenencias ni apegos, pero si lo que había creído necesario e indispensable para una misión como aquella.

Y, en cuanto vi que "todos" ibamos a ser tres, acabé por cerrar la puerta tras de mi, tomando asiento con ademanes que poco correspondían con mi aspecto, menos aristocrático.

-Bueno... pues parece que la sugerencia de Madame Beauvoir de aprovechar el viaje para conocernos ha sido todo un éxito, sí... - dije, con cierta ironía en el tono, esbozando una media sonrisa mientras miraba al galo y a la norteña, después de que el primero plasmara en voz alta su deseo de que todos pudiéramos reunirnos

-Por cierto... bonito lobo. Es, sin duda, uno de mis animales favoritos. Y parece mucho más educado que más de uno... - añadi, en dirección a Lyrio, acabando por tender una mano hacia la mujer, y después hacia el periodista- A propósito, soy Lucía Díez de Velasco Widmeier, pero Lucía estará bien. - ladeé mi sonrisa, haciendo referencia a un nombre que incluso para mí era demasiado largo. - Siento no haberme presentado antes adecuadamente, pero tengo la buena o mala costumbre de intentar saber primero a quién tengo enfrente antes de hablar. - reconocí, sin tapujos, mientras dejaba aquella pequeña cajita metálica que me acompañaba sobre la mesa, mostrando su contenido, al tiempo que hundía mi dedo índice izquierdo en ella.

Y estaba a punto de preguntar algo cuando Lyrio preguntó a Delacroix por sus preocupaciones, algo que, sin duda, me sorprendió. Sí, se le veía algo pensativo, pero ¿cómo podía deducir que había alguna preocupación detrás de aquello? Desde luego, había despertado mi curiosidad, hasta el punto de que mi mirada se volvió hacia el hombre - Iba a preguntarles por qué habían aceptado estar aquí, y a animarles a contar algo más sobre nosotros mismos pero creo que la respuesta de monsieur Delacroix me interesa ahora mucho más. - reconocí, entornando ligeramente la mirada, mientras esperaba su respuesta.

Miro en silencio a las dos mujeres hablarme y   comentar sus preguntas.

Si, yo también tengo ganas de conocerlas, ni siquiera sé sus nombres.

 Vuelvo a mirar al lobo que parece  nervioso y solo digo sonriendo, es un  animal bastante bonito, me gustan los animales a mí también.

De repente pensé en un perro que había tenido y que había muerto envenenado por una mujer desquiciada, pero  bloquee ese recuerdo triste para contestar las preguntas.

Sobre porque digo eso… oh Mesdemoiselles , es una historia larga del porque mi desconfianza- sonrió con algo de amargura- no soy un galo tradicional por así decirlo, como periodista me he enterado de muchas cosas y como persona – sonrío- bueno, digamos que no cumplo con muchos requisitos de lo que es ser igual a la mayoría.

Sabía que debía introducir un poco el tema, por eso  doy una información básica.

Para explicarles debo  hablarles un poco de historia, para que me entiendan, espero que mi narración no se convierta en algo tedioso.

Era claro que lo que narro seguramente ya era conocido por ellas, pero sin embargo…

Verán, Gala es un sitio inseguro, he aprendido a desconfiar de muchos a lo largo de mi vida, mi país vivió una  revolución  por los derechos humanos en la cual el pueblo decapitó, mató y torturo a todos los que implicaban ser de la nobleza. Vi mucha crueldad y gracias a eso  soy un poco más duro cuando veo ese tipo de cosas sin que estén correctas.

Vaya época dura- pienso- pero lo que vino luego no fue mejor…no lo fue.

Luego de la revolución hubo un líder,  Robespierre que fue,  uno de los mayores traidores, dado que como líder se unió a los demonios y por debajo de cuerda, corrompió a muchos, quiero que me entiendan que lo que trajo luego  fue una guerra entre demonios y  los galos que  destruyó el país.

Las ciudades desoladas, la sangre, los muertos, los demonios saliendo de las grietas…casi no sobrevivimos- pienso.

Como decía, Robespierre fue capturado y cuando iba a ser ejecutado fue liberado por ejércitos de demonios, fue entonces que subió al poder Napoleón quien se dice es justo y esta tratando de liberar a los demonios del país.

Miro nuevamente a la mujer que tiene al lobo y digo.

Ahora contestando su pregunta Mademoiselle- digo centrándome en lo que he dicho-   En  Gala uno no sabe en quien confiar, por una parte sé que existen muchos infiltrados infernales que buscan información para atacar, no le podría yo asegurar que alguno de los presentes o colaboradores del proyecto por parte del gobierno no estén manchados y no hayan mandado información   sobre esta misión.

Las miro preocupado.

Pero también, el segundo gran problema, es la iglesia, y me explico, luego de las invasiones de demonios se ha confundido tremendamente los poderes entre el gobierno de los hombres y  digámoslo, aunque no seria correcto decirlo, “el gobierno de Dios”, eso hace que la  iglesia meta las narices en todo, y debo confesarles que  muchos de sus sacerdotes y monjas lo menos que hacen es procurar el amor al prójimo.

La iglesia  siempre ha buscado poder- les digo- y con  la inquisición, o como siempre lo ha hecho, busca el poder a través del miedo, del maltrato y del dolor…

No solamente persiguen a infernalitas, sino a todos los que no piensan como ellos.

Y no todos los que no piensan como ellos son malos, simplemente son personas que se les salen de su control.  La palabra Hereje no  es en si mala, significa en sus orígenes “Hombre que elige”, y la libertad es algo que una organización como la iglesia no se puede permitir.  No son verdaderos cristianos si me preguntan, pero por esto que estoy diciendo pueden torturarme y matarme.

Entonces así contesto la pregunta.

Así que lo mejor es salir de Gala pronto, me sentiré un poco más tranquilo cuando suceda- miro la ventana preocupado -  en Germania deberemos tener cuidado, pero en mi país hay muchos ojos y poco corazón.

Y entonces miro a la mujer que  consume tabaco y que dice que no se presentará  hasta entrar en confianza.

Y respondiendo a su pregunta de porqué estoy aquí

De repente  mi rostro parece iluminarse y sonrío.

Digamos que he sido bendecido de muchas formas y ahora estoy en especie de misión superior a mi.

-Es una hembra, pero si, es más inteligente que muchos otros-para reforzar su última frase dio una caricia en la cabeza del animal que yacía en su rodilla, sabía lo incomoda que se encontraba allí, quería irse, correr oler la hierba, así que en silencio Le prometió que esto no duraría demasiado y que pronto estarían de nuevo en la naturaleza que tanto amaba. 

Mientras tanto, escucha las palabras de sus dos acompañantes Lucía quien al parecer espera conseguir un poco de confianza entre ellos antes de bajar y el señor Delacroix quien parece de lo más inquieto por su propia iglesia y sus ejecutores.

-En mi tierra, aceptamos nuestros propios pecados sin miedo a que nos quemen en la hoguera, si no has sido recto tendrás tiempo de arrepentirte en la otra vida, mientras que los que de verdad cumplieron ahora celebran en el Valhalla junto a Odin con buena comida y bebida esperando el Ragnarok.... No comprendo el apego terrenal de vuestra iglesia.... 

Finalmente se gira hacia Lucía que ha preguntado que razones les han llevado a estar allí ese día y ella frunce un poco el ceño ante esa pregunta

-Lo cierto es que vengo por pura curiosidad, quería saber a que se debía tan extraña invitación y bien... Aun no se que pensar de esto... Salvo que me resulta incomoda mente sospechoso...algo me dice que nos dirigimos a una trampa... Que pretenden echarnos el muerto de algo gordo, que va a pasar..... Pero claro... Yo no soy política... Soy guía y herborista

Si alguien está pendiente de las ventanas, vereis que el tren ha pasado de largo unos postes de metal rematados por unas esferas chisporroteantes. Sabeis que es la frontera con Germania.

Giré ligeramente la cabeza hacia un lado, mirando en dirección a la loba, o más bien hacia sus cuartos traseros, como buscando corroborar la afirmación de Lyrio, acabando por asentir con una media sonrisa- Oh, claro. Hembra. Entonces eso explica sus exquisitos modales... - bromeé, con una afilada sonrisa. Una sonrisa que acabó borrándose de un plumazo, cuando Delacroix comenzó a hablar de la situación en Galia, una que debido a mi educación de alta cuna no acababa de serme del todo desconocida, pero que, sin duda, llamó mi atención, al ser explicada de primera mano por uno de ellos.

-Conozco algo de su historia. Mi madre siempre decía que no sólo había que saber qué pasaba en casa de uno, sino también en la del vecino y tuve ciertas nociones sobre historia de otros países aunque sólo lo suficiente como para que me suenen esos nombres, y algunas situaciones. - dije, dando a entender que tampoco es que fuera una experta en historia gala. - En ese sentido, entiendo perfectamente su desconfianza. Y ser cauto, desde luego, nunca está de más. Sin embargo, antes de que pudiera añadir más, siguió hablando de Fe y de Iglesia, momento en el que también Lyrio habló sobre las creencias y costumbres de su pueblo. Y aquí, desde luego, habían metido ambos sin querer el dedo hasta el fondo de mi  llaga.

Incluso entre los míos, muchos me habían tildado de fanática y no eran pocos los que sabían que, desde hacía tiempo, Dios me había convertido en Su mano ejecutora, razón por la que desde entonces iba de aquí para allí purificando e impartiendo Su Justicia. El problema era que, precisamente, desde hacía algún tiempo, no demasiado, mis propios principios, mi propia Fe, no en Él, sino en Su Iglesia, habían comenzado a tambalearse y, sin duda, era ese ahora mi talón de Aquiles, el punto que sin duda más me atormentaba.

Quizás por eso ambos pudieron notar sin problemas cómo me tensaba de repente, y cómo acababa por llevarme el rapé a mi nariz, aspirándolo por el orificio derecho, antes de volver a cerrar la cajita, tomándome mi tiempo para contestar. Y, cuando esa respuesta llegó, mi rostro era mucho más sombrío, más serio. Estaba más que claro que aquel no era un tema de conversación agradable para mí.

-Los caminos del Señor son inescrutables. - acabé por responder, mirándolos alternativamente. No, tampoco pasaba desapercibido el crucifijo de plata que colgaba de mi cuello, con lo que, sin duda, debía ser un rubí en medio.

Sí, desde luego que era una mujer de Fe, de eso no había duda. Sin embargo, también estaba claro que era una mujer atormentada.

-Sin embargo, no pueden atribuírsele al Padre los errores de Sus hijos. - continué diciendo, dejando claro dónde estaba para mi la diferencia- Dios es un Padre, señorita Solaren. Un Padre que cuida de Sus hijos, y que, por supuesto, castiga a aquellos que no obran correctamente y que protege a los suyos del mal. - continué explicándole, alternando mi mirada entre ambos, para dejar clara cuál era mi postura en todo aquello. - El problema es que, aunque Dios es un Padre Justo, Sus hijos no siempre lo son, y son muchas las atrocidades que se han cometido en Su nombre. - acabé por decir, asintiendo cuando Delacroix habló de lo que eran o no buenos cristianos- Hay quienes han usado Su Santo Nombre para satisfacer sus propios deseos, para llevar a cabo sus propios fines y, esas malas hierbas han sembrado la corrupción en medio de sus hijos, han hecho que lo que debía ser puro sea ahora algo putrefacto. - resumí, reconociendo, de forma velada, que yo tampoco creía que la Iglesia estuviera obrando de la forma más correcta- Por eso estoy aquí. Porque quiero cumplir Su voluntad, aunque haya quien diga lo contrario. Así ha sido siempre y así seguirá siendo. Limpiar, purificar, y erradicar el mal, en todas sus formas. Eso es lo único que, como hija Suya puedo hacer en esta o en cualquier tierra. - añadí entonces, guardando silencio para escuchar entonces la útima afirmación del galo, una que me hizo mirarlo con el ceño fruncido, llena de extrañeza- ¿A qué se refiere? ¿Acaso Dios también le ha tocado con Su mano? - le pregunté, curiosa. No, claro que ese tipo de "dones" no me eran desconocidos. Por suerte o por desgracia los estaba viviendo muy, muy de cerca.

Pero entonces Lyrio también dijo algo que me hizo volver mi atención hacia ella, con una media sonrisa cargada de suspicacia. Sin duda estaba claro que las primeras impresiones engañaban- Por supuesto que esto apesta.  Por eso pregunté antes a nuestra anfitriona qué pasaría si había problemas. Y por eso deberíamos tener claro qué hacer, y como hacerlo, si llegado el momento la traición se desvela. No creo que sea un bonito viaje hasta Germania, no. Pero, como el señor Kane me dijo en una ocasión, "la preparación lo es todo". Y ahora es cuando estamos a tiempo de prepararnos para cualquier posible escenario. - terminé por decir, observando entonces por la ventana, frunciendo ligeramente el ceño.

-Wilkommen in Germania. - dije entonces, esbozando una media sonrisa, con un perfecto germano. Parecía que acabábamos de pasar la frontera. Ahora, sin duda, es cuando el resto estaba por llegar.

Oh Santo cielo- pensé en mi interior cuando esta mujer Lucia habló no pude dejar de mostrar una sonrisa, toda su explicación de los errores humanos, y su percepción religiosa, de repente me di cuenta que esa mujer me gustaba, !qué pasión tan linda muestra por sus creencias!, es algo que yo también siento. Debía dejar de lado mi sensación pues ciertamente no sé nada de esa mujer, que posiblemente este casada o tenga ya un compromiso, aunque igual- pienso con amargura- seguro si se enterara de lo que yo creo no te interesaría, y más porqué vi que ella y el señor Kane parecen conocerse de antes. Es mejor controlarme y dejar pasar esta sensación.

No puedo compartir la visión de dioses de Lyrio, aunque sus costumbres me parecen muy respetables aunque parece creer que todos los cristianos seguimos la misma iglesia, y no es mi caso, si entendieran que yo no soy católico, igual es muy posible que se den cuenta.

Inicialmente escuche a Mademoille Lyrio y entendí sus creencias, y sí las había estudiado, conocía que creían, la cosmología de los dioses norticos, Odín padre universal, con su hermano Loki símbolos del bien y el mal, de como Odín estuvo colgado de pies durante un tiempo y así logró la sabiduría, con su hijo Thor, dueño del Mjolnir, arma usada para acabar a todos los enemigos de Aesir. He estudiado mucho, sé bastante de cosas que posiblemente no deba saber, pero conozco sus fundamentos. Y en parte me parece bella la simbología de sabiduría y batalla del pueblo nortico, aunque considero que algunos posiblemente no entienden bien todo el compromiso espiritual que llevan todos los símbolos. Sin lugar a dudas, es una forma de ver el mundo totalmente válida.

Sin embargo como le explicaba que cuando hablaba de “su iglesia” no hacia parte de mí. Pero decidí en ese momento callar, aunque sí me pareció interesante lo que decía de la misión, porque yo también sentía esa impresión.

Mis ojos se iluminaron cuando comencé a escuchar a Lucia, una sonrisa se dió por un momento en mi rostro, estaba de acuerdo con lo que decía, oh por mi santa madre, estaba totalmente de acuerdo con ella, y de repente me hace la pregunta, si Dios a mi me ha tocado con la mano y entonces con luz en mis ojos, y una sonrisa le contesto:

- Sí, Dios tocó mi mano y me dio la señal de que iba en buen camino, me confirmó que todo lo que había estudiado y buscado estaba en lo correcto, y me dio un regalo.

Eso podría contestar porque estaba ahí, estaba siguiendo mi llamado.

Apreté el puño con nerviosismo y mire la ventana al ver que estábamos próximos al límite con Germania.

Mesdemoiselles ciertamente dude mucho de los intereses de esta misión, y más porque no sé que hay detrás, y eso me causa incertidumbre. Digo volviendo en si. Las respuestas de nuestra anfitriona fueron vagas, y no me quedó claro, ¿usaremos nombres falsos por ejemplo?, si hemos de prepararnos me hubiera gustado que estuviéramos todos aquí para hablarle, pero veo que la mitad de nosotros se ha ido a otras partes… espero que podamos hablar.

Lyrio escuchó en silencio la fervorosa forma en que ambos hablaban de su dios, especialmente la señorita Lucía quien parecía especialmente afectada por este tema y se preguntó si sería buena idea esta alianza, ya había escuchado historias sobre conquistas y guerras por la única razón de poner su fe como la única verdadera, claramente era una religión de hombres. Es por ello que decidió que la religión era un tema tabú para ella, puesto que podría haber un choque de opinión en el que ella misma saldría perdiendo, por ello cuando el se Delacroix dijo aquello decidió seguir por ese camino para evitar conflictos

-Es dificil sentarse con personas que no conoces y en las que no sabes si puedes confiar de buenas a primeras. Es evidente que no todos los aqui presentes están aquí por sus dotes como diplomáticos..... Por suerte podremos hablar durante el viaje.... Aunque yo propondría a los aquí presentes una pequeña alianza, en caso de que pueda llega a haber problemas entre nosotros y los demás y hubiera que elegir bando..... -miró por la ventana para ver como estaban llegando por lo que  sabía que no les quedaba demasiado tiempo para poder pactar o hablar así que su tono de voz se aceleró para poder acabar antes de que llegarán a la estación y empezarán a volver a todos los demás. - sea como sea, no nos conocemos así que tenemos que decidir aquí y a hora, confiamos los unos en los otros o lo dejamos en manos de la fortuna? Sea lo que sea que decidamos ahora tendríamos que llevarlo hasta el final, puesto que si no hay un compromiso no funcionará, y no se ustedes señores, pero yo no pienso morir por una persona que ni siquiera es capaz de respetarme.... 

Sin duda, no esperaba causar en el galo una reacción como la que causé. Incluso sin conocerlo, estaba claro, a juzgar por la expresión de su rostro y por su posterior respuesta, que algo de lo que había dicho había despertado su simpatía. Y, fuera lo que fuera, aquello sin duda, era algo bueno.

Y, desde luego, mucho menos esperaba que su respuesta fuera tan directa, ni tan sincera. No parecía ser ni un fanático, ni un ferviente creyente, como podía serlo yo. Y, sin embargo, parecía tener clarísimo que Dios lo había tocado. Pero... ¿A qué se refería exactamente? Muchas veces el Diablo sabía disfrazarse lo suficientemente bien como para ocultar sus maldiciones bajo la apariencia de milagros...

-¿A qué se refiere monsieur Delacroix? ¿Qué regalo le dio? ¿Cómo le ha tocado? - bajé incluso la voz, consciente de lo que podía llegar a suponer su respuesta, si se confirmaban mis peores temores: que todo aquello no fuera más que una estratagema del Caído.

Pero ya había visto a Lucifer actuar otras veces y Delacroix no parecía ser uno de esos desgraciados peones del Oscuro.  ¿Sería posible qué por eso Dios me hubiera llevado hasta allí, que realmente hubiera otros como yo en mi camino?

Esperé, expectante, su respuesta para, a continuación escuchar lo que tanto el hombre como Lyrio tenían que decir sobre aquellas "malas vibraciones".

Me mantuve en silencio, escuchándolos, con la vista fija en mi cajita de metal, y el ceño ligeramente fruncido. -Personalmente, conozco al señor Kane. - acabe por decir, cuando Lyrio habló de que era difícil confiar en quien no se conocía, algo que comprendía muy bien- Hemos coincidido en reiteradas ocasiones en la primera línea de fuego, combatiendo demonios y criaturas del Averno, y he de decir que es un buen hombre, un guerrero digno de mi respeto y mi admiración en quien, sin duda, confío. - expliqué entonces, dando a entender que, si alguien iba a dejarnos tirados dudaba muchísimo que fuera él.

-Sin embargo, no puedo decir lo mismo de ese embajador moro. - dije, utilizando de nuevo el término con el que se conocía a los de su raza en mi  tierra-  Hay algo en él que no me gusta, y que conste que no estoy hablando ni de su prepotencia ni del pestazo a vino que le persigue por doquier. - seguí diciendo, evaluando la situación- No creo que sea un hombre de fiar, ni de principios, al contrario que la otra mujer, la guerra. Quizás me equivoque, pero parece de esas personas con un estricto código moral. - resumí entonces, fijando entonces mi vista en ellos, alternativamente.

-Y luego están ustedes. Monsieur Delacroix, lo suficientemente cándido y lo aparentemente sincero como para hacer despertar todas las alarmas, en cuanto a confianza se refiere- confesé, sin pelos en la lengua, observándolo con una media sonrisa- Pocas personas he visto con su profesión que sean tan claras, tan sinceras y hablen tan sin tapujos con completos desconocidos. - reconocí, con total tranquilidad- Y aún así, es esa misma franqueza, tan obvia y tan escandalosa, la que le da credibilidad. - expuse, antes de volver mi mirada hacia Lyrio, afilando aún más la sonrisa. - Y por fin, la señorita Solaren. Aparentemene una salvaje, pero con unos modales, un vocabulario y un discurso más propios de la corte del monarca. La única que, aparentemente, no tiene un motivo para estar aquí, pero que sin duda no ha dudado en venir desde más lejos que nadie para unirse a una causa  que, siendo honestos, se la trae al pairo. - ladee mi cabeza, manteniendo aquella delgada sonrisa en mis labios.

-Sinceramente, debería estar loca para confiar en la mayoría de ustedes. - concluí, con toda la lógica que respaldaba mi discurso, acabando por echarme hacia adelante en el asiento, cogiendo aire lentamente antes de continuar hablando.

-Sin embargo, como ya les dije, los caminos del Señor son inescrutables. Y está claro que, si me ha guiado hasta aquí es porque aquí es donde está mi sitio. - miré un instante hacia el cielo, para después volver a mirarlos, con un gesto cargado de determinación- No puedo jurar lealtad a los hombres, pues solo Suya es mi lealtad. Pero sí que puedo darles mi palabra de que jamás traicionaré a aquel que obre según Sus designios. - fue mi forma de decirles que, mientras actuaran en contra de mi código moral y mis creencias, podían contar conmigo.

-Dicho esto... No creo que usar nombres falsos tenga demasiado sentido. Es posible que pueda haber alguien que nos reconozca y eso, sin duda, restaría credibilidad a la misión. Pero sí creo que la cautela es una virtud a tener en cuenta y que deberíamos aprovechar este viaje para planificar qué haremos cuando lleguemos a nuestro destino. - añadí, pensativa, acomodándome en mi asiento- Quizás sería una buena idea esperar a que el señor Kane vuelva y nos cuente qué ha encontrado, y con qué podemos contar. - dejé caer, encogiéndome de hombros, mientras esperaba una reacción por parte de mis dos interlocutores.

Seguramente no era la más políticamente correcta de todo el tren, pero al menos parecía que sinceridad no me faltaba.
 

Posiblemente había pecado en sinceridad, la sonrisa de mi cara se nublo de repente cuando veo la actitud de la mujer arraigada a su desconfianza y paranoia, de repente la pasión que se había instalado en mi por un momento bajó, me sentía señalado, juzgado y evaluado. Vaya sensación tan constante en mi vida. No puedo dejar de sentirme un idiota de repente, ¿porqué le abrí mi corazón así de repente?, me dejé llevar por mi sentimiento de gusto hacia ella, !vaya estúpido!, se nota que ella es una mujer fanática, ¿y yo que soy?. Los litterari me señalaron de fanático también, y me sacaron de ellos, yo no me siento fanático, bueno, no así… o no sé.

Posiblemente debo ser más cuidadoso, es posible que sentirme tan solo en mi lucha haya provocado esto, los galos somos apasionados, los cuentos de amor de nuestra gente no es por otra cosa que esto, pero yo..

Será mejor controlarme y sentarme en la realidad, puede que me guste, pero ella puede que no sea lo que yo pienso, enterrar esto que sentí de repente será lo mejor, no creo ni que mi gusto sea correspondido ni que ayude para nada.

Maldita desconfianza apaga la alegría de los corazones y la bondad de la gente.

Mientras Lyrio Solaren hablaba, me sentí extrañado, no entendía mucho su postura, parecía haberse molestado de repente o simplemente no comprendernos, que difícil es esto de las creencias, el asunto es que yo miró todo desde la gnosis, y posible me haya quitado muchas trabas mentales con respecto a tener o no una creencia, los verdaderos sabios son quienes descubren la luz en ellos mismos.

Parecía estar relajado y de repente cuando comenzó nuevamente hablar Lucia se me nubla la mirada, sentía su fanatismo, su dureza, y su pregunta fue extraña, sentí como si de repente estuviera evaluandome para clavarme una estaca si respondía algo mal. Se podía notar que dentro de mi se había dado cierta desilusión cuando percibí su actitud inquisitiva hacía mi persona. Fui sincero, pero ella parece utilizar eso como un arma.

-Yo - miro a Lucía- simplemente de repente puedo sanar, como Cristo lo hizo.

Respondí a su pregunta con sinceridad, pero de repente no quise hablar mucho más al respecto, y seguí escuchando sus análisis intelectuales de los cuales en parte estaba de acuerdo. No entendía porque la mujer vikinga estaba entre nosotros, y tampoco confiaba en el Moro. Pero que Lyrio Solaren este, no entendia, pero debia tener una razón para estar aquí, ¿debia desconfiar de ella?, no lo sentía, parece una mujer inteligente y como también lo era la implacable Lucia. Ambas tenían esa energía sagrada femenina tan fuerte y admirable. Ambas eran bellas, pero diferentes.

Luego de escuchar lo que dijo Lucia y Lyrio digo.

-Nadie obliga a nadie a confiar en mi persona Mesdemoiselles, – le digo a ambas- aunque es cierto que todos somos humanos e imperfectos y tenemos derecho a nuestra intimidad, yo he venido a esta misión por razones parecidas a las de usted Mademoiselle Lucia, los caminos del señor son misteriosos y claros, yo sólo soy un caminante de este camino.

La dureza de la mujer hispana me había dejado un poco descolocado.

-La verdad de los corazones de cada quien se mostrará con el tiempo, yo quiero ayudar - digo claramente- no conozco a ninguno de los presentes, si dice usted que el señor Kane es conocido le creo, lo cierto es que si hemos de trabajar juntos tendremos que conocer qué podemos hacer por los demás- aclaro- el embajador tiene una energía extraña, no entiendo sus razones para unirse a esta misión, como las razones de otros, y sin embargo haré lo posible desde mis capacidades para ayudarles.

No sé exactamente que esta buscando Kane, y porqué Mademoiselle Fátima tampoco esta con nosotros. El único que se sabe que esta haciendo es el embajador Yahur , o por lo menos lo confirmaremos cuando se baje borracho del tren.

Mi postura personal había cambiado un poco, me sentía un poco molesto conmigo mismo, la inseguridad sobre el futuro era la responsable, y seguía preguntándome si haber venido aquí valía la pena.

La conversación fluye, y aunque sabéis que aún quedan casi dos horas para llegar al destino, sentís que el tiempo apremia, y que deberíais hacer algo más para prepararos.

No obstante, mirando de frente, más allá de vuestros interlocutores, veis algo en el exterior…el cielo parece estar cruzado por un gran camino blanco, aunque en la lejanía se difumina. Poco más podéis ver, ya que para vuestro asombro, los cristales empiezan a empañarse y a cubrirse de escarcha, al tiempo que sentís como la temperatura en el interior del vagón está descendiendo rápidamente. Valfreyah, la loba de Lyrio alza la cabeza de golpe, mirando hacia el exterior, con las orejas alzadas. Segundos después está de pie, con el lomo erizado y…gruñendo.

El frio se ve en la ventana, y no habia que ser genio para ver que algo no esta bien.

Esto no es cosa natural,  no hay fuego que no queme más que el hielo del infierno...

Me levanto inmediatamente, estabamos bajo ataque, lo sabía.

Tomo mis cosas y trato  ver que ocurre.

-Que notas Valfreyah? - pregunta levantándose de golpe y acercándose a su compañera completamente alerta, algo estaba pasando, y estaban todos desperdigados por ese, maldito tren sin ninguna forma de comunicarse maldita sea pensó, si hubieran estado todos allí ahora no estarían en la tesitura de estar solos ante un posible Peligro sin poder hacer planes como grupo, miro a sus dos acompañantes con el ceño fruncido a cuclillas junto a su loba lista para luchar , en caso de que sea necesario

-En guardia... Donde están los demás? Maldita sea por eso teníamos que ir juntos.... 

La respuesta de Delacroix hizo que abriera ligeramente los ojos, observándolo con más detenimiento. No, claro que no era la primera vez que oía hablar de algo así. Ni tampoco la primera vez que veía a un "tocado" con mis propios ojos. Pasar mis días en el límite del Averno me había hecho ver cosas que poca gente estaba acostumbrada a ver. Sin embargo, si que era cierto que no contaba con alguien así formara parte de la misión diplómatica. ¿Sería esta la única sorpresa que me aguardaba? No, por supuesto que no.

-Oh, monsieur Delacroix... entonces, sin duda, es usted un hombre afortunado. - respondí, mientras esbozaba una media sonrisa sibilina, una que se afiló aún más cuando el galo volvió a hablar de la confianza, preguntándose dónde estarían Kane y Fátima.- El señor Kane, tal y como el mismo indicó, ha ido a hacer algunas "comprobaciones", las mismas quizás que yo misma habría hecho si él no se hubiera ofrecido antes. ¿O piensan ustedes que estoy tan loca y tan ciega como para estar aquí sentada con ustedes sin saber qué llevamos encima?- le respondí entonces, suponiendo a dónde habría ido el ingeniero.

Entonces, cuando estaba a punto de responder que no tenía ni idea de dónde estaba Fátima, algo sucedió. Algo que hizo que me detuviera en seco, mientras fruncía el ceño, mirando hacia el horizonte, a través de la ventana.

-En el Santo Nombre del Altísimo... -dije, santigüandome de inmediato, besando acto seguido la cruz que llevaba colgada al cuello, dejando claro cuál suponía que era el origen de aquella marca en el cielo. ¿Qué demonios era eso? Nunca había visto algo así. Para colmo, la temperatura comenzó a descender en picado y el frio se apoderó de todo, ese mismo frío que trae la muerte, lo demoniaco, el mal. El mismo frío que te alerta de que nada bueno está por llegar.

Fue entonces cuando me puse en pie, asintiendo a lo dicho por Delacroix, mientras comenzaba a recitar mi plegaria:

-Gran y glorioso Príncipe de los Ejércitos Celestiales, San Miguel, el Arcángel, defiéndenos.Porque para nosotros la lucha no es contra la sangre y carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los poderes mundanos de las tinieblas, contra los espíritus de la maldad…. - comencé a recitar, citando incluso a las Sagradas Escrituras, al tiempo que desenvainaba mi espada, acercándome lentamente a la puerta-  Ven y asiste al hombre quien fue creado en Su imagen y quien Él ha redimido de la tiranía del demonio a un gran precio. El Pueblo de Dios os venera como su guardián y protector; a ti el Señor ha confiado las almas de los redimidos para que las dirijas al cielo. Ora, por lo tanto, que el Dios de la Paz aplaste a satanás y que ya él no pueda mantener al hombre en cautiverio y hacerle daño a Su Pueblo.  - continué, elevando aquella plegaria, como siempre que intuía que la lucha se acercaba -Ofrécele nuestras oraciones al Más Alto, que sin demora ellas atraigan Su misericordia sobre nosotros; que Se apodere del dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y satanás, y lo encadene por mil años, y lo arroje al abismo que cerrará y sobre el cual pondrá sello para que no seduzca más a las naciones. Amén.

Nada más terminar aquella oración, volví a santigüarme, y repetí el gesto de besar aquella cruz-Con cuidado... Cubríos. - dije, mientras terminaba por abrir lentamente la puerta, ocultándome a un lado de ella, cuidándome mucho de lo que pudiera haber al otro lado. Después de todo, Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos, ¿no?