Partida Rol por web

Por fortuna, el buen hacer del scalda había funcionado justo a tiempo, antes de que aquellos hombres pudieran llegar a poner una sola mano encima de la völva y su amiga. Con desagrado, se hizo a un lado mientras Thorgrim y Sigurd abrían la puerta, y su desagrado se acrecentó cuando el olor proveniente del interior le golpeó en la nariz. Aguantando una arcada, prefirió quedarse junto a la puerta mientras el resto buscaba a los príncipes, de esa forma podía vigilar que nadie apareciera repentinamente y los pillara por sorpresa y, por otra parte, se evitaba tener que enfrentarse a los pobres diablos que debían estar en el interior.

Apenas eran murmullos, pero justo al lado de la puerta escuchó una voz que avisaba que ninguno de los príncipes se encontraba en ese lugar. Hild negó con la cabeza, dándose cuenta de las consecuencias. Ahora tendrían que buscar una vez más dónde los tenían prisioneros, trazar un nuevo plan y ejecutarlo antes de que el sol saliera.

Esa misión cada vez se volvía más peligrosa.

Solo tenían que sacar de allí a la princesa y al príncipe y regresar al barco, si nada se complicaba parecía sencillo de realizar, pero de repente un prisionero hablo para acabar con toda esperanza de encontrarlos allí, ¿que no están aquí?, ¿acaso sabes a quien buscamos, y en caso de que te creamos quien se los llevo y donde?, el tiempo apremiaba, mas aun cuando el relevo de la guardia diera la alarma.

El hombre se levantó sujetandose el hombro con el brazo.

-Yo iba el barco donde viajaban el Principe Vagn y la princesa Hedriss. Fueron separados de nosotros junto a las mujeres que acompañaban a la princesa juta y al scalda. Pero no sabemos donde los han llevado.

-¿Quien se los ha llevado y por que?-increpó la mujer al escuchar al hombre. Si no estaban allí habían hecho todo aquello para nada.

-Cuando llegamos-empezó a relatar el hombre acompañado por un par mas que añadían detalles a lo que éste decía- escuché que los barcos pertenecían a un vasallo del rey de Hirsk.

-Un tal Hrapp, creo que fue el que vino a por ellos y no parecía muy contento-añadió un hombre mas mayor que tenía la cabeza vendada con una jirón de su manga.

-Que no parecía contento era poco, estaba furioso cuando llegamos al puerto-asintió con la cabeza- Vino aquí y se llevo a los dos principes,las mujeres y el scalda en presencia del rey Ari. Y no los han vuelto a traer. No sabemos que ha sido de ellos...

-¿Venís a rescatarnos?-preguntó otro a lo que varias voces se unieron a él.

-No podemos tardar mucho más, o nos los llevamos o los dejamos pero tenemos que irnos antes de que vuelva la patrulla-dijo el silencioso juto mitras miraba hacia la calle.

-Son demasiados.

El ulfhednar no estaba convencido de sacar a uno solo de los esclavos de las celdas, ciertamente le inspiraban lástima ¿pero cómo podían llevarse tantos y esperar no encontrar resistencia? Si los sacaban tendrían que huir de la ciudad, lo que les impediría sacar nada más, y aunque no desearan quedarse no podían ir por ahí con tantos esclavos y esperar no llamar la atención de toda la guardia.

-Si los llevamos con nosotros pondrán su vista en nosotros antes de que demos dos pasos fuera de esta caseta, por no hablar que vinimos por mar y por mar debemos irnos. Las provisiones no son ilimitadas. Y aunque los liberásemos y se fueran por su cuenta, lo mínimo que podría pasarnos es que se montara un tumulto, cosa que no nos beneficia en absoluto.

El ulfhednar se encogió de hombros, siendo realista las posibilidades de llevarse a todos eran prácticamente nulas.

-Contábamos con llevarnos a una, dos personas como mucho. Con tantas no creo que podamos escapar de este lugar. Y si nos llevamos a uno, o dos, el resto también querrá venir. Es lógico y comprensible.

Miró a los prisioneros y, ciertamente, le dolía no poder liberarlos. Aunque Sigurd no perdería el sueño por no hacerlo, su deber era para con su clan, al menos por el momento. En caso de que los liberasen el clan podría perder mucho, no sólo a la hija del jarl, sino también a la völva.

-Hagamos lo que hamos, como bien ha dicho Ligurd, debe ser ya. No hay tiempo para pensarlo demasiado.

Otra vez a empezar de cero, había que encontrar a quien se los había llevado y esta vez rescatarlos no iba a ser tan fácil, pero antes de empezar a buscar teníamos que solucionar la situación del resto de esclavos, al igual que al resto de mis compañeros la idea de dejarlos ahí resultaba desagradable, pero tampoco nos podíamos permitir el lujo de soltarlos y que se armara jaleo, me dirijo hacia el grupo que estaba hablando esperad , no hay tiempo, de momento debéis permanecer aquí, si salís ahora no tendréis ninguna posibilidad de escapar de esta ciudad, debéis permaneced aquí como si no hubiera ocurrido nada, una vez encontremos a la princesa y al príncipe veremos que podemos hacer para que todos podáis salir de este lugar...

La völva intentaba escuchar la conversación desde su posición en la puerta, sin perder detalle de lo que se hablaba pero tampoco sin perder de vista lo que pudiera acontecer en las calles. A Hild le daba pena toda aquella gente, pero el ulfhednar tenía razón, no podíamos soltarlos en aquellos momentos pues serían un peligro, no sólo para la expedición sino también para los propios prisioneros.

Hubo algo que a Hild le llamó la atención y fue saber que a los príncipes los habían llevado ante la presencia del rey. Al escuchar esas palabras, la völva bufó por lo bajo, pensando en una de sus ideas iniciales. Seguro que si se hubiera acercado a la casa comunal se hubiera enterado de algo, pero ahora ya era tarde para ello.

Movió la cabeza negando al escuchar a Klemet dando falsas esperanzas a aquellos hombres. Si conseguían salir con vida de esa misión, y a poder ser con éxito también, el tiempo no les permitiría volver para salvar a los prisioneros. No podían arriesgar la vida del grupo y, mucho menos, la vida de los príncipes por rescatar a unos pobres desgraciados.

—El tiempo se nos echa encima, tenemos que irnos ya si queremos tener éxito esta noche. Cuando estos dos despierten darán la voz de alarma sin lugar a dudas.

-No nos podeis dejar aquí-respondió uno.

-Sabremos arreglarnosla, dejad la puerta abierta y haremos que se arrepientan de habernos atacado-dijo otro.

El resto de prisioneros afirmaban y mostraban las pocas ganas que tenían de quedarse allí encerrados, esperando ser vendidos como esclavos.

La idea inicial de rescatar a los príncipes y abandonar la ciudad utilizando el silencio se había desvanecido en cuanto entraron en aquella casa que olía mejor que algunas granjas de cerdos en las que había estado y descubrieron que ninguno de los dos estaba allí. Lo peor no era eso, sino que ahora no sabían donde se encontraban incluso tal vez estuvieran en manos del rey, lo que implicaría un rescate mucho más difícil.

Mientras los lentos engranajes de la cabeza del berserk evaluaban la nueva situación otro peligro se alzaba ante ellos. Si los veinte marineros decidían tratar de salir de allí poco podrían hacer ellos por contenerlos y mucho menos podrían hacerlo en silencio.- Sin armas, no seréis rival de los guardias.- Les dijo a los secuestrados tratando de frenar su impetú.

-No importa, prefiero morir peleando contra esos cerdos que ser su esclavo-dijo uno.

-Eso!-grito otro. Varios más le siguieron.

Parecía difícil que aquellos hombres se convencieran de que lo mejor que podían hacer era ser esclavos de los piratas.

- No solo moriréis vosotros. Si lo hacéis, también nosotros correremos la misma suerte. ¡Incluso el Príncipe Vagn y la princesa Hedriss estarán condenados! Es lo que queréis? - los ánimos del skalda estaban tan encendeidos como los de aquellos prisioneros.

- Por los dioses que no pienso morir en este lugar apestoso. Debéis hacer lo que os pedimos, tal vez así tengáis una oportunidad.

El ver caer dormidos a los dos guardias supuso un alivio enorme, y no puedo mas que soltar todo el aire de mis pulmones mientras miro alrededor haciendo cobertura para que Thorgrim y Klemet aparten los cuerpos dormidos de miradas indiscretas.

- Dios mio, si he de seguir un segundo mas con esta pantomima, creo que hubiese clavado la lanza en el cuello de ese bastardo... Viste como nos miraba...??, susurro, arrugando la nariz, con cara de asco, a Hild, que está a mi lado. Dudo que pueda volver a hacer algo similar en un futuro..., acabo, cuadrando la mandíbula, y rechinando los dientes.

Thorgrim abre la puerta, y una bofetada de inmundicia nos da la bienvenida: - Hijos de la Gran Serpiente, como los han tratado??, digo horrorizada, tapándome la nariz y la boca con parte de la capa, sofocando una nausea.

Cuando uno de los reos dice que se han llevado a los príncipes, siento flaquear mis piernas, y he de agarrarme al marco de la puerta, pues un mareo amenaza con mandarme al sueño con los guardias. Respiro hondo, y tras pensar un momento las implicaciones de llevarnos a los reos, dejarlos allí con opciones de escapar, o dejarlos allí encerrados, escucho las explicaciones que todos en el grupo dan. - Como hija del Jarl, mi opinión tendrá mas peso, pero, he de hacer caso a mi corazón o a mi cabeza...??, pienso, debatiendo conmigo misma. A esto se refiere mi padre cuando dice lo ingrato que es hacerse cargo de un pueblo..., pienso, con determinación: La "vieja" Jorunn, insegura, erratica y caprichosa quedó atrás tras la ultima mision, no puedo cometer los mismos errores... He de actuar como lo haría mi padre...

- Silencio!!, digo con determinación a las exigencias de los reos, hay mucho en juego aquí, y si continuais haciendo ruido, solo empeorareis las cosas!!, tratando de sonar lo suficientemente autoritaria.

Girándome hacia el Scalda, le pregunto, en un susurro, rapidamente, pues se que el tiempo es clave: - Yngwe, cuando los guardias despierten, que recordarán, todo?? Nada?? Creeme, es importante..., digo, mirándole con gravedad, para pasar mi mirada a cada uno del resto de mis compañeros: Sigurd, Thorgrim, Klemet, y por ultimo, a Hild, vigilando la calle a mi espalda

Los hombres callaron por un momento. Quizás tenían razón, ellos estaban atados y tardarían mucho en soltarse de las cuerdas.

-Esta bien -dijo el que era portavoz-, pero no sabemos donde se los llevaron... si os marchais, prometedme que nos vengareis. Que mataréis a esos piratas que osaron encerrar a un danés y tratarlo como un esclavo-dijo resignado, aunque el fuego del combate no se había extinguido de sus ojos.

Agradezco asintiendo con la cabeza al portavoz de los esclavos, y poniendo la mano izquierda en su hombro sano, le digo:

- Sabes tan bien como yo que no podemos sacaros de aquí: ninguno saldriamos vivos de esta ciudad... Y, como he dicho, hay cosas mas importantes en juego que tu vida, o la mia, así que, solo puedo prometerte que procuraré vengaros con todas mis fuerzas..., le digo mirándole a los ojos.

Mientras he ido hablando, mi mano derecha ha estado buscando en mi cinturón, hasta encontrar lo que buscaba: un pequeño cuchillo que mantengo escondido, como último recurso, incluso para quitarme la vida, si es necesario. Lo deslizo en la manga, y agarrando su mano, se lo deslizo, susurrándole: - Lo que hagas con él, es cosa tuya... pero, por Odhinn, encargate de que no se ponga en peligro nuestra misión...

Tras eso, me giro, y salgo de la cabaña, agradeciendo el aire fresco de la noche, y esperando que, poniendo distancia entre esos esclavos y yo, la culpa por dejarlos ahí mengüe, aunque sepa que es lo que debo hacer...

- Venga, no tenemos tiempo que perder!! Si nos descubren, todo habrá sido en vano!! Thorgrim, deja la llave en el mismo sitio de donde la cogiste!! Alguien tiene vino?? Igual, derramando un poco por la cara y cuello de estos indeseables, puedan creer que su sueño ha tenido que ver con él..., acabo sin mucha convicción, pero no encontrando nada mas que pueda ocultar su desmayo repentino.

- Además, debemos dejarlos al menos recostados, para que un transeúnte pueda pensar que se han dormido haciendo la guardia...

Tras eso, asiendo con fuerza el mango de mi lanza, oculta entre mis pieles, miro a uno y otro lado, para confirmar que aun contamos con la cobertura de la noche...

No se les podía culpar pero aquellos prisioneros habían estado a punto de malograrlo todo. Jorunn había hablado a tiempo y el asunto parecía resuelto, por ahora. El tiempo suficiente para que Yngwe le lanzara una sonrisa divertida.

- Podrán recordarlo todo, con todo detalle...que dos hermosas muchachas danesas les hicieron perder el sentido con sus encantos. Y no les culpo - acabada la broma, cuando la hija del Jarl terminó de hablar con el prisionero la siguió al exterior. Recuperó la seriedad al instante, atento a cualquier dificultad, mientras Jorunn daba órdenes. Por desgracia no tenía vino que derramar. Esperó que los compañeros abandonaran la cabaña, realmente no tenían tiempo que perder, pero...

- ¿A dónde vamos ahora?

Pongo una cara que podría hacer que un lobo hambriento se lo pensara dos veces antes de atacarme, cuando el Scalda, con su habitual desparpajo, bromea sobre lo que ha pasado con los guardias, aunque no digo nada, y vuelvo la cara hacia el otro lado de la calle:
- Al fin y al cabo, es ese desparpajo el que hace que nuestra alma se recupere, tras los golpes duros que nos mandan las nornas..., pienso calmando la ira que crecía en mi interior. Tras eso, me giro de nuevo hacia Yngwe, justo tras su pregunta:

- No me gusta improvisar, pero creo que deberíamos ir a "la casa que hay junto a la choza del Grünir, el que hace aperos de pesca", tal y como dijo el del pelo grasiento... Sí, es probable que sea una trampa, pero creo que, sea lo que sea lo que hagamos, lo hagamos esta noche. Dudo que esta ciudad sea segura para nosotros más adelante...Es en esa casa donde el hombrecillo dijo que podían tener a los Príncipes, y en la Cabaña que nos dijo el viejo Guldeiffson, ya no estaban... Creo que ya no tenemos más pistas, no??, acabo, girandome para mirar al resto, pidiendo su opinión.

Por fin nuestra líder había puesto las cosas en su sitio, cuando todo parecía que se venia al traste sus palabras habían echo mella en los esclavos y habían entrado en razón, con rapidez volvimos sobre nuestros pasos, dejando a los guardias recostados delante de las puestas como si se hubieran dormido, buena pregunta Yngwe, pero de difícil respuesta, y el tiempo se nos acaba, escucho con atención las palabras de Jorunn y asiento con la cabeza, habláis bien, lo que tengamos que hacer debe de ser esta noche, y esa es la única pista que tenemos sea una trampa o no, pronto lo descubriremos.

Mi alma se serena cuando el Thurl apoya mi propuesta. Siempre he tenido en mucha estima su sabiduría: - Él está en contacto con poderes de la Naturaleza invisibles para el resto de los mortales..., pienso, con una leve sonrisa de gratitud, esperando que el resto se pronuncie...