Partida Rol por web

Había sido un día muy largo y el descanso se nos complicaba.

Por fin paramos de nuevo, el ambiente olía a humedad y la gente estaba nerviosa.

Parece que va ha llover fuerte está noche, esas malditas nubes nos persiguen, es antinatural.

Yo y mi hijo haremos la primera guardia. Comenté bajando desganado del carro. (Uno de sus dos hijos aún permanecía en el carro.)

Se hizo tres higueras pequeñas y se pusieron los calderos a hervir.

Las provisiones eran escasas y había que estraer toda la sustancia posible.

( Pero de eso los hobbits sin más expertos y grandes cocineros).

- Yo haré la segunda guardia. - comenté estirándome y mirando el último carro. Los elfos tenemos un Sesto sentido para esto y algo raro pasaba en ese carro. Algo me lo decía muy a dentro

La caravana avanzaba lentamente por ese rocoso camino en muy buenas manos. El enano hizo un grandísimo trabajo ayudando a manejar los caballos que tiraban de los carros. La densa y oscura noche caía sobre nuestras cabezas haciendo que el frío fuera complicado de resistir, se colaba por cualquier recoveco de los ropajes y te llegaba a los huesos.

Nos alejamos de la que parecía la zona insegura y ya sí que tuvimos que parar, nuestro paso era más pesado y lento de lo deseable y Tritón, esta vez, no pudo acelerar la marcha. Las monturas, ya entradas en edad, no pudieron más y tuvimos que detenernos en un pequeño claro que se podía apreciar.

La familia Potret se encargó de la primera guardia y la elfa que estaba en la última carroza dijo de hacer la segunda guardia. Observé a los demás y nadie más se encargó - Yo me encargaré junto a la elfa de la segunda guardia, no es conveniente que haya un solo guardián con una caravana tan numerosa... - comenté mientras observaba como parecía que había algo que no le cuadraba demasiado bien a la nueva compañera en el último carro.

Por fin era momento de parar y descansar. La travesia habia sido dura y no habia terminado todavia.

Yo me encargare de la tercera guardia, pues"

Te acompañare Guthrid el gris, como bien ha dicho Malleus, no es bueno hacer las guardias solo.

La gente del pueblo agradeció la parada, llevábamos horas sin descansar y el camino y el tiempo no acompañaban, aparte de la nubes oscuras que parecían seguir allí a donde íbamos. 

Al ver que estaba decidida la pausa solicité que se me permitiera preparar los alimentos, había que estirar las provisiones pero eso no era un problema, luego me ofrezco a hacer la segunda guardia junto a Silmaelle y Malleus.

—Prepararé algo suculento que reponga las energías de todos  —digo animando un poco para intentar olvidar las afugias* actuales.

Milo era un buen cocinero y los aldeanos fueron sorprendidos por uno de sus guisos.

Luego avivaron una de las hoguera y se pusieron a contar historias de la primera era.

" y Edgar sin miedo matador de Trolls, reto a Elrond a que le demostrará que era el miedo.

Este parecía ignorar el desafio y le dio una jarra.

Todos los días Edgar iba a llevarles a una aldea enferma por la peste. su jarra llena de medicina para curarles, en 5 días de tomarla se curarian, pero el 4 día la jarra se rompió y la medina se derramó, Edgar estaba aterrorizado, apareció Elrond y le dijo -Ves,  ya sabes lo que es el miedo..."

Cuando la gente comenzó a estar cansada se fue a dormir.

Todas las guardias fueron tranquilas, menos la segunda que tuvo una visita fugaz de unos lobos exploradores y curiosos.

(En la segunda guardia)

Se escucharon unos paso cercanos, un grupo de lobos blancos formando un semicirculo se dejó ver delante de ellos iba un lobo de color gris claro. Tenían la boca abierta y les caía una babilla pegajosa. "" Rrrrr" les salia un sonido rabioso por la boca.

Al ver a la elfa el lobo gris, no continuo avanzando y parecía tranquilizarse un poco giro la cabeza, olfateó el aire, y volvió a sacar los dientes hacia los últimos carros.

Luego se marcharon del todo.

El resto de la noche fue más tranquila.

Pero los abuelitos, el alcalde y algunos hombres estaban agotados y enfermos, como si la noche les hubiese absorbido sus fuerzas.

Había sido una noche extraña tal vez por las historias contadas. Pero había tenido unos sueños agitados y extraños, no obstante me levanté bastante bien, si lo comparaba con algunos aldeanos llenos de ojeras y enfermizos.

Hasta que llego mi turno de guardia había dormido como un tronco, no me enteré de nada de lo que había ocurrido en guardias anteriores, lo que si que me note algo cansado quizás se debiera a que necesitaba más descanso aun.

OOOAAAAAA (Bostezo) Vaya estaba más cansado de lo que creía, esta carreta no me va bien, refunfuñe.

Guthrid durmio bastante bien, a pesar de las condiciones en que se encontraba la caravana. Durante su guardia, pudo estar charlando con Triton el enano sobre historias de sus tierra de procedencia. Al dia siguiente, el mago se levanto descansado. Sin embargo, muchos de los que les acompañaban no habian pasado tan buena noche...

Logré preparar algo delicioso para todos, dándoles una muestra de las habilidades culinarias de las que nos enorgullecemos los medianos.

Luego de un descanso corto, hago la guardia junto a la sanadora y el guerrero.

La visita de los lobos no reportó peligro, pero la reacción que tuvo el líder de la manada con respecto a los últimos carros llamó mi atención —creo que debemos averiguar que tanto inquieta a los animales en esos últimos carros, mañana reunamos a todo el grupo y deliberemos sobre esa situación —digo a mis compañeros de guardia.

Entregamos la última guardia y procedemos a terminar el descanso para proseguir en la mañana hasta nuestro destino.

Algunos aventureros comenzaban a estar afectados moralmente y físicamente. Poco a poco día a día la situación iba empeorando.

( Si alguien se acerca al último carro con curiosidad Durman lo echa con malas palabras**).

Tras el incidente la caravana tiene intención de ponerse en marcha.

Me aproxime hasta estar a 3metros de Durman me quite la capucha dejando ver mi cabello y orejas,  - ¡Tu ! Vas a dejarnos ver lo que hay en el carro .- Le dije al humano señalando el carro  con mi bastón de madera de Roble.

Vamos chicos, calmaos un poco seguro  que nos dejara echar un vistazo, Durman siempre ha sido muy razonable.

Dijo la conductora del Penúltimo carro.

Ya en la mañana algunos van sintiendo los rigores del viaje, hasta mis recios compañeros sucumben a los males. Aunque no es grave lo que ocurre aún me levanto y busco entre nuestras provisiones algunos ingredientes para preparar alguna bebida que mejore la salud de todos. Mientras observo que la joven elfa está decidida a enterarse que es lo que se oculta en aquellos últimos carromatos de la caravana que ha inquietado tanto desde el principio.