Partida Rol por web

Acabas de salir de la misa del domingo al medio dia en Vagón. Las heridas quedaron sanadas( vuestra tasa de recuperación anual), al menos parte de ella, y no hay motivo para pensar que el viaje no pueda hacerse.

Los criados y tu escudero, se encargaron de preparar las cabalgaduras y los aparejos para el viaje.

La compañia de la dama la forman, 2 criados y  1 soldado, mas tu escudero y tu mismo. 

Si no quieres hacer o decir nada más, en breves momentos os subireis a las cabalgaduras e iniciareis viaje.

Con sorpresa descubres que no eres el único caballero que la escolta. El otro caballero también queda sorprendido ante tu presencia. 

Acabas de salir de la misa del domingo al medio dia en Vagón. No hay motivo para pensar que el viaje no pueda hacerse.

Los criados y tu escudero, se encargaron de preparar las cabalgaduras y los aparejos para el viaje.

La compañia de la dama la forman, 2 criados y  1 soldado, mas tu escudero y tu mismo. 

Si no quieres hacer o decir nada más, en breves momentos os subireis a las cabalgaduras e iniciareis viaje.

Con sorpresa descubres que no eres el único caballero que la escolta. El otro caballero también queda sorprendido ante tu presencia. 

-Buen día mi señora. Dijo cortésmente el caballero britano, esbozando una ligera sonrisa,  al acercarse puntualmente al punto de reunión acordado. Por nada del mundo habría querido dar una mala impresión luego de ofrecerse a escoltarla, así que estaba comenzando con pie derecho. - Todo está listo para que partamos en cuanto usted de la órden. 

De repente llegó otro caballero para unírseles, Cedrik no supo que decir al verlo ya que la señora Godiva no le había comentado nada sobre otro escolta. Decidió esperar a que ella se pronunciara y tan sólo hizo un gesto de cortesía inclinando ligeramente su cabeza saludando al caballero. 

Había asistido ya a oficios a medio día en la capilla de Vagon. Estaban presentes varios nobles, todos luciendo sus banderas y blasones. También yo, preparado para el viaje, luciendo el amarillo de fondo tras el águila negra de mi familia en el pecho. Me llenaba de orgullo saberme igual a cualquiera de los presentes y daba gracias a Dios por haber salido con la cabeza alta del torneo y sus lides. Más di gracias también, por haberme cruzado con una dama tan digna como era la señora Godiva.

Más tarde hubimos de congregarnos toda la compaña del viaje en torno a la señora Godiva. Allí vi a un nuevo compañero el cual desconocía; otro caballero cuyo blasón lucía un lobo, o un león quizá, pues no atiné a discernir bien de primeras, el cual se mostraba orgulloso sobre una cruz amarilla sobre fondo verde.

-Sode sir Gwilherm de Caterick, cavallero. -me presenté. -¿Con quien tengo el honor de fablar et compartir camino?.

Me había descolocado en gran medida ver a ese otro caballero. Parecía también acompañar a la señora Godiva en nuestro viaje. Me fijé bien en su rostro, intentando discernir si lo había visto alguna vez durante el torneo. ¿Sería éste otro pretendiente? ¿Un familiar quizá? ¿O tal vez sólo servía como escolta?. Tales cuestiones me turbaban, pues eso me hizo pensar que quizá la señora Godiva no tuviera ningún interés real en mi persona, siendo sólo interés en mi armadura y espada lo que me había unido a ella en aquesta andadura...

Al ver que la señora Godiva no se pronunciaba no le quedó más remedio que presentarse él mismo, pues no era cortés dejar a alguien sin respuesta, sobre todo si también venía de Caterick.

-Sir Cedrik de Caterick. Dijo extendiéndole la mano a forma de saludo. -Es un gusto y un honor compartir camino con alguien de mi tierra Sir Gwilherm.

Hace mucho que no había pensado en esas tierras, su señor tenía demasiados caballeros a su servicio y aunque era generoso y un buen maestro, Cedrik sabía que Sir Addonwinch  pronto lo liberaría de su juramento de vasallaje. Pero pese a la situación con su señor nadie puede negar que la conexión que se tiene con la tierra natal es especial y por eso esa ciudad siempre tendría un lugar especial en su corazón. 

-Lo mesmo digo, sir Cedrik. Compartimos origen et, por lo que veo, también destino a la vera de la señora Godiva. Me place contar con alguien de mi tierra en aquesta andadura.

Tras las palabras con el caballero me dirijo a Godiva: -Mi señora ¿habemus de partir ya, o necesitades alguna otra cosa primus?.

No estas muy seguro, pero no seria raro que ambos compartierais linaje común. Esa figura rampante una y alada otro...  te hace albergar la duda.

Podriais ser primos lejanos, tal vez vuestros abuelos primos carnales.

No estas muy seguro, pero no seria raro que ambos compartierais linaje común. Esa figura rampante una y alada otro...  te hace albergar la duda.

Podriais ser primos lejanos, tal vez vuestros abuelos primos carnales.

- Non sus destengais más galantes caballeros, y proceded con la marcha si consideraislo oportuno.

Pareciole bien a la dama dar una explicación  muy sobria, ( por no decir escasa) sobre la vuestra presencia alli.

- Andome más segura con dos caballeros a la mi vera en aqueste viaje. Camino largo 6 dias. En la mi vera hospedaremosnos en castillos et lugares principales. De vuestro talento queda facer amistades entre de ellos.

 En mis tierras sabré recompensar a las vuestras mercedes por al gentileza fahecida. Bien podriais  pasar alli el invierno et con la primavera todo se andará.

Se hace en menos de media jornada, y se parte el domingo después de escuchado la misa en Vagón, comido y dado por finalizado totalmente el evento. Aun de atardecida, se llega a Sarum con luz diurna.

Entráis en la ciudad, sin levantar ninguna mirada de atención entre los campesinos. Se notan que andan acostumbrados a tratar con gente noble, y con soldadesca variada.

Buscáis el castillo del conde. Su pendón ondea, así que parece estar en la ciudad, y en el castillo. Entráis en él y pasáis la guardia. La señora encabeza el sequito, con vosotros dos tras ella. Vosotros os dirigís sin mediar palabra tras la señora, pues a ella le toca hablar y presentarse. Os ruega que le dejéis dirigirse hacia el conde y que le esperéis en el patio. Ella se adentra hacia el edificio principal y torre del homenaje. Los sirvientes y el soldado se encargan de las cabalgaduras, et comerán algo en las cocinas. Echaran noche y descanso en las caballerizas. No pasaran frio y la  paja mullida es buena aliada en el dormir. El hedor a caballeriza y a heces equinas, no son agradable perfume, pero a todo acostumbrase uno, y más los de baja estofa.

Aquí, en el patio,  veis a caballeros  con los que habéis alternado en el torneo y sobretodo en los banquetes. 

Había sido presta la andadura, pues aún con la luz del astro rey presente, llegamos a la gran ciudad de Sarum. Ya desde la enorme llanura salpicada por zonas de cultivo que rodean la ciudad, pudimos ver el gran tamaño y fuerte presencia de aquella ciudad bastión erigida sobre un montículo prominente.

La señora Godiva encabezaba la marcha, pues a tan digna y pudiente dama le tocaba tal menester. Tras ella franqueamos la recia muralla de la ciudad, cuyos casi doce pies de grosor la dotaban de una resistencia prácticamente infranqueable. Al fondo, sobre una gran mota, se alzaba imponente el castillo del conde. Allí nos dirigimos. El bullicio proveniente de los barrios circundantes reflejaban la vida y la prosperidad de aquella ciudad. La más importante del Condado de Salisbury.

-Como gustades, mi señora. -Respondí a la dama cuando llegamos al patio. Allí nos encomendó separarnos de ella, pues a ella le tocaba reunirse con el señor conde. 

Miré en derredor y luego a sir Cedrik: -Credo con algunos de aquestos cavalleros acá presentes en el patio compartieron torneo con nos allá en Vagon.

Habíamos hecho un buen tiempo, avanzando a paso constante conseguimos llegar a nuestra primera parada con luz de sol, lo cual era importante para evitar bandidos o demás peligros que la noche traía consigo. Pocas palabras fueron emitidas durante el trayecto, por su lado, Cedrik estaba sumido en sus pensamientos. Había algo que le parecía familiar en el otro caballero, esa águila es en su escudo de armas ya la había visto antes, su abuelo se la dibujó cuando le enseñaba sobre los escudos de la familia. ¿Será posible? ¿De verdad podría tratarse de algún pariente? Bueno, los dos somos de Caterick. Son demsiadas coincidencias. 

Sus pensamientos fueron interrumpidos con el anuncio de la llegada a la ciudad, Sarum se alzaba imponente frente a ellos. Entramos con la señora Godiva en cabeza, sus escoltas detrás y el resto del séquito terminaba la columna que desfilaba por las calles de la ciudad más importante del Condado de Salisburry. Al llegar al castillo la señora les pide que la esperen en el patio y ambos caballero asienten. -Aquí estaremos mi señora.  

El joven caballero estaba distraido viendo como se adentraba la señora Govida a las entrañas del castillo, cuando la voz de Sir Gwilherm llamó su atención. Dirigió su mirada para confirmar las sospechas de su compañero de travesía. -¿Reconoce alguno? preguntó mientras él mismo trataba de hacerlo. 

Non sos ducha, sir Cedrik en el arte heráldico, ni capisco a caballeros ajenos. No, non cognoscoles a ellos.

Yo marcharé a saludar al castellano sir Brugyn, esperadme aqui que ya se os hará llamar.

Dicho  lo cual , la señora marcha con un soldado de la guarnición,  en la busqueda del castellano. El soldado Dix, y los sirvientes que os acompañan, se encargan de las cabalgaduras suyas y se separan de vosotros.

Los dos caballeros que ves en el patio, son los escoltas del conde Roderick. Los viste en el torneo cerca de él.

Hay un caballero en las caballerizas, sacudiendo él mismo a su propia cabalgadura, con su escudero pendiente y haciendo la labor ardua.

Os mira de lejos y os saluda sobriamente, él sigue a lo suyo.