Improvisando como puedo unas vendas con trozos de mi propia ropa, me acerco al herido Cadwallon. No digo nada, no tenemos permiso para hablar, pero tengo que detener el sangrado al menos.
Motivo: Primeros auxilios
Tirada: 1d20
Dificultad: 10-
Resultado: 9 (Exito) [9]
Casi crítico, pero se queda en ézito simple.
Con poco mas que unas vendas, buena fe y acierto, procedio sir Flain a tratar la gran herida de su compadre. Solo pudo sanarle 1 punto de vida. No obstante necesita quirurgia, y no parece que ninguno de los dos vaya a recibirla.
Motivo: p. auxilios
Tirada: 1d3
Resultado: 1(+1)=2 [1]
marca en primeros auxilios +10 de gloria
Lo convenido se ejecuta. Esto es, quedáis confinados ambos en una explanada, y dentro de una tienda de campaña. Alrededor de esta, los vigías acordados, tanto de Logres como de Cornualles.
Entre los vigilantes, y vosotros, y vuestra tienda, hay una serie de estacas en círculo a modo de barrotes. Es más bien un artificio ornamental, pues eso no os impediría salir de allí corriendo.
Vuestra reclusión marca claramente, que no podéis abandonar la tienda para nada.
Os consta, aunque no lo veis, que el traidor de sir Portius comparte reclusión en otra tienda algo alejada de la vuestra, esta última, más próxima del lado cornico.
No se os proporciona atención sanitaria para vuestras heridas, y la comida dista mucho de ser la de un par de caballeros. Compartís sobras del rancho de los soldados.
Y allí estas, esperando acontecimientos, salvo que se os ocurra algo. Podéis rolear la escena al gusto.
Me acerco al herido Cadwallon y le digo, de forma rápida y atropellada, al menos evite que te mueras, pero es cosa tuya aguantar hasta el castillo. Tras eso, dejo de hablar.
- Aguantaré. - dijo Sir Cadwallon, con seguridad. Se le veía dolorido. Miró a Sir Flaín y sonrió. - Tengo que matar a Sir Portius. Ya me moriré luego. - No pudo seguir hablando, pues una mueca de dolor le cubrió el rostro.
Pasado un momento, se recuperó lo suficiente como para hablar. - Creo que maté a uno de los soldados. Se llevó un buen espadazo, al menos. Pero el otro me clavó la lanza, maldita sea. Eran cuatro, tendría que haberme rendido. - Se rió. Y le dolió. - Maldito orgullo... Sir Flaín... Si no salgo de esta, matadlo vos, ¿de acuerdo? Prometédmelo... - La mirada de Cadwallon era feroz, pero Sir Flaín nunca había oído al caballero de Catterick insinuar que podía no salir con vida de una situación. Debía estar realmente preocupado por su herida.
Solo afirmo y le indico que mantenga silencio. Eso es lo que han pedido no solo los córnicos, sino también sir Bradwen. Y, por lealtad, deben cumplirlo.
De todos modos, es probable que Portius acabe en Cornualles y nosotros, con suerte, en Tintagel.
Cadwallon asintió y se mantuvo en silencio. Pero sentía que había sido necesario obtener la promesa de Sir Flaín. Su camarada había asentido y eso era suficiente.
¿Haceis algo más hasta el siguiente amanecer? ¿ sigo?
No podemos hacer nada. Atados y amordazados por las órdenes de Bradwen. Así que por mí sigue.
No hacemos nada. Bastante tengo con sobrevivir xD
No podemos hacer nada. Atados y amordazados por las órdenes de Bradwen. Así que por mí sigue.
No estais atados ni amordazados, estais recluidos en la tienda. Seria poco caballeroso amordazaros como a viles plebeyos.
Lee bien. Amordazados por las órdenes que nos dio Bradwen, esto es, no físicamente sino porque él nos lo ordenó y somos caballeros.
Lo de atados tenía entendido que lo estábamos.
Que queden bien amarrados
Podeis hablar. Interpreto que estais atados de manos, pero os podeis mover y llevaros la comida de las manos a la boca. De hecho tu le hiciste primeros auxilios a tu compañero. Imposible hacerlo si estais absolutamente atados.
Lee bien. Amordazados por las órdenes que nos dio Bradwen, esto es, no físicamente sino porque él nos lo ordenó y somos caballeros.
Lo de atados tenía entendido que lo estábamos.
Lo mismo digo.
Pero ya dijimos que no hacíamos más. Bueno, lo dije yo, no Cadwallon.
No hacemos nada. Bastante tengo con sobrevivir xD
De hecho, sí dije que no hacíamos nada ;).
Pero bueno, que da igual quién dijo qué. Esperamos acontecimientos, porque Cadwallon no está como para intentar una fuga, me temo.
La mañana dio pasó a la tarde, en la que sí que notasteis algún movimiento de jinetes por ambos lados. Una manta y un plato de comida, mejorable, os preparó sin mucho acierto para la noche. Una noche fresca, sin fuego al que acercarse, y con las precariedades ya comentadas, os impidió dormir a gusto, aunque rendidos por los acontecimientos del día, y por el dolor en vuestras carnes, dormisteis más mal que bien, pero dormisteis, y algo descansasteis.
Un día tardaron los jefes de ambos bandos en dar razón y presencia. Un conde de Cornualles, sir Portimer hizolo en primer lugar, acompañado de un nutrido grupo de tropas, a pie y a caballo.
Afortunadamente para Logres, se habían incorporado las levas de Dimilog, al ejército de sir Bradwen. Bulto hacían y también servían para reforzar las tropas en número. No obstantes eran superadas las tropas de Dimilog por las de Cornualles y su conde.
No dio lugar a tentaciones córnicas de ataque, pues también apareció el conde de Tintagel. Tampoco vino solo, pues trajo ejército no pequeño y dispuesto para la batalla.
Poco tiempo tuvieron los respectivos señores, para recibir explicaciones y razones de sus siervos sir Bodeau de Cornualles, y sir Bradwen de Dimilog.
Mientras esto se desarrollaba, vosotros yacíais tranquilos en vuestra tienda-cárcel. No tenéis muchas opciones más que esperar y rezar, puesto que vuestro futuro dependía poco de vosotros.
Las condiciones y circunstancias para una batalla estaban dispuestas, esto es, 2 ejércitos suficientes, odios y rencillas previas, y situación suficiente y necesaria para hacer estallar la situación. No pintaba bien la cosa.
Tras la reunión previa, y particular de cada bando, tocaba reunirse con el bando enemigo, y esta cosa hicieron el conde de Cornualles con sir Bodeau, y el conde Duhanal y sir Bradwen. La reunión era privada, pero la soldadesca de ambos bandos la seguía con interés. Vosotros también veías la reunión en la lejanía.
No trascendió palabra ni voz, y si lo hizo no llego hasta vuestra posición. Sí que visteis más pasión, acaso odio, entre los caballeros sir Bradwen y sir Bodeau, y más compostura y frialdad en los condes de ambos condados.
Llegó un momento en el que solo quedaron para el parlamento los dos condes, pues estos pidieron a los demás caballeros que los dejasen a solas. Cada caballero se marchó por su lado, y con los suyos.
Es difícil medir el tiempo, cuando otros se andan jugando la vida de uno, pero sí que pareció que la charla entre los condes duraba. De hecho, hablaron más tiempo entre ellos, que el tiempo que dedicaron a charlar con los caballeros implicados.
Después de una espera que no se hizo corta para los jugadores parece que hubo acuerdo, y por ello se les vio estrechar la mano.
Ambas condes y sus caballeros se acercaron a la zona central, donde algo se comentó, y después se acercaron a vuestra posición. Desde allí con voz alta ambos condes dictaron sentencia.
Fablar fizimos y acuerdo hallamus. Que sea Dios, quien decida… Pero non agora.