Rezó para que el gordo no delatara su posición y salió del escondite.
-¡Por dios, Marco! iba a pegaros un pistoletazo.
Dijo.
-Creia que era un jinete del fulano.
Oye, si el ritmo es muy alto no tengo problema en bajarlo, lo que pasa es que me está enganchado y por eso posteo tanto jajaja
- ¿Le matasteis? - pese a sus heridas, parecia que era todo lo que le preocupaba
No hay problema, eso es bueno :) (si estoy por aqui respondere, si no estoy tendras que esperar... eso es todo jeje)
Dante asintió, seguro.
-Está en el carruaje. El cochero se escapó, el cabrón huyó como una comadreja en cuanto tuvo oportunidad.
jajaja de acuerdo. Chapó por la historia.
- Pues encuentrale, te equivocaste de hombre... - ¿que? ¿como podia saber eso? - ¿acaso no te fijaste en sus manos?
Justo en ese momento, en el peor momento, alguien echó a correr de nuevo por el bosque...
Aun hay mucho por delante jeje
-¿¿Que?? No dijisteis nada de ninguna mano.
Dijo, disimulando, cuando entonces, el maldito castellano echó a correr, fastidiándole todo el plan. Dante echó a correr por donde se oía el ruido, si llegaba antes que Marco tal vez...podría pensar en algo.
Marco se adelanto al castellano cortandole el paso, luego tu llegaste hasta el, le teniais acorralado.
- Giordanno... Theus te maldiga sucio perro...
Sus miradas se cruzaron, aquellos hombres se conocian.
Dante sacó la pistola y tiró del pestillo hacia atrás. No dijo nada, solo escuchó.
- Mi alma ya esta condenada Antonio... pero es vuestra vida la que ha llegado a su fin, rezad vuestras plegarias...
Marco levanto la mirada hacia ti, pidiendo que terminaras con la vida de aquel hombre
- ¡Condenais a vuestra nacion por venganza! ¡Lo sabeis!
El hombre retrocia hacia ti, con la vaga esperanza de que le protegieras de Marco
- No podeis culparme ni a mi, ni a Castilla por vuestra desgracia... ni por la de vuestra familia.
- Vos conoceis sobradamente vuestras culpas... no necesitais mis reproches
Marco volvio a pedirte que le mataras con un gesto.
-Marco, prometí que no haria preguntas. Soy hombre de palabra, pero debo romperla ahora...si mi pais está en peligro, debo saber que ocurre y luego decidir, no soy un hombre piadoso ni santo, voto a dios que tengo mis crimenes sobre mis espaldas pero, no puedo cargar con la caida de mi pais.
Inquiere, sin mirar al castellano, ahora solo mira a Marco.
- Ese hombre no es fiel a nación o principio alguno, solo al dinero y a sus propios intereses. No creais en sus mentiras, no escucheis y matadle.
Marco desenvainó su espada
- Yo lo mataré en vuestro lugar si tanto os tortura vuestra conciencia.
-¡Responded maldita sea! creedme cuando os digo que no me agrada apuntaros con el cañón de esta pistola.
Dante dio un paso al frente.
-Mataría a ese bastardo sin pensarlo dos veces, un pisaverde menos, me da igual. Pero no cuando condeno a una nación. ¡Por dios explicadme que pasa!
- ¿Os atreveis a amenazarme? - su mirada fue intensa - os dejé claro que no debiais cruzar espada conmigo Dante... salid de aqui y tomaré por cuenta que esto nunca ocurrió...
-¿Recordais lo que le dije al tabernero? Solo quería una maldita jarra de vino y trabajaría para él. Se negó, y pasó lo que pasó. Bien. Solo quiero que os expliqueis...o esto se pondrá desagradable.
El espadachín no se amilanó. Quería respuestas. El cañón estaba a mitad de camino entre Marco y el politico.
- Fui yo quien os ayudo en esa taberna, y no ese hombre... fui yo quien os procuró un trabajo para que tuvierais que robar por estar muriendoos de hambre... ¿y así me lo agradeceis? - su mirada es de un odio infinito - vos estabais dispuesto a matar por vuestro honor y lo respete, ahora es el momento de que yo luche por el mio...
Se acercó a caballo hacia el hombre, haciendo caso omiso a tus amenazas.
Dante no podía disparar a ese hombre. Tenía razon. Él era el unico que le había sacado de la hambruna, y ese gordo se llenaba la panza a costa de gente como él. Mas no podía dejar que mucha gente muriera. Sacó la espada corta de la vaina con la zurda y la interpuso entre su acero y el de Marco, con un movimiento de muñeca y brazo, hizo un molinete para separar ambos aceros. Enfundó la pistola en su cinto.
-Consideraos pagado al no dispararos aqui como a un perro.
Miró de reojo al castellano.
-¡En pie!
Dante volvió a mirar a Marco.
-Lamento que esto haya acabado así.
- Si os interponeis morireis con él... ha mandado matar a mujeres y niños cuyos maridos y padres luchaban en el campo de batalla para que no tuvieran razones para dejar la guerra, para ganar veteranos... llena sus arcas vendiendo el despose de mujeres virtuosas a viejos despreciables que no pueden ganarse ni el favor de las prostitutas... no es mas que un esclavista que saca provecho de que puede... ¡Apartaos Dante! ¡Apartaos o os daré fin a vos tambien, os doy mi palabra! ¡Haced el favor de creer en mis palabras y no en sus embustes!
El caballo de Marco volvió a acercarse un poco más, su sangre hervia.
Dante cogió de la gola al castellano.
-¿¿Es verdad eso?? ¡Contestadme!
La cabeza le daba vueltas al espadachin todo era demasiado confuso.
-Voto a dios, amigo Marco, que no me placería otra cosa que matarlo. Pero piensa en la de soldados que van a morir si Montaigne ataca Vodacce. Le habrás dado lo que quiere, más negocio con la guerra.