Partida Rol por web

La noche había estado bastante tranquila, Anna hacía rato que había vuelto a casa. Su trabajo le permitía darse aquellos lujos, incluso el piso en el centro de la ciudad, rodeada de lujosos consorcios y además, no sólo había sido trabajo, había tenido mucho de suerte en aquel regalo que el buen Louise Marmod, sí, era casado y fingía una vida nomada pero a ella eso poco le había importado. Apretó con fuerza la copa de vino que tenía en la mano, aunque no la rompió y entonces pensó en Richard, aquel humano que le parecía simpático y que trabajaba en el consorcio de Marmod.

Se sentó sobre un sillón, sin dejar de mirar al horizonte. Sabía que no sería una noche tranquila, tenía demasiados contactos como para no saberlo pero lo que no sabía era dónde sería el golpe. Bebió otro trago de vino y encendió la televisión de última generación, las luces de la sala se apagaron y el televisor brilló aún más, estaba en el noticiero y había una noticia de último momento, ella la estaba esperando.

Una mujer de rubios cabellos, demasiado botox y poca inteligencia, aunque lo suficiente para repetir lo que le decían al oído, apareció en primer plano con un gran letrero detrás que rezaba:

“Explosión en el consorcio de información humana”

La mujer seguía hablando:

“Soy Jessica Drim y los reportajes hasta ahora son que puede haber más de 25 muertos. Al parecer es un atentado aunque nadie se ha adjudicado el mismo. La policía no ha dado un parte pero claro, llegaron justo después que Noticias23.”

Jessica esbozó una amplia sonrisa, con dientes carísimos, posiblemente hechos por diseñador.

"Malditas rubias sin cerebro." Silencio el volumen de la televisión aunque no llego a apagarla, todavía me queda algo de vino y quiero saborearlo antes de volver a irme, además puede que todavía den alguna imagen interesante sobre el atentado.

Cuando termino mi copa, apago el televisor y me levanto lentamente del sofa, divagando sobre qué hacer con la noticia; quizás alguien pueda pagarme un buen dinero si consigo información sobre lo sucedido.

Llamaré a unas cuantas personas y me daré una vuelta, en la calle siempre hay alguien dispuesto a irse de la lengua, y yo sé cómo hacer que los pájaros canten... Camino de mi habitación esbozo una sonrisa maléfica.

Una vez en el cuarto escojo con cuidado mi ropa, en mi inmenso armario hay multitud de prendas, pero como siempre que salgo por la noche, acabo ciñendome unos patalones de cuero negros con una bonita camisa a juego. Me calzo mis botas y dejo con cuidado mi abrigo encima de la cama.

Acto seguido busco en mi móvil el teléfono de alguno de mis contactos que pueda darme información sobre el atentado.

Afuera el viento había empezado a soplar levemente pocos segundos después, una lluvia ácida había empezado a caer, lo dicho, no sería una noche tranquila por mucho que se le buscara. Se paró frente a la ventana unos segundos mientras buscaba a sus contactos en el móvil.

Marcó un par de números pero del otro lado nadie respondió y es que todo el mundo debía estar muy alterado con el asunto pero aquello no molestó a Anna, para eso tenía no uno, sino otros tantos contactos a los cuales llamar. Al fin tuvo suerte y no fue una máquina la que le respondió del otro lado. Jonás Black o Cairo, como le decían sus conocidos, atendió del otro lado.

Su móvil había sonado tantas veces a esa hora que ya sabía para qué lo querían pero no pudo evitar responder al ver el nombre de Anna en la pantalla de este. Sonrió con malicia, siempre era agradable tratar con ella y además, era una buena compañera a la hora de la hora, que temía a muy pocas cosas. Siempre pensó que habría sido una buena cazarecompensas pero nunca se atrevió a decirle esto a ella, pues sabía que la respuesta no sería positiva.

-Hola preciosidad...

Su voz era dulce pero ronca, gruesa, quizás estaba drogado, aunque eso en Cairo no era ninguna novedad, la mayor de las veces apenas sabía exactamente el peligro que corría pero tampoco es que le importara mucho, más de una vez le había salvado el culo su mera suerte y además, ya tenía bastante dinero y también enemigos pero ya se estaba haciendo cargo de ellos. Tras la voz, la mujer podía escuchar claramente los dedos de Cairo que se movían sobre un teclado, aunque muy sutilmente.

-¿Me invitarás a cenar?-bromeó antes que ella respondiera de nuevo.

Mientras llamo a los números que tengo en mi agenda a la espera de noticias, observo la ciudad desde la ventana con la mirada perdida, a mi mente vuelve la imagen de Richard... ¿estaría dentro del consorcio durante la explosión?... un mueca de disgusto aparece en mi rostro. No es normal que piense tanto en ese muchacho... La respuesta de Cairo al otro lado del teléfono me devuelve a la realidad.

Hola Cairo, quizás te invite... pero sólo si te lo ganas... le digo con ironía.

Cairo me cae bien, está un poco loco, pero creo que es ese punto el que más me gusta de él, me divierte; además sé que siempre tiene una respuesta para mi y si no la tiene la busca, diría que es de confianza.

¿Sabes algo de la "fiesta" que se ha organizado esta noche? Quiero saber quien la ha montado. Por mi experiencia sé que hoy en día los móviles no son de fiar, cualquiera con un poco de inteligencia puede llegar a escuchar tus llamadas.

Podemos quedar en algún lugar tranquilo... A la espera de su respuesta, me dirijo a coger mi abrigo, sin olvidar mis armas, para salir a la calle; si Cairo no sabe nada sobre el consorcio tendré que buscar la información en otro lugar.

-¡Un lugar tranquilo, nena! ¿Un lugar tranquilo?-Cairo sonríe desde el otro extremo.-Sé mucho, sabes que lo sé todo pero...

El negro hace un alto y teclea algo rápidamente, de hecho podría decirse que a velocidad luz. No tenía intenciones de salir de casa pero siendo que la que está del otro lado del teléfono es Anna, se puede hacer una excepción.

-Escucha, iré para allá en unos 30 minutos, espera por mí y ponte algo cómodo, te llevaré a un lugar "tranquilo".

Sonríe nuevamente, esas cosas que hacen de Cairo una persona con la cual no te desagrada estar, a pesar de sus muchas manías y de que la mayor parte del tiempo va drogado. Se levanta del asiento de comoda piel, no vive muy lejos de la casa de Anna, sólo necesita ponerse pantalones, camisa, coger la billetera y las llaves del auto y salir. No es una buena noche pero casi nunca lo son y si además, es para ver a una tía guapa mucho mejor.

-No te muevas de allí, nena...-dice con tono seductor y corta la comunicación.

Ok Cairo, te espero. Sabía que podía contar contigo. Tras las ultimas palabras de Cairo cuelgo el móvil.

Vuelvo hacia hacia la ventana del salón con el móvil todavía en las manos. Pensativa observo el infinito. Las palabras de Cairo me han dejado intraquila, algo en su tono de voz me ha hecho dudar. Repaso sus palabras...

sabes que lo sé todo pero... ¿qué diablos significa? no me gustan los peros...

Me giro de nuevo hacia el salón, tranquilamente voy hacia el sofa, me siento y dejo en móvil sobre la mesa. Mientras espero a que llegue mi amigo, vuelvo a encender la televisión, quizás haya nuevas noticias sobre el atentado. Me sirvo otra copa de vino. Observo durante unos segundos mi móvil. Quizás debería llamar a Louise Marmod, él podría decirme algo, aunque sea poco...

Decidida busco su número en la agenda y marco la tecla de llamada.

-¡Anna! Ahora no, linda... Será después. Estoy en el medio de algo, ¿ok? Llama en un par de horas, prometo que hablaremos.

La voz sonaba agitada pero no molesta, quizás entusiasmada, como si hubiera estado haciendo ejercicio o estuviera de excelente humor.

Cairo había demorado bastante más de lo que había dicho a Zoe pero es que no pudo evitar querer verse bien, algo que rara vez quería pero esta vez la situación valía la pena, una mujer guapa, joven, con muchos talentos y a Cairo aún le faltaba comprobar algunos. Por suerte, su posición económica era bastenta holgada como para permitirse ciertos lujos. Cogió la billetera, los guantes de piel y las llaves del auto, luego de darse un toque de otra droga que le mantendría bastante lúcido para su acompañante. Además, tenían serias cosas de las cuales hablar. Bajó aprisa las escaleras, no estaba tan lejos de la casa de ella pero le tomaría al menos 15 minutos llegar hasta el piso de Anna, dado las circunstancias de la noche y el clima. Una sonrisa afloró en su rostro cuando salió del edificio donde vivía y se subió a su auto, color marrón, muy retro... Una especie de auto que hubiera sido un lujo en el año 2000 pero que ahora era más bien na reliquia; sin embargo a él le gustaba. Salió a toda prisa, odiaba llegar tarde pero también le gustaba hacerse desear, no había nada más placentero que la sonrisa de una mujer cuando él lograba quitarle el cabreo de la espera con algún buen detalle.

Echó un vistazo hacia el asiento trasero, estaba limpio, inmaculado aunque en realidad, bajo el asiento había al menos dos minicomputadoras personales, tres móviles y dos pistolas también bastante antiguas pero buenas para lo que eran. Sonrió, Cairo no estaba completo si no llevaba consigo aquellas cosas y claro, un poco de droga bien cuidada por si había que invitar. Quizás esta fuera la noche. Para cuando se dio cuenta, estaba ya en el edificio de Anna, bajó del auto, lo cerró bien, puso la alarma y subió por elevador, ensayando su mejor sonrisa, aunque en realidad sabía que no era necesario. El negro tenía cierto encanto natural que nunca le fallaba. Llamó al timbre de la puerta de Anna, las manos tras la espalda y no se quitó las gafas, no era cuestión de que lo primero que ella viera, fueran sus ojos rojos y pasados de dopados. Esperó pacientemente.

-¡Cairo llegó, nena!

Ok Louise! Después te llamaré. Tras las palabras de McMord dejo el móvil sobre la mesa y apago el televisor. Algo en su voz me ha dejado intranquila...

Ese tono de voz... parecia entusiasmado, pero eso no es propio de alguien que acaba de sufrir un atentado en su consorcio...

Pensativa me tumbo en el sofa, algo no me gusta en todo este asunto y no dispongo de información suficiente para saber qué está pasando. Me cabrea no saber las cosas, no estoy aconstumbrada.

El timbre de la puerta interrumpe mis pensamientos. Cairo a llegado. Me levanto del sofa y voy hacia la puerta. De camino ensayo mi mejor cara. Cairo es un hombre y, como tal, no será difícil que me cuente lo que sabe si le hago creer que me interesa algo más que su información. Una sonrisa malefica atraviesa mi rostro antes de abrir la puerta.

Al abrir la puerta me encuentro a Cairo alli plantado con sus gafas de sol.

¡Hola Cairo! Me acerco a él y lentamente le doy dos besos en las mejillas, dejando que mi mano caiga sobre su cintura. Pasa y acomodate. Le dejo pasar y tras él cierro la puerta. Puedes quitarte las gafas, ya he visto muchas veces tus ojos y te aseguro que no me voy a asustar... sonrio levemente.

¿Quieres vino? Voy a la cocina y saco una copa. La dejo en la mesa y señalo la botella que tengo abierta. Sirvete, en un momento estoy preparada y podremos irnos a cenar y charlar un poco... No quiero entrar todavía en el tema por el que le he llamado, un poco de cortesía nunca está de más cuando quieres conseguir algo de los demás. Además, no me apetece charlar en mi casa, eso significaría quedarnos aquí un buen rato y no me gusta que los demás tengan la oportunidad de examinar mi casa, nunca se sabe quien puede acabar traicionandote.

Dejo a Cairo en el salón y me dirijo a mi habitación, me pongo el abrigo y escondo mis armas bajo él. Vuelvo de nuevo al salón y me detengo al lado del sofa.

¿vamos?

La observó con detenimiento pero no se sirvió ninguna copa, ni se quitó los lentes, estaba ansioso aunque bien sabía que aquel era meramente un trámite de negocio, no iba a perderse la oportunidad. Ya tenía pensado el lugar, uno de los pocos donde aún se podía estar tranquilo, uno de los pocos donde aún lo dejaban entrar a él. Los momentos que la chica tardó en venir, le parecieron horas pero claro, ella también tenía derecho y entonces su móvil se movió dentro del saco.

-Estoy en lo de Anna... La llevaré a cenar. No, no pasaré por allí antes. No... No... Está bien pero será sólo un minuto y no sé si ella quiera venir. Sé que me necesitas pero no jodas todo el tiempo...

Cortó, se había puesto de mal humor y sacó un frasquito diminuto de luz violeta que parpadeaba y lo bebió, pronto estaría mucho mejor. Cuando Anna salió, la miró de arriba a abajo.

-Estás espléndida.

Le tendió el brazo con una sonrisa y salieron, se subieron el auto y en cuando esté empezó a surcar por entre los edificios, Cairo puso el automático y se volvió a Anna.

-¿Te molesta si pasamos antes por lo una amiga? Necesita ayuda...

¿Pasa algo, Cairo? No me gustaría verme involucrada en uno de tus lios... Miro a mi amigo fijamente, sé a que cosas se dedica y una visita inesperada nunca trae nada bueno a su lado. Te acompañare, pero si ocurre algo, cualquier cosa fuera de lo "normal", tendrás que pagar las consecuencias y sabes que lo digo en serio... No me gusta hablarle así a Cairo, pero quiero que sepa que conmigo no se juega, y menos en un día como hoy.

Cairo se planta en una esquina, frente a ellos un enorme edificio; deben estar a la altura del piso 20 algo así. La mira con insistencia pero está un poco molesto, a pesar de ser lo que es, jamás la pondría en peligro y ella debería saberlo.

-Escucha, preciosidad... Nunca te pondría en peligro y parece que no lo sabes. No temo a casi nada pero te lo recuerdo por si te interesa. Sin embargo, las amenazas y advertencias, no se hicieron para mí. Si te parece que no puedes confiar en mí...-dio vuelta al auto en el aire.-Te llevaré a tu casa y vendré a verte en otro momento.

Estaba decidido, además, no tenía la más minima intención o ganas de ir a ver a la rubia y mucho menos de ir a un hospital pero Anna con su amenaza, le había dado motivos para cancelar ese trago para otro día. Su humor no era el mejor y difícilmente le podría convencer de lo contrario, aquello iba a ser difícil, pero no imposible.

Miro a Cairo fijamente. Quizás haya sido demasiado dura con él. Cairo es mi amigo, pero esta noche tengo una extraña sensación, no estoy de humor y si a eso le sumas mi temperamento habitual...

Cairo no desconfio de ti, sino de algunas de las personas que te rodean... pero eso es otro tema, no pretendia amenazarte, ya sabes como soy. Hoy no es un buen día y necesito hablar sobre algunos temas cuanto antes, el tiempo corre y no puedo estar parada... Hago una pausa, mis nervios empiezan a traicionarme, me recompongo, y con tono cordial prosigo. Iré contigo a ver a tu amiga, pero después necesito que hablemos a solas.

Mientras espero a que Cairo se decida a llevarme con él, a mi mente vuelve la imagen de Richard, no he podido sacarlo de mis pensamientos desde que me enteré del atentado... Necesito información cuanto antes, y Cairo es la primera persona con la que quiero hablar, y si eso implica ir a ver a su amiga... No me gusta tener que hacer algo con lo que no contaba, pero no puedo irme a casa ahora.

Cairo hizo una mueca y cogió el móvil, de nuevo tomó el rumbo que habían iniciado pero ya estaba jodido y de mal humor. Necesitaba otro toque de "ánimo" para sentirse completo. Nada de ir a beber una copa, hablaría con Anna y le diría lo que quería saber, luego iría a ver a la rubia y así terminaría su noche. Nada de complicaciones, nada de mujeres. Detuvo el auto a unas cuadras de Corporación Mormad y la miró a los ojos.

-Bien, pregunta. No te haré perder el tiempo porque parece que llevas prisa y que sólo me llamas cuando me necesitas así que no nos hagamos más tontos ninguno de los dos.

Sabía que lo que ella necesitaba era información acerca de lo ocurrido en el edificio de McMord y si eso quería, eso tendría aunque más valía que le pagara bien su información, no era cualquier cosa y para nada se sentía arrepentido de lo mal que lo iban a pasar algunas personas; quizás para él, el tiempo también apremiaba.

Antes de decir nada miro a Cairo atentamente, parece que he conseguido enfadarlo y esto ya no va a ser una conversación tan amistosa como esperaba, pero después de todo, quizas sea mejor ir al grano directamente y dejarnos de hospitalidades.

De acuerdo Cairo, necesito información sobre lo ocurrido en la Corporación McMord. ¿Sabes quien es el autor del atentado? ¿o qué intereses hay detras del mismo? Observo a Cairo, cuanto antes termine esto mejor, otro día arreglare los "enfados" de esta noche. Me sirve cualquier información que puedas darme, algo por donde empezar a investigar.

Espero su respuesta, sin apartar mi mirada de su rostro, la noche ha empezado mal y parece que sigue ese camino...

Cairo estaba a punto de hablar, cuando escuchó claramente un disparo, se volvió a Anna y la miró con aire incrédulo. Lo único que les faltaba era eso, ya sabía que tenía enemigos y demás pero jamás se esperó que aquella noche se ocuparan en él. Puso el auto en marcha a una distancia prudente del suelo para que les vieran menos quizás pero al recorrer unas calles y justo donde estaba el fuego, las balas enemigas hicieron blanco en el auto de Cairo, haciéndolo caer vertiginosa y peligrosamente, Cairo sujetó a Anna con fuerza, creía que aún tenían una oportunidad. Las bolsas del auto de Cairo eran una bendición y aunque al parecer ninguno estaba herido, primero tendrían que cerciorarse de que era así.

-¿Anna, estás bien?

Su móvil sonaba pero él primero quería asegurarse de que ella estaba bien y le retiraba el cabello de la cara, ni siquiera se molestaba en mirar afuera.

Sin saber de donde han salido escucho unos disparos. ¡Mierda! Alguien nos está atacando y parece que ha dado en el blanco, el coche cae al suelo a gran velocidad. Siento como Cairo me sujeta e inconscientemente me agarro con fuerza a él. Pasados unos segundos tras caer, Cairo me aparta el cabello de la cara y lo escucho hablar. Me reconforta oirle.

Estoy bien Cairo. ¿y tú? Lo observo durante un instante para cerciorarme de que mi amigo no está lastimado.

Parece que la noche se va complicando por momentos, lo único que me faltaba ahora era un tiroteo.

Miro hacia todas las direcciones, no sé de donde provenian los disparos e intento identificar la posición de nuestro enemigo. ¿Quién coño nos dispara? Saco mi subfusil y lo agarro con fuerza. Hoy va a ser una noche movidita.

Escucho el móvil de Cairo sonar. Lo miro incredula. Cogelo y salgamos fuera del coche. Aquí somos un blanco fácil. Espero a que mi amigo reaccione.