Partida Rol por web

El día T. La hora H menos diez...

El tipejo al que habíais comprado vuestro pase a aquel lejano planeta muerto os había citado en un hangar de aprovisionamiento (Bueno, realmente en varios, en cada parada recogía a 3 tripulantes para tratar de no llamar la atención en demasía...).

Una vez llegabais a la entrada trasera, vuestro propio piloto os iba cubriendo, moviendo cajas con un exoesqueleto prestado, girando paneles de contrachapado o haciéndoos reptar por el suelo, tras escritorios vacíos, para tratar de ocultaros de los androides y equipo mecánico de carga y descarga.

Hizo ocho paradas en distintos almacenes de diferentes ciudades-reactor. 18 carroñeros de o más variopinto os apoltronabais como buenamente podíais entre cajas de peludos juguetes inteligentes para niños ricos, recambios para muñecos sexuales, congeladores cargados de extraños cruces entre animales y frutas y paquetes de toda forma y tamaño pertenecientes a la tienda de venta por correo más popular de la Vía Láctea: Nózama.mar Inc.

Aquella especie de caja de zapatos voladora no podía ir más cargada. Solo esperabais que en caso de tener que deshacerse de peso no fuese a tocaros repetir el celebre vuelo del ángel.

A vuestro alrededor daban olorcillo al parquebote cyborgs de testa metálica y cuerpos dolorosamente carnales, adolescentes postgóticos con transplantes de piel blanca y alas de cuervo sintético a modo de pelo, tipejos ataviados con estrambóticos sombreros de copa parlantes y monóculos láser, amazonas de pellejo púrpura muy distraídas en el afilado de sus vibromachetes e incluso animales inteligentes incrustados en exoesqueletos de modelo Charles Atlas. Aparentemente aquella cosa oscura, encorvada tras unas telas de seguridad es un meme viviente imbuido en un cuerpo de fordita, cosas veredes.

Así que aquello iba a ser una carrera de ratas por ver quién se hacía con la chatarra más jugosa, bueno, no os quedaba otra, o lo intentabais o vuestra vida iba a tocar a su fin pocas horas después de volver a vuestro hogar... Si es que lograbais sobrevivir.

El piloto, ataviado con un yelmo de acero liso que cubría su faz no iba a responder a la pregunta que muchos de aquellos carroñeros se llevarían a la tumba ¿Cómo era capaz de ver? Lo que si iba a hacer era largar un speech de otro palo. Tomó una clavija del panel de mandos de la nave y se la clavó en el cuello.

- Escúcheme atentamente, porque solo lo diré una vez.- Arrancó, algo que despertó una carcajada rápidamente sofocada por un exótico cazarrecompensas ataviado con una peculiar boina que repasaba su ridículo bigote con cera. - En cinco minutos les quiero a todos durmiendo la mona en las cabinas de hipersueño comunales. En una semana exacta llegaremos a nuestro destino, donde les dejaré sueltos para que rapiñen lo que sea que haya en esa pútrida corteza muerta. Siete días después volveré a por ustedes. Han de estar reunidos en el punto de recogida o se quedarán en esa tumba las pocas horas que les resten de vida antes de sucumbir a los hongos cancerígenos, la radiactividad viviente o lo que sea que camina por ese camposanto. NO PIENSO ANDAR PESCANDOLES CON EL GANCHO DE DESCARGA POR DISTINTAS ZONAS DEL LUGAR. PUNTO X O MUERTE SEGURA. Y ahora, si me hacen el favor, hagan de esfínteres y a cerrar los putos ojitos antes de que tenga que noquearles yo msimo.

El extraño hombre llamado M4rnofl3r sustrajo el cable de su clavija y abrió las compuertas de las dos mugrientas peceras en las que tendríais que dormir codo con codo.

Y cumpliendo, con su palabra, os despertó 6 días y 23 horas después. 

Por lo visto uno de vuestros compañeros se había ocultado mientras os ibais introduciendo en las cámaras y trató de secuestrar la nave. M4rnofl3r conservaba su cadáver en el asiento de copiloto y juraba y perjuraba que lo iba a disecar y conservar como recuerdo de su último transporte de carroñeros.

La nave flotaba frente a un orbe de tono parduzco en el que era imposible determinar qué era agua y qué era masa sólida. No tenía nada que ver con el planeta que habíais visto en las imágenes de la Marspedia u otros soportes de información en los que se reunía la poca información que se conservaba sobre la cuna de la humanidad, a la que le tocó abandonar el lugar cuando decidió soltar unos cuantos petardazos atómicos para ver si con eso conseguían estabilizar el inestable clima del planeta. A los que descendíais de los humanos os gustaba pensar que la especie abía evolucionado y se había vuelto más inteligente en los últimos siglos, pero no me pararé a describir el status geopolítico del delirante Imperio Marciano.

Penetrasteis en su atmósfera con la misma decisión con la que un adolescente tembloroso penetra su primera Fleshlight^tm y en pocos minutos  M4rnofl3r sobrevolaba el punto en el que os abandonaría a vuestra suerte.

- Siete días. ¡¡¡SIETE PUTOS DÍAS!!!

Cuando aún faltaban como 30 metros para tomar tierra, el piloto abrió la compuerta trasera. Varios de vuestros compañeros esperaban, expectantes, para ser los primeros en pisar el planeta, entre ellos destacaba el tipo de la boina y el mostacho mugriento, que parecía tratar de retener al resto, a su espalda, abriendo los brazos. Nadie vio una lazada de cable volar en su dirección, engarzarse en su tobillo y hacerle caer de cabeza por la compuerta. Esta vez fue el piloto quien disipó una carcajada a los 30m segundos de comenzar a salir de su casco.

La X de aquel cuerpo roto indicaba el lugar. el borde de la rampa tocó el suelo y todo el mundo salió por pies de aquella apestosa lata de sardinas.

Una humareda ocre se levantó a vuestro alrededor y cuando se disipó descubristeis que todos habían salido por pies, en grupo o por separado, tratando de alejarse a toda velocidad de aquel cadáver, como si fuese un mal augurio y la manera de sobreponerse a su infausta influencia fuese comenzar su rapiña terráquea cuanto antes.

Solo cinco de vosotros permanecíais, dubitativos, junto a la X.

Bienvenidos a la Tierra, ladrones de tumbas...

La nube de polvo amarilla fue difuminándose. Miró el cadáver espachurrado del tipo del bigote. Algunos dientes esparcidos, un brazo roto, otra pierna dislocada pero todavía tenía la boina en la cabeza. El humo desapareció por completo. Casi todos los carroñeros habían desaparecido, solo quedaban cuatro más. ¡Vaya repertorio!

Podem.. cof cof había tragado algo de polvo. Tosió. Cof cof

Podemos formar un grupo. Los cinco. Tendremos más posibilidades de sobrevivir y repartiremos beneficios.

El androide de armazón negro como una noche sin estrellas sacó su generador de humo electrónico VAPO^TM y lo activó mientras su interfaz seleccionaba en la carpeta "Undying Classics" una canción apropiada para su desembarco en aquel planeta muerto llamado Tierra.

A diferencia de otros carroñeros, él tenía clase a chorros.

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La atmósfera del planeta muerto era una visión muy apropiada.

Caminó un par de pasos con una mano en el bolsillo del pantalón, la otra sosteniendo el cigarrillo eléctrico, hasta el cadáver del tipo del bigote. Durante el vuelo, ya había calibrado al 97% que era estúpido. Al parecer, lo había subestimado... Lo era al 120%. Valiente imbécil. Ridícula forma de morir tuvo, marcando el punto de aterrizaje con su cadáver. Registró sus restos por si tenía algo de utilidad.

Escuchó al tipo de un solo ojo hablar con un porcentaje de lógica superior al 87%.

-Sobrevivir y repartir beneficios. Dos de mis pasatiempos favoritos. Eleven. J0e... Eleven-.

Exhaló una vaharada de vapor.

Mientras l tuerto y el androide/jukebox le daban a la sin hueso en modo 'survival pero con estilo' el polvo volvía a su estado sedente, dejándoos ver vuestra primera impresión de la Tierra. 

Estabais en medio de una zona cubierta por colinas de distintos pelajes: unas de tono arcilloso cuyo color os recordaba a vuestro planeta de origen, otras encrespadas por salvajes cañas y yerbas verdes, alguna incluso parecía estar cubierta de pelo negro, con casillas rasuradas que le daban la apariencia de algún exótico jugo de mesa propio de un aula de educación especial. 

La temperatura ambiente estaba muy por debajo de los 20 grados celsius, peor vuestros trajes y equipo os permitían respirar y moveros con soltura, sin estar ateridos por el helor.

Aún siendo las horas próximas al mediodía el cielo estaba ligeramente oscuro, mostrando el tornasolado espectáculo de una aurora polar en tonos fosforescentes. 

Los simuladores de olor de vuestros trajes (O de tus sentidos artificilaes, Ey, Joe) os hacían llegar un ligero olor dulzón, como el de las frutas maduras cuando comienzan a pudrirse, rompiendo sus pelajes para nadar en su propia pulpa azucarada. Puede que no oliese como a un cadáver per se, pero algo de aquello había en el aire reinante (Y no tenía nada que ver con el pobre carroñero de ascendencia francesa de articulaciones dislocadas y cabeza gaseosa de cuyos restos Joe extrajo un cuchillo cerámico de superficie holográfica (1D4 de Daño) y dos raciones de potitos de pescado marciano con fresa sintética. Iba cargado de bolsas de supermercado, tal vez contase con cargar con sus pesquisas en ellas o formasen parte de algún elaborado plan de supervivencia).

Con un ruido de pistones hidraulicos, la figura acorazada del Doctor Atomik avanzo hasta la luz enfermiza. Sus sensores barrieron el poco paisaje que alcanzaban a ver, recabando datos.

-Formemos un grupo para nuestra proteccion, si-dijo-Mis informes hablan de toda clase de criaturas mutantes y ninguna de ellas sera amistosa. 

No se molesto en mirar a sus compañeros. Antes del viaje habia tenido acceso a sus registros civiles. Su casco emitio un pitido. Una barra de carga aparecio en su visor llenandose rapidamente mientras evaluaba los datos recogidos.

-Esta zona parece segura. Sugiero que vayamos...-alzo un dedo dubitativo, como si no estuviera seguro de la direccion.

J0e cogió el cuchillo de energía del cadáver e hizo una filigrana a una mano con él, comprobando la estabilidad del arma. Le pareció algo más útil que un cuchillo de untar mantequilla y lo guardó en su inventario pensando que podía completar su revólver CoD a la hora de activar el protocolo de combate. Un cuchillo, en su base de datos, SIEMPRE tenía aplicaciones interesantes.

A continuación, miró los potitos de pescado con fresa. Su HUD interno dibujó varios comentarios posibles ante aquel hallazgo:

A) Pescado con fresa... ¡El desayuno de los campeones!

B) Tsk... Menudo montón de mierda...

C) ¡MUERE! ¡MALDITO HIJO DE PERRA!

Descartó la C, -opción siempre recomendada para la personalidad nº 11-, pues asesinar a un tarro de potitos -por mucho que fuesen una aberración gastronómica según su HDD- estaba muy por debajo de su estatus como robo-hitman. 

La A era desaconsejada para la personalidad nº 11. Reducía su medidor de Carisma. Quizás para la nº 4. La nº 4 era una maldita hippie.

Eligió la B. Solía elegir esa opción.

-Tsk... Menudo montón de mierda...-.

Guardó los potitos. Nunca se sabe. La comida es un poderoso elemento de negociación cuando tratas con seres hambrientos...

El Doktor Atomik, subiéndose a la colina más elevada que tenéis cerca, se hizo fuerte girando lentamente, oteando al horizonte en busca de cualquier tipo de signo que atrajese su interés para comenzar la yinkana alienígena.

Hacia el norte le llamó la atención el brillo de un cuerpo oblongo que destellaba como un espejo por encima del horizonte. Aquello debía de elevarse sobre alguna estructura a gran altura, pero esta no era perceptible desde tan lejos.

El nordeste parecía ser una continuación del monótono motivo de colinas triposas. Curiosamente alguna de estas parecía moverse si dejabas de mirarla por el tiempo suficiente.

En dirección sudeste el cielo parecía verse recortado por una zona de espeso follaje. Altos árboles de copas verdes, azules, turquesas y rosa chicle se continuaban unos a otros conformando una pintura extraña.

Mirando hacia el sur las colinas se veían coronadas por otra masa de árboles más baja.En esta predominaba un tono pardo, verdoso, de apariencia más natural que en la frondosidad del este.

En dirección sudoeste las colinas parecían disminuir su altura dejando entrever una llanura que parecía llegar hast una gran masa de agua oscura.

El noroeste parecía tornarse gris y pedregoso. 

Aparte de la información descrita, ves en dirección sudeste la colina roja, de la que parece salir un géiser de espeso líquido rojo, que forma parte fundamental de la descripción que te diera el barbudo carroñero Pekimpa para localizar su búnker. 

Te habías topado con este elemento, trastornado, fuera del MrK. Había oído al doctor West hablando contigo mientras trataba de robar una botella de licor de salmiakki. La dependienta lo había largado a escobazos pero este e había quedado con la cantinela de tu próximo viaje y, a cambio de un traguito y la promesa de traer una de las reliquias contenidas en su escondite, te había dado las indicaciones para dar con aquel reducto. Él había viajado hacía dos años a la Tierra pero su salud había empeorado y no había sido capaz de volver. Había intentado negociar con esta información con otros carroñeros pero todos le tenían por un zumbado que se inventaba cualquier cosa para intentar conseguir humedecer el gaznate antes de volver a arrancar con sus nubes de improperios contra la burocracia marciana.  

-Hay una estructura de algun tipo hacia el norte. Lo evitaria, es obvio que los demas carroñeros se habran dirigido hacia alli.

El Doctor Atomik volvio hasta donde estaba el resto.

-Hacia el sur hay diversas formaciones vegetales. Algunas de ellas parecen sufrir mutaciones y eso implica algun tipo de exposicion a radiacion o productos quimicos que a su vez deben provenir por fuerza de alguna antigua factoria. Creo que es un buen sitio para buscar tecnologia. Ademas, la vegetacion es un buen indicativo de la presencia de agua potable y seria interesante encontrar suministros. Yo digo que vayamos al sur.

Observó alrededor: menudo estercolero. Mirara donde mirara, nada le llamaba la atención menos aquel brillo en el norte ¿Qué era? Enfocó el ojo que no había vendido. ¿Qué coño era eso? Entonces el profesor señaló al sur. Colinas y bosques de color chicle de fresa y más allá algo que perfectamente pudiera ser un pantano. El profesor dijo que mejor ir por allí que no sé qué de animales y agua. Bueno a él le parecía que eso que brillaba tenía mejor pinta para lo que habían venido a hacer aquí, pero él no era muy inteligente después de todo.

Venga. Al sur. Se rascó la cabeza y luego el sobaco  y después se echó el rifle de plasmatrón al hombro

J0e escuchó al tipo de la armadura termonuclear hacer su exposición sobre geografía del planeta mientras daba una calada a su VAPO^TM. Le llamaban Doctor Atomik. Al parecer, lo suyo era la sesera. Entre los apodos que su HUD le recomendaba para tan pintoresco personajes, J0e eligió el de...

-Sur, ¿eh? Me vale tanto como cualquier otra dirección, Big Daddy. Esperad... Tenemos dos rezagados-, dijo mientras exhalaba una densa nube de vapor y contemplaba con semblante indescifrable al grandullón de la llave inglesa y la prótesis cibernética que le cubría media cara y al otro tipejo con un traje espacial que más parecía de buzo.

El tipo con los implantes cibernéticos se había quedado embobado viendo el esplendoroso montón de chatarra que formaba la herencia de la Tierra, el antiguo planeta donde nacieron los héroes de la clase trabajadora de los que se hablaba en la Biblia Comunera Alkaetarra; figuras legendarias como Lenincristo, Stalodín el Padre de Todos o Malcom-15X. 

Al fin consiguió salir de su estupor arrobado y vio que se había quedado solo junto a un grupo de variopintos carroñeros como él. - ¡Camaradas! ¡La unión hace la fuerza! - dijo, con un vozarrón cargado de conciencia de clase. - ¡Exploremos este sagrado lugar y recuperemos los tesoros que nos merecemos! ¡La Tierra para el que la trabaja! ¡Sí se puede! - Acompañó ese último comentario de un golpetazo al suelo con su bate cubierto de pinchos, que reventó un piedra partiéndola por la mitad.

J0e sintió un zumbido activarse en su interior. Su sistema antivirus de fábrica -Horton&McCoffee^TM Deluxe- había entrado en pánico y vibraba desbocado. Comprobó en su interfaz el motivo de la alarma.

<Bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzt>

¡Alerta! ¡Alerta! ¡Propaganda comunista detectada!

WARMARS^TM recomienda...

<Bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzt>

¡Eliminar al elemento subversivo tan pronto establezca contacto! Repito.

<Bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzt>

¡Eliminar al elemento subversivo tan pronto establezca contacto!

<Bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzt>

¡Riesgo de contagio ideológico inminente!

<Click>

J0e apagó el antivirus. En un mundo de megacorporaciones mineras, el tal Alfa era lo opuesto a la filosofía WARMARS^TM lo que, por ende, ya le granjeaba cierta simpatía en el escueto archivo "FEELINGS" del androide asesino sin escrúpulos y frío con el acero.

Era un pequeño paso para un comunista. Pero un gran paso para el movimiento anarquista.

El traje de Rackhir debía tener más de un siglo, y al caminas se oía el sonido de sartenes y chapas mal puestas bajo él. Además, el traje echaba un fuerte olor a curry, el aromatizante de comida menos popular de marte y más tradicional revelando así al desgraciado del traje anticuado como un descendiente de los hombres.

Les había estado siguiendo tímidamente, se había unido al cuarteto mientras señalaban el horizonte y planeaban como si ya formara parte del grupo en un patético intento de pasar tan desapercibido que simplemente, ese grupo que parecía ser de buenos amigos considerara a Rackhir un añadido probablemente de parte de otro del grupo, ese añadido al que no te atreves a preguntar de parte de quién viene para no ponerte a ti mismo en evidencia.

Cuando el tipo de la armadura negra se volteó Rackhir tuvo que dar unos pasos haciendo ver que entendía de qué estaban hablando - Ssí sí, allí yo veo también. Muy bueno. Sí. Allí vamos.

Levantó un puño con timidez y dudas de que fuera lo que el resto estaban esperando - Ssí cama-ratas, se puede. Vamos