Partida Rol por web

El primer día real de la exploración había llegado. La noche había sido tranquila tras aquellos bocinazos en la espesura.

Nuestros bizarros aventureros conservaban sus equipos y ni el arenero había venido a besarles en sueños, ni otros cuatreros les habían asaltado al amparo de las sombras, ni los temidos hinchas futboleros se habían personado en su campamento para dejarlos sordos con su sirena de mano.

Corramos un tupido velo en las primeras defecaciones del día y la glotona necesidad de hincar el diente a lo que fuere para juntar las energías mínimas para echar a andar. Era una suerte que Joe fuese sintético o habría acabado afónico tarareando sus nanas de blues añejo a sus compañeros.

Esta mañana el cielo había cobrado un oxidado tono cuarteado sobre el que se recortaban nubes perfectamente esféricas que parecían avanzar en direcciones dispares, y sin atender al empuje del ligero viento hacia el este que se os colaba entre las junturas de las corazas  los cierres de la cpu.

Supongo que hoy habría algo más que hacer que simplemente caminar y dar matarile a aquellas desagradables babosidades que podían volver a saltar de la tierra en cualquier momento. En algún lugar tendría que haber yacimientos de reliquias terrícolas o la tan cacareada tecnología de las decenas de especies alienígenas que han parado a hacer pis en el planeta desde que sus habitantes originales lo habían abandonado. Pero para poder ahondar en ello, tocaba penetrar en el bosque y decidir qué dirección seguir.

Vamos muchachos, que los tesoros del planeta muerto no se recogen solos, de la misma manera que sus feos mutantes o los otros ladrones de tesoros no van a perecer sin una ligera ayudita...

Los olores metálicos de la mañana resultaban estimulantes. Alfa se despertó y realizó sus ejercicios matutinos (estiramientos, sentadillas, carrera corta, un, dos, un, dos). Después, tarareó la Internacional y elevó una plegaria a Lenincristo antes de sonreír a sus compañeros, devorar el desayuno y prepararse para un nuevo día de Lucha Obrera™

Tenían que ponerse en marcha. Alfa andaba distraído con la belleza de la Tierra Mutante pero tenía clarísimo que la división del trabajo era lo que había hecho grande a la raza humana (y sus razas derivadas) por lo que asumió la tarea de estar atento a cualquier peligro que les acechara, mientras dejaba a sus compañeros la tarea de encontrar tesoros. De algún modo, las nubes perfectamente esféricas le resultaban inquietantes; eran demasiado perfectas. Intentó ir atento al camino pero cada dos por tres miraba al cielo para tener a esas nubes bien vigiladas.

Se levanto estirando los brazos y bostezando. Un nuevo día amanecía. El cielo estaba casi despejado, soplaba un ligero viento. Dólar recogió su manta y luego se alejó un poco para ir a mear intentando, eso si, evitar la zona en la que la noche anterior Rachir había jiñado. Regresó con el deposito vacío y sacó la cantimplora, echó agua en las manos y se enjuagó la cara, bebió un trago, hizo gárgaras y escupió el agua al suelo. Guardó la cantimplora en la mochila y cogió su rifle.

Estaba listo.

¿Seguimos hacia el sur? Señaló con la cabeza en esa dirección al mismo tiempo que intentaba distinguir algún indicio o señal que le diera una pista de a donde dirigirse. Quizás algún brillo del sol sobre alguna superficie metálica que delatara la presencia de alguna estructura que rapiñar, o algún movimiento extraño que  evitar...  

J0e se había pasado la noche repasando la biblioteca de blues en su HDD y lo cierto es que el tedio pasó rápido y de forma indolora para el androide de armazón Negro Eclipse^TM. Había tenido tiempo suficiente de limpiar su fiel revólver y de repasar los datos de su último contrato...

<Click>

<Reproduciendo archivo de grabación>

Oficina de Neo Seattle, Colonia Marciana IV

Nº de Cliente: 659

<Sonido de vaharada de un Lucky7>

<Sí. Esta grabadora detecta las emanaciones de Lucky7^TM>

-Voz misteriosa- Verá, no me voy a andar con rodeos. Me han dicho que usted es bueno en su trabajo. Que encuentra a la gente. Y... Que con un extra, les da matarile de forma discreta. MUY discreta. ¿Es usted el hombre que necesito?

-J0e- <Vaharada de VAPO^TM>¿Recuerda la caída de Castro?

-Voz misteriosa- <Respingo> ¿Fue USTED?...

-J0e- <Vaharada de VAPO^TM retórica>...

-Voz misteriosa- Entiendo... ¿Cuánto cobra por sus servicios?

-J0e- Por los legales, la tarifa son 10 de los grandes. La mitad ahora. La otra mitad al acabar el trabajo. Ahora bien... <Vaharada de VAPO^TM> Por los ilegales la tarifa es diferente. Si quiere discreción, puede conseguirse... Por un precio. Un precio... Obsceno. Veinte de los grandes más. La mitad ahora... La otra mitad...

-Voz misteriosa- Al acabar el trabajo. Ya. Joder... Le saqué una buena pasta a ese cerdo, pero aún así, lo que pide es muchísimo...

-J0e- Librarle de sus problemas tiene un precio, señora.

-Voz misteriosa- Señorita... Vuelvo a ser señorita.

-J0e- Entiendo entonces que lo toma.

-Voz misteriosa- Lo tomo. Quiero que ese cabrón sufra. Que muera entre lágrimas pidiendo clemencia.

-J0e- El servicio estándar, vaya. El Premium Deluxe, por un 25% adicional, incluye tortura a la medieval en streaming vía TWICHT^TM. Usted dirá.

-Voz misteriosa- Usted sí que sabe cómo sacarle dinero a una dama, señor Eleven...

-J0e- ¿Quién debo decir que solicita esta venganza personal y salvaje?

-Voz misteriosa- <Silencio tenso y prolongado> Dígale que le envía Melanie... Quiero su cara de terror grabada a fuego en streaming, señor Eleven...

<Click> 

Eleven terminó de limpiar su revólver y observó a sus compañeros dormir como corderitos. Sonrió. Metafóricamente.

El lobo viste de negro.

De Negro Eclipse^TM.

-Sigamos hacia el sur, si-dijo el doctor-Segun mis bases de datos, el sur terrestre es mas calido y eso puede requerir tecnologia de control de temperatura. Me gustaria echarle un ojo a algo asi para poder estabilizar mis laboratorios polares marcianos.

Alfa asintió. - Lo que diga el Hombre de Hierro. - Al parecer era un Doctor, y los Doctor son gente lista. A él con que le dijeran qué cocos aplastar le valía. Y si luego el reparto del botín no era justo y no se daba a cada cual según su necesidad, pues aplastaría los cráneos de sus compañeros.

Rackhir iba recogiendo toda clase de materia vegetal. Parece ser que el planeta tierra había sido una pérdida de tiempo y dinero. ¿Qué iba a hacer con sus hijos? Lo mejor era coger toda esa materia vegetal para fugarse con la vecina. Y ya que se encarguen los de asistencia familiar marciana.

Pensaba que tierra sería más interesante.

Quizá nosotros tener que separarnos para cubrir más terreno

Rackhir miraba las arboledas a derecha e izquierda, en busca de una señal que le indicara un nuevo camino, más no encontró nada que le fuera de interés alguno.

- Haz lo que quieras, Buzo, pero la unión hace la fuerza, ¡sobre todo la Unión Sindical! - le dijo Alfa, mientras agitaba su bate frente a él en un gesto de negación. - Si te hubieras encontrado con las tenias gigantes tú solo o con las lavándulas esas que comentaste antes, no creo que hubieras sobrevivido.

Si el grupo comenzaba a disgregarse, desde luego que Alfa se quedaría con el contingente más numeroso.

El sindicalista lleva razón, separarnos disminuirá nuestras opciones de éxito se giró hacia Rackhir y entonces notó un picor en la nuca: esa sensación de que alguien te observa, pero no en plan casualidad, sino observar de estudiar, de analizar. Siguió el rastro: JOE estaba allí, limpiando su revólver. Dólar escudriñó al androide, intentando averiguar algo pero todo parecía binariamente normal en sus silíceos gestos. ¡Bah! Se rascó la cabeza por detrás. Seguramente no fue nada, solo imaginaciones suyas.

Dejemos de darle a la lengua y pongámonos en marcha dijo Seguro que en alguno de estos hexágonos que nos rodean, hay material de primera que rapìñar. 

J0e permaneció en silencio mientras el anarcosindicalista lanudo y el Objeto Contractual nº 659 hacían presión social al buzo. Desde luego, el tal Alfa sabía cómo presionar al trabajador en aras de mejorar las condiciones salariales. Su procesador Hexacore WARMARS^TM dio al Buzo una probabilidad de un 97% de rendición y el androide lamentó que la estadística no le diese más opciones de largarse por su cuenta... Habría sido divertido saquear su escafandra unos minutos más tarde de su cadáver semidisuelto por una babosa mutante rusa soltando su frase favorita a modo de epitafio.

¿Cómo?... ¿Acaso no la recordáis?

<Sonido de rebobinado. Click>

-Tsk... Menudo montón de mierda^TM-.

Se situó sigilosamente a espaldas del Doctor Atomik, que parecía tener una extraña obsesión con el sur. Igual estaba sugestionado por las leyendas de un buen clima en aquella dirección.

-Avance, Doc. Le sigo-. Sin que pueda verme, pero le sigo.

J0e enfundó su revólver y empezó a caminar tras la chimenea ambulante del bueno de Atomik con las manos en los bolsillos. Sintonizó a través de su interfaz interna algo de música apropiada para la tonalidad rojiza, arcillosa, que cobraba el cielo.

Un presagio de muerte y sangre para el día de hoy.

No había presagios que adorase más aquel androide que los presagios Rojo Khorne^TM.

Protocolo Sneaky Badass activado.

Las promesas de la calidez andaluza, sus bailes, sus gentes y sus tapas, había llegado hasta Marte. El frío gallego y sus caminantes pálidos que respondían con preguntas también, pero nuestros intrépidos exploradores preferían tomarse este trabajo más desde una mentalidad británica o alemana, como si enfilasen hacia su comunidad elitista de retiro, que pensando en la posible letalidad real de aquel paseo.

El acorazado de uralita planteó una división del personal pero el tesón obrero (y posiblemente el miedo, para qué engañarnos) parecían animar al resto, que desecharon su opción dejando que una sevillana fantasmal actuase cual canto de sirena que les calentaba la cara como un sol que nada tenía que ver con aquella cosa pálida que metalizaba la corrosionada atmósfera. Al menor la promesa de aquellas hojas y yerbas verdes que iba acumulando en su acanalada armadura avivaba su esperanza de un futuro con su Dulcinea particular.

Dólar se llevaba la mano a la entrepierna casi sin darse cuenta cada equis pasos, entre una contundente depilación de hojas, ramitas y hiedras y carraspeos misterioso. Algo olía a podrido en alguna parte pero no acababa de precisar si esa alguna parte era TODO EL PLANETA o la esquina por la que se había escapado Rackhir para abonar el incipiente verdor del paisaje.

Alfa recibió un mensaje especial de Lenincristo aquella mañana, algo que solo podía haber escuchado por estar justo en aquel terruño, en aquel instante. Todo obrero sabía que Marte disponía de satélites que anulaban el mensaje del santo patrón para boicotear el levantamiento obrero. Lenincristo le susurraba que estaba soñando con el pasado y su corazón batía fuerte hasta que perdió el control, él no quería hacerle daño y lamentaba haberle hecho llorar, oh no, no quería haberle hecho daño, pero era un tipo celoso. Cuando aquella peculiar respuesta a su plegaria matutina finalizó una voz cavernosa hizo referencia a que estaba escuchando la cadena Mnosecuantos e iba a gozar de 40 minutos de música sin anuncios. No entendía muy bien de qué iba la copla pero la señal pareció perderse a medida que avanzaban hacia el interior de aquel bosque.

La promesa de un buen equipo de aire acondicionado, posiblemente goteando limo verde en alguna oficina abandonada hacía siglos daba alas al marcapasos de Atomik. A su espalda el androide de ónice hizo su peculiar respuesta a la bomba de humo ninja y despareció de la vista de todos. De vez en cuando llegaba algún verso mínimo de plañidera soul de entre los troncos del bosque, todos eran conscientes de que era su manera de informarles de que seguía junto a ellos, pero unas veces llegaba desde delante suya, otras desde su lado izquierdo o derecho, comúnmente de su espalda y alguna vez incluso desde por encima de sus cabezas. Aquella colección de latas hypsters soldadas con plata negra de ley podía resultar francamente acojonante.

Dólar descubrió algo sobre el terreno: una ancha marca que se extendía sobre el terreno lateralmente, como si un rodillo gigante hubiese arrastrado la superficie de la tierra hacia la izquierda, librando una franja de cinco metros de ancho de ramas, musgo, yerbas o cualquier otra cosa de las que afloraban en el lugar para descubrir arcilla removida, llena de incisiones profundas. Un repiqueteo metálico parecía provenir de algún punto de aquel sendero artificial, con una cadencia que claramente indicaba que era algún tipo de mensaje en código.

Observó desde allí aquella lengua de tierra, intentando averiguar qué tipo de fenómeno o ingenio podía ser el causante, pero nada. Su d4 en ciencias no daba más de sí. Luego escuchó el sonido: un replique metálico, algún tipo de código, seguro. Recordó las bocinas del día anterior. ¿Estarían relacionadas? Ni idea.

Deberíamos comprobar de que se trata

Propongo acercarnos con sigilo, dando un pequeño rodeo por allí, por la zona de la maleza. Señaló la parte que el rodillo imaginario había levantado de forma tan misteriosa.

Desde allí podremos ver con más claridad que demonios pasa.

El Doctor Atomik observo el rastro mientras su armadura emitia clicks y ruiditos de estatica. Paso un guantelete por el suelo aplanado analizando su composicion quimica.

-Esto no es un fenomeno natural-dijo finalmente-Esto es, sin duda, obra de...

El comunicador de su armadura pego un chispazo antes de soltar un hilillo de humo. El doctor se puso a arreglarlo. Sus juramentos y maldiciones sonaban muy lejanas dentro de su pesada armadura.

Pues no parece tanto el efecto de una maquina pesada de trabajo en obras o plantas como si literalmente fuese el efecto de un rodillo gigante surgido de la nada que aparentemente arranca a los pies de una zona donde se ven unas cuantas marcas de botas en barro fresco. Como si un grupo de tres o cuatro personas se hubiese podido montar sobre ese móvil y hubiese echado a rodar, si no, sus cadáveres estaría semienterrados en el terreno pero no era el caso. ¿Sería  a caso que estaban empleando algo cilíndrico a modo de andador? Ni pastelera idea, hoygan, pero una bizarra imagen imposible se formó tras el empañado visor del casco de Atomik:

Rackhir se agachó observando el barro como si hubiera algo interesante que leer. Cogió un montón de aquella plasta marronosa y semisólida dejando que se escurriera entre sus manos. Nada nuevo dentro de la coprocompulsión que parecía sentir en aquel planeta. No parecía haber nada extraño en aquel barro. Sin embargo por algún motivo parecía que quien quiera que hubiera pasado por allí había resistido el impulso de pasar sin más, o quien hubiera pasado había sido llevado por algún odiado mecanismo

- No veo yo capaz de saltar cinco metros

Bajo el traje de buzo se escuchaba el repiqueteo metálico de uralita contrachapada a modo de armadura barata

- ¿Alguno propone talar un árbol? - Sacó su fiel cuchillo láser para pan y carne, anunciado en TeleMars cuya compra había incluido todo el juego de cucharas láser que por su insustanciabilidad solo servían para adornar las cajoneras.

- Avanzad, que os cubro. - dijo Alfa, mientras amartillaba su kalashnikov. Si todos se ponían a examinar el lugar sin estar atentos a los alrededores, podría salir cualquier cosa de los bosques y zampárselos. Que la Tierra le pareciera un vergel anarquista al marciano ídem no significaba que éste hubiera olvidado su encuentro con las tenias gigantes y hambrientas del día anterior. - Cuando veamos que no hay peligro, me uno a vosotros. 

Dicho y hecho, se mantuvo a una prudente distancia del grupo, echando ojeadas hacia ellos de cuando en cuando, pero atento a cualquier cosa que se les pudiera acercar mientras estaban distraídos.

El anarcosindicalista lanudo era un tipo listo. La lucha de clases había agudizado su ingenio y su instinto de supervivencia laboral. El Santo Kalash ayudaba, claro está. J0e se situó detrás de él en silencio y desenfundó el revólver con un sigiloso gesto, aún en protocolo Stealth.

No tenía muy claro qué había podido causar aquel aplanamiento de tierras. Según se base de datos sugería, los autores eran dos creaciones de Hannah Barbera: los famosos roqueros Peter Pickandrolla y Paul Marmoller a lomos de un brontosaurio móvil de madera noble. Era la forma que tenía la interfaz de J0e de mostrarle un código "Error 404". Solía crear entelequias a medida para el bueno de J0ey.

-Nada en este planeta tiene sentido según las bases de datos de WARMARS^TM. Atomik: ¿Puede calibrar el rumbo que ha seguido la apisonadora?-. J0e miró los alrededores en busca de babosas mutantes rusas con su dedo azabache acariciando el gatillo de su CoD Predator Modern Warfare Pocket Edition.

Dólar avanzó, directo al prominente aquel, caminaba agachado, zigzagueando, intentando cubrir su silueta con los obstáculos naturales: piedras, rocas, arboles… y cuando no había nada con lo que parapetarse, se tiraba al suelo. Tácticas de sigilo avanzadas. Lo había aprendido en algun sitio, no recordaba donde. En uno de aquellos avances echó la mirada hacia atrás. Alfa estaba allí, a lo lejos, cubriéndole, JOe cubría a Alfa, el doctor… ¿Dónde estaba? ¿Y Rackhir? Se dio cuenta de lo random que era aquel plan. ¡Joder!  El único culo que estaba en riesgo era el suyo. ¡Si el tenía el rifle! ¡Él tendría que estar cubriendo a los demás detrás de una piedra! ¡Malditos esquiroles!

El grupo comenzó a avanzar en pos de aquel misterio en clave, cada uno cubriendo al que decía que le cubría y viceversa, como si rotasen en un vicioso círculo de armas en alto y sospechas.

No tuvieron que caminar demasiado para ver de dónde surgía el mensaje cifrado: en mitad del sendero raspado que habían seguido había un cilindro metálico parcialmente enterrado en el terreno, este era golpeado en su interior causando el misterioso canto de sirena que los había atraído hasta allí. En la superficie de aquel objeto no había nada destacable, excepto negras y ocres zurraspas de tierra desde las que caían hierbas y terrones de mantillo. Viendo sus dimensiones, el camino en que se encontraban y la posición final del coso, quedaba claro que este había sido el causante de aquella flagrante violación del terreno: debía de haber sido arrojado desde algún lugar indeterminado, cual cobete, y se había deslizado hasta que la acumulación de accidentes en su camino lo hicieron botar, hundiéndolo en una zona algo más inestable que aquel pisado por los personajes.

La panda se las apañó lo suficientemente bien como para aproximarse a aquello sin ser percibidos por quien quiera que fuese que estuviese dentro, ya fuese una máquina programada para ello, el famoso gato de Schörodinger, su pastelera madre o una joven cautiva deseosa de entregar su virgo a aquel que la sacase de aquel atolladero...

Una voz vino a romper la emisión del código morse y solventar parte de vuestras dudas, estaba claro por su acento y léxico que era una compatriota marciana:

- Minguele, o dejas ya la puta piedra y la puta tubería o te juro por mis santos ovarios que te mato y continúo haciendo ese soniquete machacando tu triste cráneo contra las paredes de esta jaula.

Algún de miembro de la panda había escuchado chistes sobre el triste cráneo de Minguele (que aparentemente debía de ser enorme y pelón si atendemos a las habladurías) durante vuestro apurado despertar en la nave que allí les había depositado.

J0e repasó sus archivos sonoros y llegó a la rápida conclusión de que la voz era propiedad de una saqueadora que había viajado en clase turista en la nave de M4rnofl3r. Difícil calibrar cuántos enemigos, pero fijo dos.

J0ey golpeó con suavidad el hombro peludo de Alfa e indicó con dos dedos hacia delante la dirección que les llevaría hasta los saqueadores. Luego se giró al Objeto Contractual Nº 659, mejor conocido como Dólar Jackson, y a través de sus avanzadas nociones de germanía -todo androide asesino que se precie debe saber indicar por mímica algunos comandos básicos para cometer sus crímenes con estilo-, le indicó que  intentase rodear el rodillo móvil con intención de emboscar a la pareja que se hallaba en su interior. Tenía un plasmatrón y ya se sabe que, con eso en mano, se mata mogollón. 

-No veo más que una forma de entrar ahí. Creo que tenemos a dos saqueadores que han encontrado algo... Puede que sea valioso. Propongo enseñarles el significado de la agravante "abuso de superioridad"-, su voz metálica sonó como un susurro mientras amartillaba su arma. -Manifestación de la también conocida como "alevosía de segundo grado"-. Agregó con un matiz docto. -¿Quién quiere entrar conmigo? Yo le cubro-, dijo sin intención de cubrir a nadie, pero su voz grave y fría era tan ambigua que era imposible descifrar sus aviesas intenciones, carentes de toda empatía. Aunque bueno, era un androide. ¿Alguno de esos amasijos de metal tintado tenía buenos sentimientos? 

J0ey, desde luego, no iba a ser uno de esos.