Partida Rol por web

Eh master, que puntuación le dariamos a la tabernera y dentro de qué genero la marcaríamos.

Mojigata, pendón desorejao, lesbiana, marimacho, putilla de aqui te pillo aquí te mato...

- Bueno, Leyna, no creo que debas preocuparte de que esas bocas que alimentar se parezcan a la mía y tengan una boca a juego, la verdad - contesta, guiñando un ojo de nuevo. Y no soy tan guapo como para que eso pase a menudo, más bien al contraio. La verdad, estamos aquí de paso y, salvo que la muchacha se muestre tan interesada en mí por propia iniciativa como no soy capaz de imaginar, no seré yo quien nos busque ese tipo de problemas. Pero mirar es otra cosa. Además, tú eres preciosa y también te admiro, así que no te quejes, ¡JA!

Julián parece divertido con las bromas de sus compañeros y se ríe con la típica alegría juvenil. Hacía mucho que no disfrutaba tanto de una comida tan amena. Sienta bien relajarse y disfrutar de la vida sin preocuparse de que una espada o una bala atraviesen su corazón. Disimuladamente, pasa los restos de su plato y de alguno de sus compañeros al interior del zurrón para que Mirto también coma.

Enrique habiéndo terminado ya de comer pide al tabernero fruta fresca.

A mi traigame una de esas granadas.

En cuanto el tabernero y la muchacha se alejan prosigue.

Mucho me temo que Leyna tiene razón, chicos. Deberíamos pensar en movernos. Además, no hace falta quedarse en esta pequeña villa para estar acompañados de una hermosa dama.

La chica es como la hija del de la posada del ultimo hogar con ese espíritu.

-En seguida. Dice el tabernero. -Mi hija se lo llevara y terminara de tomar nota.

- Tranquilo Enrique no tenemos tanta prisa, debemos esperar a nuestro compañero devoto si es que desea ingerir alimento no espiritual claro -

La joven se acerca para anotar los pedidos del postre.

- Yo quisiera algo tan dulce como tú, muchacha, otra ración de granada por favor -

Julián decide tomar la iniciativa. Se levanta y camina hacia la joven camarera. Si alguien ha reparado en los mosqueteros, esa debe ser la chica, el joven está seguro de eso. Una chica de su edad suele fantasear con hombres que vienen de otras tierras. Además, preguntarle a ella no levantará tantas sospechas.

-Perdona guapa.- le dice con voz suave y delicada. Intenta cautivarla con una penetrante mirada de sus ojos verdes. - Verás, hace tiempo nos encontramos con un grupo de hombres montados a caballo. Resulta que uno de ellos perdió una pequeña bolsa y nos preguntábamos si han pasado por aquí, y si es así, hacia donde se dirigieron. Si van en nuestra misma dirección podríamos apretar el paso para encontrarles y darles la bolsa. No puede hacer mucho que han pasado por aquí. ¿Qué me decís, bonita, podréis ayudarme?. - con gesto galán, Julián roza suavemente con una de sus manos una de las muñecas de la joven.

-Se de quien me habláis Dice coqueta. -Mas las propinas ayudan mas al negocio. Esa ca laña no es de agrado por estas tierras y menos con sus modales. Así que, ¿que metal me va a regalar galán? El tono pícaro y seductor; es suave y meloso sin llegar a empalagar. No sois los primeros, ni los últimos a los que sacara una propina.

Julián saca dos gremiales de su bolsa y los sujeta con la punta de los dedos, dejándolos bien visibles a la moza y después se los entrega.

- Con ésto tenéis más que de sobra para poneros aún más guapa y para unos cuantos caprichos, mi señora. - El joven recalca sus palabras con una halagadora reverencia.

Julián observa cómo se desenvuelve el joven Aldaña con la moza, y la verdad es que lo hace realmente bien. Considera que la muchacha es demasiado joven para él... o más bien para conseguir que se interese en él.

- Es mucho mejor que lo intente Aldaña para ver si conseguimos información... Aunque quizá él consiga algo más.

-Sin duda ayudara a reparar algunas sillas,Se le acerca al oído y le susurra, despues. -Estoy en la cocina por si desean tomar algo mas.

-Bien pues saber que esos hombres pasaron siguiendo rumbo sur. Pero que sus perseguidos fueron mas listos y tomaron dirección sur oeste. Pensando en tomar un barco.

- ¿Qué queréis decir con sus perseguidos? ¿Cómo eran las personas a las que seguían?

Julián se ruboriza ante la proposición de la chica y parece realmente incómodo. Sus mejillas se encienden y le cuesta hablar, incluso tartamudea un poco. Intenta sonreir pero no puede, está demasiado nervioso. Se despide con una inclinación de cabeza y se ciñe el sombrero todo lo que puede para ocultar su sonrojo. Cuando vuelve a la mesa con sus compañeros les explica lo que sabe en un tono de voz bajo, que solo ellos pueden oir.

- Chicos, los mosqueteros han pasado por aquí. La hija del tabernero dice que tomaron rumbo Sur, pero que la gente a la que persiguen fueron hacia Sant Andrea con la intención de tomar un barco.

Al escuchar las noticias que trae su compañero, Julián exclama:

- Bueno, esto no cambia nuestros planes, creo. Si acaso, refuerza nuestra resolución de viajar por mar, ¿no os parece?

Enrique asiente con la cabeza mientras mira con diversión el sonrojo de Aldaña.

Parece que el destino ha decidido por nosotros, y por tus colores casi parece que la joven también haya decidido por ti, Julián.

Más bien se decide por el que más gremiales le pueda dar. Añade Leyna en tono jocoso.

Ten cuidado amigo Aldaña o saldrás nada más que con lo puesto o con los calzones por una de las ventanas de la posada. Ja ja ja ja...

Leyna hace un poco de sangre con los comentarios puntillosos, pero más que nada son para advertir al joven amigo suyo que para ofenderle. Todavía parece demasiado joven para tener ciertas aventuras con mujeres, aunque en este mundo nunca se es demasiado joven ni viejo para según que cosas.

Bueno pues habiendo terminado todos de comer, si no tenemos nada más que hacer propongo que nos marchemos raudos hacia Sant Andrea. A menos que alguno de los presentes tenga que hacer la siesta... Y guiña un ojo a Aldaña.

Julián mira a su compañera Leyna con cara de indignación fingida que se nota a la legua y le dice:

- Los que no sois castellanos os metéis aquellos a los que nos gusta practicar la siesta como si fuéramos vagos. Pero debéis saber - indica mientras señala a su amiga con el índice derecho- que es el secreto por el que los castellanos vivimos más y somos más efectivos muchas veces. De hecho, he investigado y todas aquellas batallas perdidas por algún ejército castellano han tenido lugar después de que nuestro bando no tuviera tiempo para que sus efectivos hicieran su siesta.

Al final de tal discurso, Julián no puede contener la risa.

- Pero, por esta vez, y dado que tenemos mucha prisa, creo que algunos de mis compañeros y yo nos ahorraremos una muy merecida siesta. Lo único que espero es que no tengamos que combatir antes de poder descansar un rato los ojos.... Unas tres o cuatro horas, al menos.

Y, terminando la broma, se pone en pie para conminar con ese gesto a sus compañeros a reemprender la marcha.

-Un grupo de piratas, bastante cortes. Por cierto caballero; si viajáis de noche. Cuidado con la dama. Es vieja la leyenda, pero no hay muchos que viajen de noche.