Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo IV

Cargando editor
24/09/2009, 16:38
Patrick Collins

Aquello era de locos, totalmente. ¿Un lobo con rasgos humanos? ¿Que clase de criatura tenía esos rasgos? Varsatof le dijo algo, pero él se resistió a creer. ¿Disparar una cruz plateada? ¿Que febril imaginación tenía aquel tipo? No obstante, aquello le dió una idea.

-Señor Banks, coja unos maderos de los respaldos de los bancos, unos clavos y un martillo. Vamos a asomarnos a disparar, y mientras recargamos quiero que tapien rápidamente el ventanal. ¿Entendido?

El ventanal era ahora mismo su punto flaco, el único lugar por donde podía entrar directamente la criatura. Primero despejarían la duda sobre si podían matarla o no, y luego tomarían precauciones mientras se preparaban para lo peor. Miró al soldado.

-No saque el cuerpo por la ventana, vamos a asomarnos desde fuera en abanico. Quizá está esperando a que saquemos parte del cuerpo por la ventana para mordernos y llevarnos fuera.

Cargando editor
27/09/2009, 18:09
Ethan Byron

 Byron ocultaba parte de su rostro con un pañuelo blanco, como si temiese o le repugnase respirar el mismo aire que el enfermo, lo observa, sin embargo, impasible una vez se encontraba en aquella cama, igual que analizó con crítica mirada los semblantes del doctor y Banks, ocultando su expresión, que no era sino una expresión tranquila, confiando en que aquellas fiebres o tormentos eran un castigo de Dios a los infieles y a los pordioseros, y que no corría peligro, algo un tanto contradictorio, pues tomaba precauciones...¿o era quizás que temía robarle el aire puro a aquel moribundo, o contaminarse con su lengua de serpiente?

  Sus ojos acabaron por detenerse ante la imagen de Edmund, y se adivinaba una sonrisa de medio lado afilada y pertrechada tras su bello facial, tra ssu mano y su impoluto pañuelo...

  - ¿Está seguro de que no necesitará ninguna compañía o asistencia? Seguro que al Señor Edmund no le importa quedarse, si es necesario, tal como sucedería en mi caso.

 Apartó el pañuelo para hablar, y su brazo quedó suspendido a media altura, con él, su brazo izquierdo cruzando alrededor del pecho, observandolos en una pose elegante y distinguida, ahora no parecía importarle respirar el mismo aire. No pasó por alto el hecho de que la ventana estuviese tapiada, y no mostraba intenciones, ni de marcharse, ni de quedarse, como si estudiase cual sería la respuesta del doctor y de Edmund.

  Quizás necesite de su ayuda...

 Pensaba con ocultos propósitos.

Cargando editor
27/09/2009, 19:23
Susanne Cornwell

La sala era pequeña, lo sabía, pero no fue consciente de cuan realmente pequeña era hasta que estuvieron todas dentro. Apenas entrar se puso a mirar de arriba a bajo el lugar, cosa que obviamente no le tomó demasiado, en busca de una segunda puerta o algo que les ofreciera una salida alternativa pero no encontró nada.

-Esa puerta o es nuestra salida o nuestra perdición -pensó sin poder evitar sentirse atemorizada y aunque mucho era ese temor, tanto que a ratos amenzaba con nublarle el juicio, la presencia de sus hermanas, el no saberse sola en ese lugar (sola en lo que se refiere a no estar con sus seres queridos)

Escuchó las ideas que se planteaban y meneó la cabeza, ninguna le parecía una buena opción, pero una estaba clara y era que tenían que hacer algo, estar preparadas, para qué o de qué modo era difícil de precisar, simplemente debían estarlo.

-Estoy de acuerdo con Anabel, bloquear la puerta no es una buena opción, no porque al bloquearla no podamos salir, si esa bestia es lo de mitad de fuerte de lo que suponemos no le supondrá mayor esfuerzo derribar la puerta y arrasar con lo que sea ésta tenga por delante... la puerta estará despejada para nosotras, salvo por la criatura que seguramente será quien nos bloquee el paso -no pretendía alarmar a nadie, simplemente y dentro de lo que cabe, ser objetiva-. Lo que Liz y usted, Mary Ann, proponen nos ofrece al menos una alternativa que es distraer a... a esa cosa, si Dios lo permite, el tiempo suficiente para salir de aquí, sin embargo tenemos que estar preparadas para que, al momento de salir, nos encontremos con el peor de los panoramas... si esa criatura consigue llegar hasta aquí mucho me temo que será porque los hombres no fueron capaces de hacerlo y... y -la voz le tembló ante la idea pero respiró profundo y se obligó a no pensar en ello-... puede que no quedemos más que nosotras.

Cargando editor
27/09/2009, 22:56
Edmund Banks

Edmund miraba al enfermo con gesto de impotencia, atento a lo que pidiera el doctor, de manera servicial. Sabía que aquél tampoco era un campo en el que él pudiera hacer gran cosa, salvo prestar ayuda.

No cambiaba nada el hecho de que fuera el impertinente de antes el que ahora estuviese con ellos, y el que les ayudara. Para él las cosas siempre eran más simples: si alguien necesitaba ayuda y estaba en su mano, le ayudaba. Nunca creyó que nadie se mereciera ningún mal. Edmund no dejaba de ser un hombre simple, de campo, con manos grandes y un corazón aún mayor.

Se volvió hacia el hombre del pañuelo en el rostro, observando que ahora se lo quitaba, y un pensamiento cruzó su mente ¿Cuánto tiempo llevábamos respirando todos el mismo aire que el soldado ahora enfermo?.

Escucha sus palabras, y luego habla:

- Por supuesto que no tengo problemas en quedarme si necesita ayuda doctor. Ni soy ducho en medicina, ni en armas, pero me quedaré donde crean que puedo ser de más ayuda.

Cargando editor
28/09/2009, 01:02
Dr. Robins

-No será necesario. Señores yo me quedaré aquí cuidando al enfermo, hagan el favor de volver a la sala principal donde seguramente serán de mayor ayuda que en este lugar. De ser necesario que alguno vuelva, yo mismo lo iré a buscar. Por ahora ya nos hemos expuesto a demasiados peligros como para agregar el contagio de todos nosotros... Dios no lo permita.

(El doctor se sentó junto a la cama y se dispuso a colocar compresas de agua fría sobre la frente del acalorado soldado, que no paraba de tiritar. Luego los volvió a mirar como dando por seguro que ya vuestro trabajo estaba cumplido).

Notas de juego

Edmund, cuando salís de la habitación escuchas el pedido de Collins (lee su post cualquier cosa)

Cargando editor
28/09/2009, 02:30

Edmund y Byron dejaron al doctor Robins junto con el enfermo, tal como él había pedido y volvieron al salón principal. Allí oyeron a Collins y su estrategia al tiempo que veían que el hombre ahora tenía una cruz de plata que rodeaba su muñeca. Las jóvenes no se encontraban en la habitación porque era demasiado inseguro así que se habían recluído en la sacristía: un lugar donde se hallaban los objetos que, antes de la misa, se iban a bendecir. Así que ahora era cuestión de hombres...

 Cita:

-Señor Banks, coja unos maderos de los respaldos de los bancos, unos clavos y un martillo. Vamos a asomarnos a disparar, y mientras recargamos quiero que tapien rápidamente el ventanal. ¿Entendido?

Dijo Collins y Edmund intentó ponerse a la faena. El señor Jean, un profesor de francés que apenas había intervenido en todo el asunto le hechó una mano.

 Cita:

-No saque el cuerpo por la ventana, vamos a asomarnos desde fuera en abanico. Quizá está esperando a que saquemos parte del cuerpo por la ventana para mordernos y llevarnos fuera.

Fue la siguiente instrucción del señor Collins y así se ejecutó. Formaron un abanico: Collins en el medio, Damien a la derecha con su sable en mano, a su lado el soldado con el arma y, por la izquierda, el ruso quién ahora tenía un tablón para usar como palo y Sir Avon, quién carecía de mucho más que otro palo, armado a la ligera, para al menos golpear la cabeza de la bestia. Así se acercaron al ventanal. Por lo pronto no parecía haber nadie allí afuera, solamente la brillante y hermosa luz de luna.

Notas de juego

Byron tú te quedas más atrás, tú también decides haciendo qué :P Recuerden NO marcar a las señoritas

:P y anabel, nada de spoilear eh? XD

Ah aclaro, lo de la cruz fue porque no pudieron hacer que se pudiese disparar con el fusil, por eso puse que Collins la ponía en su muñeca... si se la quiere devolver a Alexander todo bien, cuestión vuestra.

Cargando editor
28/09/2009, 02:41

Por el momento las cinco muchachas estaban bien, dos se habían sentado en el suelo, una al borde del piletón y las otras dos permanecían paradas, pero los nervios y la incertidumbre hacía que de cuando en cuando cambiaran de lugar. Anabel a veces hechaba un vistazo por la rendija de la puerta, apenas abriéndola un poco pero es que tanto silencio le traía más nerviosismo que todo el ruido del mundo.

Tiempo, tiempo, tiempo... era una molestia saber que sólo tenían tiempo.

Lo bueno era que tanto Susanne como Mary Anne estaban ya curadas y el tobillo de Claire apenas era una molestia. Al menos las chicas entendieron que su salud era buena, y si tenían que batallar con algo, por lo menos no iba a ser una enfermedad.

Tanto tiempo, pensaron... quizá podrían conocerse mejor.

Notas de juego

: P si quieren charlar ESTE es el momento :D

Cargando editor
29/09/2009, 20:45
Damien Louis de Murvile

Los pocos hombres que faltaban se presentan de forma rauda al centro de la iglesia, haciéndose con algunas maderas de aspecto algo endeble para afrontar a esa criatura, pero que aún así resultarán más efectivas que los puños desnudos.

Damien se relame, entre nervioso y algo impaciente. Las puntas de sus pies se mueven ligeramente provocando en él un movimiento de va y ven continuado, posicionado para atacar de forma rápida y efectiva en cuánto tenga ocasión... pero dicho momento no llega.

Deja escapar aire entre los dientes con cierta frustración.
-¿Por qué no entra? Parecía muy dispuesta a comernos a todos y ahora...- se muestra dubitativo por un segundo, pero enseguida niega con la cabeza -No, es imposible que intente ponernos nerviosos, sólo es una bestia- dice en voz alta, aunque más para sí mismo que para el resto. Las "leyes" no escritas de la lógica y el raciocinio le impiden creer que realmente ese animal pueda llevar a cabo planes mínimamente inteligentes y estratégicos. Ya entrará cuando no tenga otra alternativa... es lo único que puede hacer.

Cargando editor
30/09/2009, 14:38
Anabel Cornwell

-Está bien, pues mojemos el suelo para que al menos resbale... y recemos para que no caiga sobre ninguna de vosotros- Anabel accede a la idea general a pesar de que no acaba de convencerla, pero deja que las "creadoras" del plan lo lleven a cabo. La habitación es tan pequeña que no les supondrá mucho esfuerzo... aunque seguramente acaben por ser ellas las que tengas que esforzarse por no caer.

-Es extraño, tanto silencio...- hace rato que hubiera esperado gritos, disparos y demás ruidos desagradables pero sin embargo nada de eso ocurre, y precisamente esa incertidumbre la pone más nerviosa que un combate. Al menos entendería lo que pasa.

-Seguro que salimos de esta, sólo hay que esperar a que se haga de día- se esfuerza en sonreír con confianza para dar ánimos a las chicas. Quizá incluso sirva de algo.

Cargando editor
04/10/2009, 18:26

Los minutos pasan y se convierten en horas. El soldado, cansado ya, o tal vez iracundo debido a tanta espera, decide bajar su fusil y acercarse a la ventana. Mira, primero lentamente mas luego saca la cabeza por el agujero dejado en el lugar del vitró. Nada. Se da vuelta para enfrentar a sus compañeros pero, en vez de decir palabra, se dirige a la puerta principal y se dispone a abrirla.

-No hay ningún lobo por aquí y yo no se ustedes, señores, pero yo debo ir a mi regimiento y dar a conocer lo pasado. Respecto a las órdenes de Vinthervill... en lo que a mí respecta, sois todos libres.

Luego se prepara a abrir el portón.

Notas de juego

Este post no es para las chicas ya que ellas están aún en la sacristía. Uds decidan si las van a buscar o qué.

Cargando editor
04/10/2009, 21:17
Damien Louis de Murvile

El tiempo pasa, inexorablemente, desconcertando todavía más al joven Damien, que ya hace un rato que ha relajado la postura a pesar de permanecer con su estoque desenvainado.
De vez en cuando observa a los varones presentes, esperando que los más "veteranos" otorguen algo de luz a la situación, pero está claro que todos comparten la misma confusión.

Al final es el soldado el que se arma de valor para echar un vistazo y Damien suspira levemente, entre aliviado y desconfiado. Cierto que ya hace mucho rato desde que apareció la bestia, ¿pero realmente se ha marchado? Quizá son demasiados, incluso para un animal tan aparentemente imponente como ese.

-Aguarde un segundo- dice al soldado cuando se dispone a abrir las puertas -Antes de retirar la seguridad me aseguraré de que realmente no está ahí. Ayúdeme a subir- le hace gestos para que se acerque y con su ayuda y la de un banco alcanza la vidriera rota hasta salir al exterior, tras lo cuál pretende dar una vuelta a toda la iglesia para asegurarse de que no hay de qué preocuparse.

Cargando editor
06/10/2009, 17:16
Edmund Banks

¿Y ya está? ¿Nos podemos ir?

- ¿De verdad ese ser ha desaparecido sin más? ¿Y qué hacemos con respecto a la enfermedad? Hay un hombre enfermo. Si no hay ningún peligro quizás se pueda acompañar a las damas a sus casas para que descansen en condiciones.... Mira pensativamente el lugar por el que ha salido Damien, dudando. Su falta de capacidad con las armas le decide a quedarse.

Cargando editor
07/10/2009, 17:26

Damien sale al exterior, ayudado por Edmund y otros. Después de unos minutos, lo pierden de vista.

Notas de juego

Ahora escribo para Damien y narrar lo que él vé.

Cargando editor
07/10/2009, 17:27

Damien sale despacio, siempre atento a lo que lo rodea. Vé la gran cantidad de árboles que rodea la iglesia, camina despacio entre ellos pensando que pueden servir de refugio o escondite si es que la criatura está cerca. Camina rodeando el edificio; la luna brilla sobre el cielo nocturno. Calcula que pueden ser cerca de las dos de la mañana; el pueblo rodea la Iglesia con sus casas bajas y pequeñas, las mansiones de la gente con bastante dinero están en otra zona, más cerca del campo y las zonas de paseo.

Incluso con la hermosa luz de luna no se vé demasiado bien. Un ruido hace que Damien se alerte, hasta que ve pasar un conejo que corre hacia su madriguera. El joven sigue dando vueltas hasta que llega al portón principal de la Iglesia; delante de él hay dos cuerpos irreconocibles por su nivel de destrozo. No tiene idea de dónde estarán los demás soldados pero un rastro de sangre se adentra muy lejos en el bosque. Damien no nota que haya nadie por aquí.

Notas de juego

Tú decides si abrir, si volver y contar o lo que quieras.

Cargando editor
07/10/2009, 18:26
Damien Louis de Murvile

Damien frunce el ceño y se afana en ocultar un poco los cuerpos o, cómo mínimo, en cubrirlos con algo, aunque sean sus propias ropas. Observa el rastro que se pierde en el bosque y queda algo más satisfecho y convencido, por lo que regresa al ventanal por el que salió ante el impedimento de entrar por la puerta principal pero no envaina su espada.

-Caballeros, parece ser que esa bestia realmente se ha marchado ya que ha dado cuenta de un par de hombres y se ha llevado a otro. No estoy seguro pero diría que ya tiene lo que quería así que... sería mejor avisar a las damas y volver a la seguridad de nuestros hogares cuánto antes- informa mientras salta con agilidad al interior de la iglesia, por si alguien decide que es mejor no salir y porque en tal caso procurará ayudar a retirar las barricadas y mantener protegidas a las señoritas hasta que estén en un lugar más seguro.

Cargando editor
08/10/2009, 11:24
Edmund Banks

- ¿Y la enfermedad? ¿No corremos el riesgo de extenderla por todo el pueblo si salimos? De todas formas, creo que las damas si agradecerán saber que el monstruo se ha ido. Al menos ya no hay peligro afuera.

Mira interrogativamente a Damien y a los demás:

- ¿Quitamos las barricadas, o será muy arriesgado considerarse ya a salvo? Damien, creo que es usted quien debería ir a comunicar a las damas la buena noticia, ya que es quien ha salido a comprobarlo por usted mismo. Se sentirán aliviadas al saber que hay un peligro menos acechando.

Cargando editor
08/10/2009, 19:32
Mary Ann Windsor-Hancock
Sólo para el director

Notas de juego

Teniendo en cuenta todos los muebles que hay, hay posibilidades de que estemos todas subidas a algo sin tocar el suelo?

había electricidad en aquella época?
:P

tenemos opcion de hacer fuego?

Cargando editor
08/10/2009, 23:18

Se pueden subir tres en el piletón donde se colocan las ostias, una en ese mueble que tiene los objetos sagrados (subiéndose arriba de todo, no que esté cómoda) y nada más.

Electricidad no hay y fuego... mmm lo dudo porque si tienen muchas cosas inflamables, o sea madera y eso pero no sé con qué podrían encenderlo.

No sé tampoco a qué viene tu pregunta, si puedes decirme más qué desearías hacer, quizá te podría ayudar mejor.

Bsos

Cargando editor
09/10/2009, 04:59
Alexander Varsatof

Alexander termina la frase de Banks con un

-Por ahora

Suelta la tabla dejándola caer y se sienta en el banco mas cercano

-Tan listo como todos los de su especie porque arriesgarse a entrar cuando fuera tiene presas fáciles

Se para y camina hacia la puerta a ayudar al soldado a quitar las cosas y vuelve con el grupo de hombres…

-Esto se volverá a repetir la próxima noche de luna llena y así hasta que eso muera hoy podremos dormir tranquilos al menos ya esta alimentado… si me creen o no, ya es cuestión de ustedes Ingleses, pero cuando eso ya aya matado lo suficiente y no les quede otro remedio que creer y estén dispuestas a escuchar, lo are encantado… ahora por precaución llevemos a las mujeres a sus respectivas casas con grupos de 3 hombres

Cargando editor
09/10/2009, 11:54
Mary Ann Windsor-Hancock
Sólo para el director

Notas de juego

pues con lo de mojar el suelo se me ocurria lo de electrocutar al bicho, mientras todas estuviesemos lejos del suelo, podríamos electrificar el agua y al pisarla el bicho achicharrarse.

y si era con el fuego, pues hacer una antorcha, y justo cuando entrara pues que resbale hasta el final de la estancia y la más valiente que le arrojara la antorcha cuando las demás estuvieran ya fuera de la sala y encerrerle dentro con el fuego. :P

:P