Partida Rol por web

Yo te acompañare, aunque si puede ser no respires muy fuerte cerca de mi.
Ademas si tenemos que esperar que encuentres un rastro que no sea de cerveza, lo tiene claro.

Miro al enano de reojo, no pienso entrar en su juego, el honor es algo sagrado y pienso llevarmelo a la tumba muy lejos de aqui, si es posible dentro de muchos años.

Bien entonces, partir lo antes posible, Eric os acompañara. Eric se trata de uno de los pocos guardias que queda, es bastante joven, pero por su aspecto y su forma de actuar, parece que ya participo en alguna contienda.

Finalmente el enano, la elfa y el joven hombre entran hacia el bosque.

- Weber, compañero, mi hacha está contigo. Mi hacha y un buen trago de brebaje de Middenheim, dicen que las destilerías del norte hacen milagros con el fermento de no sé qué producto. Dicen que los guerreros del lobo aúllan como locos tras cada trago.

Cahir rebusca entre sus bolsillos.

- Por Sigmar! Se me habrá caido la botella en el campamento - digo mientras volteo la cbeza por si de camino veo una botellita de licor en el suelo.

Miro al nuevo charlata, ahora que empieza la guardia prefiero tener algo de conversación que quedarme dormido y me crezca un virote en el pecho.

-Si lo has perdido, ya estara bien lejos - buscando en los alrededores -toma este pellejo, solo lleva agua, pero te quitara la sed y te dejara claras las ideas, para contarme que tal en ese asentamiento humano de ahi de atras, creo que deben de estar todos locos si esperan aguantar las embestida de esas bestias, no crees.-

Quizas haya visto o oido algo interesante, aqui no hay mucho mas que hacer, y hasta que decidan mover este circo ambulante aqui nos quedamos y yo con su ligera protección.

- Gracias amigo.- Cahir toma la bota y empieza a beber agua. - Ahí atrás todos andan bastante revueltos con esto de la desaparición de Nana. ¿Y mientras estábamos fuera estás seguro de que andaba con vosotros? Quizá incluso desaparació antes, ¿sabes? Y nadie la echó en falta hasta ahora.

Mirando de reojo al bosque mientras hablo -la verdad que no conoci ha nana personalmente, pero se le tenia en muy buena estima, que Sigmar la guarde - digo mientras me presigno - por mi parte espero que lleguemos los que podamos a la siguiente ciudad, ahi me sentire mas asalvo, y en caso de asalto, tendremos unos buenos muros donde aguantar el chaparrón, no crees- digo dando un pequeño codazo a modo de compañero -por cierto, ¿a que te dedicas?-digo mientras busco algo de carne seca que echarme a la boca, o un trozo de pan duro.

- Pues la verdad es que soy vigilante. Jeje - Cahir da un trago a la botella - pero ya ves, no me preocupa salir a bsucar aventura por el mundo. No soporto la monotonía.

Con que vigilante, y - mirando hacia los lados - ¿que vigilas?, aqui la verdad que poco hay, aparte de goblins y criaturas biles,¿Buscar aventuras? - no creo que llegues muy lejos con esa mentalidad- joven, no es por meterme con tigo pero he estado en algunas batallas sabes, y la verdad que no hay nada honorable ni de aventurero en pelearte con engendros salidos de la peor cloaca de este viejo continente.

Mirando hacia los lados, parecen que algunos guardias ya ha empezado a levantarse - parece que pronto este circo empezara a funcionar - digo con cierto desden, no llegaremos muy lejos ha este paso.

- ¿Qué vigilaba? Qué se yo: andaba arriba y abajo de mi barrio natal siguiendo a los ladronzuelos y pillos. Los vigilaba. Con eso me he ido ganando la vida después. Además estudié leyes, así que podríamos decir que estaba alerta por el porvenir de los míos. - Cahir le dio otro pequeño sorbo a su botella. - Si te he de ser sincero no busco la fama ni la gloria. Quiero andar de aquí para allá y ver mundo antes de sentar cabeza.

Cahir se desperezó pues estaba tomando una postura que empezaba a ser incómoda.

- Aaaaaaaaaaaah! Sí, parece que allí empieza a haber movimiento.

Mirando por encima del hombro de Cahir, veo como  la gente va recogiendo algunos fardos, mirando a Cahir con una sonrisa -reconozco que me encanta caminar tranquilo y sin prisas por los caminos, esto si que mi vida, por eso creo que he caminado tanto a lo largo de mi vida, pero no todos los caminos estan exentos de peligro asi que -digo acariciando mi ballesta -nunca esta de mas tener una ayudita - estirando primero un pie y luego el otro -  asi que este camino por el que he llegado creo que ha sido el peor, no cobro por proteger ha esta pobre gente y no espero si no que en cualquier momento nos salten al cuello un ejercito de alimañas - bajando la voz - se ven ojos que nos vigilan entre las ramas, no he querido decir nada para que no me tachen de loco, pero algo nos vigila, lo siento en mi nuca - mirando de un lado al otro con expresión seria. -pero de momento comamos y bebamos lo que tenemos a mano, ya el sol esta despuntando y otro duro día nos espera - con una sonrisa torcida, no tento intención de llegar muy lejos, esta gente no esta muy dispuesta a querer vivir con el ritmo que llevan, una autentica pena.

- Yo también he notado algo - miente Cahir para darse importancia - y tampoco he querido decir nada. Comamos algo, sí.

Y el joven busca entre los fardos sin quitarle el ojo a la masa forestal que tiene enfrente por si acaso un movimiento delata alguna presencia.

- Quizá debamos hacerles entrar en razón. No sé, quizá un pequeño sermón bastaría. Deben entender que la situación no les permite andar holgazaneando. Ya hemos perdido mucho tiempo y el camino está lleno de sorpresas que, día tras día, frenan nuestro avance. Ciertamente un edicto imperial ampliaba el margen de acción de la milicia imperial con la intención de ofrecer protección más allá de los límites establecidos anteriormente. Pero veo que esta gente está demasiado alejada de los intereses de Altdorf.

Y encontrando un trozo de pan seco, Cahir lo masca con fuerza.

- Te veo muy silencioso, chico, ¿en qué piensas?

Me desentumece eso de -Chico!- lo miro de reojo;

-No me pagan por estar aqui, pero pagan ha ese capitán por la seguridad de esta pobre gente, ni siquiera pertenezco a este ejercito, solo presto mis dos brazos, y ellos me dan algo de escolta adicional, pero cada hora que paso con esta gente, ir en esta carabana se convierte en un suicidio. No digo que salgan corriendo por en medio del bosque, pero forzar la marcha tampoco seria una mala idea, es preferible que alguno quede atras, a que perezcamos en este lugar -

Me quedo mirando al rededor, algunos soldados o aldeanos pasan por nuestro lado, asi que no creo que mis palabras hayan quedado indiferentes, pero es lo que creo y no creo que sea el unico.

Entre la maleza surge la anciana seguida por un enano refunfuñon.

- Seguro que nos hemos perdido vieja tozuda - dice Ungrim - Claro como tu no tienes que cargar con la señorita elfa "yo voy primero" pues claro.....

- Anda mira - dice dandose cuenta que esta frente a la caravana - has tenido suerte ¿ves? he encontrado la caravana, era por donde yo decía.

- ¿Alguno puede coger a la señorita? - dice Ungrim a sus embobados compañeros - que yo también estoy herido, aunque a nadie le importe - dice mirando a la anciana que todavía no le ha curado las heridas

Mirando preocupado entre la maleza, miro con grandes ojos al pequeño enano, no puedo mas que sonreir, al verle cargado con la moribunda elfa; -no da nada bueno este bosque é!, amigos - digo dirigiendome hacia ellos con intención de ayudarlos, porto como buenamente puedo el cuerpo de la elfa con la intención de subirla en alguna carreta, para prepararla para el viaje. Sonrio a la anciana que los acompaña, mientras pienso has tenido suerte finalmente. Me paso el siguiente buscando ayuda para la elfa y cuidando de ella.

Cahir se despereza y rápidamente corre a ayudar a la elfa, a la que no duda ni un momento en coger en brazos, dedicando un pillo guiño a Weber, que trataba de buscar ayuda sin sacar un ojo de encima de Ionor, preocupado.

- ¿Qué ha ocurrido, enano gruñón? Parece que habeis dado con la anciana.

- Si encontramos a la anciana, o más bien encontramos unos hombres bestia que querían hacernos morder el polvo pero no se esperaban encontrarse a un enano que les aguantase a los tres. Después aparecieron unos elfos con arcos que ellos habían encontrado a la anciana, nos la dejaron y salieron corriendo cuando les dijimos que venían hombres bestia y huíamos de ellos. Supongo que irían a esconderse entre sus arboles como hacen todos los elfos cobardes.

La anciana es recibida por sus vecinos del pueblo, preguntando donde estaba y si se encuentra bien, ella explica, que necesitaba hierbas para sus remedios, los niños abrazan a su protectora, especialmente los mas pequeños.

Unos minutos mas tarde, después de que Nana hable con el capitán, esta se acerca al enano.

Señor enano, si quiere y me permite, me gustaría echar un vistazo a esas heridas y hacer algo por su curación.