Partida Rol por web

Os dirigís a los establos donde esperan vuestros caballos, acompañados por los alguaciles. Montáis y salís del recinto de la torre con claros signos de cansancio. La noche había sido larga y agotadora...

El nuevo día se desperezaba junto al cantar de los gallos. Los hombres salían cargados con las herramientas para labrar el campo y toda la ciudad parecía seguir su curso. De vuelta al castillo, Doromus por fin despega los labios, para hablarte de la situación. 

- Mientras estabas fuera de la sala, el magistrado dio orden de que si al salir había algo sospechoso en ti, te detuvieran. Y claro... apareciste con el cristal en tus manos... No tuve posibilidad de avisarte. dijo algo apagado de ánimos.

- Necesito echar un vistazo a ese cristal para saber al menos si vale la pena intentar recuperarlo. ¿Que sucedió en la sala contigua? Necesito saber más si queremos hacernos con el cristal.

El palacio estaba dormido desde fuera, pero una vez dentro, en el patio de armas, se agrupaba un grupo de soldados que se preparaba para dirigirse a comandancia. En pocas horas parte del ejercito partiría a Lucrecia.

Al parecer, los magos murieron al no pasar una prueba.Posiblemente de alguna manera mágica llegaron a pasar a la ultima estancia de la Torre, pero una prueba de elegir la puerta correcta posiblemente la fallaron.Acerté pude pasar la prueba y encontre un cristal como dos hombres de grande que flotaba en el aire, de un color azulado.Varios fragmentos flotaban alrededor de ese cristal, yo solo cogí uno de esos fragmentos, de saber que el magistrado haría algo parecido, habría cogido dos, pero solo es una conjetura.No imaginaba que podría hacer lo que hizo el Magistrado.De todas maneras, el cristal de alguna manera nos llama, de no ser asi, no habriamos ido a por él.A la luz del día se apagan los cristales, no brillan hasta la noche. - decia explicando tranquilo, aunque con claro gesto de enfado, hacia lo que hizo el magistrado.

En la torre hay mas fragmentos de ese cristal, pero dudo mucho que tengamos oportunidad de volver a entrar,a no ser que el magistrado este presente y nos lo quite de las manos.- dice metitativo.

De todas maneras, creo que deberé de ausentarme unos días, tal vez semanas.Quedaros aqui hasta mi regreso, mi tio etenderá que os quedéis aqui, yo he de partir para arreglar lo de mi padre, antes de que vaya a mas.-Marish estaba muy pensativo, le disgustaba la idea de dejarlos alli, mas el que le hubieran quitado lo que posiblemente desvelara la información del libro.Pero su padre estaba en peligro, además de su propia gente de sus tierras.

Doromus estuvo muy atento a todas tus explicaciones. Quería saber que era aquello que estaba sucediendo. Una vez terminas interviene.

- Ahora entiendo...

- Pero entonces ¿Por que justamente ahora lo de las muertes de esos magos? Si tenían acceso a esa sala mágicamente como supones... podrían llevar meses, quizá años en contacto con el cristal. ¿Que razón había pues para que aparecieran no uno, si no tres cadáveres?

- Esos magos saben más del cristal. Pero bueno.. supongo que los extraños motivos de esas muertes son trabajo del magistrado y no son de nuestra incumbencia

Finalmente os adentráis en las estancias de palacio. Mientras el prosigue su discurso...

- Aunque... quizás.... solo quizás, resolver el misterio de esas muertes devuelva la confianza del magistrado y de paso nos entregue el cristal que posiblemente precisamos.  

Antes de entrar, frente a la puerta de la sala de curaciones, donde debían estar Larey y la joven atacada recuperándose de sus heridas, el sacerdote dice comedido...

- Pero claro... quien soy yo para deciros a vos que os quedéis aquí cuando vuestro padre seguramente os necesita, si cabe con aún más urgencia.

Por esa razon, te dejo a cargo de la investigación de esas muertes junto a Larey y la otra chica.Como comprenderás, he de ayudar a mi padre y solucionar lo que pasa.En la mayor celeridad de lo que se me sea posible, volveré.- la mirada de Marish junto sus manos, encima de los hombros de Doromus, demuestran la confianza que le tiene depositada.

Confio en ti para que investigues esas muertes con las chicas, si hay alguna especie de enfrentamientos en tierra de mi padre, no quiero exponeros a ninguno de los tres.No es vuestra guerra ni enfrentamiento, confio en que tu con las chicas solucionéis el caso de las muertes, el magistrado confie mas en vos que en mi y os de el cristal.Yo tengo que ir a una lucha del que ninguno de vosotros tres tiene nada que ver, es mi lucha, no la vuestra.Por eso de que os quedéis aqui para investigar esas muertes. - dice afable y con una sonrisa a Doromus.

Negué con la cabeza. Fui todo lo sincera posible al respecto, no tenía ni idea qué motivos pudiesen mover a aquel hombre. Ni siquiera mi intuición podía decirme algo.

—No lo sé, no me he criado aquí, llevo más de diez años aislada de todo el mundo. Ni debo dinero, ni he matado a un noble, ni he secuestrado a nadie. Apenas he pronunciado mi nombre dos veces, nunca el nombre completo y aquel hombre ya lo sabía... —respondí a la primera pregunta, la segunda podría ser más complicada. Me rasqué tras la cabeza pensativa—. ¿Tal vez alguien a quién traté mal en el orfanato? —bromeé con un esbozo ligero de sonrisa, me encontraba a gusto en este lugar y me permití una bromilla—. Bueno, no sé qué visteis antes de venir... a salvarme, pero la magia y yo somos afines —confesé en casi un susurro como si no quisiese que se enterase alguien más—, desde pequeña, —agregué—, no sé si realmente existen los cazamagos, pero suele haber alguien que siente algún rencor por nosotros, o eso he leído en libros... —me dejé caer sobre la cama, rendida, sin saber qué pensar—. ¿Tú qué opinas? Por cierto, ¿cómo te llamabas? —pregunté seguida una detrás de otra. Era muy mala con los nombres y siempre se me olvidaban, necesitaba que me los recordaran una y otra vez o que otras personas la llamaran por su nombre—.

Entras acompañado de Doromus a la sala de curaciones del palacio. Era un lugar reservado para la gente de la corte que se encontraba bajo cuidados. Ahí se encontraban Larey y la chica que como tu, había sido elegida...

Al entrar en la sala te la encuentras encamada. Parece recuperada pese a los vendajes que tapaban sus heridas. Al otro lado de la sala, en una habitación reservada ves a varios sirvientes y a una de las infantas. Probablemente velando por la salud de la Reina, que había enfermado gravemente.

Larey se alegra de verte entrar...

- La verdad es que no lo se... ni siquiera tu misma sabes quien era ese hombre. ¿Como podía saber tu nombre entonces...? Lo único que se es que aquí en palacio estas salvo. Por cierto, me llamo Larey.

Poco después de su respuesta ves como la puerta de acceso se abre de nuevo. Esta vez entran dos personas. Uno de ellos es el caballero que te había ayudado, el otro es el sacerdote que le acompaña.

Larey se alegra de ver regresar a sus compañeros que se acercan...

Nada mas ver a Larey, Marish pone sus manos en los hombros de la chica.

Muchas gracias por cuidar de ella, espero que la recuperación de la invitada, haya sido mas fructífera que la búsqueda que tu mentor y yo emprendimos.- dice suavemente a Larey.

Despacio se aproxima a donde Iza estaba tumbada.

Espero que los cuidados médicos hayan quitado el dolor de las heridas y esten de camino a sanarse... - Marish mira a Iza.

Espero se mejore pronto..¿ya me recuerda de haber visto en aquella reunión? - dice preguntando a la joven.

Tras abrirse la puerta y observar que venía nueva visita, Iza decidió incorporarse levemente para recibirles con buena postura y no tirada en la cama. Recorrió con la mirada a los tres y finalmente asintió con la cabeza a su última pregunta. 

—Creo que sí... aunque yo no lo llamaría "reunión", quiero decir, parecía un sueño. Un método de comunicación muy extraño —Iza no sabía cómo clasificarlo, parecía que no se le daban muy bien las palabras y hubo un silencio de un segundo o dos—. Eem, ¿encontraste al elfo con el que se supone debemos de contactar? 

Si, fue extraña aquella reunión, en cuanto al elfo, no se nada.He mandado a unos mensajeros para que me informen si ven alguien con esa descripción por las aldeas de alrededor.Por cierto, lamento decirle que  me ausentaré de este palacio un tiempo, deberes urgentes me reclaman en tierras de mi padre.Estará en buenas manos con la bella Larey y el sabio Doromus.- dice mientras hace un gesto a cada quien cuando dicta su nombre, pero algo hace  enrojecer un poco a Marish, se le había escapado el decir bella a la muchacha que acompañaba a Doromus.

Algo nervioso y sonrojado, se excusa y decide acercarse a preguntar por la reina.

Iza apoyo las manos sobre la cama para adoptar una postura recta completamente sentada con las piernas cruzadas. Con el estómago lleno y el cuerpo descansado se iba a sentir muy aburrida sin hacer nada, completamente como una inútil. Así que preguntó:

—¿Y qué puedo hacer yo? Tengo que pagar o agradecer todo ésto de alguna manera —dijo aquella chica de ojos café verdosos—. No me gusta estar sin hacer nada...

Antes de ir a visitar o preguntar por la reina, decide explicarle a Iza.

Tranquila, ayudaras a Doromus y Larey en una investigación y recobrar una cosa.Doromus te dará mas detalles respecto a eso.A ver si a mi vuelta, habéis tenido mas suerte que yo en ello.- dice con una sonrisa.

Acto seguido se acerca al lugar donde supuestamente tienen a la Reina, al menos , para saber como esta.

El caballero se retira dejándote con sus dos acompañantes, Doromus el sacerdote y Larey, la muchacha que te había ayudado. Él se aleja para visitar a la otra persona que se encontraba en cama, demasiado lejos para que te enteres de nada de lo que hablan. Solo ves como parece consolar a la muchacha que sollozaba hace un rato.

Por otro lado Doromus empieza a explicarte lo acontecido...

Tras una larga explicación acerca de como conocieron al caballero en la ciudad de Gaihon, donde viven ellos dos. Te cuenta lo sucedido a partir de su llegada a Saburunda. Resulta que para encontrar el camino a seguir, para evitar la Gran Guerra, debían hacerse con un antiguo manuscrito. Por suerte el libro estaba en poder del rey, y ya que Mariscal era miembro de la nobleza, no le costó conseguirlo.

Con el manuscrito podrían descubrir los conocimientos de los antiguos acerca de la Gran Guerra y que hacer para detenerla. Por desgracia el libro estaba en blanco... salvo una pagina. Es entonces cuando Doromus saca el libro y te lo muestra.

- Ves, el libro solo contiene estas palabras... Al ver el manuscrito no aciertas a entender los símbolos que hay ahí escritos...

- Viene a decir lo siguiente... El sacerdote te lee lo que hay escrito.

"En la cima del reino, una lagrima de Yue podrás hallar.

Y esa será tu guía para la guerra de los cielos librar."

Tras esas palabras prosigue la explicación. Por ahora parece que puedes seguir la historia que te cuenta...

- Creemos haber encontrado la lágrima de Yue en la Torre del mago, aquí mismo, en Saburunda. Pero el Magistrado, juez supremo del reino, estaba investigando unos extraños sucesos allí mismo. Es una larga historia, pero él cree que estamos relacionados de alguna manera con ciertos acontecimientos que han sucedido.

- Él cree que tenemos algo que ver con la muerte de tres magos, o que al menos sabemos algo a cerca de eso. Por esa razón, después de que Mariscal consiguiera un cristal mágico en la Torre, el cual creemos que puede ser la lágrima de Yue, el Magistrado se la requiso como prueba.

- Debemos recuperar ese cristal para descubrir si verdaderamente es lo que buscamos... Por desgracia el caballero Mariscal quiere partir hacia sus tierras para protegerlas de una rebelión que se ha alzado en armas contra su padre. El conde de Lucrecia y parte de la corte están en peligro, así como la estabilidad del reino si la ciudad es tomada por los rebeldes.

- Si tu también eres una de las personas elegidas podemos ayudarte, al menos mientras estés en Saburunda. Recuperaremos ese cristal... 

Dejas a Iza con tus dos compañeros para ver a la reina. Su majestad está rodeada de siervos y una de las infantas solloza al lado del lecho. La reina postrada en la cama parece muy débil...

Apenas puede respirar con normalidad y las altas fiebres hacen que delire. Siendo sincero contigo mismo crees que pronto le llegará su final. Entre los siervos hay varios curanderos que comentan cosas acerca de si ya es demasiado tarde para la reina.

Hablan de trasladarla a sus aposentos para que pase allí sus últimos días, ya que no parece que pueda hacerse nada para curar su avanzada enfermedad. Está recibiendo tratamientos que apenas pueden paliar los efectos que padece.

La joven infanta se retira de la sala desconsolada. Sabes que nada de lo que digas en ese momento la podrá ayudar. Dejas que se marche dejando el consuelo para otro momento más oportuno.

Cruzándose con la muchacha se acerca un soldado que viene a informarte...

- Sir Mariscal, las tropas están reuniéndose en el la plaza de Comandancia. Vengo a avisarle de que pronto partiremos a Lucrecia.

Entendido, en breve bajaré y nos dirigiremos a Lucrecia para solventar el problema de la rebelión. - dice con voz seria y firme.

Tener listo mi caballo, en breve bajaré.- después de estas palabras Marish se acerca a los curanderos, para que estos les informara.Lo mismo en tierras de Lucrecia podrían encontrar algo o alguien, que pudiera sanar a la Reina.

Ya cerca de los curanderos, les pregunta.

¿que mal aqueja a la Reina?,¿puedo hacer algo? - dice con voz triste Marish.

Los sanadores te hablan acerca de los padecimientos de la reina. Al parecer relacionaban su estado con un viaje que había realizado a los parajes del norte hacia poco tiempo. Empezó a encontrarse mal en el trayecto de regreso a Saburunda y desde entonces no había hecho más que empeorar.

Tras investigar que podía haber causado tal enfermedad, se encuentran con una cruda realidad. En los reinos del norte se había desatado una terrible peste que azotaba con crueldad. Los síntomas parecían ser los mismos, aunque eran especulaciones pues no tenían a nadie de de allí para poder comprobarlo.

Todo se trataba de una tragedia... no se sabia cual era el inicio de tal plaga. Apenas se sabia nada de aquel mal y los sanadores no sabían que hacer aparte de intentar mantenerla con vida y aliviar su sufrimiento.

- Lo sentimos pero nada puede hacerse ya por la reina... La trasladaremos a sus aposentos para que esté lo más cómoda posible en su lecho de muerte, acompañada de los suyos.

Te das cuenta entonces de que a veces no puedes salvar a todo el mundo. En ocasiones no puedes ser el héroe que recupera la normalidad en la vida de la gente. De que eres humano y por lo tanto limitado... De igual forma tu padre y tus tierras podrían ser pasto de las llamas antes de que llegaras a Lucrecia.

¿ Estaría tu padre a salvo ahora mismo...? 

Gracias por la información.Hacer todo lo que puedan. - dice con sentimiento Marish.

Al poco rato, se dirige a su habitación, para ponerse la armadura , su armamento y prepararse para el viaje a Lucrecia.Sus pasos son decididos y seguros, aunque en su mente, ronda la enfermedad de la reina, las misteriosas muertes de los magos, el recuperar el cristal.Ladea su cabeza para quitarse esas cosas de la cabeza, Doromus, Larey e Iza, lograran realizar la mision que no había podido hacer Marish.

Ya preparado y con el único pensamiento, de llegar a Lucrecia lo mas pronto posible.Quien sabe, tal vez alli encontrara al Elfo, pero su prioridad era ver que había pasado en el Reino de Lucrecia, como estaba su padre e intentar sublevar la rebelion.

Seguro, con las ideas claras, sube a su caballo.Mira hacia atras para ver a los hombres,para hacer un gesto con la mano.

Adelante, vidas en juego estan en peligro en Lucrecia.Nuestro deber, salvar a esa gente y proteger el reino.¡¡Estáis todos conmigo !! - Marish mira con orgullo a los soldados que le acompañaran a Lucrecia.