Partida Rol por web

-¡Inspector Gammier! ¡¿Que se supone que está haciendo con el acusado?!- preguntó realmente alarmado el fiscal.

-Estoy haciendo mi trabajo... idiota- dijo sin cortarse un pelo -No he llegado a ser inspector por comerme los mocos hasta que un fiscal me diga que tengo que hacer- continuó con cierto desprecio, mientras retiraba el papel escrito por el señor Cross, volviendo hacia el atril. Después de un rato leyendo, acabo dando su veredicto -Esta carta... no la ha escrito el señor Cross- sentenció después de un silencio tenso, dando la sorpresa a todos.

-Jeje... jajaja, ¡jajaja!. Pufff, has estado a punto de quitarme la medalla de oro chaval... ¡pero al final siempre remontó! Jajaja- dijo riendo tontamente orgulloso de su éxito.

De nuevo, una navaja voló hasta el muro de la acusación, esta vez recortando un mechón de pelo del fiscal -Callese. Su risa es insoportable- dijo ciertamente asqueado -Y dudo que le den ganas de reírse como una hiena- dijo mientras sacaba otro papel -Retiro lo dicho sobre el detective Faith; no es tan inútil como creía... y dejó una muestra de escritura de la víctima- dijo, ajustándose la fedora. El fiscal comenzó a sudar -Sip. Hace bien en sudar. La víctima... tampoco escribió esta carta de amor- dijo recogiendo la navaja de la pared. Entonces la multitud volvió a empezar a murmurar con fuerza.

-E-Espere... ¿...Qué? - Helio empezó a sudar en el mismo instante en que el Inspector Gammier anunció que el Doctor Cross no había escrito aquella carta, como él esperaba. Ligeramente encorvado sobre el banquillo de la defensa, empezó a secarse regularmente el sudor de la frente con su corbata. [color=#00BFFF]¿Cómo puede ser esto? Estaba seguro de que... Ay, entonces, ¿me he equivocado? Menudo comienzo...[/color] - Srta. Cross... - dijo Helio en voz baja entre sudores, dirigiéndose a Heather. - M-Me había parecido entender que... usted había querido decir que... esta carta la había escrito su padre para su madre... ¿No es así? ¿Está... segura?

Pero la cosa no terminó allí, porque mientras Helio miraba al Fiscal Portsman sin saber muy bien qué decir, el Inspector soltó otra bomba: la víctima tampoco había escrito aquella carta. La cabeza de Helio se levantó de golpe al escuchar eso. [color=#00BFFF]¡Entonces...![/color] Se ajustó el nudo de la corbata, mentalizándose, y golpeó la mesa con ambos puños.

-¡Señoría! ¡Si la carta no fue escrita por la víctima, entonces... el acusado no tenía ningún motivo para acabar con la vida de la víctima! - afirmó.

Cuando creía que las dudas sobre la carta se disipaban gracias a la intervención de Helio, el señor Gammier les comunicó que letra no correspondía con la de su padre. Pero... Eso no podía ser, Ethan no era, decían que su padre tampoco. ¿Entonces? 

Heather alzó la mirada hacia dónde estaba sentada antes con su madre. ¿Tal vez ella? Pensó un poco sorprendida, había algo que no terminaba de encajar, sabía que era algo que sus padres tenían como tradición, de eso no había duda. Al escuchar al abogado, Heather parpadeó buscando las palabras adecuadas. - Bueno, sí lo estoy, es su tradición. Pero, madre dijo antes que la culpa sería suya cuando intentaron tergiversar el autor de la carta. ¿Tal vez sea su letra? - comentó frunciendo el ceño ligeramente, se cruzó de brazos e intento analizar la situación. 

- ¿Quizás podrían preguntarle a ella? Aunque bueno, el objetivo es confirmar que Ethan no tiene nada que ver con la carta, lo cual está claro. - añadió, no le gustaba mostrar inseguridad, pero le había pillado por sorpresa.

Gritó el fiscal ante la afirmación de la defensa, ya habiendo recuperado la compostura aunque todavía sudaba -El escritor de esta carta es totalmente irrevelante para este caso, por mucho que este irritante inspector se haya empeñado en sacarlo a relucir- dijo alzando el puño bastante enfadado, tanto que pareció olvidar el comportamiento violento del testigo las otras veces -Tenemos las huellas de la víctima y del acusado en el sobre de la carta, lo que significa que ambos lo tuvieron en las manos...- empezó a explicar el fiscal -Puede que la víctima encontrara la carta y luego la guardase, el acusado le vio y cogio la carta leyendola, y malinterpretó la situación... ¡todavía es un móvil para matar!- terminó de decir convencido.

El juez volvió a asentir a las palabras del fiscal -Hum... las palabras del fiscal son convincentes. No sería la primera vez que un malentendido ha acabado en un juicio- terminó diciendo con los ojos cerrados -No creo que haya mucho que decir aquí- dijo abriendo los ojos -No creo que consigamos nada más de este testimonio... las pruebas presentadas son solidas, y la defensa no ha conseguido refutarlas del todo- terminó diciendo el juez.

-Creo que... aunque haya sido un juicio accidentado, el veredicto ya está decidido...- dijo en tono solemne... hasta que...

-¡¿...?!

-¡¿...?!

-...

Entonces, la mujer que gritó se subió al estrado, y era... ¡Marianne Cross, la mujer del acusado! -¡Un momento Su Señoría!- suplicó la mujer -El... el... ¡el inspector debe haberse equivocado!- exclamó realmente alarmada, con los ojos algo llorosos -Esas cartas de amor... ¡me las escribe Evan desde que salimos juntos! ¡Nadie más me las escribe!- dijo convencida -¡Y es imposible que nadie más aparte de mis allegados y familia pudiera escribirla! ¡¿Como si no sabe cuando nos prometimos?!- siguió diciendo -Mi... mi... mi marido... ¡ES INOCENTE!- terminó gritando llorando.

-Orden, orden, ¡ORDEN!- pidió el juez con el mazo, ya claramente enfadado -¡Por favor! ¡Que dejen de aparecer personas ajenas al juicio!- exclamó mientras seguía con el mazo -Este juicio, entre testigos y afectados, se está volviendo un caos y no hay quien piense. Para no confundir más a nuestro abogado primerizo, este tribunal se tomará un descanso de quince minutos... a ver si así los afectados se calman- dijo en tono serio y severo, mirando hacia la defensa -Señor Dusklaw, le recomiendo que aproveche este tiempo... porque sino tendré que decir mi veredicto cuando vuelva- dijo con severidad.

[13 de Marzo, 11:03 Tribunal del Distrito Sala de acusados nº3]

El alguacil dejó de nuevo a toda la familia Cross, al señor Yersen con su pupilo y al señor Grey en la sala de acusados... todos con cara de preocupación (incluso Law y Thomas, los más inexpresivos, reflejaban un poco de malestar). Había mucho de lo que hablar... pero nadie parecía querer empezar.

Después del receso proporcionado por el juez, Heather acompañó a su madre a la sala de acusados nuevamente. Sentándose junto a ella. 

De pronto empezó a buscar en su bolso apresuradamente, sacando un pequeño bote de gel antiséptico con el que empezó a lavarse las manos a conciencia. Con la adrenalina de antes, había pasado por alto el tocar aquella barandilla que dios sabe cuando limpiaron por última vez y además, había tocado a aquel fiscalucho de Portsman. 

Mientras completaba su ritual de purificación, Heather se sumió en un estado de concentración total, fruto de su pequeña fobia. No puedo creer que no lo hiciera antes. Uf, menos mal que nunca salgo de casa sin ti...

Si alguien tenía algo que decir, los dejaría empezar, primero necesitaba calmarse y eliminar cualquier rastro de impureza de sus manos.

De vuelta en la Sala de Acusados nº 3, la corbata de Helio era aflojada y ajustada sin parar. El chico se secaba el sudor también con la punta de la corbata, con los nervios al límite. Después de todo había estado a punto de perder el juicio, literalmente, en un instante. Ahora que habían salido del tribunal se le estaban ocurriendo cientos de respuestas que podía haber dado al juez, varias decenas de protestas y algún que otro chiste que le hubiera hecho quedar como gracioso y ocurrente al mismo tiempo, pero... en el momento no se le ocurrió nada, y eso casi hacía que perdieran. Era un novato, le gustase o no.

-Sra. Cross... - le dijo Helio a la madre de Heather con una pequeña inclinación. - Muchas gracias por intervenir. Si no fuera por usted, yo... yo... ¡lo siento mucho! - le dijo, realmente arrepentido. ¡Él era el abogado, y aún así...! Se giró hacia el acusado. - Doctor Cross... necesito saberlo, ¿quién escribió esa nota?

La mujer bajó la mirada con el agradecimiento del abogado -No... no hay que... agradecer nada- dijo, algo avergonzada de la escena que ha montado en el tribunal.

Cuando le preguntaste a tu cliente quien escribió la carta, la mujer se levantó rápidamente y se puso al lado de su marido -Él es el autor de esas cartas- dijo realmente convencida -Me lleva escribiendo cartas de amor desde que nos prometimos, para mantener encendida la llama de nuestro joven amor- dijo con convicción, algo roja de tener que explicarlo, pero convencida -El inspector ese ha tenido que equivocarse... es la única explicación evidente- terminó diciendo, mientras agarraba la mano de su marido.

El hombre, ante las palabras de su mujer y su agarre de mano, simplemente miró para abajo, al suelo con rostro estoico -No se quien escribió esa carta- dijo simplemente, con tono seco -Y por lo que oigo... esa no es la única- dijo en tono pesadumbroso. En ese momento, la mujer la miró con sorpresa -Lo que ha dicho mi mujer es verdad, desde que me declaré nos intercambiamos cartas... pero...- continuo diciendo sin apartar la mirada del suelo -Estos meses he estado muy liado con el trabajo... y no encontraba el tiempo para dedicarle unas palabras de amor a mi mujer... alguien... me ha sustituido, sin que mi mujer lo supiera- terminó suspirando.

-¿Qué? ¿Alguien le ha... sustituído? - Helio parpadeó, incrédulo, y se llevó la mano al mentón, pensativo. - Pero fuese quien fuese... firmaba con su inicial, así que... quería que su mujer pensase que las cartas seguía escribiéndolas usted. - murmuró, pensando en el tema. Le parecía algo realmente extraño y, en parte, absurdo. - ¿No se le ocurre quién pudo ser? ¿Tal vez alguien del hospital, o...? - se cruzó de brazos. No sabía muy bien qué decir. Se giró hacia la Sra. Cross. - Y usted... ¿Cómo recibía las cartas? ¿No notó ningún cambio o... tal vez ahora que sabe ésto, se le ocurre algo que le parezca extraño...?

El médico volvió a suspirar ante tu duda -Se... que suena muy raro...- dijo mirando al suelo -¿Quien querría sustituir a alguien como escritor de cartas? Pero... es lo único que le veo sentido... al menos ahora que vi la reacción de mi mujer al enterarse- terminó diciendo, lo último realmente bajo como queriendo que no se oyera. Negó con la cabeza con tu otra pregunta -No se quien pudo hacerlo... en eso, el fiscal no se ha equivocado- dijo... suspirando por tercera vez -Hasta el día del crimen, no sabía lo de las cartas... fue Ethan quien me lo dijo ese día... fue de lo último que hablamos- terminó diciendo.

-Ethan descubrió la carta, y cuando fui a pasar a verle me la enseñó... por eso en ella están mis huellas- explicó el doctor -Luego de darle una cosa y de ver la carta, me llamaron por megafonía y me tuve que ir... y cuando volví, un corro de médicos y enfermeras había alrededor de Ethan... y me detenieron... más tarde me enteré de lo que pasó- terminó de decir -Espero que esto le haya ayudado... cariño, ¿tu sabes algo más sobre las cartas?- preguntó sin animos, mirando a los pies de su mujer.

-¿Ehh?- preguntó sorprendida la mujer con las preguntas de su marido y el abogado, quien llevaba viendo el suelo desde hace rato -Oh... no... no noté nada raro... Perdón... pero sigo sin creerme que no estaba intercambiando cartas con Evan- dijo, todavía con dudas -No, no recuerdo que pusieran nada raro. Simplemente, todas eran palabras bonitas hacia mi persona... poniendo lo que apreciaba pasar tiempo juntos- dijo con tono algo alterado. Quizás entender que estaba recibiendo correspondencia de otra persona se sentía mal.

Sobre como recibía las cartas, la mujer empezó a responderte -Evan y yo escondemos una carta en un cajón de la mesilla de las habitaciones. Para saber que tenemos una carta, uno de los dos coloca una rosa sobre la mesilla... usamos siempre la misma rosa hasta que se marchita. Cuando está la rosa, buscamos la carta y nos llevamos la flor con nosotros- te terminó de explicar... un gesto realmente romántico -No... no se quien puede haber sido... lo siento... nadie debería haber sabido lo de nuestra tradición- terminó de decir.