Partida Rol por web

Tras deliberar preocupadamente por los sucesos acaecidos en las últimas horas, y habiendo examinado por encima el extraño y malefico libro que habéis conseguido robar al ejercito alemán, usáis las pocas horas que tenéis libres para tomaros un descanso y pner en orden vuestros pensamientos antes de la cita.

El tiempo pasa extrañamente lento, quizás sea fruto de la ansiedad o de la adrenalina que os genera el cuerpo ante una situación tan dificil. EL balance de la misión debería ser al menos positivo y reconfortante, ya que al menos habéis conseguido establecer contacto con la resistencia, y una cita con el Padre Andrej, conocido por los lugareños como el padre Angel. Dicen las gentes del lugar que se ha dedicado en cuerpo y alma a la misión que se le ha otorgado de forma divina, según dice él mismo, a rescatar a todos los jóvenes que son secuestrados o encautados, cómo a los alemanes les gusta decir pues les tratan cómo objetos de  intercambio.

Helena entra en la iglesia, el lugar de reunión establecido con vosotros, e irónicamente el lugar donde os habéis conocido.

—Bien, veo que estais todos de una pieza, — dice mirando a Killer, que mantiene la mirada perdida hacia el infinito. Solamente el sabe lo que pasa por su cabeza ahora mismo.

—Cómo han comprobado algo extraño está sucediendo aquí, y es hora de tomar las riendas de nuestro destino. Tenemos una camioneta fuera que nos espera para ir al punto de reunión con el padre Andrej. No es alguien a quien le guste esperar demasiado, y nunca está mucho tiempo en el mismo sitio. Cojan sus cosas, y vámos.—

—¡Vámonos! —respondió totalmente resuelto William. Tras todo lo que había visto y vivido, deseaba volar aquel castillo y reducirlo a escombros.

En cuanto empezó a caminar y antes de meterse en el vehículo nuevas dudas, no acerca de la misión, si no acerca de lo que había visto le asaltaron.

—¿Sabes qué es lo que sucedió? Vimos algo pero no alcanzo a entender muy bien... Parecía hechicería. —Dijo finalmente tras dudar unos segundos si poner aquella etiqueta era sensato y de hombres cuerdos.

Ron se pasó la mayor parte del tiempo revisando que armas y material estuvieran en perfecto estado. Habían conseguido los primeros pasos de la misión, y por ahora había estado lleno de sorpresas. Siguiendo a William camino de la camioneta escuchó como hacía la pregunta que había estado rondando su cabeza desde que encontraron el libro.

-No sé qué ha sido pero está claro que era algo más allá de lo que jamás comprenderé. No me gusta lo que puede suceder en el castillo...pero por lo menos en el campo nos llevamos a algunos alemanes por delante. Quizás el padre tenga alguna de las respuestas que buscamos.

Chance apenas había empezado a vislumbrar los horrores que envolvían esta misión y no creía poder contestar a las dudas de sus compañeros. Lo mejor era dejar aquello en un oscuro compartimento de su psique hasta que tuviese que recuperarlo. Con un poco de suerte, tal momento nunca llegaría.

-Listo respondió, dando dos pequeños golpes a la pistola al cinto y la Thompson colgada de la bandolera, antes de comezar a caminar hacia la camioneta.

Vamos a ver si podemos averiguar a qué se dedican los krauts por estos pagos. Y luego volamos el lugar. 

La camioneta GMC 6X6 estaba en unas condiciones que distaban mucho de la perfección, el ruido del motor ensordecía a los pasajeros que contemplaban estupefáctos como el equipo de acción extranjero subía uno a uno al maltrecho vehículo.

El interior de la caja era angosto y estaba constituído por unos bancos malamente remachados que hacía las veces de asientos para varios pasajeros. Unas cintas de cuero cuelgan del techo a modo de asidero, ya que no hay otra forma de intentar llegar "seguro" a donde sea que os llevan.

EL viaje se hace largo e incomodo, además los baches del camino os ponen a prueba y a vuestras caderas cada vez que el conductor no frena. Es posible que lo haga a posta para importunaros, o es posible que siempre conduzca así, sea como sea, al frenar de golpe y parar en seco, os duele todo el cuerpo.

AL salir de la camioneta os encontráis con un par de casuchas de aspecto intimidante. Por su pinta, no creeis que alguien pueda vivir ahí, y si lo hace, está tapando muy bien sus señales. Podría ser perfectamente el escenario de una de esas novelas de ficción de terror psicológico que tanto están gustando a los jóvenes de hoy en día. Una tenue luz parpadea por las rendijas de una de las ventanas de madera cerradas que da al sótano de una de las casuchas. Helena va delante de vosotros y tras pasar un par de segundo en el umbral de la puerta, entra dubitativa haciendoos señas para que la sigais.

Dentro varias figuras armadas os miran desconfiadamente, entre ellas, un hombre ataviado con la sotana de un tamaño y altura enorme, con la cara excesivamente pálida. Helena se acerca y él coge su brazo para susurrar algo a su oído que no llegáis a entender. Ella continúa su paso hacia unas sillas con la cabeza gacha.

El hombre os mira y os hace sentir inquietos. Su silencio es terrible, y su mirada os pone aún más nerviosos, pues parece que pueda ver cada unode vuestros más oscuros secretos con total claridad.

—Mi nombre es Andrej. ¿Qué queréis de mi?— Habla un inglés con un acento muy muy marcado, ya que parece no estar muy acostubrado a usarlo.

La parte de académico en Chance no pudo resistirse a echar un breve vistazo al libro. Pasó todo el trayecto leyendo febrilmente el manuscrito. El traqueteo no ayudaba, pero cualquiera que hubiese cogido el tren de Londres a Liverpool estaba más que acostumbrado a la lectura en condiciones difíciles. Leyó con atención, y por momento la expresión de su rostro pareció cambiar de temor a incertidumbre y de ella a un renovado interés...

Nadie, ni siquiera aquella mujer que parecía saber más de lo que callaba contestó a Frye. Aquello le dejó cavilando durante todo el viaje. Iba en silencio mientras que 'el jefe' parecía demasiado entretenido con aquel libro por el que los nazis mataban y morían.

De pronto llegaron al objetivo de la misión. Era incluso huraño y hostil, demasiado para el gusto de William pero él sólo era un raso. Estaba allí para cumplir órdenes, no para contestar a aquel tipo.

Por mucho que les daba vueltas no había manera de responder a las preguntas que acosaban a Jack. El terror por los demenciales cambios en la naturaleza del mundo se fue evaporando con el paso de las horas, al fin y al cabo podía haber sido un alucinógeno... no, lo que mantenía a Jack como un gato a punto de recibir un baño era que no sabía que había pasado después mientras estaba inconsciente. Los "otros dos" decían haberse desmayado también. Pero estaba claro que alguien le había drogado y no frecuentaba a muchas personas. No desde Londres. La sempiterna sonrisa socarrona de Frye antes maistosa ahora se le antojaba taimada. Y los nerviosos gestos de Ferret a los que tan acostumbrado estaba ahora parecían antinaturales. Son los mismos y no lo son. Si pudiera recordar qué pasó durante "el apagón"...

Ese maldito libro...

Estaban en el transporte, y ese condenado yankee se cernía sobre el libro como si fuera a besar a una amante. ¡Qué demonios pinta un puto profesor en este pelotón!¡Y encima al mando! Inconscientemente se aseguro de que la pistola y el cuchillo estaban donde debían estar.

Habría que quemar ese maldito libro...

La silenciosa señorita Novakova parecía concentrada. ¿Qué pasa por la cabeza de una espía, rodeada de extranjeros, en su propio país ocupado? Ella era el mayor misterio de todos y dependían totalmente de su hacer. Le estaba ocultando algo seguro, sabe más de lo que dice...

No le gustó el aspecto del padre Angel. Para empezar era católico. Pero no era eso. Era su mirada, que a veces veia por las mañanas al afeitarse. Fanatismo.

Antes de que nadie hablase y asegurandose de que nadie estaba a su espalda se adelantó un paso mirando impasible al hombre directamente a los ojos.

Una forma de entrar en el Castillo y parar lo que esté ocurriendo. Sea lo que sea. Cueste lo que cueste. Ahí estaba, al quitar el vaho del espejo. Preferiblemente con la asistencia de las guerrillas locales. Solo había determinación en su tono. Un vistazo rápido por el rabillo del ojo... nadie se ha movido.

El libro, llamado Schatten das Ewigen Dunkels podría ser traducido ligeramente por el libro de las sombras de la guerra eterna. Sus páginas son cuánto menos desconcertantes, pues están escritas la mayoría en idiomas largo tiempo olvidados, cómo el rúnico, el egipcio de los jeroglíficos, o el sánscrito, y en idiomas que no llegas a reconocer pues son tan extraños que jamás habrías podido pensar que una persona hubiera ideado algo tan complicado y de formas tan extrañas para su comprensión, y mucho menos para su enseñanza popular. Todo lo que ves a primera vista resuslta ininteligible y obsceno, doloroso para la vista incluso, aunque alguien que firma con las siglas HMLR, parece haber traducido ciertas partes al inglés y al alemán.

Al pasar algunas páginas puedes ver incluso algunos circulos de aspecto ritual con letras en su interior de corte nórdico, mientras otras parecen haberse escrito en una tinta de color sanguínea.

Cuánto más te enfrascas en comprender al menos una fracción de su lectura, más dificil se te hace mantener la concentración, y no es precisamente por el traqueteo del vehículo, sino porque tu propio cuerpo y mente parece reacio a seguir desfrizando el texto. No obstante, dadas tus dotes académicas consigues mantener la compostura, aunque empiezas a econtrarte enfermizamente mal y totalmente nauseabundo.

—"Las pruebas realizadas con anteriores sacrificios y con uno alto costo de vidas humanas nos llevan a pensar que con las circunstancias adecuadas, y los parámetros exactos, se puede abrir un portal?, zona, psicosomático a otra dimensión (llamarlo dimensión sería demasiado pretencioso por nuestra parte, lo llamarémos de ahora en adelante la Zona B) de la cuál sabemos pueden salir bestias de formas, tamaños y fuerzas nunca vistas antes. SI pudieramos lograr que una de esas bestias fuera atraída a la Zona A, podríamos intentar domarla para que sirviera a la causa de nuestro gran Führer, aunque él se niegue por el momento. Los resultados han de ser positvos antes de presentar pruebas concluyentes ante nuestro lider, pues de lo contrario, toda la operación podría ser un fracaso y caer en el oscurantismo."—

Algunas páginas no contemplan anotaciones, mientras las dos últimas hablan de algo terrible, que de ser llevado a cabo, cambiaría el balance de las guerras venideras, y teniendo en cuenta la sitiación actual, podría ser en cualquier momento.

—" Si hacemos bien el siguiente ritual, y viendo tras las pruebas llevadas a cabo que no es excesivamente complicado, podrémos usar los cadaveres de la gente de cualquier zona cómo marionetas utensilios que podrían hacernos ganar guerras indefinidamente, a la vez que mantenemos las filas de nuestros hombres intactas, o almenos con las bajas minimas. A este ritual lo hemos llamado Alzar a los muertos, y gracias a ellos tendrémos un ejercito invencible, incansable y al que no hay que mantener, pues no necesitarán comer, dormir, o curar. Se ha determinado que se mueven por un ansia terrible de alimentarse de la carne humana, y los enemigos serán su propio alimento. Una vez muertos, usaremos los cadaveres del enemigo en su contra, cuándo les alcemos para que luchen por nosotros. EL plan perfecto."—

Ron había pensado que el viaje podía resultar un buen momento para intercambiar impresiones y ponerse al día, pero el resultado había sido todo lo contrario. Solamente William parecía dispuesto a mantener una charla, el resto estaba ensimismado con sus pensamientos, salvo  Nathan que buscaba desentrañar los secretos del extraño libro, el cual era tan extraño que hasta él se planteaba si había sido un error haberlo cogido. - Tarde- pensó.

Cuando llegaron se encontraron por fin con Andrej, el cual no podía ser más "amable" y directo. Por suerte teníamos a "Killer" más o menos de vuelta listo para sorprenderlo con su encanto natural.

Ron adoptó una postura tranquila mientras examinaba el entorno por si las cosas no fueran como era debido…
 

Andrej se limita a escudriñar con impía ausencia la cara de KIller, el único que ha conseguido mediar palabra alguna.

—Muchacho, tu aura está marcada con un velo de dolor, ira y desconfianza. Entiendo bien cómo te sientes—

El misticismo con el que va encadenando las palabras os hace sentir cada vez más pequeños. Es cómo si la persona que tenéis en frente de vosotros, con su mirada perdida, hubiera echado un largo y profundo vistazo a los secretos ocultos en el espacio, en galaxias lejanas, a través de cientos de eones, y hubiera vuelto con un conocimiento tan absotulo e innegable, que todo lo demás queda a un plano tan insignificante que sería muy comparable al tamaño entre un micrón, y una montaña.

—Es importante.....no, es de vitalidad suma que el ataque se haga esta noche, en cuánto estén ustedes preparados. Un ataque nocturno será a favor de nosotros, pues el uso de la sorpresa nos beneficia. La oscuridad en la que nos movemos será nuestra aliada.

Es posible que vean cosas......antinaturales....llevo demasiado tiempo viendolas y a veces me cuesta creerlas, pero están ahí, y son muy reales.....

EN la medida de lo posible ustedes buscarán a los soldados apostados en el castillo y se desharán de ellos. Von Kammerstein es mio, y debe pagar por lo que ha hecho. Mi destino, mi luz, mi alzamiento depende de ello, y solamente yo puedo y soy capaz de matarlo. Ustedes, me temo que tendrán sus manos llenas con lo que ha.....ya lo verán...—

Tras una pausa, y un sorbo a su taza, que saca del fuego del que os calentáis todos, se pone de pie.

—Si están listos nos vamos ya, sino....espero que sepan rezar—

La joven mujer habia estado muy silenciosa desde que abandonaron el pueblo, sumida en sus propias cabilaciones y repasando algunas notas escritas en ingles sobre las instruciones recibidas antes de empezar esta misión.
Fueron varios los que miraron disimuladamente estas notas, pero no era ningun secreto lo que tenian delante para todos los que estaban embarcados junto a ella.
 

El padre Andrej, le resulto.....fanatico, tocado...no un exhaltado como habia visto a tantos, sin del tipo de locura que se manifiesta con una calma aterradora, algo mucho mas temible que un loco vociferando, no obstante de momento le necesitaban para continuar con su misión.
Volvió a mirar los rostros de los acompañantes y notó ciertos rasgos distintos entre ellos desde que se habian conocido, tan solo unas horas en territorio enemigo y ya se empezaba a pensar de otra manera - ningún plan sobrevive al primer contacto con el enemigo - pensó, y parece que ellos se estaben empezando a dar cuenta que nunca es tan simple como parece.

¿Hay algun lugar donde pueda ser de mas utilidad? - pregunto sin tapujos al padre andrej - supongo que si vieran una mujer cerca del castillo se veria extraño, pero quizá conozcais alguna forma de que una mujer se infiltre entre sus filas, tanto si es de chica de la cocina, como doncella o señorita de compañia, al final todos los hombres, soldado o no, necesitan ciertas diversiones - posiblemente sus palabras enarcarian alguna ceja entre sus acompañantes, pero ella estaba entrenada para estas cosas, manejar armas pesadas era cosa de hombres y un pequeño cuchillo en el cuello mataba con la misma eficacia.

—Padre, estamos listos. Entiendo que esto es cosa de entrar cuidadosamente y matar allí todo lo que veamos, pero antes quería que nos aclarases algo que creo que nos será de ayuda... Ya hemos visto cosas sobrenaturales y parece que tienen su origen en el castillo. Hemos visto también a dos... —Se hizo el silencio mientras el soldado saboreaba lentamente cada una de las palabras como si buscase la que mejor definiría aquello que vio—. ¿Conjuradores? Alemanes que acabaron por enfrentarse el uno contra el otro.

Chance pareció salir por fin de su ensimismamiento, levantando la mirada para clavarla en cada uno de sus compañeros con rostro serio y actitud sombría. Cerrando cuidadosamente el libro, volvió a envolverlo en el trapo que lo cubría y lo guardó en la mochila.

-Sólo os diré que es mejor que esto haya acabado en nuestras manos que en las de los krauts. Voy a llevarlo conmigo, pero en ningún caso debe caer en manos alemanas. Si pasa lo peor, el último de nosotros deberá lanzar una granada incendiaria al interior de la mochila, ello asegurará que no quede nada del manuscrito- aseveró, de forma que todos pudiesen oírlo antes de que bajasen del vehículo. Él mismo fue el último en descender.

-Bien hallado, padre, soy el agente Chance- saludó Nathan antes de estrechar la mano de su interlocutor.

Debo comunicarle que tenemos razones para creer que los nazis están trabajando en algún proyecto secreto que les permitiría crear la fuerza de infantería invencible. Como ya han expresado algunos de mis hombres, si puede meternos dentro del castillo mis compañeros y yo nos encargaremos de todos esos comedores de choucroute y pondremos fin a lo que sea que estén haciendo allí dentro.

Y si me permite preguntar, ¿qué hace a ese Von Kammerstein tan especial que tenga que enfrentarse usted solo contra él? 

Las suposiciones que lo llevaban asaltando desde la visión que había tenido del humanoide con cabeza de pulpo en el cuadro, se estaban confirmando. El padre Andrej parecía otro extraño ser, otro visionario, y para el gusto de Ferret, se estaban juntando demasiados en el mismo lugar, y eso nunca traía nada bueno. Eso de por si era malo, pero que Nathan se quedara con su libro...no sabía hasta que punto era positivo o negativo. A nivel de finanzas y reventa no le venía nada bien, pero las sensaciones que trasmitía portar el libro...-casi mejor que fuera otro.- Pensó.

-Parece que la cosa va a ser sencilla, cinco intrépidos y un padre con el ego subido para acabar con el jefe versus un castillo lleno de alemanes haciendo experimentos más allá de lo explicable. No podría pensar en estar en un sitio más atractivo.
 

-Parece que la cosa va a ser sencilla, cinco intrépidos y un padre con el ego subido para acabar con el jefe versus un castillo lleno de alemanes haciendo experimentos más allá de lo explicable. No podría pensar en estar en un sitio más atractivo.

—Muchacho, se me ocurren miles de lugares en los que deberías estar para evitar una muerte terrible y segura, pero estás aquí, y el destino es.....incierto.—

Y si me permite preguntar, ¿qué hace a ese Von Kammerstein tan especial que tenga que enfrentarse usted solo contra él? 

—Solamente los versados en las artes menos contemporáneas, solamente aquellos ungídos por la luz divina, y solamente aquellos que buscan el conocimiento absoluto y la autentica verdad son los que están destinados a un enfrentamiento. Por ello y por cumplir con mi destino, con la profecía que me fue revelada tras el hundimiento del propio tiempo, y para evitar que VOn Kammerstein traiga a este mundo lo que nunca debió ser concebido, debo ser yo quien acabe con él. Una muerte común no servirá con alguien cómo él, lo sé, lo he visto.

Tras mantener una breve pasua, y dar un último trago a su te ardiente, finalmente mira a Frye para responder a su pregunta:

¿Conjuradores? Alemanes que acabaron por enfrentarse el uno contra el otro

—Recuerdo haberos salvado la vida, erais vosotros los soldados que se llevaron el objeto del cajón impío. No os preguntaré que había dentro pues siento la presencia de un objeto maligno— espeta mientras no quita la mirada de Chance.

—Si tienes algo de cordura, chico, jamás abrirás ese libro, y lo quemarás en cuánto tengas la más mínima oportunidad. Lo que hagas es cosa tuya, pero un gran mal se avecina. El conocimiento es como una droga, cuánto más sabes más quieres saber y ese libro puede ayudarte a saciar ese conocmiento, pero tiene un alto coste.—

Tras otra breve pausa, y con solemne voz, finaliza:

—Nos vamos a adentrar en el castillo, y es posible que nos encontremos con acólitos, eso es lo mismo que os atacó. SOn conjuradores del nivel más bajo, pero aún así son extremadamente peligrosos. SI les tenéis a tiro, apuntad a los organos vitales, pues siguen siendo en parte humanos y pueden morir de la misma forma. Si no lo tenéis claro, corred. Kammerstein seguramente esté en los pisos superiores. Chica, si quieres ser de ayuda, harás de distracción con los guardias que patrullan las zonas exteriores. Los alemanes son gente muy segura de si misma, pero una chica hermosa como tu seguramente tenga sus armas de mujer listas y sabrás qué hacer y cómo hacerlo. SI nos quitas a esas patrullas del medio, y vamos acabando con ellos poco a poco, entrarémos sin ser detectados en el castillo, y acabarémos con todo lo que se mueva.  Es posible que haya gente en las catacumbas, ya que hacen experimentos con ellos. EN la medida de lo posible sacadlos de allí, pero recordad que el objetivo principal de esta misión es Kammerstein, y debe acabar muerto. Si algo me pasara......quemad su cadaver, y el mio también.

Os mira a todos, calmadamente, y tomandose su tiempo.

—Nos espera una noche difícil, si estáis en paz con vuestros dioses, nos vamos, sino lo estáis, ya tendréis tiempo cuándo estéis muertos.—

Andrej, tan misterioso y oscuro, se levanta, coge un rosario y se lo coloca en su mano derecha, mientras en su mano izquierda saca un machete con un filo negro como el azabache, que pone al fuego, mientras se va volviendo azulado, y verduzco al final.

—Con este arma arrancaré la vida del cuerpo aún caliente de Herr Doktore. Pthng Axiom, Ia Ia, Axiom—

Sin mediar más palabra, Andrej sale de la habitación para perderse en la oscuridad.

—Joder... Esto cada vez es más raro y estamos aquí, en medio de la maldita Europa ocupada siguiendo órdenes de ese demente que acaba de darse el piro... Madre mía, tenía que habérmelo pensado un poquito más antes de alistarme a las órdenes del Tío Sam. 

Entonces volvió a calarse su sombrero a la cabeza. A aquellas alturas del cuento parecía que las cosas se habían puesto negras y al menos quería sentirse como en su viejo hogar.

—Esta bien, vamos allá

Después de escuchar las palabras del padre, Ron tenía más que claro que no se encontraban ante una misión a la vieja usanza. Matar nazis era una cosa, matar nazis en un castillo iba a ser algo heroico, pero matar nazis liderados por alguien más allá del raciocinio humano...

Yo estoy listo. Vayamos y acabemos de una vez con esto.

Estaba todo lo preparado que se podía estar para afrontar situación que se escapaban a su compresión.
 

Tarde pensó Chance cuando el clérigo mencionó el libro. Pese a todo, había obtenido conocimientos útiles del manuscrito y el conocimiento era poder, pese a su oscuro origen. -Gracias padre, lo tendré en cuenta-.

Cuando se quedaron a solas, Nathan se dirigió al resto. -Seamos cautos, pero movámonos con decisión. Recordemos que la misión exige acabar con cualquier experimento y con el mayor número de nazis que podamos, con prejuicio extremo y a costa de cualquiera de nosotros, si es necesario. Preparad las armas y vamos a trabajar. Y no perdáis de vista al padre y su machete, aunque me temo que se encuentra obviamente trastornado.