Partida Rol por web

No pudiendo disparar por el riesgo a dar a sus hermanos, y no queriendo arriesgarse a un combate cuerpo a cuerpo donde perdería la ventaja de su arma y su especialización, Lukas decide confiar en las habilidades de sus hermanos para derrotar a su enemigo y se queda quieto esperando el desenlace, y con un poco de suerte una oportunidad para un disparo claro.

Rennard atendió a su llamada y como hermano diente que es ataco sin pensárselo, momento en que Litilus al ver que el Lictor se distraía momentaneamente intento golpearle con todas sus fuerzas con el Crociux para que sintiera la ira del Emperador.

- Hijo de la disformidad, vas a caeeeEEEEERRRRRRRR!!!!!!!

El tiránido rápidamente mueve las garras para impedir un golpe del croxius, golpe que nunca llegó. Con gran habilidad el Capellán giró el bastón, lo golpeó con la culata de la pistola, y generó una apertura en su oponente, directo al estómago...

El arma del capellán se hunde en el costado del torso de la bestia, provocándole una temible herida que hubiera partido a un hombre en dos. El Lictor emite un chillido agudo mientras el olor a carne quemada y el chisporroteo del campo de fuerza que recubre al Croxious llenan las inmediaciones.

Un líquido espeso comienza a salir de la herida al retirar con fuerza la maza. El hedor que desprende dispara alertas en los filtros de las armaduras.

El Hermano Praetus, quien hasta hace instantes hablara con Rennard sobre la caza del Xrar, observa como su sargento, Lukas y Lucius se mantienen con las armas alertas y sin dudarlo desenfunda el largo cuchillo del Capítulo y se abalanza a por la presa.

- Bestias más nobles he matado con mis manos! Por el Emperador! Por los Dientes!

Cleptus levanta el Bolter en dirección al cruento melee. Su puntería y maestría con armas de Bolter ha sido objeto de numerosas proezas a lo largo de sus años de servicio... sin embargo parece pensárselo mejor y darle una oportunidad a los hermanos que se miden cuerpo a cuerpo con el engendro.

Barre el perímetro del lugar, esperando observar si hay más enemigos. Aprovecha el segundo de respiro para avanzar unos pasos, evaluar la amenaza y organizar a la escuadra.

- Nadie más al melee! El resto mantengan los ojos abiertos en el perímetro, puede que no esté solo. Si no pueden acabar con él, apártense para que podamos llenarlo de Sagrado Fuego de Bolter, hermanos!

Czorf masculló una imprecación contra todos los xenos habidos y por haber y tras ver la rápida reacción de sus hermanos junto con la orden del sargento corrió a tomar una posición de vigilancia unos metros adelantado al lugar del combate para no dejar ningún flanco desprotegido.

El monstruo repliega sus garfios del brazo del Capellán finalmente, lanzando un chillido que abre sus mandíbulas y desparraba saliva corrosiva sobre el casco con forma de calavera.

Sus garras superiores descienden con increible velocidad, buscando empalar al Marine al suelo. El primer golpe es esquivado por el capellán, el segundo golpea contra el Croxius y se desvía hacia la pierna, penetrando una junta al lado de la rodilla y saliendo con ruido a huesos rotos.

Mientras otro ataque rebota contra la hombrera, una cuchilla de un brazo a la altura del pecho corta en forma lateral destrozando la línea bajo la pechera del capellán. La oscura sangre comienza a brotar, manchando la armadura.

Rennard observa como el Lictor se abalanza sobre la presa que tiene atrapada, abriendo un profundo agujero en la ceramita que cubre a Litilus, sin pensarselo mucho Rennard inicia una serie de ataques devastadores con la clara intención de abatir a la monstruosidad aberrante que los tiranidos han traido a este planeta imperial.

El arrojado Marine, experto en todas las formas de combate cuerpo a cuerpo, habiendo aprendido su arte del Sargento Iah, afamado miembro de la Primer Compañía, veterano de mil batallas, descargó su espada sierra en golpes que resonaron como Lanzas de Luz contra la coraza de un Crucero.

Los afilados dientes de la espada se clavaron en la carne del monstruo, en su torso, en su musculosa pierna. El primer impacto siempre fuerza al Espíritu-Máquina, pero luego el arma consigue saltar y comer a lo largo de las horribles heridas que genera.

El líquido vital del Lictor se derrama sobre la negra armadura de Rennard, y salpica a Praetus. El monstruo se tambalea, pero no cae. El segundo golpe hubiera segado a un poderoso roble, partido a un Hermano al medio, pero el Tiránido se mantiene en pie.

Preatus salta sobre el Lictor, trepando a su espalda, clavando los dedos de su guantelete profundo en la espalda. Rodeando con el brazo una de los largos brazos superiores, coronado por una de las enormes cuchillas que cercenó a Litilus, realiza una toma sobre su espalda y clava el aserrado cuchillo de los Dientes en la base del cuello del Lictor.

Con un estertor, el monstruo comienza a caer. Una tonelada de carne, hueso y quitina cae, con Praetus debajo. Rennard se inclina para ayudarlo, y el Marine se incorpora de debajo del cadaver ayudado por el fuerte brazo de su compañero. Su armadura humea levemente al entrar en contacto con la corrosiva sangre...