Partida Rol por web

Me quede quieto y prepare la rama,esperando a que Rotghar ampliara la informacion o avisara del peligro.

Benahia seguía andando con cautela hasta que se paró al ver un puño levantarse. Se quedo semi agachado observando el panorama y esperando algo de información.

Algo no va bien el lobo y algún otro se ponen en tensión como si pudiesen oler un peligro en el aire.Empuño el palo con las dos manos y echo furtivas miradas alrededor buscando la fuente de peligro.

A vuestro alrededor se escuchan algunos ruidos demasiado bajos para el oido normal, pero no por suerte para vosotros. El chasquido de una rama y un grave gruñir os pone sobre alerta.

A vuestra zurda distinguís una figura a cuatro patas, grande, de lineas estilizadas y enormes y curvados colmillos. Es un lobo de gran tamaño, algo menos que los lobos de Fenris, pero no por ello menos intimidatorio... principalmente por los dos enormes y curvados colmillos que sobresalen de su mandíbula superior.

me preparo tanto para atacar, cómo para defenderme del lobo si es él el que me ataca.

Con el ceño fruncido, aún más de lo común, me quedo quieto intentando 'detectar' que anda mal, pues hay algo en el ambiente que no marcha bien. Aún así ese 'algo' se me escapa... pudiendo mantenerme agazapado a la espera de que alguien pueda dilucidar que pasa.

Sin aviso, como rayos de tendón, musculo, hueso y colmillo, surgen unas enormes figuras a cuatro patas que cargan contra vosotros. Son unos grandes lobos de recio pelaje, un poco mas pequeños que el lobo de Fenris, pero no por ello menos intimidatorios... en especial por los grandes colmillos superiores.

Intente parar el ataque de uno de esos lobos,pero no lo consegui.

Akhamanus,aunque estaba atento a lo que pudiera sobrevenir,no fue lo bastante rápido como para actuar antes de que los lobos se abalanzaran sobre el grupo.

En un movimiento instintivo intentas interponer la gruesa rama de madera que blandes a modo de porra entre tú y el sable-lobo.

Pero no lo consigues y la bestia salvaje clava sus largos y acerados colmillos en la pierna derecha, notando como desgarra músculos, venas y tendones con sus colmillos que parecen atravesar tu carne como un cuchillo caliente la mantequilla.

En un movimiento instintivo intentas interponer la gruesa rama de madera que blandes a modo de porra entre tú y el sable-lobo.

Pero no lo consigues y la bestia salvaje clava sus largos y acerados colmillos en la pierna derecha, notando como desgarra músculos, venas y tendones con sus colmillos que parecen atravesar tu carne como un cuchillo caliente la mantequilla.