Partida Rol por web

Y así fue como las náuseas indicaron que un nuevo viaje iba a comenzar ¿qué depararía esta vez? Vuestro cuerpo y vuestra mente estaban preparados. Ahora no existía el concepto de éxito o fracaso, tan solo era una nueva etapa del entrenamiento donde darlo todo.

De repente, tras terminar la fatiga, un fuerte olor a humedad inundó vuestros sentidos. ¿Dónde estabais? Aún era pronto saberlo puesto que la visión no estaba del todo acostumbrada a este nuevo entorno.

El sonido de unas goteras sobre la cabeza os hizo espabilar más rápido, fue entonces cuando mistasteis a vuestro alrededor para descubrir con claridad que... ¡estabais en una celda!

No entendíais que había pasado o qué provocó vuestro encarcelamiento pero allí estabais los dos, junto a los restos de otro preso que parecía llevar allí más de una década.

Los barrotes estaban oxidados, pero eran demasiado duros como para intentar romperlos. Era desesperante saber que vuestro nuevo viaje comenzaba en un cautiverio desalentador.

Lo único que os hizo desconectar de la situación actual fue el comprobar vuestras nuevas apariencias: ahora erais piratas de la época del siglo XVII. En algunos casos eran ropajes cómodos y en otros muy elegantes ¿qué os había deparado el programa?

Como venía siendo de costumbre, la Barca nos brindó otro de sus "paseos"

Me invadió un olor a salitre, a humedad, a pudredundre...

-Uhggg, ¿dónde estamos?- murmuré tocándome la cabeza.

Aquello parecía una celda, y teníamos un compañero, digamos... muy anciano.

-Vaya, parece que tenemos compañía. Mira a ese tipo de ahí- le dije a que sin duda era mi compañera, a modo de broma para darle un buen susto.

Me examiné y llevaba puestos los ropajes típicos de un pirata de aquella época. De pequeño siempre había sido muy fan de los piratas, así que esto sería para mi como un viaje de ocio más que de trabajo.

-Bueno, pues parece que tendremos que buscar la forma de salir de este sitio si no queremos terminar como nuestro querido amigo...- le dije a Evelyn, que aún estaba incorporándose.

Me levanté del suelo confundida. Pensaba que acabariamos en un barco pirata y no... en una celda. Además que mi compañero hiciera bromitas, no ayudaba. Le golpeé en el hombro cuando me llevé un buen susto - ¿Pero que haces? ¿T-te parece un buen momento? - y entonces volví a ver al cadaver - Espero que no corramos la misma suerte.

Pero mirando mejor, bien parecía que fueramos a tenerla, pues encerrados no podriamos hacer nada. Entonces ruve una ligera idea al ver los barrotes - Estan oxidados... Igual... - Pensé un poco más y luego miré a Clark - ¿Tienes ganas de mear? Necesitamos que mojar una prenda de ropa, igual así podemos escapar. - Propuse a modo de dar de si los barrotes gracias a la ley de la palanca, aunque de otra manera

De repente, mientras estabais investigando tanto vuestros alrededores como la prisión en sí, escuchaste un ruido que alertaba con claridad que alguien estaba acercándose.

El sonido era claro, unas botas resbalosas bajando unas escaleras de madera. La teoría de que estuvieseis en un barco cobraba fuerza pero... ¿qué os habría hecho estar prisioneros en esa jaula maloliente?

En cuestión de segundos se reveló al artífice de vuestro cautiverio.

- Ah... por fin tengo tiempo para hablar con mis ratas de mar favoritas - comentó el viejo pirata a la vez que escupía en el suelo.

- ¿Qué tal? ¿Habéis reflexionado bien sobre vuestro intento de motín? Parece que al viejo Bob no le sentó tan bien su último castigo - rió a carcajadas mientras señalaba al esqueleto que estaba a vuestro lado.

- Veréis... hay algo muy importante en esta vida... ¿y sabéis qué es? ¡La lealtad! Puede que seamos ladrones, violadores... o simples rufianes... pero tenemos que ser leales a los nuestros... leales al mar... ¡y al pillaje! - después acercó su cara a los barrotes.

- ¿Habéis entendido la lección verdad? Imagino que estos cinco días encerrados os habrá despejado las ideas... - de repente observasteis como empezó a rebuscar una especie de llave dentro de su bota.

- Os iba a liberar sin más... pero se me ha ocurrido una idea mucho mejor... Estoy buscando un tesoro que está escondido en el archipiélago tortuga... si me dais vuestra palabra de que seréis fieles a mí hasta el final de esta búsqueda... os soltaré - después se apoyó en la celda.

- Lo sé, quizás me hago viejo y vulnerable... pero noto en vuestros ojos que tras vuestro paso por la jaula puedo confiar -

-Tengo ganas de mear, pero me parece asqueroso lo que dices. Desde luego parece que además de tu apariencia real también has perdido los modales de señorita- le respondí en tono burlesco a Evelyn.

En ese momento, como si nos hubiese escuchado, apareció el que parecía ser el capitán del barco. Nos propuso ayudarlo a buscar un tesoro, si aceptábamos nos dejaría en libertad, si no aceptábamos a sabér qué pasaría. Pero mejor no arriesgarse a comprobarlo, así que sin duda alguna acepté la propuesta, no sin antes asegurarme de que mi compañera también accedería.

-Está claro que aceptamos ayudarte, ¿verdad?- dije, mirando a Evelyn, gesticulando para que me siguiese la corriente.

-Idiota, lo digo para escapar de aquí - Mencioné a mi compañero antes de empezara a venir alguien más, revelandose así a nuestra altura como un pirata, concretamente nuestro capitan

Por mucho que el nuevo sujeto nos empezara a hablar con tanta familiaridad y conocimiento de causa, no podía entender el como nuestros avatares de esta epoca habian llegado a quedarse en este lugar ¿Por qué un motín? No estaba segura, pero de lo que si lo estaba, era de que si le seguíamos hasta la isla tortuga, igual encontrabamos lo que necesitamos.

Asentí a mi compañero acompañando mi gesto a palabras - Si, aceptamos

El capitán parecía mostrarse muy contento.

- ¡Já! - exclamó.

- Sabía que podía contar con ustedes - dicho aquello se apresuró en usar la llave para liberaros.

El ansiado sonido de la libertad llegó a vuestros oídos a medida que el pirata abría la puerta. En cuestión de segundos erais libres de nuevo, quizás a vosotros os parecería una tontería (puesto que solo llevabais unos minutos allí) pero a ojos de los demás... ¡era como ver el cielo abierto!

El capitán os pidió que le acompañaseis a cubierta. Allí descubristeis junto a un potente olor a sal, que más de una veintena de piratas estaban gritando cosas ininteligibles. No parecían muy contentos ¿era con el capitán? ¿con ustedes? Era pronto para saberlo.

En cuestión de momentos os encontrasteis ya al aire libre, en mitad del ancho mar y bajo la atenta mirada de demasiados hombres.

- ¡Escuchad todos, perros de mar! - parecía que poco apoco iban calmándose.

- Habéis dejado mucho atrás por venir aquí, pero os prometo que os llevaré allá donde os he indicado - al decir aquellas palabras se notó como había un sector dentro del "público" que de forma agresiva refunfuñaba.

- Encontraremos la isla, encontraremos el tesoro... ¡y tanto sacrificio habrá merecido la pena! - parecía que esas últimas palabras generaron mucho descontento.

                                     ¡Nos llevarás a la ruina!

¡Confiad en él!

 ¡Dejé a mi familia a atrás!

¡Eres un mentiroso!

                    ¡Vamo' a calmarno!

Los gritos eran cada vez más ruidosos y la situación cada vez más tensa. Estabais viviendo un claro enfrentamiento entre dos posturas: aquellos que estaban a favor del capitán y su búsqueda del tesoro y los que se sentían traicionados.

Evelyn no se opuso tampoco al capitán y finalmente nos terminó liberando. Cuando subimos a la cubierta nos percatamos de que estábamos rodeados de hombres con cara de pocos amigos, gritando y farfullando cosas, algunas se entendían pero otras no. Al parecer se estaban confrontando porque algunos pensaban que su capitán les había traicionado, sin embargo otros estaban a favor de él y pretendían encontrar el tesoro de la isla tortuga.

-Bueno, pues a ver si se callan...- le dije a Evelyn.

Después miré al capitán y le hice un gesto levantando las manos, como haciéndole saber si necesitaba que lo ayudásemos a convencer a esta gente. Realmente no sabía qué hacer ante esa situación.

Al final con nuestras respuestas, el capitan nos dejó salir, a cambio de ayudarle, una vía de escape mucho mejor para avanzar en nuestro trayecto. No obstante fuí detrás de mi compañero para quedarme quizás más segura, hasta que finalmente al salir la muchedumbre de la tripulación estaba gritandonos en general en nuestra dirección ¿Que pasaba?

No tardariamos en averiguarlo pues el capitan empezó a gritar por encima de ellos para tratar de calmarlos, aunque realmente no entendía si lo estaba logrando o no, pues a fin de cuentas no dejaba de haber malos comentarios entre ellos.

Si, mi compañero se ofreció a ayudarle, pero ¿en que cambiaría eso? - Sería mejor ir directos a por el tesoro. Así una vez en nuestras manos dejarían de ladrar como perros - dije sin tapujos como una mera sugerencia

De repente, un ahogado grito se escuchó entre la multitud.

Sin que os lo pudieseis esperar, uno de los piratas con presteza y bastante maestría ensartó el cuerpo del capitán con su sable. Aquello había sido un acto traicionero, espontaneo ¡imprevisible!

Pudisteis notar en los ojos del capitán la desilusión por comprobar como su propia tripulación lo había dejado de lado, o por lo menos una parte de él.

Lo que ocurrió en los instantes siguiente fue un detonante que se veía venir: una trifulca donde dos bandos se peleaban a muerte por tomar el control del barco.

Ahora estabais en una situación comprometida, con el cuerpo del capitán muerto sobre la cubierta y más de una docena de marineros furiosos tendríais que elegir qué hacer.

¿Compensaría enfrentarse a los piratas? ¿o era mejor escabullirse y esperar a que pasase la tormenta?

Aquel fue un giro inesperado de la situación que conllevaba una rápida acción por vuestra parte.

No podía ser cierto... El capitán acababa de ser ensartado por el sable de uno de aquellos marineros. Provocando que la confrontación entre ellos aumentase aún más.

-Chhhhst, Evelyn..!- llamé entre susurros a mi compañera.

-Ahora es el momento de escabullirnos y pirarnos de aquí- le dije, mientras le hacía un gesto para que se agachase y me siguiera.

No podía creer lo que había pasado en apenas en un segundo. El capitan fue ensartado y a consecuencia... Muerto. A diferencia de todo el mundo, yo me quedé en shock al verlo ¿Como se supone ahora que ibamos a terminar esta parte del viaje?

Daba igual, por suerte mi compañero estaba allí para encargarse del todo. Aún un tanto en shock asentí. - Si, v-vamos...

Creyendo que la mejor opción era quitarse de en medio, usaste tu astucia para apartarte de la línea de fuego y encontrar un lugar seguro donde esperar a que la "tormenta" acabase.

Desde tu lugar seguro se escuchaba el choque de las armas y los gritos de los heridos. Sin lugar a dudas te habías librado de una cruel batalla.

Sin embargo, algo te decía que no todo había salido bien. Mientras tu compañero se escondía, notaste que uno de los piratas se percató del escondite de tu compañero. ¡Debía defenderse!

Intentaste escabullirte de la pelea de la mejor forma que supiste. Usaste tu astucia pero no solo dependías de ella, la suerte también contaba como un factor inviolable ante una situación en la que cualquier pequeño detalle podía marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Mientras te arrinconabas en un lugar seguro golpeaste de forma involuntaria un pequeño tablón que estaba más suelto de lo que debería, generando un crujido que alertó a un sucio pirata que buscaba algo contra lo que pelearse.

En un santiamén se percató de tu presencia y con sable en mano intentó darte un tajo, por fortuna tú no estabas indefenso, también tenías tu sable pero estabas en una posición muy poco aventajada ya que él estaba por encima de ti.

Era una situación complicada pero aún había oportunidad de salir de allí con vida.

Esconderse era la mejor idea y salir tras el motin con la mayor energía posible, por eso seguí a mi compañero, para evitar muertes innecesarias, si es que podía darse el caso... Pero no fue así.

Mi compañero rezagado se vió metido de lleno en la trifulca, siendo que iban a atacarle por sorpresa. No podía permitirlo. Bastante era que lo dejé atrás en la antigua grecia...

Comencé a escabullirme con Evelyn entre aquellos piratas, cuando me percaté de que ella ya no me seguía.

-Joder, ¿dónde coño se ha metido?- pensé, maldiciendo aquella situación.

Me puse bastante nervioso en ese momento, lo que equivalía a que actuase de forma torpe, por lo que terminé haciendo ruido y alertando a un pirata que se encontraba lo suficientemente cerca mía, y que por su puesto quiso darme muerte. Pero no me iba a rendir, saqué mi sable e intenté defenderme.