Partida Rol por web

Andrew siente como su mente se va desvaneciendo, poco a poco. El vampiro empezó a ver sombras y siluetas en las paredes, las voces se hacían cada vez mas fuertes. De repente, la vio.... Su hermana. Estaba parada frente a el. Lo miraba fijamente a los ojos y sonreía con dulzura. No dijo nada... Todavía.

Antes de dejar ir al goblin una última pregunta

El guerrero de armadura plateada, ¿fue por este camino?

Esperé la respuesta antes de dejar que el goblin muriera de nuevo, o volviera al estado en el que estaba. Mientrastanto no perdía ojo a Andrew que estaba aún allí apoyado.

La criatura empesaba a tambalearse y cayo muerta otra vez mientras respondia la pregunta del mago.

- Si...

El hechizo acabó y la criatura cayó al suelo, pero me había dado información útil para continuar el camino. Miré hacia el interior del pasillo que debía recorrer para ver si distinguía algo y me volví hacia Andrew para recogerlo.

Cogí al vampiro y lo obligué a caminar hacia delante, siguiendo el camino marcado por el goblin. Allí delante encontraría al guerrero de armadura plateada y una madriguera de goblins. Tal vez cuando llegue el guerrero ya haya dado cuenta de ellos o no, pero me daría respuestas de quien era. Si era el lider de los Errantes, misión cumplida y podría salir de allí.

El otro problema era localizar al resto del grupo que transportaba el libro de Andrew. Estaba al borde del colapso y el tiempo se le agotaba. Y a mí también. No me apetecía ser posible comida de vampiro.

Caminé con cuidado de no tropezar debido al lastre que llevaba esperando encontrar rápidamente el final del túnel.

Carghan obligo a Andrew a moverse por el túnel, el vampiro no decía nada, y tampoco levantaba la cabeza, parecía como si no quisiera ver algo que tenia en frente de el.

Los dos siguieron caminando por el túnel hasta que llagaron a la madriguera. Al parecer eran unas ruinas enanas, habían varias esculturas enanas por varios lugares, pero todas estaban deterioradas por los años y los goblins, seguro las esculturas eran lo uníco que quedaba de las ruinas enanas.

El lugar era mas oscuro que el resto de la cueva, aunque habían antorchas por todas partes, todas estaban apagadas, pero lo curioso era que todas parecían recien apagadas. Pero eso no era todo, habían muchos cadaveres de goblins por todos lados, pero había otra cosa curiosa, parecía como si los goblins se estuvieran matandose entre ellos, habían muchas armas de los goblins tiradas en el suelo y muchos de los cadaveres estaban empalados o atravesados por armas echas por ellos mismos.

Mas adelante se podían escuchar gritos de goblins y también como estos eran silenciados al rato. Tal vez era el guerrero de la armadura plateada.

Andrew, tirada, locura, ¡haaaaaaaaaaa!

cuando nos acercamos a la luz se podía ver como mi piel del vampiro estaba extremadamente pálida, incluso mas pálida que la de un vampiro, excepto por las ojeras que estaban grises, ya estaba en la segunda etapa pero aun me quedaba tiempo. Me paré como un joven sano y miré a Carghan con una sonrisa de psicópata y una mirada perdida -¿sabes carghan?, detesto la sangre de los humanos, me gusta mas la sangre de los animales hervivoros, su vitae no tiene tanta colesterol, a partir de ahora tu será una oveja y te llamarás Raus,  lo ideal sería me des algo que sea de plata y me pueda reflejar en el, así pueda hipnotizarme, o la otra opción sería que camines muy cerca mio ovejita porque mi hermana es muy territorial -Al decir las ultimas palabras mi expresión pasó de ser la de un loco divertido a la de un psicopata con problemas de verdad y aunque sonara a amenaza, era una advertencia. Mi mirada estaba en carghan y no estaba perdida, lo miraba fijamente y mi boca expresaba amargura y seriedad. Despues dejé de mirar a mi acompañante para caminar mas hacia adelante mientras contaba una siniestra anecdota -¿Has oído hablar del fenómeno Valeway? verás, valeway era una muy pequeña aldea a la que una vez fui y un amigable señor me robó el libro después de dejarme inconsciente, después del tercer día, en la cuarta noche todos bailaron como si fuera la ultima vez que pudieran hacerlo, se comportaron como animales y al día siguiente el 80% de la población obtuvo un problema mental. Autismo, esquizofrenia, trastorno limite de la personalidad, alucinaciones... lo único que recuerdo es que amanecí en un montón de cristales que se estaban disolviendo y el ladrón que robó mi libro estaba aterrorizado, había dejado el libro en mis manos y no dejó de gritarme, murió de un infarto después de unos minutos. Y ni se te ocurra matarme, porque ahí si estarías en serios problemas ya que en el lecho de mi muerte, aunque sean unos microsegundos mi hermana tendrá el tiempo suficiente para moverse a tu mente... - Empecé a tiritar y después de un escalofrío me me sacudió todo el cuerpo entré en razón. -Necesito controlarme -rápidamente hice un ademán con la mano esperando tener exíto...

Andrew empezaba a delirar. Sus palabras no tenían ningún sentido para mí y todo me parecía los desvaríos de una mente enferma.

¿Su hermana vive en su mente? Ese libro tiene que ser digno de estudio. ¿Podría ser que tuviera entidad propia el libro?

Si Andrew se recuperaba tendría que preguntarle por él. Podría ser una fuente de información para incrementar mis conocimientos sobre el mundo más allá de la muerte.

Vamos, camina. Pesas mucho y me está costando tirar de ti. Te dejaría aquí, pero no quiero que un vampiro furioso y descontrolado venga por mí en cualquier momento. Ya casi llegamos

Caminé, evitando pisar los cuerpos de los goblin para no tropezar. Llevar a cuestas el cuerpo de Andrew a peso muerto me estaba suponiendo un esfuerzo extra al que no estaba acostumbrado. El sonido de combate más adelante apresuraba mi paso. Tenía que alcanzar a aquel guerrero que estaba exterminando los goblins de aquella cueva. Mi objetivo estaba cada vez más cerca.

Carghan intentó llevarme pero me aparte rápidamente de el, la peor parte (física) ya había pasado. -No me toques Raus, puedo caminar por mi cuenta, solo dime hacia donde- Estaba hablando en una voz muy alta, como si Carghan sufriera de sordera y no hubiera ningún enemigo cerca nuestro, y otra vez, de forma inesperada, el miedo volvió a mi -Primero será Aurel, después la dama roja, la reina de los vampiros y cuando no quede rastro alguno de lógica la luna bailará al compás de los deseos- ¿Cual de las dos personalidades es la cuerda? ¿son las dos? si Carghan no lo descubre rápido seguro va a pasar un mal rato...

Andrew ya estaba perdiendo la cordura, faltaba muy poco para que se volviera total mente loco.

Su hermana seguía caminando y dando brincos cerca de el y Carghan, pero cuando Andrew y invoco el espejo, apareció... La dama de rojo, la reina de los vampiros. El solo podía ver su silueta pero sabia quien era. De pronto, la dama de rojo se puso detrás de su hermana, le acomodo el cabello hacia la izquierda y le mordio el cuello, su hermana dejo salir un grito infernal, sus ojos se pusieron amarillos, su cabello y piel se tornaron negros, su largo cabello se recorto. La bella imagen de su hermana se convirtió en un ser oscuro que le helaría la sangre hasta a el propio Baldarar.

Andrew dejo caer el espejo, y este se rompió en mil pedazos. Ya faltaba poco, para que ella se escapara de su mente.

Andrew deja caer el espejo que acababa de invocar. Entre una cosa y la otra, ninguno de los dos se dio cuenta de que el ruido del combate había parado. Derrepente se encendío una luz a lo lejos, era una debil luz de antorcha. Quien sabe que puede ser.

El espejo se trizó antes de caerse, tiritaba por la fuerza con la que lo apretaba y mi piel estaba alcanzando unos colores blancos extremadamente exóticos mientras que mis ojeras estaban cada vez mas negras, me estaba transformando en un monstruo, y uno peligroso. -¡NOOO! ¡NO DEJARÉ QUE TE LA LLEVES! ¡NO DE NUEVO! ¡NOO! -Ni siquiera parecían los gritos de un humano, ninguna fiera rugiría como como yo lo estaba haciendo, tan fuerte que los metales vibraban, me desgarraba la garganta como ni siquiera un masoquista sería capaz de hacerlo. Entre grito y grito solté el espejo trizado, que terminó de partirse cuando tocó el suelo pero mi mente seguía viendo lo que ocurría, intenté agarrar unos pedazos ignorando el dolor de los cortes hasta que terminó de desvanecerse. La dama roja seguía mirándonos y quiso abrir la boca, pero no iba a dejar que dijera una sola palabra, todas sus palabras estaban envenenadas, ¡no debía dejar que nadie las escuchara! -¡NO EMITIRÁS RUIDO ALGUNO DE TU BOCA, NO EN MI PRESENCIA! - Me estaba quedando afónico, llevé las manos a mis oídos y me puse en cuclillas -¡Abajo Raus!- y aunque me concentré 120 grados a la izquierda de mi compañero, ¿quien sabe lo que podría pasar? el poder de mi mente era tan poderoso como mi locura...

Andrew estaba delirando y decía cosas inconexas. Daba la impresión que estaba poseído por más de un alma. Una podría ser la suya, la otra no tenía ni idea de quien podía ser. Se había empeñado en llamarme Raus, supongo que esa era la entidad Andrew, ya que antes de caer por completo en el delirio, me había dicho que sería una oveja llamada Raus. Tal vez esa es la forma en la que quería indicarme a quien hacer caso antes de perder la cabeza.

Por detrás alguien se acercaba. Podía ver la luz que se acercaba por mi espalda. Aunque era débil, en la oscuridad en la que nos escontrábamos, destacaba y anunciaba su presencia. Suponía, según los cadáveres que había encontrado, que sería la líder de los Errantes. Lo malo es que se encontrara a Andrew en aquel estado y quisiera matarlo, cosa que era normal.

Desde una distancia prudencial, intenté razonar con él.

Andrew. Alguien se acerca. Contrólate. No queremos asustar a quien sea que viene. Siéntate en un rincón, mira el espejo o lo que sea que hagas para controlar tu otro yo, pero no nos pongas en peligro.

Saqué la daga y la oculté cogida en la mano dentro de la manga de la túnica, esperando que quien fuera que venía apareciera.

Andrew hisó un intento de parar su alucinación con su propia magia, pero aunque su hechizo fue mas fuerte de lo normal, la sombra de la reina no se movio en lo absoluto, so unico que se escucho fue una risa sádica en el aire mientras ella empujaba a su hermana a un lado.

- Jajajajajajajaja, ¿de verdad creiste que se escaparían de mi?.

La dama de rojo empezó a caminar rodeando a Andrew y a Carghan sin acercarse a ellos. Aunque no se le podían ver los ojos, Andrew sentía la mirada infernal de la reina clavada en el.

Ella se quedo tirada en el suelo mientras producía un ruido que se podía identificar como llanto, pero el sonido era horrible y desgarrador, derrepenté empezó a reír levemente y miro fijamente a Andrew.

- Hermano... ¿Donde esta nuestro libro?, dijiste que nunca te separarías de el ¿no?, dijiste que lo terminarias.

Se puso de pie, se haserco a Andrew y le puso una mano a un lado de la cara.

- Traeme mi libro ¿si?.

Andrew lanzo un echízo al aire. Carghan no tenia ni la mas menor idea de que le estaba pasando al vampiro por la cabeza, pero no se podía saber en que concentrarse en una situación como esa, alguien estaba llegando, se escucharon unos ruidos mas atrás en la caverna, tal vez eran mas goblins o era el guerrero de la armadura plateada. También, la luz de la antorcha seguía encendida. Mientras Andrew estaba en una crisis, ¿que demonios se podría hacer en esa situación?.

VI el hechizo de Andrew salir de sus manos y recorde las palabras que había visitado antes el vampiro "Abajo Raus". Me había dicho antes que a partir de entonces me llamaría Raus así que supuse que se refería a mi, y no a una oveja imaginaria. Me agaché en un rincon esperando el desenlace del hechizo, pero preparado por si tenía que huir o defenderme.

Aquel que parecía venir por el camino ya no era mi principal objetivo. Ahora solo pretendía que el poder desbocado de Andrew no me matara. Apreté fuertemente el puño de la daga. En última instancia, la clavaria en su corazón.

El aire a mi alrededor se había vuelto muy frío, había otra presencia, una presencia muy macabra que solo transmitía peligro y dejaba muy tenso el hilo de mi cordura... Dejé mi mano a poca distancia de mi rostro, tocando otra mano que nunca existió, mirando con miedo a alguien que solo yo podía ver, alguien con tanto poder e inocente maldad que ni siquiera me daba el valor para verla a los ojos. Pude haber dicho que no, pude haberme resistido un poco mas, lo suficiente como para que Carghan pudiera ver que era esa luz de la cueva, pero sabía muy bien lo que pasaba si me resistía y era muy poco seguro que alguien saliera con vida, ni siquiera el líder de los errantes. Así que me hable, con la mirada perdida y centrada, apartando esa mano que nadie podía ver... aún.

Aurel, te presento a Raus, un amigo que me está ayudando con los apuntes del libro, ahora vamos a buscarlo, solo danos un poco mas de tiempo para "terminar de recopilar datos" ¿o no Raus? -Puse un énfasis especial en las ultimas palabras. Mis manos estaban juntas, como la de un cura cuando ora y rezaba porque Carghan no cometiera ninguna estupidez a partir de ahora.

Andrew hablaba solo. Ha perdido totalmente la cabeza. Me sorprendió ver al vampiro, tan altivo y prepotente en la reunión en palacio, arrodillado en el suelo, con el semblante cambiado por el miedo. Aquella entidad a la que se había referido como "Aurel" debía ser algo realmente poderoso. Lo que no sabía es donde residía esa entidad. ¿En su cerebro? ¿Eran alucinaciones del vampiro? ¿O estaba realmente poseído por algo?

Mis conocimientos y mi capacidad para tratar con la muerte no eran los suficientemente avanzados como para poder ver, ni siquiera vislumbrar aquello con lo que hablaba Andrew.

La pregunta de Andrew, me llegó sin avisar. No estaba preparado para ella y un simple - Sí - salió de mis labios, mientras mis ojos seguían intentando detectar algo.