Partida Rol por web

La señora Patamás asistió ojiplática a la degeneración del habla de Armand por segundos. Primero parecía comunicarse como un analfabeto más cuando de repente pasaba a convertirse en un indio de las praderas. - ¿Será el hambre que le deja tonto? - pensó al mismo tiempo que partía su bocadillo por la mitad y se lo ofrecía a Armand.

Será o no será un impostor asesino, pero hambre en este castillo no se ha de pasar mientras yo esté ocupándome de eso.

A las palabras de su compañera de cocinas también contestó.

- No Bavard, no. Eso es imposible - le dijo apretando los labios de manera que se le dibujasen dos orondos mofletes como mandarinas mientras partía su mitad de bocadillo en otras dos partes y le pasaba una a su compañera - Si yo vi a Mary en los jardines justo antes de que se apagasen las luces, es imposible que llegase a Intendencia a tiempo ni conociendo pasadizos ni convirtiéndose en un ratón. Mary fue asesinada en la zona suroeste del castillo seguro. Coma, coma.

Tiene usted razón en cuanto a Armand, señor Greyrat. Al menos en parte.

Me aclaré la garganta, e incluso tomé un poco de agua que la señora Patamás había servido en la mesa. Era reconfortante que, incluso en los momentos más oscuros, la buena mujer no descuidara sus obligaciones.

Me explico. No estoy diciendo de exculpar a Armand, de hecho, no se puede, con la escasa información que tenemos, otorgar plena confianza a nadie. Dios nos libre. Lo que me refiero, es que necesitamos que todos y cada uno de los presentes podamos hablar, opinar, en definitiva, actuar, con la mayor libertad posible. Y el señor Armand, bajo el yugo de su condición, no es libre ni de una cosa ni de la otra. Mucho menos de defenderse. No olvide, señor Greyrat, que fui yo el primero que llamó la atención sobre su... ¿cómo decirlo?... ausencia de justificación dudosa.

Pero tiene razón, como decía antes, no se le puede liberar. Ergo, asunto concluido.

Y estoy de acuerdo con la señora Patamás, que está demostrando ser una persona cabal como pocas. La señorita Reilly no tuvo tiempo material de llegar a intendencia. Es fundamental que encontremos el cadáver, solo así tendremos algo más sobre qué trabajar.

El viejo franciscano juntó las manos, en actitud inequívoca para alguien de fe. Pero lo que nadie podía sospechar, es que el anciano emitía su voto. Las sospechas recaían sobre Armand, en mayor medida, y el bueno de Angus había sido ambiguo en su defensa. La red se había tejido, aunque eliminarlo parecía ser fácil. Era más peligroso Greyrat. Pero parecía intocable por ahora...

Pájaro en mano...

- Pues no lo parece - sentenció en tono adusto el Consejero de la Moneda, quién se había percatado de que el franciscano ahora trataba de corregirse en sus primeras intenciones, cuando claramente había tratado de exculpar al joven esclavo. Casi podía verse a la legua que su intervención calculada hablando en favor del chico había pretendido hacer ver al joven Armand como un inocente, incluso solicitando frente al resto su condición de liberto, pero el resultado final hasta podía salpicarle en el rostro al anciano - Claramente vuestra primera intervención tenía la clara finalidad de exculpar al joven, lo que todavía no entiendo es por qué razón y eso me genera cierta molestia... como decirlo, desconfianza. A lo que ahora os pregunto... ¿No mencionasteis que tras ir a la sala de luces y coincidir con Armand y Claire Verte, seguidamente fuisteis hacia el ala oeste del castillo, donde os cruzasteis posteriormente con la joven Elisabeth De Gaulle en la Galería Cubierta, no viendo a nadie más en el proceso? ¿A caso no anduvisteis junto al mozo o manteniéndolo a muy corta distancia en todo momento?

- Armand menciona que no vio a nadie en ningún momento, pero que tras las luces arregló la fuente del Claustro, ergo se detuvo... y después avanzó por el salón de espejos antes de acceder al salón principal. ¿Y vos? ¿A caso no salisteis de la sala de luces y avanzasteis por idéntico trayecto coincidiendo con el muchacho? ¿Cómo no visteis al siempre trabajador Armand realizando su cometido? ¿Qué tareas teníais que cumplir en el día de hoy, mi buen Urquhart, si no es mucha molestia el responder? - continuó su interrogatorio con una sonrisa imperecedera en el rostro, tratando de sonsacar más información y aclarar las posibles lagunas en los tiempos y sus nuevas sospechas. Armand mencionó que jamás vio a nadie desde que salió del cuarto de luces hasta el apagón, lo que resulta curioso. El señor Winsbraut mencionó que avanzó de este a oeste, deteniéndose en la sala de espejos, y tampoco vio a nadie en su trayecto desde que saliese de intendencia hasta la biblioteca, curioso también. Elisabeth mencionó que coincidisteis en la Galería Cubierta oeste, ella llegando desde las terrazas, vos llegando desde la galería este si no malentendí. ¿No hicisteis por tanto el mismo trayecto que Armand? ¿Las mismas tareas también?

A lo que pretendo llegar es que no se si es con intencionalidad o no, pero mencionar que no visteis a Armand en ningún momento suena francamente extraño salvo que tomaseis otra ruta distinta... pero de ser ese el caso, me gustaría saber como sería posible coincidir con la joven Elisabeth en la Galeria oeste si llegabais desde el este. ¿Magia? ¿Fantasmas?   

Algo no terminaba de encajar en todo aquello, por lo que algo le hacía intuir que alguien estaba mintiendo en sus palabras. ¿Dónde estaba la solución al enigma?

Armand baja los hombros al ver que no importará mucho lo que dice. Así que no toma el bocado que le ofrece la señora Patamás.

- Señor Greyrat, si me acusas de impostor... pero yo no serlo... ¿serías el siguiente en ser acusado, a ver si tú sí ser impostor?

- ¡Por supuesto! ¡Faltaría más señorito Armand! - rio divertido ante lo que le parecía la mejor de las bromas que le habían dicho en mucho tiempo - ¿Por qué debería estar ansioso como vos de que me acusen, cuando la mitad de los presentes me han visto con sus propios ojos coincidir con ellos o verlos de cerca al realizar mis labores en otras partes de la hacienda? Jajaja. Vaya que sois divertido... y descarado. ¿A caso podéis alegar lo mismo que mi persona? ¿Quién de los aquí presentes puede dar fe de que no estabais cerca de intendencia poco antes del apagón? ¿Nadie? - mencionó entre risas divertidas, colocando su mano en la oreja simulando escuchar a lo lejos - ¡De hecho, vos mismo mencionáis y no negáis estar en el salón de invierno, a pocos pasos de Intendencia, poco antes del apagón! 

Arne Windsbraut, Angus Urquhart y Elisabeth De Gaulle se vieron o coincidieron en la Galeria Cubierta oeste, por lo que es imposible que llegasen a Intendencia a cometer asesinato antes del apagón. ¿Cómo van a ser los tres impostores y mentir sobre su paradero? Ellos SI estaban en ese lugar, en ese instante. Los TRES tienen coartada como bien explique... al igual que otros tantos alejados y coincidiendo en esos instantes ¿pero vos? ¿Por qué he de creer que fuisteis directamente a cocinas después de reponer las velas en el Salón Principal? ¡Si hasta tengo ciertas dudas de vuestro verdadero recorrido que espero que Angus Urquhart me aclare! - y ahí realizó un breve parón para mirar a los ojos al anciano, del cual había expresado tener ciertas dudas a raíz de sus palabras. Señor Urquhart, ¿visteis o no visteis al esclavo Armand en el Claustro? ¿Fue vuestro recorrido hasta llegar a la Galería Cubierta el mismo que el del muchacho salvo que él marchó hacia el Salón Principal?

Todavía hay un dato más apoyando mis conjeturas que me reservo, que aguardaré revelar para cuando sea menester... 

Coincido en que es mejor que no haya debates técnicos, si no simplemente la palabra de uno frente al otro. (que si no esto es muy fácil para los inocentes xDDD)

Mi voto va para Armand

Ea... es un buen punto, mi buen Armand - dije, sonriendo (con cierto cinismo, todo sea dicho) ante la intervención de Armand. Es cierto que confiaba en el muchacho pero, la defensa que estaba haciendo de si mismo dejaba mucho que desear. Es por ello que solicité la indulgencia del señor Greyrat para con la libertad del mencionado Armand.

Si, señor consejero, lo vi. De hecho, tras abandonar el comedor ambos hicimos un recorrido parecido, supongo que porque somos coincidentes en las tareas que nos asignó nuestro malogrado senescal. 

Para que no le queden dudas, señor, voy a relatarle los pasos que di, hasta donde mi vieja memoria alcance y, por supuesto, no diré más de lo estrictamente necesario, por seguridad. Pese a que no me asusta la muerte y reunirme con el Creador, no tengo intención de atajar, pues mi obra en este mundo aun no está acabada. Así que, no pienso dar pistas a ese misterioso infiltrado sobre cuales serán mis pasos en el futuro.

Entonces miré a todos, uno por uno, escrutando sus rostros, buscando fisuras... y lo cierto es que más parecía que estábamos en algún espectáculo de feria, pues los semblantes eran piedras, no aportaban absolutamente nada.

Bien. Helo aquí. Tras terminar la primera deliberación tomé dirección a la sala de Luces  para tomar unas velas con las que reponer las de la lámpara de araña. Una tarea que todos saben, es pesada y requiere de su tiempo. En los últimos tiempos, al menos, he coincidido con el joven Armand en dicha tarea, a la que no vi, en cambio nunca llevarla a cabo fue a la señorita Verte, que en paz descanse. Eso no quiere decir nada, por supuesto. Me limito a exponer un hecho.

Tomé un sorbo de agua y continué.

La razón por la que iba a la zaga de Armand no es otra que el momento que permanecí en el comedor, solicitando fuerza a nuestro señor para afrontar lo que quiera que nos deparara el futuro y, en segundo lugar aunque no menos importante, observar las direcciones que tomaban todos ustedes. No olviden que entre nosotros hay al menos un infiltrado.

De la sala de luces me dirigí hacia el claustro, donde podé los setos de dicha sala. A continuación fui a la sala de los espejos para orientarlos, pues de ese modo aprovechamos mejor la luz solar. Después, me encaminé hacia la capilla a través de la galería cubierta. Me encontré algunas puertas cerradas y perdí algo tiempo en llegar, pero ese fue mi camino. En las terrazas que rodean la alcoba del clérigo y la capilla fue donde me encontré con vos, alcanzando finalmente la capilla. Allí me encomendé al señor, como no podía ser de otro modo.

Y entonces sobrevino el apagón. Como pude, traté de ganar el cuarto de las luces, desandando el camino que me trajo a la capilla. Finalmente, en el recibidor fue cuando se nos convocó al comedor pues, lamentablemente, nuestras señoras Reilly y Verte habían sido asesinadas.

- Escuche una cosa señor Angustio - interrumpió la señora Patamás - ¿cuándo y qué puertas dice que encontró cerradas? ¿La de la capilla? ¿La de la biblioteca? ¿Y en qué momento? ¡Sea un poco más preciso por dios!. Hable en ratos respecto al apagón.

Su forma de hablar siempre hacía parecer que la cocinera estuviera enfadada. No era así en ese caso. A diferencia que durante los verborreicos discursos del petulante consejero, que los pasaba haciendo pedorretas, agradecía que otras voces le interrumpiesen para variar.

-Ambos han dicho encontrarse con puertas cerradas, tanto Armand como Angus. ¿Podrían ambos decir que puertas estaban cerradas y en que momento las encontraron así? -Callado pero expectante, repaso a los presentes y ya solo quedaba una persona por hablar.

-Señora Dilaila solo falta usted por hablar. ¿A visto la ubicación del segundo asesinato? -Haciendo memoria no recordaba que nadie la mencionara en sus recorridos, pero fácilmente pude haber obviado alguno de los encuentros al ser tantos. Por lo que no dijo nada al respecto, solo espero una respuesta por ella.

A Armand no le gusta nada la sonrisa de Greyrat, ya no sólo porque le acuse simplemente porque a alguien hay que acusar, sino porque tiene una sonrisa horrible. De mala persona.

- En ese caso, yo no tengo defensa alguna. No he visto a nadie y si alguien me ha visto, debe haber sido el asesino. A nadie le importa que haya visto a alguien en el pasillo G justo al apagarse las luces (fase 21) y que luego, me encontrase justamente a la persona que tanto se esfuerza en acusarme (fase 24). Pero si decís que, si resulto no ser un impostor, el señor Greyrat ofrecerá su vida... estoy determinado a que sea lo que Dios quiera. Igualmente me van a acusar. Que menos que, si está tan seguro como para matarme pese a no tener pruebas, que menos que se apueste su vida por la del esclavo.

Armand se plantea, por primera vez en su vida, desobedecer y no responder a una pregunta que podría ayudar a los demás a encontrar a los verdaderos impostores. Al fin y al cabo, no tiene por qué ayudar a los que le van a matar. Pero aún así, responde:

- Las puertas que estaban cerradas eran las de Salón de Invierno (fase 13) y pasillo E (fase 15).

En tiempos de guerra es normal que uno pierda la cordura, excepto por Armand, que parecía recuperarla. Elisabeth no fue la única en sorprenderse de que ahora el esclavo pudiera formular una sola frase coordinada. Para ella, simplemente se trata de un condenado, aparentando ser un condenado, a las espera de poder salir de su condena en cuanto la oportunidad se le ofrezca. Sabía que ese joven no era tan tonto como parecía, aunque ese cambio de actitud no era motivo suficiente para condenarlo (de nuevo).

—Muchacho, no se altere, que todavía no está toda la carne en el asador... y no me refiero a la comida —le dice a Armand al sentir que perrdía los nervios—. Para ser justos, gracias a usted podemos tener esta conversación totalmente iluminados. Fue el primero en hacerse con un candelabro, cuando muchos otros seguimos con nuestras tareas, eso dice mucho a su favor. —Al ver que no se entendía muy bien su postura, continuó explicando—: lo digo porque los enemigos de nuestro señor entrenan de noche y están acostumbrados a ver a oscuras. No tendría sentido que uno de ellos se molestase en iluminar de nuevo, del mismo modo que no tiene sentido acusar a nuestro consejero cuando él tiene una coartada zurcida con muy buenas costuras. Paremos a escuchar las voces de todos antes de emitir un juicio precipitado.

Tras su frase, se dirigió a la doncella Merygold, cuyo silencio absoluto resultaba más inquietante que la presencia de los supuestos fantasmas. Tenía curiosidad de conocer su versión, ya que podía ser vital para tomar una decisión.

—Querida Dilaida —comenzó amablemente con la intención de sonsacarle palabra—, ayer estuvo en el lavadero como primera tarea y hoy, después de un buen rato, coincidió allí con Greyrat. Intuyo que el senescal le encomendó limpiar la túnica del clérigo mayor y, después de recogerla, solo quedaba llevarla a su alcoba. Puesto que no fue vista por las terrazas y tampoco en la zona oeste del castillo, intuyo que sus tareas estarían cercanas al lavadero... —Después de la premisa, vinieron las preguntas que deseaba conocer en su versión de los hechos—. ¿Vio a Claire Verte en otro punto diferente o alguien más subir? ¿Fue usted la que cruzó por el pasillo G sin saludar al esclavo?

Unas preguntas con el objetivo de aclarar, o no, las miras de los ya sospechosos o incluir a nuevos en el ajo.

La verdad siempre terminaba reluciendo y tarde o temprano los impostores caerían en sus propias falsedades. En realidad cualquiera que hubiese prestado cierta atención a lo que se estaba hablando podría percatarse que Armand era un mentiroso compulsivo, pero por si habían más dudas sobre ello, esta vez Rudeus Greyrat atacaría otro frente para demostrar que el joven esclavo no había dejado de contradecirse a sí mismo.

- Señor Windsbraut, el joven Armand ha reiterado tropecientas veces no haber visto a nadie desde que salió de la sala de luces hasta el apagón... y nos ha explicado "al detalle" cual ha sido su recorrido.

• Luces (fases 3/4), Claustro (fases 7/8), salón Espejos (fase 10), salón Principal (fase 11)

Vos también afirmasteis en vuestra primera intervención creer recordar haber visto a Elisabeth De Gaulle y Angus Urquhart en Galería desde biblioteca, y en la segunda intervención cuando os pregunté expresamente, afirmasteis no haberos cruzado con Mary ni ver a nadie más hasta llegar al salón de espejos. ¿Entonces fue a Armand a quién visteis allí? ¿Mintió el zagal una vez más con que no vio a nadie?

Si como bien habéis dicho os quedasteis en Intendencia viendo el mapa, sabiendo que abandonábamos la sala pero no quién (Rudeus fase 5, Mary fase 6), forzosamente vuestro recorrido sería...

• Pasillo H (fase 7), Salón Invierno (fase 8), salón Principal (fase 9), Salón Espejos (fase 10), Galería Cubierta este (fase 11), galería Cubierta oeste (fase 12) y Biblioteca (fase 13). 

Así era posible que en fase 14 permanecieseis en Biblioteca mientras realizabais la tarea, viendo entrar a Elisabeth desde terrazas y al señor Urquhart desde galería Este a la Galería Cubierta oeste donde coincidieron. ¿No es correcto?

Era obvio que sí o sí Armand estaba mintiendo, y esa era la razón principal por la que se llevaría el voto de su parte para ser encarcelado, no por su condición de esclavo. El anciano Urquhart acababa de reconocer haber visto a Armand frente al resto y coincidir con varias de las tareas, y el muchacho seguía negando haber visto a nadie. ¿Seguiría negando la realidad?

- Armand, ¿habéis escuchado al señor Urquhart acabar de reconocer haberte visto también en Claustro? ¿Por qué no dejáis de mentir de una vez diciendo que no visteis nunca a nadie?

Y si tanto afirmáis ser inocente... ¿A quién queréis acusar del asesinato de Claire Verte en Intendencia? ¡Dadnos argumentos sólidos para creerte! ¡Sentiros libres de demostrar como el asesino llegó a Intendencia, asesinó a la joven y logró que ahora os carguen el muerto! ¿No será que realmente sois el asesino?

Voto a Armand

¿Hablar en ratos, señora Patamás? No se exactamente a que se refiere pero lo intentaré. Estaba en la capilla, como dije, cuando vino el apagón. Opté por ir a luces por el mismo camino por el que vine, salí a terraza - alcé un primer dedo - pasé a la terraza cinco, que rodea la alcoba del mago - mostré dos dedos - entré a l galería cubierta y después a la biblioteca, que sabe que se tarda un poco en recorrer de oeste a este - mostré ahora cinco dedos - pasé al pasillo conocido como B y cuando iba a entrar al recibidor se nos convocó al comedor. En total - miré mis manos - seis ratos. ¿A eso se refería? 

Entonces sobrevino la intervención de Armand, hablando con una soltura digna del más letrado de entre los letrados. Suspiré profundamente y negando con la cabeza.

Mi buen Armand, ¿desde cuando tenía esa capacidad de expresarse? Esa locuacidad es propia de alguien versado en las letras… me siento… engañado. Solo espero que esa sea la única mentira que ha mantenido en el tiempo porque, de lo contrario, dejará en evidencia al único que al parecer le ha defendido. 

Bien, como dice el señor Greyrat, argumente su defensa, ya que puede hacerlo, en caso contrario, céntrese en rogar a Dios por el perdón de su alma.

-Dos puertas cerradas para el camino de Arnard. Cuantas para usted Angus. ¿Alguno mas se encontró con puertas cerradas? Puede que saber el numero de dichas puertas, nos de una idea de por donde se movieron los traidores o cuanta energía gastaron en entorpecer nuestro caminar. -Puede que no fuera nada, pero mientras la ultima en discordia no dijera que vio el segundo cadáver, cualquier otro dato podría ser útil, por mínimo o tonto que fuera.