Partida Rol por web

Viendo como la discusión estaba encauzada a ir contra Armand por parte de Rudeus Greyrat, por mucho que Angus Urquhart tratara de defenderle, o eso entendía entre tanta habladuría, y porque no quería perderse parte de la diversión de hablar, y porque su voz era un regalo para el mundo, este también hizo su itinerario.

-Después de la reunión fui a la Lavandería a llenar con el agua que recogí del pozo antes junto con Rudeus Greyrat, y tras eso fui directamente al Palomar a dar de comer a las palomas. Vi a la Señora Patamás por el exterior, y después de eso... lo que hice paso a paso fue...

Tras un segundo de silencio, Bermejo Russus cogió su laud -aún con la cuerda rota colgando, y empezó a rajar todas las cuerdas por cada acción que este hizo, eso sí paso a paso... iba a tardar un buen ratito.

^_*BRAAAAWN*

-Salí hacia el exterior al Oeste del jardín. La Señora Patamás estaba en la zona por fuera del Palomar.

^_*BRAAAAAWN*

-Subí las escaleras del Oeste, y vi como la Señora Patamás se fue hacia el Este. ¡Y SE FUE LA LUZ!. 

^_*BRAAAAAWN*

-Enfrente de la capilla me quedé un rato trabajando, y hablé con Rudeus Greyrat.

^{_*BRAAAAAAWN*}

-Entré al Pasillo que hay bajo la Biblioteca. No me topé con nadie.

^_*BRAAAWN*

-Entré en la Biblioteca en la zona Oeste, la chimenea está encendida. No había nadie.

^{_{*BRAAAAAAAAAAWN*}}

-Entré en la Galería Cubierta, en la zona Oeste. No vi a nadie en la Galería Cubierta Este por culpa de la oscuridad, pero pude ver que no había nada en la Zona Oeste de la Biblioteca.

^_*BRAAAAWN*

-Terminé la tarea pendiente en la Galería Cubierta en la Zona Oeste, y ni vi a nadie por ahí ni en la Zona Oeste de la Biblioteca tampoco.

^_*BRAAWN*

-Volví a la Biblioteca, en la Zona Oeste, de nuevo a la luz, y seguí sin encontrarme con nadie.

Rudeus Greyrat había decidido mentalmente no volver a intervenir, pero ya eran tantas y tantas las mentiras del joven esclavo, que hasta se le escapó una carcajada con ganas. Armand no se estaba dando cuenta que ha medida que hablaba y hablaba, incluso demostrando no ser un analfabeto si no usando un lenguaje mucho más culto, más y más contradicciones salían a la luz en su argumentación.

- Señorita De Gaulle, que el joven Armand fuese rápidamente hacia el cuarto de luces tras su asesinato, aprovechando la oscuridad, es totalmente lógico y comprensible. ¿Quién iba a sospechar de un modélico esclavo que cumplía con su deber acudiendo a la sala de luces para iluminar nuevamente la hacienda? ¿A caso no pretendía alejarse lo más rápido posible del lugar en el que acababa de cometer su atrocidad? - argumentó con toda lógica del mundo el consejero de la Moneda, sabiendo que cualquiera podría entender sus palabras. Ahora bien, escuchad esto por que es de lo más gracioso y sorprendente que escucharéis en lustros. ¿Recordáis lo satisfecho que estaba el mugriento esclavo levantando dedos y enumerando en orden las tareas que había realizado? Os lo recordaré...

Levantando uno a uno los dedos de su mano, exclamó en voz alta haciendo una magistral interpretación e imitando su voz.

- Luces a por velas para la gran lámpara. -un dedo. - Limpiar fuente. -dos dedos. - Auch, ventana, por aquí no. Muchos espejos y gran lámpara rota. -tres dedos. - ¡Ah! ¡La comida! -cuatro dedos. - Apagón. -y el quinto.

Carraspeó Rudeus Greyrat un par de veces, para que le prestasen atención cuando venía el colofón.

- ¡Pero ojo! ¡Ahora resulta que estuvo abriendo puertas cerradas en el Salón de Invierno y obviamente se apagaron las luces antes de llegar a las cocinas! ¿PERO QUE ESTÁ PASANDO? ¿DEMENCIA SENIL A TAN TEMPRANA EDAD?

Las mentiras del joven caían con todo el peso de la Ley. Rudeus Greyrat lo miró negando con la cabeza. Le había decepcionado, había decepcionado a todos los vasallos de la hacienda conviertiéndose en un traidor y asesino...y había decepcionado a su amo y señor Lord amoins Gueuse, quién le había tratado siempre con amabilidad y benevolencia, y no como otros señores que maltrataban continuamente a sus esclavos bajo el yugo del látigo.

- Dejando de lado que me reafirmo en votar a Armand para que sea encarcelado, esperando el voto de todos los presentes para apoyarlo. ¿No es interesante lo que acaba de mencionar nuestro buen bardo Russus Bermejo? Entre Angus Urquhart y Bermejo tenemos probablemente nuestro segundo impostor, dado que sus palabras se contradicen... - y guardó silencio para que el resto analizase por su cuenta y llegase a percatarse de la contradicción - ¿No lo veis? ¿Llegáis a entender por donde voy? - y antes de revelar la solución al enigma, dejó en el aire dos pistas para los más ágiles de mente - Alguien entró en capilla y después se apagaron las luces, primera pista. Alguien decía estar en la Biblioteca frente al fuego y no vio a nadie, segunda pista. ¿Cuál es la solución al enigma?

El bardo al ver que le estaban acusando, o al menos ponerle en el foco de atención, trató de esconderse detrás de su laúd, sin demasiado éxito, también había que decir, por lo que, saliendo lentamente de detrás de aquel Laud, o mejor dicho, apartándolo de delante de su cara, habló.

-He explicado lo mío paso a paso también porque así a simple vista no sabía dónde estaba Angus... y que el defendiera a Arman me pareció un poco sospechoso. -Dijo titubeante Bermejo- ¿Podemos hacer un dueto e ir marcha atrás de lo último que hicimos a ver si teníamos que coincidir en una sala y, por algún motivo, no nos vimos las caras?.

Sugirió el bardo autodidacta a Angus.

Pues esa parece ser la única explicación lógica, señor Greyrat. O nuestro querido bardo miente, o lo hago yo, porque lo es seguro es que los dos no podemos tener razón a la vez. Yo se por donde pasé, como he puesto, y no noté su presencia, ni la de nadie, y él afirma lo mismo. Dije la verdad, pero no puedo demostrarlo pues a nadie me encontré en el regreso de la capilla.

Esto me lleva - continué, mientras me servía un poco de agua - a lanzar otra... mmm... cuestión. Si, como dijo el señor Greyrat no "vayamos ahora a mandar a quemar a la hoguera" bla bla bla "sin tratar de reconstruir la escena y tratar de esclarecer toda la verdad" bla bla bla. Bien, cosa que no ha hecho, por cierto, ¿verdad, Armand?

Como iba diciendo, la clave está, precisamente, en Armand. ¿Qué podría ganar yo defendiéndolo? Si ambos fuésemos los infiltrados, ¿para que hundirme con él? Visto lo visto, él solo apiló los leños de la pira en que arderá. ¿Por qué llamar la atención sobre mi persona? Lo lógico hubiera sido sumarme a la muchedumbre que pedía su cabeza y seguir adelante.

Y si el esclavo fuese inocente, tal como yo creo que es, y siendo según sostiene Greyrat un infiltrado, ¿qué ganaría? Si callo, cae un siervo de Lord Gueuse, fácil, ¿no creen? No, amigos, no gano nada con ninguna de las dos posibilidades.

En cambio, planteo, y si... ¿y si los infiltrados son, precisamente, Rudeus Greyrat y Bermejo Russus? Han tejido una buena red, distraído la atención hacia Armand y un servidor, y... muy oportuno, solo se han visto entre ellos en las fases críticas, cuando ocurrieron ambos asesinatos. Uno mata, y el otro establece coartadas. Una tan mala como la de deambular por lugares por donde no puede haber pasado puesto que estaba yo, pero eso ellos no podían saberlo.

Bebí un largo trago de agua.

Cuando acabemos la deliberación, podremos discernir los extremos de tal... mmm... cuestión. Si es Armand quien cae y queda demostrado que es inocente, ello señalará inequívocamente a nuestro bardo y al Consejero de la Moneda. Si Armand es... culpable, yo mismo me entregaré a ustedes, pues no tendrá sentido tratar de defender lo que ya resultará imposible.

Tengo la conciencia tranquila, y nada que ocultar. Solo un hombre puro no teme entregar su vida por noble causa, pues si tengo la fortuna de ser llamada junto al Creador, sabe Dios que andaré el camino con alegría en el alma.

El Bardo se sorprendió que ahora el acusado fuera tanto él como Rudeus Greyrat, pese a ello se mantuvo firme, tratando de imaginarse estar frente a un escenario con un público más crítico de lo que deberían ser, tratando de defenderse lo mejor que este podía, y no solo eso, atacando.

-Me pareció extraño que tú dijeras que cuando se fue la luz estabas en la capilla y saliste al exterior a la Terraza 4 y luego fuiste a la Terraza 5, pues cuando se fue la luz allí yo acababa de llegar desde abajo, y ahí estaba también Rudeus Greyrat, quien habló alto y claro y solo yo fui capaz de responderle. -Aseguró el bardo, ahora cogiendo su instrumento musical cual garrote- No sé si Arman es inocente o no, pero claro está que Angus Urquhart miente, y hay testigos de ello.

- No os preocupéis, joven Bermejo. Esto es tan fácil de demostrar que ni si quiera nosotros dos precisamos defendernos de las burdas acusaciones del señor Urquhart. - respondió excepcionalmente tranquilo, sabiendo que multitud de los presentes le habían visto moviéndose por las terrazas en los momentos más críticos donde se podrían haber realizado los asesinatos. Empecemos con vos, mi buen bardo. Madama Bavard puede dar fe y así lo ha expresado públicamente que le vio saliendo del comedor hacia el lavadero, donde obviamente realizaríais vuestros quehaceres, para posteriormente coincidir con Jack O'Lantern en la despensa y salir a las terrazas, como bien me comentó a mi Jack al verle posteriormente, y que él mismo puede confirmar. También la señora Patamás le vio personalmente en los jardines y nunca lo negó, tan solo dos ratos antes del apagón. ¿Cómo alguien que fue visto aproximadamente seis ratos antes del apagón (fase 12) por Jack O'Lantern cerca del palomar, y por la señora Patamás dos ratos antes del apagón (fase 16), podría haber cometido el asesinato de Claire Verte, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado en Intendencia?

Además, y en mi derecho estoy a defenderme y argumentar, doy fe que coincidí con Russus Bermejo un rato después del apagón (fase 19) en la terraza 4, y que allí intercambiamos algunas frases. Lo mencioné en mi primera intervención y hay constancia de ello, incluso antes de que el nombre de Angus Urquhart saliese a relucir como sospechoso.

Era absurdo que más de tres personas distintas hubiesen visto a Russus Bermejo en distintas fases, haciendo que fuese fácil determinar su ubicación aproximada en cada momento, y que aún así el franciscano le acusase.

- Ahora veamos mi recorrido, para ver si se sostiene la afirmación de Urquhart de que nosotros dos somos los infiltrados asesinos, ¿le parece? - sonrió tras demostrar que Russus Bermejo jamás podría haber asesinado a Claire Verte en Intendencia, y a la vez aparecerse ante las personas nombradas en otros puntos alejados de allí en la hacienda. En mi caso, ya revelé mi recorrido en mi primera intervención y me reafirmo en ello. Pero nuevamente me remito a los presentes para que apoyen o no mis palabras. ¿Es cierto, señor O'Lantern, señora Patamás y Madame Bavard, que me vieron coincidir con Jack en la terraza 3 mientras vosotras dos estabais en terraza 4, exactamente cuatro ratos (fase 14) antes del apagón? ¿Cómo sería posible explicar que estuviese asesinando a Claire Verte en Intendencia?

Respiró hondo, quería dejar bien claras las cosas antes de que se emitiese veredicto.

Todavía no he visto una hipótesis alternativa de Armand y Angus Urquhart para demostrar que nosotros dos podríamos ser los asesinos de Claire verte y como llegamos a Intendencia para cometer el asesinato, pero yo si puedo formular una con suma tranquilidad.

Armand ha relatado personalmente haber ido al cuarto de luces, ir al claustro a arreglar la fuente y pasar por salón de espejos para llegar al salón principal. De ser ese el trayecto, Arne Windsbraut debería haber coincidido con el muchacho en salón de espejos según el razonamiento que ya realicé teniendo en cuenta que el herrero salió de Intendencia y se dirigió hacia el ala oeste. Sin embargo, perfectamente pudo pasar por el pasillo E en vez del pasillo D para llegar al salón Principal, y como no vio a nadie ni nadie le vio, sería del todo comprensible. 

Desde el salón Principal a Intendencia hay solo tres pasos (en caso de que realmente fuese allí). Y además, para un impostor infiltrado conocedor de los pasadizos del castillo, seguro que algún conducto secreto puede acercarle a Intendencia más pronto que tarde, realizar el asesinato y aprovechando la oscuridad... apresurarse nuevamente al cuarto de luces para simular ser un obediente y servicial esclavo.

Cambió de objetivo hacia Angus Urquhart, para dar la puntilla a su argumentación.

- Si Armand asesinó a Claire Verte, ¿no sería el asesinato de Mary really a cuenta del otro impostor Angus Urquhart? ¿Cómo pudo realizarlo? ¡Fácil!

Él mismo ha afirmado estar en la capilla para realizar sus oraciones justo en el instante del apagón. Si realmente hubiese salido al exterior hacia la Terraza 4, un rato después del apagón (fase 19), habría coincidido con Russus Bermejo y mi persona, quienes acabábamos de coincidir allí y así lo afirmamos ambos.

¿Qué ocurrió entonces?

1. Él no estuvo orando, ¡Él estuvo provocando el apagón de luces de toda la hacienda!

2. Aprovechó la oscuridad para moverse por algún pasadizo secreto, quizá las catacumbas subterráneas que según los planos transcurren desde la capilla hasta el subsuelo de pasadizo C.

Si Mary Really fue vista por la señora Patamás en el camino empedrado, cerca de los carruajes, cuando se produjo el apagón. ¿Sería de extrañar que se hubiese acercado hacia la hacienda? ¿No podría haber avanzado mientras Urquhart se desplazaba bajo tierra hasta las terrazas y... ¡Voilá! 

De camino por las catacumbas hacia la capilla estaría nuestro anciano, cuando Elisabeth De Gaulle reportó el cadáver. Obviamente con la finalidad de seguir moviéndose desde allí...

¡TODOS VOTAD AL ESCLAVO ARMAND!

¡Que no se dispersen nuestros votos entre Angus Urquhart y Armand!

Amen, hermano Greyrat, amén. Solo veo una... mmm... ¿cómo decirlo?... otra laguna a su perfecta y sincronizada sarta de mentiras y no es otra que, en los momentos críticos, solo usted y el señor Russus se vieron juntos. ¡Y además! Reconoce abiertamente que habló con él, los dos asesinos planificando su plan. La mejor manera de esconder la verdad es decirla, decían por ahí. 

Me aventuré entonces a sonreir al Consejero de la Moneda - Y no menos curioso es, que usted conozca todos los pasadizos de la hacienda, cuando ya quedó demostrado que la pobre señorita Rilley era la única que los conocía, a excepción, claro está, de los inflitrados.

Y si, también en aquellos momentos en que nada ocurrió, también se me vio y vi a otras personas, ajenas a este... a esta... digamos que a los que nos hemos erigido como sospechosos. ¿Acaso no me vio el señor Windsbraut en la sala de los espejos? ¿O la propia señora de Gaulle en la galería cubierta? Incluso usted mismo, señor Greyrat, ¿fue entonces cuando decidieron que mi persona era la indicada para sus planes? Sus oscuros planes, todo sea dicho.

Si... por desgracia alguien tendrá que morir hoy, juzgado precipitadamente. Y sea yo o sea el señor Armand - miré entonces al joven esclavo, dedicándole una sonrisa - todo quedará desvelado, y sus mentiras puestas sobre la mesa.

Sea.

Entonces recordé las últimas palabras de Bermejo Russus, el bardo.

Señor Russus, ay, líbreme de la tentación de cambiar el discurso cuando me señalan, porque... ¿por qué ahora que se le señala, expresa dudas sobre la culpabilidad de Armand cuando hace apenas unos minutos la tenía por segura?

- Dios bien sabe que odio darle la razón, pero es cierto que Greyrat estaba entonces junto al bardo en los jardines. Sin embargo lo que no puedo confirmar, Angus, es verte en la Biblioteca o en la Galería. Durante el apagón estuve en este último lugar y ni te vi en la Biblioteca, ni noté otra presencia que no fuese la de Arne en la Galería.

-Ya que se me ha nombrado diré donde y cuando vi a Angus después de que entrara en la sala de espejos desde el pasillo D y yo continuara mi camino, por cierto, en ese mismo momento Armand salia de la sala de espejos en dirección a salón principal. Continuando con los pasos de Angus: Quedose un rato en la sala de espejos, pues cuando yo estaba en la zona Oeste de la galería el entraba en la zona Este, un rato después entro en la zona Oeste junto con Elisabeth quien llegaba desde la Terraza 5. Después cruzo la galería a la Terraza 5 y un rato después a la terraza 4 donde se encontraba Rudeus. Dos ratos después se apagaron las luces y ya no volví a ver ni cruzarme con nadie mas, excepto con Madane Bavard como ambos hemos dicho antes al inicio de esta deliberación.-Dicho lo que sabia proseguí hablando aunque no fuera un dato de interés.

-Personalmente no creo que alguien que recoja luces sea inocente, fácilmente puede ser una treta, es mas, estoy seguro que el propio asesino podría convocar una nueva reunión tras matar el mismo a quien deseaba reportar como muerto ante el resto. Por lo que no caigamos en ese tipo de engaños lógicos.-Deje espuesta una idea que me rondaba a sabedor que no era el único.

-Ahora si tan seguro esta de la culpabilidad del esclavo, sea consciente que la próxima reunión seguramente sea el mas señalado y mirado por lupa por el resto de los reunidos señor, si es que este fuera inocente. -No negaba que estaba medio convencido de la retorica de Rudeus, pero tampoco lo diría en alto sin tener una certeza.

La señora Patamás decidió ignorar completamente a los hombres peleando entre sí. Total, ella ya había depositado su voto. Sólo quería entender una cosa antes de irse a seguir trabajando pues aún había mucha tela por cortar.

- Señora de Gaulle, ¿dónde estaba usted cuando se apagó la luz?

Miró a la señora Patamás para contestar, mientras los hombres discutían ellos solos.

—En el salón de espejos. Lo recuerdo perfectamente porque estaba limpiándolos y se apagaron de sopetón con un ruido sordo. Salí lo más rápido posible de allí, ya sabe usted que ver espejos en la oscuridad es de muy mal augurio. Después me di prisa en llevar la leña a la chimenea del salón de invierno y luego anotar la lista de la compra. Tiempo en que noté el cuerpo de la mujer y toqué la campana justo al principio del rato después de anotar los víveres. Tenía muy claro que tocaría la campana, antes de que me diese tiempo a meditar mis pasos, y así lo hice.

- Gracias Señora de Gaulle. Como siempre digo, nadie podrá decir de usted que no es trabajadora. No como otros que todas conocemos.

El pobre mozo miraba de un lado a otro, intentando dirimir quien decía la verdad y quien mentía.

Mis lores, como todos sabrán, no suelo ser muy parlanchín o argumentativo, pues mi rol en esta hacienda es el de cumplir las labores que nuestro señor me asigne.

Pero si algo puedo aportar a este debate es que, poco antes del apagón, coincidí con el señor Russus en la despensa, donde cada quien se ocupó de sus propias labores al igual que yo.

Luego de ello lo vi deambular por la terraza, poco más que ello puedo aportar a este debate. - digo para luego volver a guardar silencio.

El comentario de Jack O'lantern molestó ligeramente al muchacho, pues pese a que este confirmara su inocencia, pues la vez en la que estaba por aquella zona había sido observado en todo momento, el cuándo era importante, y "poco antes del apagón" no se podría considerar como demasiado exacto.

-¿Podrías ser un poco más preciso?. -Le pidió el bardo- Cuando nos encontramos ahí, fue justo después de cuando terminamos la anterior reunión... y a partir de ahí, tal y como este dijo, fui al pozo a recoger el agua que he de llevar a los aseos de arriba del todo, y luego al palomar en donde tengo testigos de todo ello. 

Pues de hecho, luego de la última reunión me dirigí a la despensa a realizar mis labores y poco después llegaste tu. - le respondo a Russus.

Mientras yo revisaba las provisiones, tu recogías el grano para las tragonas de afuera.

Luego, cuando salí para enviar el mensaje a nuestro señor, pude ver al bue Russus en la terraza y esa fue la última vez que lo vi, acto seguido me dirigí al claustro y todo se fue a negro.

-Dejo mi voto en contra de Armand, el esclavo y que Dios me perdone si me equivoco.

El tiempo de deliberación consumió el resto del segundo día y los siervos de la Hacienda acabaron por tener que retrasar el resto de tareas para el día siguiente.

No obstante, aquel tiempo de deliberación había propiciado una votación que quizás acabase con alguien sentenciado.

Al finalizar la deliberación, se mostraron las votaciones. No se podía identificar quién había emitido cada voto, pero si que era suficiente para sacar una conclusión: a diferencia del día anterior, el vasallaje tenía muy claro quién era el responsable de lo sucedido.

Hasta siete personas habían sospechado del esclavo Armand mientras que tan sólo tres habían dispersado su voto entre Angus, Rudeus y un último voto que no había llegado a emitirse.

Con esta información, los afanados vasallos sentenciaron al esclavo. Como una turba movida por una misma mano, todos se avalanzaron sobre el susodicho y lo inmovilizaron. Después lo sacaron al patio a rastras y lo llevaron al tocón donde se cortaba la leña. Mientras entre tres sujetaban la cabeza del esclavo sobre el tocón, uno levantó el hacha...

No fue necesario mucho tiempo más antes de que la cabeza decapitada fuese expuesta sobre la verja para intimidar a los siervos de Lord Umpostuh.

Armand was ejected