Partida Rol por web

La señora Patamás empezó a recoger los platos y mientras lo hacía por fin habló claro:

- Les tengo que decir que no sólo me encontré con el cadáver de la señora de Gaulle en el pasillo H si no que justo cuando se apagaron las luces yo estaba en la sala de intendencia consultando el mapa. Lo consulté justo antes de que se apagaran y de nuevo cuando se apagaron.

Antes de apagarse las luces, había gente en el salón de invierno y en la biblioteca. En la biblioteca estaba Jack, en el salón de invierno creo que estaba usted señor Angus.
Justo cuando se apagaron las luces había gente en la galería cubierta, en el salón de espejos y en el claustro. En la galería era Jack, lo que sumado a que le vi irse de la cocina encaja perfectamente con su historia. En el salón de espejos estaba Bermejo y el el claustro la señora Bavard. Todo esto lo doy por bueno porque encaja al dedillo con todo lo que han dicho. No hay grietas con ninguna de las historias.

Y por eso sé que el señor Angus miente. No estaba en el salón de Invierno porque en el salón de Invierno no habia nadie en ese momento. Lo había un momento antes, sí.  Y creo que era usted yendo al pasillo H y del pasillo H al pasillo I donde mató a la señora de Gaulle. ¿Haciéndose pasar por Jack? Puede. Porque es cierto que la señora MaryGold rondaba la zona si hacemos caso a la historia de Bermejo y bien pudo haberlo visto.

Por tanto, mi voto es para usted Angus Urquhart.

Pese a que Bermejo Russus tenía el laúd sin afinar y con una cuerda rota, al escuchar las palabras de la Señora Patamás, este tuvo a bien de sacarlo y, ahora sí, tocar algo para amenizar el ambiente, a fin de cuentas, si lo que decía la Señora Patamás era cierto, junto con las sospechas del Consejero de la Moneda... esto ya habría terminado.

No se crean al Escribano, no, no, no...
No se crean al Escribano...
Yo sospeché al ver al Escribano balbuceando con algo
Ahora sé que con Impostuh estaba farfullando
Su excusa del lugar, no se aguanta más.
Patamas en Intendencia estaba visualizando
Querías dejar al Lord, como a todos, temblando
Enfrentando a sus vasallos en peleas, ¿Qué es lo que tramás?
Terror en su faz, ratas por detrás
El atravesar paredes, y el disfraz
Grita mientras puedas, te vamos a ejecutar (ey)
No se crean al Escribano, no, no, no...
No se crean al Escribano, no, no, no...
No se crean al Escribano... Votad a Angus...

Me quede pensativa unos instantes, estaba confundida? Realmente no conocía la distribución de la mansión tanto como me gustaría.

-Lo lamento, creo que teneis razón y me he confundido en el nombre de las estancias. Dije galería cubierta pero en realidad quería decir recibidor, allí fue donde vi al señor Bermejo desde la ventana. Tonta de mí, que con todo este trajin ya no sé ni lo que digo. Disculpen mi error.

Por fin la señora Patamas soltó el cerdo a correr y termino siendo quien la gran mayoría esperaría que fuera y a pesar de que Arne no disfrutaba para nada de las bromas del juglar, si con esa canción llevaba razón y era el ultimo de los infiltramos entonces hoy y solo hoy no le gritaría que fuer a otra parte con su incesante gritar.

-Bien, entonces... Angus algo que decir al respecto, ¿Patamas también miente con vos? O piensa confesar. -Miro a Rudeus quien disfrutaba de su propia voz y quedo un tanto asombrado que aguantara tanto sin hablar ahora que su acusado había sido nuevamente marcado.

Voto por Angus Urquhart

Jaque mate.

Al fin el franciscano infiltrado había vuelto a caer en sus propias mentiras, no esperando que fuese la señora Patamás la que haciendo uso del mapa de Intendencia, terminaría evidenciando que una vez más Angus había tratado de engañarles, siendo por tanto el perpetrador del asesinato.

- Gracias señora Patamás por sacar a la luz la verdad, dejando en evidencia a este impostor infiltrado, perro sarnoso bajo el yugo de Lord Impostuh. - agradeció a la cocinera con una sutil reverencia, agradeciéndole frente al resto haber sido valiente, y ante todo, cauta y sensata a la hora de revelar información de vital importancia. Con la muerte de este confabulador, confío en que todo este conflicto esté resuelto... No obstante, no deseo celebrar nuestra victoria demasiado pronto... - y entonces clavó la mirada en Lady Marygold, a quién todavía tenía en el punto de mira tras los últimos acontecimientos - Quiero expresar una duda que me recarcome por dentro, y es que me parecen demasiado forzados los "despistes" de nuestra joven Lady Marygold.

Mentar que se confundió con una de las estancias del castillo, la galería cubierta por el recibidor, podría ser quizá cierto... o quizás no. También podríamos ignorar el hecho de que haya mencionado no toparse con nadie cuando es obvio que por las palabras de nuestro buen bardo pasó por el claustro y que ambos coincidieron. Incluso podría dar por creíble que en verdad viese a alguien como Jack llegando al pasillo H justo antes del apagón, teniendo en cuenta que Angus Urquhart pudo disfrazarse tras separarse de Madame Bavard en el salón Principal y tratar de adoptar la apariencia de nuestro compañero O'Lantern pero... ¿También confundisteis de dónde venía ese "supuesto" Jack?

Decís que llegaba del pasillo I al pasillo H, cuando es una OBVIEDAD que de ser Angus disfrazado, llegaría desde el salón de Invierno al pasillo H confirmando las palabras de nuestra señora Patamás. ¿No será que estáis aliada con el perro traidor de Angus Urquhart? ¿No son DEMASIADOS despistes?

Mantuvo unos largos y fríos segundos de silencio mirándole con dureza a los ojos, para después dejar bien clara cual sería su proceder.

- Yo votaré como el resto a Angus Urquhart en esta ocasión, y deseo fervientemente que una vez eliminado, esta desagradable situación se de por finalizada y que mis sospechas hacia Marygold sean infundadas. Sin embargo, y en caso de que el conflicto no se resuelva de una vez por todas, de inmediato convocaré a todos para ajusticiar a esta mujer. Lo digo ya mismo para evitar malentendidos posteriores y que todos tengan en cuanta mis altas sospechas hacia su persona. Sea.

Asistí con una sonrisa a las palabras de la señora Patamás. Y por supuesto, las esperadas del señor Greyrat. Sin embargo, es cierto que la melodía (o el intento de melodía) con que nos torturó el señor Russus me molestó sobremanera. Y por ello pido disculpas a nuestro buen Dios.

No obstante, ante tales viles ataques hacia mi persona, me vi forzado a intervenir por última vez.

No, señora Patamás, no miento, de hecho, su "informe" coincide plenamente con mis palabras. Como usted dice, antes del apagón había una persona en el salón de invierno, ya dije que cruzando del mencionado salón al pasillo H, bajo el dintel. El "rato" siguiente, con las luces apagadas, me encontraba girándome sobre mis pasos ya en el pasillo H, y como usted sabrá, el mapa de intendencia no muestra quien está en los pasillos, ergo, su informe coincide con mi relato. 

No obstante, al parecer ya se ha tomado una decisión. Bien, la respetaré. Pero... se vuelven a equivocar. Y con cada equivocación, el fin está más y más cerca.

Del bardo lo esperaba, pues siempre ha cantado al compás que le ha marcado nuestro buen Consejero de la Moneda. Pero usted, señora Patamás, sinceramente, esperaba más objetividad. Sin duda la dialéctica del señor Greyrat ha nublado su juicio, ha intoxicado su mente y ve gigantes donde solo hay molinos. Bien. Lo acepto. Si, una vez yo me haya reunido con el Creador, continúan dejándose guiar por él, cuando sobrevenga otro asesinato y en la siguiente deliberación condenan a la señorita Marygold, todo estará perdido, pues serán dos los infiltrados contra dos leales a Lord Gueuse. 

Si, señor Greyrat, jaque mate. Usted lo ha dicho bien, enhorabuena. Ha conseguido su propósito sin levantar sospechas, excepto conmigo. A mi no me ha engañado, sin embargo, me ha vencido.

Buena suerte...

Ah, por cierto, quien quede vivo, si es que queda alguien, que se encargue de darle a Lord Gueuse la nueva de que su... historia, quedará inconclusa.

- Lo que me ha dado la dialéctica del señor Greyrat ha sido un tremendo dolor de cabeza señor Angus. Casi tanto como las canciones del bardo. - se llevo la mano a la oreja derecha y giró la cabeza con desprecio -  Y yo a usted le he dado la oportunidad de dejar claro dónde estaba cuando se apagaron las luces y ha dicho que era en el Salón de Invierno. Ahora dice que no, que estaba en el pasillo H, ¿dirigiéndose al jardín?. ¿Por dónde? ¿Por el pasillo I donde un momento después mataban a la señora de Gaulle? Porque en el pasillo H no pasó mucho tiempo ya que yo estuve ahí justo después del apagón.

La señora Patamás miraba con lástima al escriano. Le caía bien en realidad, aunque no sabía si la simpatía se la profesaba su persona o el hecho de que despreciase a Rudeus tanto como ella.

- Señor Angus, puede que esta cocinera se esté equivocando, pero será porque su manera de contar esta historia favorece dicha equivocación. Flaco favor le estará haciendo a Lord Geuse si se da estas mismas mañas al escribir su historia.

¿Disculpe? No, señora mia. Usted me preguntó, y cito textualmente... "cuando se apagaron las luces usted estaba en el salón de invierno". Bien, yo respondí, y de nuevo cito textualmente, "cuando las luces se apagaron, efectivamente me encontraba en el salón de Invierno, reponiendo la leña para la chimenea". De nuevo, usted hizo hincapié en ello, volviéndome a preguntar si estaba seguro. Bien, señora Patamás, lo estaba, y así lo dije.

Hice el símbolo universal de las comillas, aunque allí la mayoría no sabía leer ni escribir...

"Si, bastante seguro, mi buena señora. Exactamente bajo el dintel que comunica el salón de invierno con el pasillo H"... pero ubicado en el salón de invierno. Todo eso fue justo cuando ocurrió el apagón, que es lo que me preguntó. Luego, con la luz apagada si, estaba ya en el pasillo H, que es lo último que dije y regresé por donde vine tal y como relaté y que no volveré a narrar.

Señora mía. Acepto que se me condene, si con ello se quitan ustedes la venda que cubre sus ojos con respecto a Greyrat. Pero lo que no acepto es que se me acuse de mentir en lo aquí expuesto en esta sesión. Soy un hombre de fe, y paciente. Pero... hasta el Santo Job llegó a decir en una ocasión... "como me sigan tocando los bemoles se van a tragar sus instrumentos"

Sonreí.

Pero no tendrá que verlo, mi señora Patamás. No me iré de este mundo con rencor. Ni mucho menos, solo le pido, si es usted tan amable, que me sirva un poco de ese estofado de ternera que tan delicioso resulta al paladar. Ni siquiera el señor Greyrat le negará ese... mundano placer a este pobre viejo.

Y prometo no volver a hablar, pues ya todo está dicho.

- Mire señor Urquhart. No sé si Lord Geuse le paga por palabra, pero los que tenemos una ocupación de verdad valoramos el tiempo. Si alguien le pregunta un dato concreto, de ese dato concreto. Pregúnteme usted qué he preparado para cenar. Le diré que estofado de liebre. ¿Bajo el dintel? No se puede estar bajo el dintel, tendrá más cuerpo en un sitio o en otro.

El tono de la señora Patamás era elevado.

- Y si usted estaba en el pasillo H y no en el salón de invierno, ¿a dónde fue después si caminó dirección el jardín?. Al pasillo I, ¿verdad?. ¿A matar a la señora de Gaulle? ¿O me va a decir que Rudeus miente y usted pasó por allí y no se percató del cuerpo? ¿O pensaba ir al jardín atravesando todo el ala norte?. Por favor respétese un poco y despídase con clase.

- Sisi, claro que nos encontramos. -Afirmó finalmente ante las palabras del bardo, saliendo de su estado de trance tras haber pasado bastante rato mirando cómo unos y otros se acusaban, e intentando hacer cuadrar las palabras de unos y de otros. Gensanta.

- Es díficil escuchar  tan de seguido a Greyrat y más difícil es aún darle la razón por cómo se crece. Ahora, es cierto que hasta ahora sus conjeturas siempre han sido en base a las palabras del resto sin hacerle falta tergiversarlas. Yo por ahora, le creo. Es más, le diría que vigilase sus espaldas. Si ya antes de todo esto tenía bastantes enemigos... ahora tendrá muchos más.

Voto a Angus Urquhart.

Y la deliberación llegó a su fin:

- 1 voto Bermejo Russus

- 1 voto Dilaila Merygold

- 5 votos Angus Urquhart

- 1 voto a saltar votación

Al término de la misma, todos tenían claro qué hacer. Igual que habían hecho con Armand, se lanzaron sobre el viejo franciscano y se apresuraron a inmobilizarlo.

Lo arrastraron a oscuras por la Hacienda hasta el Salón de Invierno y allí le propinaron un golpe mortal con un atizador en la cabeza y lanzaron su cadáver a la chimenea.