Partida Rol por web

Viendo el cambio sutil de Doug todas las alarmas se encendieron en la mente de Peter. Por un momento pensó en quitarse de en medio, distraerse con algún puesto y que se las arreglara por sí solo. Sin embargo, pensaba que era mejor intentar calmar los ánimos. Los de los legionarios, pero sobre pretendía apaciguar a su compañero, no fuera que la ira del presidiario se desatara y se liara a puñetazos con ellos en medio del gentío, algo que seguramente no los beneficiaría a ninguno. Se acercó a donde estaban.

-Disculpad- les dijo- mi amigo es compañero, ¿veis las heridas en su pecho? Murió por la violencia, como todos en vuestra legión. Y pese a su aspecto rudo, su cara de pocos amigos y su mirada asesina, en el fondo no es más que un cachito de pan… No le va a hacer nada, sólo queremos hablar con él. Se trata de una pequeña deuda de juego, si le conoceís sabreis que es un poco tramposillo... Y tampoco es tan importante como para molestar a un Monitor. ¿Qué decis? ¿Nos ayudais a encontrarlo?. -terminó, poniendo su mejor sonrisa.

Viendo el cambio sutil de Doug todas las alarmas se encendieron en la mente de Peter. Por un momento pensó en quitarse de en medio, distraerse con algún puesto y que se las arreglara por sí solo. Sin embargo, pensaba que era mejor intentar calmar los ánimos. Los de los legionarios, pero sobre pretendía apaciguar a su compañero, no fuera que la ira del presidiario se desatara y se liara a puñetazos con ellos en medio del gentío, algo que seguramente no los beneficiaría a ninguno. Se acercó a donde estaban.

-Disculpad- les dijo- mi amigo es compañero, ¿veis las heridas en su pecho? Murió por la violencia, como todos en vuestra legión. Y pese a su aspecto rudo, su cara de pocos amigos y su mirada asesina, en el fondo no es más que un cachito de pan… No le va a hacer nada, sólo queremos hablar con él. Se trata de una pequeña deuda de juego, si le conoceís sabreis que es un poco tramposillo... Y tampoco es tan importante como para molestar a un Monitor. ¿Qué decis? ¿Nos ayudais a encontrarlo? Sólo queremos joder el Corpus de ese imbécil en un callejón y si no nos ayudáis haremos lo mismo con vosotros, cabrones de mierda -terminó, poniendo su mejor sonrisa.

A lo mejor había sido mala idea el acercarse a los legionarios, pero no se le había ocurrido nada mejor. Cabía la posibilidad de que Frank no fuera socio del Marqués, pero incluso en ese caso todavía podría darles algo de información, un punto de partida. Ahora bien, de ahí a tener que aguantar los malos humos de los soldados había un trecho bien largo. Doug estiró el cuello, mientras se debatía entre hacer caso a su Sombra y sus constantes delirios de violencia… y entonces habló Peter. Si bien era muy pronto para decir qué efecto había surtido su mentirijilla sobre los legionarios, sí que consiguió que Doug hiciera el esfuerzo de mantener la charada.

Su labia le recordaba a la de Marty, y Marty siempre se salía con la suya. La mayoría de las veces, repartiendo pedazos del pastel que luego mandaba a Doug ir a recuperar. A lo mejor era eso lo que tenían que hacer: repartir el “pastel” con ellos. Pensando que eso era lo que Peter pretendía, Doug intentó adoptar la misma pose de disciplina marcial que había lucido brevemente durante la charla con el general, para dar el pego de legionario, sin saber muy bien qué decir para sobornarles... y entonces la palabrería de su compi culminó en una amenaza. Su especialidad. El grandullón dio un paso al frente, abusando de su estatura como tanto le gustaba hacer, y dio una larga mirada a las armas que llevaban con una expresión que parecía no darles la menor importancia.

—Tampoco tienen que pagar justos por pecadores, ¿no? —dijo, mientras posaba maliciosamente la mano en el hombro de uno de ellos— Solo quiero saber donde está. 

El chico asiente optimista al principio. —Sí, sí. A mí me ha pasado alguna vez. Es como tener una resaca de mierda en donde te despiertas sin saber dónde coños estás o qué hiciste la noche anterior. Y cuando te enteras... Por eso es importante visitar a los perdonadores con frecuencia.— dice concluyendo la apresurada y torpe historia que cuenta.

Pero su actitud cambió inmediatamente cuando mencionas al marqués. Hay cierta prevención en su mirada y da un paso hacia atrás. —Del Marqués no hablamos...— dice mirando a lado y lado con visible temor. —El marqués no ataca sin motivo. Es mejor no hablar de él para no darle motivos.— y con esto da dos pasos de nuevo, dubatitivo entre perder lo que parecía una venta segura y seguir hablando.

—Hasta luego señor. Lo... lo esperaremos o algo.— dice y tan rápido como os abordó, el chico se adentró entre la multitud poniendo distancia entre él y tú.

Al mismo tiempo, Leah parece seguir hablando con el vendedor gordo, mientras que Peter y Doug... intentan imponerse amenazantemente sobre el par de guardias del mercado, en lo que parecía una situación nada cordial o amable entre las dos parejas de Wraiths.

—Es la legión de los que fallecen por enfermedad— explica amablemente la mujer desde el puesto y sonríe, como si fuera obvio lo que ambos estaban tratando de decir.

Los ojos del vendedor gordo se abren cuando le haces la primera pregunta. —Si haces mucho mucho silencio y pones la capa cerca a tu oído, puedes escuchar como gime a veces. Si está hecha con almas. Esta no gime, los plásmidos no son almas.— dice y te la acerca un momento para que intentes oír. A pesar del ruido del mercado, y como cualquier otra prenda que habías conocido en vida, ciertamente aquella no emitía ningún sonido que pareciese el de un gemido.

Las siguientes preguntas hacen que ambos vendedores intercambien una mirada. —Moliar es como... confeccionamos las prendas...— responde lentamente la mujer. El vendededor en cambio hace un gesto de molestia. La mujer delgada lo nota y se calle.

—Eh, ¿tienes con qué pagar? No estamos aquí para hacer caridades. Si eres una infante, ve a que te enseñen las cosas y cuando tengas óbolos que gastar, con gusto te hacemos charla.— amenaza con cara de pocos amigos el corpulento hombre y de alguna manera parecía que su olor sólo se había intensificado con su mal humor.

Inicialmente, las palabras de Peter parecían haber aliviado los ánimos... justo hasta su última frase. Los soldados, que parecían receptivos, cambiaron una mirada confusa y la imponente figura de Doug ocasiona que ambos se lleven las manos al cinto, y miren alrededor. Las personas comienzan a mirar de reojo y a alejarse discretamente, presintiendo hacia donde iba la situación.

Entonces uno de los soldados pone la mano en el hombro de su compañero. —Tío, no quiero problemas con el capitán y menos por un cabrón como Frank...—. El otro le mira y rota levemente el rostro. El soldado continúa hablando mirándoos.

—Sólo hay un Frank como el que describís en la legión de este lado. No tengo ni zorra idea de dónde está, pero todos saben que le gusta visitar a Juno. Una prostituta de Borough y Union. ¿Queréis darle una paliza? Id a buscarle a él y dejad de armar problemas aquí.— dice rápidamente señalando hacia el sur. Union y Borough estaban irónicamente muy cerca del hospital de St. Guy.

—Estás de suerte patán...— dice el otro entre dientes mirando a Doug. Luego mira a Peter. No parece querer actuar tras perder el respaldo de su compañero —...La próxima vez que os vuelva a ver, vas a lamentar haberme amenazado. Cuidáos la espalda. — dice, sin dejar de poner la mano sobre su arma en el cinto.

—No hace falta que me des las gracias —dice esa voz en tu interior, con cierto tono socarrón.

Doug palmeó el hombro del guardia con insolencia, a modo de despedida, y después se separó de ellos dos para acercarse a su compañero. A este le lanzó una mirada suspicaz y paranoica, que no se correspondía en nada con lo que juntos acababan de "lograr", como si dentro de aquel cráneo tan grueso ocurrieran un montón de cosas de las que nadie más que el propio Doug era consciente, y que pese a ello bien podían costarle una hostia inmerecida a cualquiera. 

—Juno; Borough y Union —repetía, cada vez más bajo, igual que un niño que intenta aprenderse algo de memorieta. Luego se dirigió a Peter con una voz ronca y firme que invitaba a pensar que le daban igual las amenazas que acababan de hacerle—. ¿Crees que Frank es socio del Marqués? 

Eric meneó la cabeza: había asustado al chaval, pero no había sido del todo en balde; ahora sabía que al Marqués le tenían miedo, y, aunque tras ver cómo había despachado a Capi sabía que no era para menos, algo de las palabras del muchacho se quedó haciendo eco en su cabeza... "no ataca sin motivo"... ¿Qué motivos podía tener para atacar? A Kutner aquel miedo le recordó al que las prostitutas sentían hacia los proxenetas de las mafias.

Miró a su alrededor: sin duda, el Marqués tenía oídos por allí, o al menos eso era lo que el chico creía. Vio a Doug y Peter debatiendo con los guardias, y decidió intervenir. Doug era un gilipollas, pero ahora era" su" gilipollas: estaban en el mismo equipo. Y Peter le caía bien.

Se acercó intentando no llamar la atención, hasta quedar a la espalda de los guardias, tal y como había aprendido en su trabajo: de ese modo, sus dos compañeros y él formaban un triángulo que rodeaba a la pareja de guardias. Miró a ambos, pero no dijo nada, esperando a ver cómo evolucionaba la discusión antes de actuar.

Hago un ligero asentimiento, abriendo la boca ante esa revelación. Ya sé que caracteriza esa legión, aunque no sé si me será realmente útil. Tampoco sé para qué podré utilizar la información sobre la ropa que gime y la que no, solo me parece útil si algún día necesito empezar a comprar la vestimenta adecuada para mezclarme entre toda esta gente y su rollo raro mortuorio. Otro dato más. Hago una mueca al oírle decir que soy una pobre, seguramente sí lo sea, o no, nunca se sabe, pero el caso es que no pienso comprarle nada de lo que me intenta vender.

—Claro que tengo —digo con un toque de indignación—, pero me lo guarda el grandote ese que me acompaña. Por si acaso. —Hago un gesto hacia atrás con la cabeza, sin saber si aún anda por ahí, y me encojo de hombros—. Me largo con mis óbolos a otra parte. Lástima, me había gustado esa máscara. Bay —me despido en hebreo, haciendo un gesto con la mano.

Poco más puedo hacer aquí, así que vuelvo en busca de lo demás, fijándome por si hay algo que me llame la atención. Nunca se sabe, quizás veo a gente que lleve una máscara similar a la que busco y saco algo más.

Sus últimas palabras salieron de su boca de forma inconsciente, como si sus pensamientos hubieran tomado vida propia. Para ser sincero consigo mismo, en realidad era eso lo que pensaba; si Frank había tenido algo que ver con el marqués y les había tendido una trampa - como afirmaba Eric - sacarle la verdad a hostias era lo menos que le gustaría hacerle. Empezó a pensar que su Sombra no era “el enemigo”, como les había contado el general, sino una parte de sí mismo que tenía voz en este mundo, que pensaba y decía lo que su parte más “diplomática” no se atrevía.

-Podría ser, pero el que nos animara a huir por donde apareció también podría tratarse de una coincidencia - contestó a Doug - vayamos a buscar a esa puta, a ver si sabe algo, y cuando lo encontremos lo averiguaremos... de un modo u otro.

Lo que quizás más llama tu atención es que hay algunos wraiths enmascarados, comenzando por los soldados de la Legión Siniestra. Pero hay algunos otros con máscaras de varios tipos y formas, brillando por su ausencia un tipo en particular: las máscaras venecianas. Quizás fuese una cuestión de moda, o hubiese alguna razón de fondo, pero las tradicionales y populares máscaras de carnaval no eran portadas por nadie en el Puente, nadie al meno que pudieses ver.

Doug y Peter estaban a unos metros hablando entre ellos, Eric se unía al grupo mientras un par de soldados de la legión se disponía a marcharse del mismo sitio.

El gesto de Doug de palmear el hombro del guardia fue recibido por desagrado, pero estos no respondieron. Al girarse para irse se encontraron con Eric, y con un simple "A un lado", caminaron alejándose dándole un empujón hostil con el hombro. Doug y Peter intercambian algunas frases antes de ver al ex-policía allí, y luego notar finalmente a Leah acercándose desde el puesto en el que estaba a unos metros más allá.

La Tempestad dejó salir un estertor ronco y las nubes amenazadoras se movieron al son de un viento invisible y aullador en las alturas. En medio del bullicio del Puente, era fácil olvidar que estaba allí, omnipresente y vigilante. Un coche con un Rápido pasó por la calle, mientras la mayoría de fantasmas se apartó, un par fueron embestidos por el vehículo en movimiento. En lugar de ser arrollados, el coche los atravesó a gran velocidad, y los Wraiths se quedaron allí, con una expresión de incomodidad más que de dolor, y continuaron caminando hacia la acera.

Doug estaba escuchando a Peter cuando todos se reunieron, y por la expresión de su rostro, pareció que se quedaba con las ganas de preguntarle algo. Entonces vio el coche venir e instintivamente lo persiguió con la mirada, previendo el desastre y exhalando profundamente cuando no ocurrió nada, entre sorprendido y decepcionado. Los que no se apartaron del camino del vehículo "sobrevivieron" sin más perjuicio que unas muecas, y él tomó nota de lo que acababa de ver. Estaba seguro de que no era el más listo del grupo, pero aquellas cosas tan necesarias para su supervivencia y las de otros las cogía al vuelo. 

—Tenemos una forma de dar con Frankie. El gordo es un putero, y está encariñado de una tal Juno —y de nuevo dudó, esta vez acerca de si se podía o no mojar el churro después de muerto. El legionario, ¿no se habría referido a la profesión en vida de la mujer?—, cerca del hospital. 

Mientras vuelvo hacia el grupo, oigo de fondo el sonido de la Tempestad y me parece que anhela terminar con su propia agonía. Subo los ojos hacia ella, viendo como se mueven las nubes. En las Tierras de las Sombras todo parece dejar una sensación de desasosiego, un castigo más por haber dejado el mundo de los vivos, y da igual si lo mereces o no, esta es la recompensa final. Me quedo mirando. Sigo enfadada conmigo misma por haberme tragado el cuento sobre el final que se dice hay tras la muerte. «Y lo hay, solo que es una mierda, una mierda injusta», me digo, mientras observo con un interés desmedido como se arremolinan las amenazantes nubes que anuncian una futura tormenta. Al menos, así sería si estuviera viva.

Entonces veo el vehículo y como atropella a varios fantasmas; en una ciudad como era Londres, eso siempre podía ocurrir, y aquí parece que se muestra como una de las pocas ventajas —sino es la única— de estar muerto. Lanzo un suspiro, tampoco es que pueda cambiar nada. 

Sigo mi camino hasta juntarme con el grupo de señores muertos que me acompañan en esto. Arrugo el ceño al oír al grandullón. Saber que podemos encontrar a Frankie supongo que es un buen paso y cerca del hospital me parece aún mejor, quizás pueda averiguar algo sobre mi muerte. «Necesito saberlo, por curiosidad, y porque lo necesito».

—Consejos de moda tengo unos cuantos —anuncio con delgado hilo de voz, no son importantes, pero tampoco es algo que pudiéramos saber antes—. Parece que las máscaras de carnaval no se estilan, nadie por aquí las lleva —explico, haciendo un disimulado gesto hacia los que pasan a nuestro alrededor—. A mí me da la impresión de que son un símbolo, igual que creo que las otras máscaras podrían representar a las distintas legiones. Por lo que han dicho, claro. 

Hago un pequeño silencio.

—Me apunto a lo del hospital —comento—. Si no hay más remedio, claro. Vamos a conocer a esa Juno.

Eric mostró una sonrisa desagradable a los guardias que se abrían paso.

—Claro, socio — dijo con sorna.

Podían hacerse los duros, pero no tenían ni puta idea. Les había ganado la espalda, y apostaría a que ni siquiera se habían enterado. Tenían suerte de que a Doug no se le hubiera ido la pinza otra vez.

—Aficionados... — masculló con una risita, antes de dirigirse a sus compañeros.

—Excelente. Yo he hablado con el perdonador. Le tienen puto miedo al Marqués: ni siquiera quieren mencionar su nombre. Es como si tuviera espías por la ciudad. Me ha dicho que sólo ataca si tiene algún motivo para hacerlo.

Asintió a Doug y Leah.

—Frankie es una buena pista. Si no tiene nada que ver, al menos podremos acojonarle para que nos diga lo que sabe. Es un mierdecilla: cantará si le apretamos.

Parecía que no habían sacado mucho más de la vistita al mercado, salvo la pista de como encontrar a Frank.- Esperemos que esa chica nos ayude a encontralo y podamos sacarle algo... -dijo- es la única pista que tenemos. Nos han dicho que podemos encontrala por Borough y Union. ¿vamos? - y sin perder más tiempo se dirigió hasta allí. Estaba deseando poner fin a esto para poder dedicarse a sus propios asuntos.

Aquel estado irascible de la Tempestad parecía más su temperamento. Concentrándote, eras capaz de percibir las sutiles corrientes y sus extraños movimientos casi orgánicos, obedeciendo a patrones más extraños y caprichosos que los del viento. Las vetas oscuras y los nubarrones te recordaban más a las configuraciones de las aves migratorias volando en grandes números por temporadas, que al funcionamiento de corrientes de aires y tormentas. Hoy, la Tempestad hacía muchos aspavientos, pero sus amenazas eran huecas por este día...