Partida Rol por web

Alanna & Haizea

Capítulo 3

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01/07/2018, 22:01
Haizea Egea

El traqueteo del tren despertó a Haizea de su pequeño letargo. Llevaba horas viajando, viendo como cambiaba el paisaje a través de la ventanilla y como los viajeros que la rodeaban iban haciendo sitio a otros diferentes tras cada nueva parada. Le gustaba viajar en tren; le relajaba.

Pero aquella sensación agradable no podía hacer desaparecer la ansiedad que tenia en su cuerpo, fruto de lelvar ma´s de una semana alejada de Alanna. "Por motivos de trabajo", le había dicho, no podía irse con ella a su pueblo, pero lo cierto era que también existía algo más. 

Miedo.

La relación entre ambas se había consolidado rápidamente y ahora tocaba dar el paso siguiente: conocer a la familia. Eso era mucho peor que enfrentarse a Oliver, porque la verdad no requería nunca una explicación si venía del corazón, pero un padre y una madre siempre tenían ideas diferentes de cómo debía vivir su vida una hija, en este caso, Alanna.

No, no se había quedado una semana más por ese motivo, pero en parte se alegraba de haberlo hecho porque había adquirido mayor determinación que antes. Para Haizea, enfrentarse con una posible negación era la prueba definitiva del amor que sentía por Alanna, aunque eso no implicaba que fuese a ser sencillo. Todo lo relacionado con la familia era siempre el doble de complicado que cualquier otro problema.

Quizás por eso sintió envidia de todos aquellos momentos que habían pasado juntas, solas las dos, sin contar con el resto del mundo. En concreto, Haizea recordó el último día que estuvieron juntas antes de que viajase hacia su casa.

Aquella mañana, Haizea abrió los ojos y lo primero que vio no fue el techo ni la ventana, sino el brazo de Alanna. Su piel era blanca pero parecía brillar al recibir las primeras luces del amanecer. Era hermosa. Todo en ella era hermosa. Haizea besó delicadamente su mano, que caía como el pétalo de una flor sobre su pecho, y se sintió más feliz de lo que nunca había estado.

Cuando miró hacia un lado, Alanna estaba con los ojos abiertos, observándola en silencio. Quizás examinaba cada uno de sus gestos, o simplemente, se había encontrado por casualidad con la mirada de la persona que más la quería en el mundo. Fuera como fuese, aquellas dos almas se buscaron durante uno segundos sin decir ni una sola palabra, antes de que Haizea, por fin, se atreviese a romper aquel bello silencio, en donde sus dos corazones gritaban de felicidad con el simple contacto de una caricia o una sonrisa.

-Buenos días -le saludó Haizea, dulcemente -.  Por si se me olvida decírtelo, creo que eres la criatura más hermosa que he visto en mi vida. 

La sonrisa de Haizea describió una curva eterna en la cual cada una de las células de sus labios reflejaban el deseo de besar a su amada Alanna. Unas semanas antes, no habría considerado posible que aquello tuviese lugar, pero en aquel momento, cada milímetro de su cuerpo se estremecía con el solo pensamiento de estar junto a Alanna, de recibir una simple caricia que para cualquier otro no habría significado nada más que un simple contacto fortuito, pero que para ella, lo era todo.

Haizea estaba enamorada, tanto como alguien podía estarlo de otra persona, más que ninguna otra mujer en el mundo, y su corazón se sentía más feliz de que jamás habría sospechado, por saber que a su lado, Alanna se sentía de la misma manera.

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02/07/2018, 14:04
Alanna Noia

La música de Abba resonaba por toda la carretera de aquel pueblo gallego. Alanna lo estaba dando todo con la canción de: Dancing Queen.

Hace una semana que tuvo que decidió venirse a su tierra natal. Había hablado con su hermana, Cassandra, sobre lo ocurrido con Oliver y tras un letargo suspiro por parte de ella, accedió apoyarla en su nueva etapa. Pues bien sabía, la mayor de las dos hermanas, que Alanna era una mujer de tomar decisiones a la ligera; por lo que el mero hecho de ''un tiempo para ella en su tierra'' era realmente sorprendente.

Obviamente no le había mentido a Haizea. Iba a buscar trabajo en Galicia, pues no quería vivir a su costa en su piso (en el de su pareja) sin contribuir a nada. Hubo un tiempo en el que Alanna se hubiera conformado con todo. En aquel tiempo donde ella y Matt se habían fusionado en una sola persona... Empero, con la llegada de las nuevas circustancias, la viguesa, había cambiado. Ahora era muy independiente, aunque enamoradiza.

-You can dance, you can jive, having the time of your life...

Cuando llegó a su destino, estacionó el vehículo y miró la pantalla de su móvil. En ella se reflejaba la hora. 14:15. Aún quedaban una hora más, para que Haizea estuviese con ella...

Sentía los nervios recorrerle el cuerpo. De arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, por lo que no atinó a introducir la llave en su correspondiente cerradura, aunque, tras pelearse un par de minutos, su torpeza la invitó a entrar en su hogar. Era la casa de sus padres. Sí, ellos también conocían la situación y pese a la respuesta de su severo padre de: '' No has sabido apreciar lo que has tenido en todo momento. Un hombre te va a cuidar mejor... ¡Eres una aberración!'' , su madre fue quien decidió que la muchacha viniese unos días a Galicia. Quería saber el cómo, por qué y el quién de todo esto en persona. Ella era más dulce y podía entender a su hija; pues ella misma, hace años se vio en la misma situación, parecida, que la menor de sus hijas. Se había enamorado completamente de un oficial de la marina estando con su padre, por lo que se vio en la situación de elegir.

-¡Ya estoy en casa!

El olor a comida que desprendía de la cocina, delataba que su madre y su hermana estaban cocinando. Soltó el bolso en el perchero de la entrada, dejando las llaves en el arca de madera y caminó hacia la cocina. Allí observó que había numerosos platos de comida; todos listos para la hora del almuerzo y para la cena.

-No sabía yo que esto de la comida vegetariana fuera tan ... fácil.

Alanna le proporcionó un beso en la mejilla a su madre, quién acababa de soltar tan semejante frase. La joven no pudo resistirse a emitir una risilla, mientras cogía una aceituna.

-Vegana, mamá, vegana. Venga, os ayudo... Seis manos son mejor que cuatro...

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06/07/2018, 20:07
Haizea Egea

El traqueteo del tren devolvió a Haizea a la realidad. Su Alanna del recuerdo no podía sustituir a la de la realidad, que esperaba ver muy pronto. El paisaje había cambiado y era más verde, típico de la Galicia profunda, por lo que no debía quedar mucho de viaje, y eso hizo que su ansiedad creciera.

¿Por qué se estaba poniendo nerviosa? Después de todo, solo iba a conocer a la familia de Alanna, y por lo que sabía, seguramente no se tomarían demasiado bien que dejase a Oliver por... ella. Así que, no tenía nada que perder.

Haizea sonrió, nerviosa. 

Nunca había tenido nada que perder hasta entonces. Jamás había deseado con tanta fuerza que algo saliese bien, a pesar de que no debería ser así. Había perdido la cuenta de la cantidad de gente que había tenido que enfrentarse con problemas de ese tipo, unos que ella no había pensado que fuese a enfrentarse jamás.

Su mente volvió a divagar, pero esta vez, por su vida anterior. Recordaba como sus padres nunca estaban de acuerdo con los novios que ella se echaba ni con las decisiones que tomaba: cuando entró en derecho... porque debía haber estudiado historia; cuando lo dejó... porque debía haber continuado; cuando... porque... cuando... porque...

Hacía ya tres años que hablaba con nadie de su familia. ¿Para qué? ¿Cuál era el objetivo? Si les decía que las cosas le iban bien, le dirían que podría irle mejor, y si les hablaba de Alanna, se llevarían las manos a la cabeza y pensarían que ella había perdido la suya.

¿Acaso los recuerdos más amargos eran siempre los intensos? Haizea esperaba que no, y que los que estaba formando con Alanna sustituyesen a todos los demás. De alguna manera, aquella era su última oportunidad.

Lo sentía... en el fondo de su alma.

Por fin, el tren llegó a su destino; su parada.

Haizea cogió su bolsa de viaje y se puso en pie. En aquella bolsa podía resumirse toda su vida, porque no había nada más que quisiera llevar con ella. Un mínimo de ropa y mudas, y unos cuantos recuerdos preciosos en forma de algunos pequeños objetos cotidianos.

Nerviosa, Haizea se obligó a dar pequeños pasos, siguiendo los de los demás pasajeros, y cuando por fin consiguió salir y bajar al andén, lo primero que hizo fue mirar al suelo, a su alrededor. Segundos más tarde, se agachaba, recogía una pequeña piedra que para cualquier otra persona le habría pasado desapercibida y la observaba durante unos instantes. Haizea sostuvo la piedra en una mano mientras con la otra, se echaba la bolsa al hombro para sacar su preciada bolsita de pequeños recuerdos, la abría e introducía uno nuevo. Al igual que hoy en día alguien grabaría en un pendrive una fotografía, aquella piedra acababa de grabar todo lo que Haizea había sentido al descender de aquel tren: miedo, ansiedad, deseo... y sobre todo, esperanza.

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06/07/2018, 22:07
Alanna Noia

Alanna miró la hora, Haizea estaba llegando por lo que salió de la cocina con el delantal y con un ''¡ahora vuelvo'' salió de la vivienda. Mientras caminaba en busca del coche y se montaba, una vez habiendo llegado, la mente de Alanna divagó.

ANALEPSIS:

Los rayos del sol habían penetrado en la habitación provocando que la gallega abriese los ojos de muy mal humor. Se movió y observó el rostro más angelical jamás presenciado por sus azulescos ojos.

-Mi dulce niña... -susurró más para sí que en voz alta, no quería despertarla-.

Haizea no tardó en despertarse. Tras desperezarse sus ojos café hicieron acto de presencia.

Buenos días -le saludó Haizea, dulcemente -.  Por si se me olvida decírtelo, creo que eres la criatura más hermosa que he visto en mi vida. 
 

Ambas sonrieron a la par, lentamente la viguesa se arrimó más a ella y le besó. El beso de por las mañanas.

-Buenos días , amor mío... Me gusta verte dormir...

Sus labios se quedaron entreabiertos esperando que volvieran a encajar a la perfección; pero esta vez, Alanna no lo hizo. Le otorgó uno cálido en la frente y se levantó. Su cuerpo desnudo se vió sorprendido por las sombras y las luces que el sol provocaba al haber incitado con sus rayos en la persiana.

Se mordía el labio nerviosa. No sabía como contarle lo que anoche había decidido mientras se duchaba. Miró, vuelta de espaldas, hacia abajo, debatiendo si decírselo o no y el cómo.

Suspiró y se armó de valor:

-Cielo, tenemos que hablar sobre un tema... verás yo...

Y sus ojos se enjuagaron en lágrimas debido a los nervios. Aquella frase fue pronunciada sin dar la cara, no quería ver el rostro de Haizea y, mucho menos, que esta la viese llorar. Con el corazón encogido, se sentó en el borde de la cama y prosiguió:

-V-Verás... y-yo... m-me si-sient-to muy mal... No- No quiero s-sser una c-carga para ti... Q-Quiero apor-rtar mi gr-granito de ar-arena aquí y ayudarte con el pago del piso... p-por eso ... voy a mi t-tierra natal, Galicia, a bus-buscar tr-trabajo y...

No pudo continuar. Parecía una cría de 16 años, para nada aparentaba los treinta...

 

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07/07/2018, 12:49
Haizea Egea

-Mientras esperaba a que llegara Alanna, que parecía iba a tardar un poco todavía, su mente volvió a retroceder en el tiempo. 

-Buenos días. Por si se me olvida decírtelo, creo que eres la criatura más hermosa que he visto en mi vida. 

Haizea sonrió y Alanna le devolvió la sonrisa.

-Buenos días , amor mío... Me gusta verte dormir...

Haizea recordó el beso de aquella última mañana de hacía una semana porque no fue el que esperaba. Alanna se levantó y su hermoso cuerpo eclipsó casi cualquier otro pensamiento que no fuese acariciarlo y sentirlo cerca. Pero en los ojos de Alanna había mucho más. Estaba nerviosa. Después de algún tiempo, Haizea había aprendido a interpretar alguno de sus gestos y no le costó trabajo comprender aquel.

-¿Qué ocurre? -le preguntó.

Alanna casi se echó a llorar y Haizea, aun sin entenderlo, se temió lo peor. Solo cuando se sentó a su lado y consiguió reunir las fuerzas neceasrias para hablar con ella, su corazón volvió a latir de nuevo.

Quería irse. Iba a irse, pero no para siempre. Solo para encontrar una manera de sentirse útil y poder vivir con ella con la conciencia tranquila.

Haizea sonrió y lanzó un suspiro de alivio.

-Por un momento yo... -no terminó de decirlo. No se atrevía ni a pensar en ello.

-Está bien, lo entiendo. Quiero decir que no me gusta pero... si es lo que necesitas hacer, no seré yo quien te detenga. No necesitas sentirte mal por ello.

Haizea cogió una mano de Alanna.

-Supongo que todo ha ido muy rápido y ha sido muy intenso, así que estoy segura de que también querrás disponer de un poco de tiempo para ti, para... organizarte y pensar sobre todos los cambios que tendrán lugar. Si te parece bien, dentro de una semana tengo unas minivacaciones, así que podría ir a visitarte a tu casa y así... bueno, así hablamos de cómo te sientes.

Haizea era todo comprensión en la superficie, pero también dolor en su interior. La simple idea de perderla se sentía como si cien puñales le atravesaran el pecho, y estar separada una semana... sin sentir sus caricias o sus besos, sin escuchar sus risas y sus suspiros por la noche... se le hacía algo difícil de soportar. Sabía que en cada rincón de su casa notaría su presencia aun no estando ella, pero por la noche cuando el silencio fuese lo único que escuchase, sería todavía peor.

Y aún así... no podía hacer otra cosa.

-Iré a tu encuentro como una colegial. Solo... prométeme que estarás allí para recibirme. No me gusta viajar sola... y mucho menos cuando no sé si también regresaré sola.

Haizea contuvo sus lágrimas pero sus manos apretaron con más fuerza las de Alanna, temiendo soltarlas.

No sé si también regresaré sola.

Aquella frase resonó en su cabeza mientras seguía mirando por el andén de la estación en busca de Alanna.  Ella misma se sentía como una niña, con el estómago atenazado por los nervios y el corazón saltando sin parar. ¿Dónde estaría? ¿Cuánto tardaría?

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07/07/2018, 13:25
Alanna Noia

¡Acelera, acelera, que vas a llegar tarde y ...!''

-Iré a tu encuentro como una colegial. Solo... prométeme que estarás allí para recibirme. No me gusta viajar sola... y mucho menos cuando no sé si también regresaré sola.

 

Alanna se lo había prometido. La voz anudada de Haizea le invadió la mente, junto con aquella frase que le dijo cuando ella reunió todo el valor al comentarle que partiría a Galicia. Una semana había pasado desde entonces.

Aceleró cambiando de marcha, cerca veía la estación. No tardó en encontrar un aparcamiento decente. A cada minuto su corazón latía a mil por horas. Se bajó temblando del vehículo y observó que el tren ya había llegado. Seguramente Haizea había pensado que Alanna era una mujer de falsas palabras, por lo que, sus pequeños pies aligeraron el paso.

Y allí estaba, en la puerta echada, mirando , un poco desorientada, hacia todos los lugares en busca de Alanna. Pudiera ser el día, pudiera ser el momento o sus hormonas; pero la gallega veía descomunalmente bella a aquella jovencita.

-Ola o meu amor -dijo al llegar a su altura en un perfecto gallego, conteniendo las ganas de abrazarlas-. Te dixen que non estarías só.

Y no lo pudo evitar. La abrazó con dulzura y firmeza.

-Te he echado de menos...

 

 

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08/07/2018, 20:40
Haizea Egea

Alanna apareció casi de la nada y su abrazo la envolvió de repente, haciendo que se olvidara de todo... excepto ella.

-Ola o meu amor. Te dixen que non estarías só. Te he echado de menos.

Haizea cerró los ojos y contuvo las ganas de llorar. Sentir la piel de su amada, su mejilla rozándole y sus brazos alrededor de su cuerpo le generó sensaciones de esas que son imposibles de explicar.

-Sí, me lo dijiste. Y yo te creí. Es solo mi habitual miedo a ser abandonada. Me ha pasado demasiadas veces.

Haziea se separó de Alanna y la observó. Era la misma de siempre... pero había un algo que no alcanzaba a distinguir bien, una pequeña aureola que hasta entonces no había percibido en ella.

-Tengo... la sensación de que habrá sido una semana... muy especial... -le dijo, sin querer ahondar demasiado en todo lo que quería saber. Deseaba preguntarle cómo habían reaccionado sus padres al conocer la noticia de que había dejado a Oliver... por una chica, si había encontrado trabajo, si iba a regresar con ella.. o tendría que irse ella a Galicia... había tantas, tantas cosas que necesitaba preguntarle... -... pero supongo que puedo esperar a que estemos a solas para que me hables de todo ello. 

Haizea se subió la bolsa un poco hacia el hombro y se enderezó.

-Bueno, pues... ¿cuál es el plan? -le preguntó, conteniendo las ganas que tenía de besarla allí mismo, delante de todo el que estaba en el andén.

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11/07/2018, 21:24
Alanna Noia

Alanna no comentó nada y ,con una sonrisa, le ayudó con el equipaje para guardarlo en el maletero. Acto seguido, ambas se montaron en el vehículo y las ruedas empezaron a circular por la carretera. La música de Mamma Mia sonaba de fondo.

-Haizea -le comentó con la llegada del estribillo, corriendo como si aquello se tratase de un trabalenguas-, tengo una hermana que se llama Virginia, tiene seis años mayor que yo y una hija de seis años, su esposo es banquero; mi hermana trabaja como empresaria en una inmobiliaria. Mi padre tiene 55 años. Sí, tuvo a mi hermana con 19 años, mi padre es diez año mayor que ella y... aquí reside el problema. Él no acepta esto. Es el único que piensa que soy una aberración de la familia con 30 años, amor.

La voz le empezaba a temblar, se le había formado un nudo en la garganta. Había llevado el asunto bien hasta la llegada de su pareja.

-Estoy... nerviosa -bufó-,lo siento...

Notas de juego

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11/07/2018, 21:49
Haizea Egea

Haizea escuchó las explicaciones de Alanna sin decir nada, dejando que la música de fondo difuminara su efecto. Ciertamente, era una situación complicada,difícil de resolver. Entendía la ansiedad de Alanna. Quiso que detuviese el coche, abrazarla, besarla, hacerle el amor allí mismo para demostrarle lo que opinaba ella de todos aquellos que discutían su relación, pero en lugar de eso, siguió mostrándose paciente, dando tiempo al tiempo y el espacio que parecía necesitar a la persona que más quería.

-Si esperamos a que todos aprueben lo que somos, nunca conseguiremos ser felices, Alanna. En lugar de intentar convencerle con palabras, quizás debiéramos hacerlo con hechos. Si le demostramos que somos felices estando juntas, quizás con el tiempo, logremos que cambie un poco su opinión, no de como debieran ser las cosas, pero sí en cuanto a ti y a mí.

Haizea sabía que hablar era fácil y tener a un padre en contra, algo muy duro, pero en aquella situación, pensaba que ella debía ser más dura, sin olvidar que lo que buscaban no era la aprobación, sino que el cariño entre Alanna y su familia no desapareciese.

-Tengo confianza en que lo conseguiremos, Alanna. Tú no... te rindas.

Haziea miró a Alanna, adentrándose en su alma y suspiró por formar algún día parte de ella sin que nadie pudiera ponerlo en duda.

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12/07/2018, 12:48

Aquellas palabras era justo lo que necesitaba. Si algo caracterizaba a la joven Valenciana, era el mero hecho de hacerle sentir siempre con energías.

Pronto llegaron, Alanna pisó el acelerador en más de una ocasión a favor, a sí pues, ayudándole a bajar el equipaje, las dos mujeres se mostraron ante una puerta blanca.

-Ya... Estamos... Y suspiró profundamente.

Todo su cuerpo parecía un flan.

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12/07/2018, 12:51
Roberto

No lo aceptaba. Hace un año o cosa así, su hija había traído a casa a su futuro marido. En ningún momento les dijo que le gustasen las mujeres. ¡Qué aberración era esa! Y, hablando de aberración,... ¿Dónde se encontraba el trozo de carne?

En aquella mesa no había ningún animal. Era todo comida...¿Ecológica? Sí, sería eso.

Miraba enfurecido a su hija, rubia de ojos azules más joven que la mayor de sus dos y únicas hijas, como comía brócolis en salsa. Callada, como debería ser. Así escarmentaría sobre sus decisiones. Todo acto conllevaba un problema.

Y... ¿Quién era la otra? Ah, sí, su pareja. ¿Pero de dónde había salido? ¿Acaso sus padres no le habían dicho que pintarse en la piel daba una mala imagen de una perdona?

La juventud de hoy en día le enfermaba.

Su mujer parecía disfrutar de la cena. Sí, estaba intentando sacar conversación a la joven invitada y extraña. Virginia, por otro lado, le cogía la mano a su hermana por debajo de la mesa. Se había percatado de la mirada de odio de su padre.

Se llevó un trozo de verdura (para lo que había acabado siendo. Un hombre hecho y derecho comiendo... Una cosa rara de garbanzo.. Hummus decían que era) a la boca y tosió al escuchar que la joven era universitaria.

Universitaria. Para colmo, menor que Alanna... ¿Se consideraba eso pedofilia? Porque de ser así, llamaría encantado a la policía.

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12/07/2018, 13:00
Director

Notas de juego

Me recuerda a Monet jajajajaja

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12/07/2018, 13:00
Sólo para el director

Notas de juego

Basado en él xD

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12/07/2018, 13:02
Haizea Egea

Haizea comía lentamente, con modales cuidados, pero sobre todo, en silencio, sabiendo que era el centro de todas las miradas y que el padre de Alanna tenía en su rostro ese clásico gesto tan desagradable de alguien a quien le disgustaba algo. Pero aún así, no se amilanó.

-Señora, estos vegetales están muy buenos. Mi madre solía hacérmelos así cuando yo era más joven. Cuando ahora me los preparo yo, no me preocupo tanto por hacerlos bien.

Sabía que era una conversación intrascendente, pero Haizea también era consciente de que era importante no ofrecer algo más que criticar. No podía ser un hombre, ni quitarse los tatuajes de su piel (algo que por las miradas del padre de Alanna, seguro que le reprochaba), al igual que no era capaz de dejar de quererla, pero sí que haría todo lo posible por ser simpática, agradable, educada, y sobre todo, respetuosa con lo que se encontrase.

-Por desgracia, no a todo el mundo le gustan las verduras. A veces su sabor es un poco fuerte y había que acostumbrarse.

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12/07/2018, 13:39
Mónica

A pesar de su aspecto ciertamente rompedor, aquella joven se comportaba con unas maneras exquisitas. Ni una palabra mal dicha, ni un mal gesto, y además, entre ella y su hija había una especie de "hilo invisible" que no les permitía alejarse demasiado una de la otra y que ambas se midieran continuamente. Resultó de lo más curioso poder ver como al moverse Alanna, Haizea lo hacía un segundo más tarde, como si se estuviese adaptando a la nueva posición. Parecían... hechas una para la otra, y como madre, no podía hacer otra cosa que alegrarse por ambas.

-Señora, estos vegetales están muy buenos. Mi madre solía hacérmelos así cuando yo era más joven. Cuando ahora me los preparo yo, no me preocupo tanto por hacerlos bien.

Mónica sonrió. El cumplido la pilló desprevenida, pero le resultó agradable.

-Gracias. Me gusta cocinar, aunque no siempre tengo oportunidad de hacerlo, aunque en esta ocasión, Alanna me ha ayudado bastante. Si no hubiera sido por ella, no habría podido prepararlos.

Inconscientemente, miré a Roberto. Sabía que aquel no era su tipo de comida, pero además, se había mostrado diametralmente opuesto a todo aquello desde que se había enterado que la nueva pareja de Alanna era una mujer. ¿Y qué, le había dicho ella? ¿Acaso lo más importante no era que Alanna fuese feliz?

-Por desgracia, no a todo el mundo le gustan las verduras. A veces su sabor es un poco fuerte y había que acostumbrarse.

Mónica sonrió. Sí, a todo el mundo no le gustaba aquello.

-Tienes razón. A Roberto nunca le ha hecho demasiada gracia, pero intento convencerle para que deje de comer tantas grasas porque ya tenemos una edad en la que debemos cuidarnos, ¿no es así, Roberto?

Roberto emitió un pequeño gruñido. Estaba enfadado y no parecía muy dispuesto a conversar. Ella, en cambio, se sentía exultante. Al fin, lo que no había sido capaz de hacer cuando era más joven, su hija lo había conseguido: seguir su corazón. Por eso debía hacer todo lo posible porque ambas lo consiguieran, estuviese Roberto de acuerdo... o no.

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12/07/2018, 13:52
Virginia

Le había cogido la mano por debajo de la mesa a mi hermana, quien desde que había llegado con la joven encantadora se mostraba tensa. Y no lo dudaba. Mi padre la estaba matando, literalmente, con la mirada. Me incomodaba hasta a mí.

Haizea se comportaba correctamente. Parecía no querer cometer ningún error, pues podía palpar la tensión...

Y, bueno, con su comentario, el cual me provocó una risa, mi padre emitió un gruñido. Nada. Él no sabía ver más allá de lo que la sociedad dictaba. Ya me lo dijo a mí cuando se enteró que a los treinta iba a ser madre primeriza.

'' Eres demasiado mayor para engendrar. Deberías haberla tenido con veinticinco ''.

Pero, en el fondo, mi padre era buena persona. Le costaba adaptarse a los nuevos escenarios... Y, la verdad, es que no me atrevía a decir que...

-Bueno, familia, he de decir que vais a tener un miembro nuevo en la familia. - Comenté así, sin más, la situación requería de mi experiencia para apaciguar la tensión . Así, pues, me levanté y alcé mi vaso de agua-. Es un niño.

Pero pese a mi intervención, mi padre no se lo tomó a bien. Pues comentó algo tan cruel como :

'' Eso, menos mal que eres la esperanza de la familia, la única que va a poder darme nietos. Porque entre dos mujeres no se puede copular''.

Miré sorprendía a mi padre y acto seguido, la figura de mi hermana se movió por el salón subiendo las escaleras. Aquello me había dolido hasta a mí.

-Eres cruel. No te mereces tener a una hija como Alanna. Ojalá cambies,porque nada más que haces dañar. ¡ES QUE NO TE DAS CUENTA! SI UNA RELACIÓN NO FUNCIONA, LO MEJOR ES TERMINARLA Y... Y.. SI...

Me tenia que calmar. Esta histérica y el feto no se podía permitir mis cambios de humor.

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12/07/2018, 14:06
Haizea Egea

Haizea observó con los ojos muy abiertos toda la escena. Por lo visto, Virginia, la hermana de Alanna, tampoco llevaba la vida que los padres esperaban, pero eso no era en aquellos momentos lo importante. Alanna y y ella sí.

Los sentimientos de su padre, a pesar de ser predecibles, no dejaban de ser hirientes, y la prueba de ello fue que Alanna salió corriendo escaleras arriba a su cuarto, seguramente a llorar y gritar de odio y frustración a partes iguales. Por un momento, los ojos de Haizea centellearon y amenazaron con liberar todo lo que llevaba dentro. De buen gusto se hubiera levantado y le habría dado una bofetada a aquel hombre insensible, pero en primer lugar, su autocontrol estaba demostrando ser más fuerte de lo que incluso ella había pensado, y por el otro, Virginia se le adelantó.

-Eres cruel. No te mereces tener a una hija como Alanna. Ojalá cambies,porque nada más que haces dañar. ¡ES QUE NO TE DAS CUENTA! SI UNA RELACIÓN NO FUNCIONA, LO MEJOR ES TERMINARLA Y... Y.. SI...

Pero Virginia no estaba dando en el clavo. No se trataba de terminar o no. Se trataba de poder vivir como uno quería... o como los demás querían.

Tras el estallido de Alanna y Virginia, Haizea se limpió los labios y se dispuso a levantarse para ir a buscar a Alanna, pero su madre se le adelantó.

-No, será mejor que esperes aquí. Yo iré a ver cómo está Alanna.

Mónica se levantó y se fue escaleras arriba, mientras Virginia se quedaba en la mesa a regañadientes y empezaba a aplastar la comida irritada, y el padre de Alanna excarvaba entre las verduras en busca de algo que no iba a encontrar. 

-Señor Noia -empezó a decir Haizea, temiendo cuál podía ser su respuesta, pero sintiendo la necesidad de hablar en defensa de su amor por Alanna -. Estoy enamorada de Alanna y ella también de mí, y sé que su felicidad no será completa hasta que... hasta que usted le diga que solo quiere que sea feliz.

Haizea soltó ruidosamente el tenedor encima del plato, ante la mirada expectante de Virginia.

-Aunque soy muy joven todavía, sé por experiencia lo que es que te rechacen por lo que haces o eres, y no me gustaría que ella sufriese a causa de ello. Ninguna de las dos somos lesbianas. Simplemente... nos enamoramos la una de la otra, yo de la extraordinaria hija que ha criado, comprensiva, inteligente, divertida, y ella... bueno, eso tendrá que preguntárselo a Alanna. Pero ella le quiere y le necesita. Se arrepentirá si al final no le dice lo mucho que la quiere, porque me consta que así es. Nadie hablaría como usted si no lo hiciera.

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12/07/2018, 14:38
Alanna Noia

-¿En serio?

No podía creer lo que acababa de oír. La noticia de Virginia , lanzada para liberar tensión, no había dado fruto, al menos, no esta vez. Antaño, cuando comentó que iba a ser madre de la preciosa Lucía... su padre reaccionó de otra forma, de igual manera: hiriente.

''Eres muy mayor para engendrar hijos, la deberías haber tenido con treinta''.

Recordó la cara estupefacta de su hermana. Quien canalizó la rabia y le contestó, delante de todos e ,incluso de su marido:

''Deberías valorarme más y no ser tan incompetente como padre, es una lástima que haya nacido en esta familia. Menos mal que está mamá. Un día, te quedarás solo, papá''. 

Alanna se levantó de la mesa. No aguantaba más la situación. Sentía muchísimo el trato que se estaba llevando Haizea por culpa de ella. Se marchó corriendo escaleras hacia arriba. Dio un portazo al llegar a su cuarto y exclamó en cólera y herida:

-¿¡POR QUÉ!?

Necesitaba canalizar la rabia de alguna forma. Se sentía dolida, demasiado. Instintivamente se echó en la cama y ahogó los gritos en su almohada. Le daba ansiedad. Estaba teniendo ansiedad.

Unos golpes se escucharon después, pero la puerta no se abrió. Alanna no se movía de la cama, ni siquiera reaccionaba. Si respiraba o no... era cuestión de verlo.

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12/07/2018, 15:19
Mónica

Mónica había decidido ir a ver ella misma a Alanna. La primera reacción de Haizea había sido levantarse, pero aquel era un momento par una madre, así que rápidamente, se había puesto en marcha y le había dicho que iría ella misma.

Cuando llegó a la puerta del dormitorio de su hija, llamó con los nudillos un par de veces y después, abrió la puerta.

-Hola, hija, soy mamá -dijo, entrando y cerrando la puerta detrás de ella.

Alanna estaba boca abajo con la cara aplastando la almohada, evidentemente, intentando desahogarse sin armar demasiado escándalo.

-Ya sabes cómo es tu padre, hija. No deberías enfurecerte por él. Además, estoy segura de que entre todos podremos conseguir que entienda cómo te sientes, así que no desesperes.

Mónica esperó a ver lo que le decía Alanna.

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12/07/2018, 15:27
Roberto

Comía rebuscando entre las verduras. Molesto. Enfadado.

-Una mujer, no puede querer a otra mujer. Es una aberración -sentenció como quien sentencia a muerte-. La quiero, a mi manera, pero la quiero. Pero no puedo aceptar que cambie de personas más que de...

El ¡Basta ya! de Virginia fue interrumpido por el grito de Mónica. Llamaba a los presente gritando el nombre de Alanna.

Roberto miró con desinterés a la joven que tenía delante de él y , calmado, subió las escaleras. Posiblemente, estarían haciendo un drama. Ya lo había vivido antes con Virginia y , sus amigos del trabajo, le habían comunicado que lo hacían por ''llamar la atención''.

Entró en el cuarto con los brazos cruzados y se asomó. Sobre la cama yacía Alanna con los ojos cerrados. A su lado, su mujer, que intentaba despertarla.

-Está bien, está bien. Alanna está haciendo un dramático final. ¿Se ha suicidado? Eso demostraría su llamada de atención. ¡Vamos! Lo que me queda por ver ya... ¡A ver si en esta casa uno no puede dar su opinión! Está dormida, no ves como respira lentamente. 

Evidentemente, Roberto no se equivocaba. Alanna se encontraba profundamente dormida debido a los analgésicos que había en el primer cajón de la mesita de noche. Hacía tiempo que , en situaciones de estrés, Alanna no podía conciliar el sueño. Aquella semana no había dormido mucho, por lo que, tras el incidente en el hogar, decidió descansar un poco; con motivo de escabullirse de la realidad.

-Recuérdame, Mónica, el por qué no la llevamos, cuando pudimos, a un internado... ¡Deberíamos haberla llevado al psicólogo! Ya sabía yo que esta mujer no estaba bien. ¡Es que nadie me hace caso en esta casa! No es normal que ame a una mujer y a un hombre. ¡Es una indecisa! Vamos, dejádmela, le voy a despertar.