Partida Rol por web

Aryan se fue moviendo tratando de no alertar demasiado a su oponente, de forma que el montañés quedara entre los dos hermanos y ella pudiera ver claramente los movimientos de ambos.

- Estoy segura que prefieres buenas mujeres que te hagan gozar... dijo mirando su atuendo, ya que no llevaba su vestido, sino ropa de montar de su hermano. Aryan nunca salía a montar con su ropa, puesto que era muy incómoda. Viendo tu forma de pelear seguramente consigues a la que prefieras, incluso calentar la cama con más de una. Y pareces un hombre práctico, que sabe diferenciar cuando le ponen delante una buena oportunidad.

Aryan miró a su hermano e hizo un gesto con la mano, quería que fuera imperceptible por el hombre, pero estaba demasiado tensa, su hermano conocía ese gesto: ¡A por él!

William vio el gesto de su hermana, pero no quiso hacerle caso, el era honorable, y no iba a ser el que diera el primer paso para un combate, si podía convencerle para que siguiera con lo suyo, y quizás en un futuro, para que le diera información, mas valía intentarlo y no poner otro montañés en la lista de enemigos declarados de su familia, aunque lo mas seguro esk ya lo fuera.

Aun así debía intentarlo, un enemigo menos, podría ser muy útil, si se sabia manejar, así que cuando el montañés miro de soslayo a su hermana hizo un gesto negando que fuer a atacarle y que esperara un poco mas a ver que pasaba o que reacción tomaba el montañés

      Roderick escuchó con atención las noticias de su hermano, con seriedad y sin interrumpirle hasta que terminó. Cuando al fin el señor dejó de hablar, el maestro de armas caminó lentamente, moviendo la mano mientras hablaba para enfatizar sus palabras.

La adorable Darina, claro que la recuerdo, una dulce damita de exquisitos modales… espero que pueda ejercer buena influencia sobre vuestra hija, ninguna dama noble en edad de casarse debería buscar aventuras con ese afán y tratar de colarse en los entrenamientos de los hombres… Si te parece bien, puedo escoger a los mejores de entre nuestros hombres y encabezar su escolta en persona, mañana o hoy mismo, si lo prefieres… conozco bien a nuestros hombres, asique no me llevaría tiempo.

      Cuando terminó con las buenas noticias, se detuvo frente a su hermano y le dirigió una mirada profunda, antes de dar un par de pasos hacia él y poner sus manos sobre sus hombros.

En lo que respecta a tus sospechas… no te preocupes hermano. Como bien dices, nuestra casa ha sobrevivido a muchos periodos duros, y hoy contamos aun con más fuerza para enfrentarlas. Te garantizo que, mientras yo viva, daré hasta la última gota de mi sudor y de mi sangre para que, a nuestra muerte, tus hijos hereden una casa más grande y poderosa que la que nos legó nuestro padre… y que tú nombre sea recordado con el honor y la gloria que mereces.

Thevir escucho bien las palabras de esos dos extraños...en ellas vió la oportunidad de no pasar más frío, de hacerse un buen nombre, dejar de cazar Gatosombras y ganarse una reputación que haría que los demás lo respetasen...

- ¿Y que proponéis pues?

Darina Trepton iba montada en un poni camino al castillo de los Tilverton. Hacía ya unos años que no iba allí, la última vez que estuvo el hijo mayor de Lord Sumner Tilverton aún era el heredero de la casa. Iban a una marcha lenta pero segura para las monturas, por el camino Alto, un camino delgado y rocoso. La mayor preocupación de la pequeña guarnición, unos diez jinetes, el maestro de armas de la casa Trepton, Ser Gilbert,  que había insistido en acompañar personalmente a la compañia para mayor seguridad de que Darina llegase sana y salva, y la propia Darina, eran los animales salvajes y los clanes incursores.

Seguían el curso del río que les llevaría directamente al castillo. Darina no estaba familiarizada con este tipo de paisajes, puesto que su casa se situaba al Valle de Arryn donde los campos eran exuberantes y verdes con rica tierra negra alimentada por anchos y lentos ríos, y por muchos lagos pequeños. El valle de Arryn podía compararse con Altojardín en cuanto a recursos se refiere, trigo, cebada y maíz eran algunos de los cultivos que allí crecían...

Divisaron un torreón en medio derruido, ya estaba anocheciendo y eso les permitió ver que no estaba abandonado. El torreón había sido una primera fortaleza de la Casa Tilverton en sus inicios, lo llamaban "La Torre del Oso" y la casa estaba orgullosa de poder decir que sus piedras habían resistido desde la Edad de los Hérores... Pronto salió a recibirles un caballero que vestía el escudo de los Tilverton, el Oso en campo azul, escudo que también ondulaba en los estandares apostados en el torreón.

El caballero alzó la mano y detrás suyo salieron tres soldados que ayudaron con los equipajes y guiándo a Darina a través de la penumbra.

- Mi lady, soy Ser Olvius, sirvo a las órdenes de Ser Roderick Tilverton, vuestro tío, a la Casa Tilverton y por extensión a su família e invitados. Vuestro tío quiso predisponer una pequeña avanzadilla para que el largo viaje no fuese tan cansado. Se ha habilitado una parte del torreón para que lo dispongáis como dormitorio y mañana temprano os escoltaremos hasta el castillo. Por supuesto vuestro pequeño destacamento serán bienvenidos. Me imagino que vos sois Ser Gilbert, el maestro de armas, es un honor recibiros.

Ser Gilbert se inclinó en una pequeña y formal reverencia diciendo:

- El honor no deja de ser mío, señor.

Darina miró reflexiva a Ser Olvius. No estaba acostumbrada a tanta consideración hacia su persona. Los Trepton eran una casa menor, el hecho de que su padre le hubiera otorgado una pequeña escolta la había violentado bastante y aunque había intentado rechazar la oferta de su padre, éste no quiso discutir el tema. Por lo menos, Ser Gilbert había dispuesto las horas de descanso, dónde montar el campamento cada noche, las guardias...; eso, por suerte, le había permitido quedar en un segundo plano.

- Agradezco en mi nombre y el de mis compañeros vuestro ofrecimiento Ser Olvius y será un placer para nosotros aceptarlo - Darina intentó ser diplomática, manteniendo una postura serena, sólo traicionada por el jugueteo nervioso de sus dedos con el borde de su capa de viaje- Decidme, ¿cómo están mis tíos y mis primos? Hace mucho que no sé de ellos más que por leves rumores y breve correspondencia ocasional, que trata más de política y economía que de personas.

Con esto, Darina y su destacamento acompañaron a Ser Olivius en dirección a la torre, mientras ésta trataba de ponerse al día para entender exactamente cuál era el motivo de su presencia en casa de sus parientes.

Ser Olvius acompañó a Darina al torreón mientras indicaba a sus guardias que acompañasen al pequeño destacamento de la dama al claro donde el resto de la guarnición estaba montando guardia y cenando. Ser Gilbert los acompañaba, siempre un paso por detrás de la dama.

- Pues veréis mi lady, Ser Roderick se disculpa por no haber podido recibiros él mismo aquí como es debido, a última hora recibieron la misiva de la Casa Llohart, quien afirmaba que Ser Hug Llohart había partido hacía ya días del norte y que debería llegar en breve. Lord Tilverton quiso que su propio hermano fuese preparase otra guarnición en la que debía estar presente su hermano, es decir, vuestro tío, ya que estimó que el acceso este a los dominios de la Casa Tilverton eran más peligrosos... Me imagino que Ser Hug debe haber llegado ya al castillo y que vuestro tío partirá, con una pequeña escolta personal, hacia aquí en cuando le sea posible, me imagino que mañana nos lo encontraremos.

El caballero enseñó los aposentos improvisados de Darina y el maestro de armas, les llevó al comedor del torreón donde ya había la comida servida en la mesa, y por el humo que desprendían algunos manjares se diría que estaba recién cocinado.

-Bueno Thevir, como veras nosotros no somos montañeses, vivimos en el castillo cerca de aquí, durmiendo bajo techo y en una cama, comprando comida en vez de tener que cazarla, en definitiva, con un montón de comodidades.

-No se si querrás cambiar de vida, de cazar gatosombras, para vestirte y comer, ha ganar tu dinero y comprar comida. crees que estas comodidades te interesarían?sin mojarnos por las noches y en una cama?

-si fuera así, que nos podrías ofrecer, es decir, que cualidades tienes que puedan interesar a nosotros o al lord de estas tierras?

es mejor dejar la puerta abierta, y no cerrarla, a ver si así consigo mas, o menos de lo que espero...

Thevir pensó en lo que decía el joven de la espada.

- Vosotros tenéis guerreros verdad? Mi clan cuenta con no pocos guerreros, pero también tenemos mujeres y niños por los que mirar. Se acercan malos tiempos, casi puedo oler las guerras, los clanes estan nerviosos, necesitan hacer algo para calmar sus tripas y calentar sus músculos en estas épocas de frío...Nosotros no podemos luchar bien, preocupados por mujeres y niños, si dejarais que estos vivieran en vuestras aldeas nosotros contrairíamos una deuda de honor con vosotros y nuestras hachas acudirían prestas a vuestra llamada. ¿Qué me dices a esto, joven guerrero?

Darina devoró más que comió, pues los días de viaje sigiloso e intentando pasar desapercibidos, había hecho las horas de las comidas tensas y, los manjares, fríos y resecos. Cuando hubo saciado gran parte de su hambre (o al menos la suficiente para recordar la compostura y la vergüenza), se volvió hacia Ser Olvius, dispuesta a recopilar algo más de información antes de ir a dormir.

- Y dígame, ¿qué es lo que trae a Ser Hug Llohart por éstos lares? ¿A caso lady Aryan está prometida?- Darina sonrió involuntariamente, recordando a una niña revoltosa pero dulce, toda manchada de barro...capaz de llevar a la revolución a todos los niños que habitaban en la casa Tilverton con tal de obtener para todos un poco de comida cuando no tocaba.

Aryan escuchó la conversación entre los hombres, a la espalda del montañés que parecía haber bajado la guardia. Ella también lo hizo... ¡Vaya parece que se han olvidado de mí! Mejor, la mirada sucia de ese hombre estaba empezando a hacerme enojar de verdad.

Cuando escuchó la réplica del hombre se quedó pensativa, ¿podría su hermano prometer algo así? Ummm... habría sido más fácil darle una buena paliza y hacerle prometer que no volverá a molestar a ninguna dama... no, a ninguna mujer, sea dama o campesina. No le importaba mucho la política, y menos las guerras, era mejor dejarle eso a los hombres, total dijera lo que dijese nadie le hacía caso... pero algún día se ganaría el lugar que le correspondía, sería caballero y su padre y su hermano tendrían que escuchar sus consejos. Jum... estaba segura.

Aryan miró el cuerpo del gatosombra que continuaba tirado sobre una roca, sangrando... le infundió lástima... cada vez se veían menos de aquellos animales tan hermosos... su piel era muy hermosa... su perfil digno de un guerrero... Si alguna vez tengo un escudo de armas, le pondré un gatosombra pensó decidida.

- Es una proposición interesante, creo que nos podríamos ayudar mutuamente, vosotros seriáis el hacha y nosotros el escudo, me gusta la idea, digo mientras bajo la espada apoyando la punta en el suelo, pero yo no soy el señor de estas tierras y no puedo hablar por el, aunque si podría comentar lo que hemos hablado, por otro lado esta tu pueblo,hago una pausa y digo: - Tu puedes hablar por todos ellos? si es así, podríamos concertar una reunión entre dos personas o grupos de personas que tengan la potestad de llegar a un acuerdo entre nuestros pueblos.

hago una pausa y termino, por cierto, como se llama tu pueblo, nosotros pertenecemos a la casa Tilverton.

Esto nos proporcionaría mas gente para cultivar, cuidar animales, vender mercancías, con lo que atraería mas riquezas, ya que estamos en el camino desde la puerta hacia el valle y hacia el nido de águilas, por otro lado deberíamos controlar a esta gente, pero una deuda de honor para ellos es algo sagrado, no creo que nos dieran problemas, además contaríamos con mas espadas en caso de necesidad, y unos ojos para ver fuera de la ceguera de nuestros muros, creo que los dos ganamos.

- Mi clan es el Bodrack, hablaré con nuestro líder...espero que se llegue a esa negociación...

De pronto los tres oyeron como unos maullidos casi imperceptibles que provenían de las rocas. De estas salió un pequeño gato.

- Me cago en la puta! No sabía que éste- dijo el montañés señalando la piel del gatosombra muerto- tuviera chiquillos...no me gusta matar a los pequeños, pero casi será una obra piadosa...- y empezó a andar hacia la pequeña cría sujetando el hacha con las dos manos.

-Thevir alto, esto puede ser una señal, es una cría, un nacimiento, igual que puede ser nuestra unión si llega a buen termino, deberíamos dejarla vivir, aunque ella sola no creo que se pueda cuidar sola.

después de pensar un poco, comento:

- Sabes como se cuidan los Gatosombras?

Aryan estaba algo absorta en sus pensamientos mientras los dos hombres negociaban, aquel extraño había perdido el interés en ella en pos de algo mucho mejor. Sin embargo, unos maullidos la sacaron de su mente y vio como un pequeño animal lloraba la muerte de su progenitor.

Los ojos de la joven se abrieron de par en par, nunca había visto un cachorro de gatosombra y menos desde tan cerca. Su corazón se encogió.

Casi de forma inconsciente guardó su arma y se acercó al pequeño felino, sin hacer ni caso de los dos hombres que comenzaron a mirarla algo sorprendidos.

Miró al cachorro a los ojos y extrañemente no necesito decir más que unos susurros: shhh tranquilo... shhhh... para que el animal dejara de maullar y se acercara sigiloso y curioso hacia la joven.

Thevir frunció el ceño.

- Los gatosombras se cuidan a si mismos, uno se cuida de no toparse a menudo con ellos. La hembra está loca, pero si vosotros queréis tener el animal como si de una simple mascota se tratase...allá con vuestra suerte!

Mientras el animal se acercaba gateando a Aryan y le lamió la palma de la mano.

- Yo me largo! Mi clan se preguntará dónde ando.-dijo el montañés.- No olvides nuestro pequeño acuerdo, joven.

Dicho aquello Thevir recogió las pieles del gatosombra que momentos antes había matado y se fue en dirección contraria a la que habían llegado Aryan y William, mientras la cría de gatosombra maullaba moviendo la cola y acurrucandose a la falda de la joven.

***

Darina ya estaba en la habitación del torreón en ruinas. No podía conciliar el sueño. Pensaba en la conversación que momentos antes había tenido con el caballero acerca de Hug Llohart y Aryan...

- Oh! Me temo que es lo que Lord Sumner quisiera, pero ya sabéis como es Lady Aryan...es muy esquiva al respeto de estos temas. Creo que su padre pretende que al menos esta invitación sea un primer acercamiento para que los dos se conozcan. De todas formas, esto tan sólo es un puro tramite porque el Señor valora y quiere a su hija, pero todos sabemos que pocos se casan con quien quisieran...

Entonces Darina recordó las palabras de su padre, antes de partir.

- Recuerda, hija mía, quién eres. Cumple con tu cometido tal como se te pide...¿entendido?

La mañana siguiente partieron temprano, más temprano de lo que a Darina esperaba. La ayudaron con el equipaje que llevaba encima y partieron hacia el castillo de la Casa Tilverton.

Roderick había cogido a cinco de sus mejores hombres. Ensillaron los caballos en los establos, cruzaron las puertas del castillo, las casas que conformaban la pequeña aldea adjunta a las murallas del castillo y cruzaron el puente. El día anterior había sido el encargado de recibir a Hug Llohart, al parecer la comitiva del joven Llohart había sufrido un accidente durante el viaje, un caballo se había roto una pata y el jinete había quedado aplastado por el animal. El animal fue sacrificado en el acto, el jinete ahora se encontraba en el castillo en manos del Maestre.

Al cabo de unas horas se encontraron con el grupo que acompañaba a Darina, fue el caballero Ser Olvius, una joven promesa que Roderick no había tardado en hacer de él su mano derecha, quien salió a recibirlos.

- Ser Roderick! Me alegra veros!

Antes de partir del torreón, Darina había despedido a Ser Gilbert y a su escolta, pidiéndoles que cuidaran bien de su familia, le transmitieran la alegría a sus padres de encontrarse ya en manos de sus familiares y les asegurara la continua correspondencia por su parte.

Habían partido temprano, cuando, siguiendo a Ser Olvius, se habían encontrado con Ser Roderick. Mientras contemplaba el efusivo (aunque moderado) saludo entre los dos hombres, Darina observado al tío de sus primos. Le recordaba de cuando era más joven, y el fuerte hombre no había cambiado apenas, al menos a ojos de la chica.

- Ser Roderick - Darina se adelantó, haciendo una grácil reverencia (o lo grácil que puede ser una reverencia hecha montada en un poni)-. Me alegra veros con aparente buena salud y buen humor. ¿Cómo están tu mujer e hijo? Lamento ser atrevida, pero si me lo permitís, os llamaré tío a partir de ahora, pues a pesar de que carecemos de relación carnal, el parentesco con mis primos y la confianza que os tengo desde pequeña, me hacen sentirme cercana a vos.