Partida Rol por web

- Sabes que si sigues haciendo eso, seguirá haciendo roscas en el despegue vertical, Fénix. - Comentó con cierto tono jocoso cuando Fénix saludó a Illanka. Aquel comentario vino acompañado de una enorme sonrisa mientras tomaba asiento, acomodandose en el asiento, mirando al recién llegado. - Una cerveza y dos chupitos de Whisky. Escocés, por supuesto. - Añadió, alzando los dedos indice y corazón con las yemas hacia la cara, en una clara alusión a la cultura de su tierra natal.

- Dos chupitos. - Asentió a Fénix. - Tres es fiesta. - Añadió, repitiendolo como si aquello formara parte de algún chakra entre la tripulación que traía consigo. - Así me gusta. - Acabó por sentenciar cuando Fénix dejó claro que estaba controlandose. Entonces la mirada del pelirrojo se desvió hacia el hombre allí presente.

- Oficial Kane, un placer conocerle. - Le tendió la mano izquierda, siendo obvio el motivo de porque no le cedía la derecha. - Y bienvenido a la familia. - Su mano izquierda se cerró entorno al paquete ofrecido por Illanka, tomando uno de los cigarros y llevandoselos a la boca, mientras esperaba el mechero. Miró la cajetilla, arrugando el labio superior. - Tabaco ruso. Después de esto habré acortado mi vida una semana. - Reconoció sin muchos problemas, acabando por coger el mechero y encendiendose el cigarro, dandole una larga calada. - Excelente sabor a matarratas. -

El comentario de la recién llegada demostró ser toda una ignorante. - La resaca es para los Ingleses y los Galeses. - Entonces Illanka mencionó a las nenazas. - Pues eso, para los Ingleses y los Galeses. - Acabé por añadir, entre risas. Kane afirmó que sus resacas eran terribles, y le ofreció el botellín de cerveza para brindar. - Tiene usted toda la cara de un Galés, Kane. Pero podría haber sido peor. -

- ¿Esta prohibido fumar aquí? - Preguntó cuando la Rubia hizo mención de ello. - ¡Entonces busquen el cartel donde lo indique y quemenlo! Es una urgencia de prioridad uno. - Dijo, totalmente serio, para después dejarse caer por la silla, totalmente relajado sin importarle lo más mínimo las llamadas de atención y los lloros de una rubia perdida muy lejos de casa.

Aun acomodándose en la silla, con una rubia (cerveza, claro) atrapada por el cuello entre sus metálicos dedos de la mano izquierda y un negro (cigarro, claro) atrapado por la cintura entre sus dedos de la mano derecha vio como la puerta se abría para dejar paso a un nuevo caballero. Con cierto ojo analítico, lo observó durante un par de segundos y se incorporó cuando se acercó, llevándose el cigarro a la boca y tendiéndole la mano izquierda dado que la derecha, además de estar ocupadas en asuntos de más importancia, era la metálica.

Y por experiencia, sabía que a la gente no solía hacerle demasiada gracia el contacto con una mano de acero.

- Claro, acompáñenos. ¿Una cerveza? - Le preguntó mientras este se hacía sitio en la mesa. - Jhon Price, un placer. - Ya conocía a Bas. Puede que no de vista, pero al contrario de lo que pudieran pensar algunos de los allí presentes -o más bien, algunas- Price ya había hecho "sus deberes". - Lo sé, bienvenido a la tripulación. He leído su historial, me gusta saber con quién vuelo. En realidad leí el historial de todos los presentes... excepto el suyo y el suyo. - Señaló primero a Illanka y después a Fénix. - Principalmente por que más que leerlos, yo mismo los redacté. Solo cosas buenas, no os preocupéis. - Añadió con cierto humor para tranquilidad de sus viejos camaradas.

Un trago a la cerveza, y ya más de la mitad había caído gaznate abajo hasta el estómago. Y ni corto ni perezoso, él no era de esas personas que creía que debía ocultar nada, contestó a Fénix. - No seré yo quien se la saque. - Dijo mientras se encogía de hombros. Después estaba aquel hombre, el Ingeniero. Le había caído bien, tenía todo lo que podía querer para alguien de su tripulación, y le gustaba la buena cerveza. Cuando Fénix hizo mención del doctor, Price se llevó el culo del botellín a la frente, intentando recordar. - Sí... ¿Cómo se llamaba? - Cerró los ojos, intentando recordar, hasta que este dijo "Capitol" y prácticamente al unísono en el cual decía su apellido, Price dijo su nombre. - Amar. - Señaló a Fénix con la cerveza. - Amar Haddad, fundador de Capitol. Una larga historia. - Pero cuando hizo mención de volver a encontrarse con alguien después de tantos años, no supo darle una respuesta convincente.

- No creo en el destino, así que tendremos que recurrir a la estadística. - Bromeó mientras preguntaba si conocíamos al doctor. - No directamente. Fue Capitol la que desarrolló los implantes máquina-hombre. Ya sabe - y para dejarlo totalmente claro, se dio un golpecito en el brazo metálico. - Así que aun tengo que agradecerle algo en cuanto lo vea. -

La cerveza había terminado, pero el chupito de whisky reposaba sobre la mesa, así que brindó con él. - Por un viaje largo y aburrido. - Brindó, y se lo bebió de un solo trago. - Y por la tripulación. - Y acto seguido, se tomó el segundo chupito. - Excelente. - Acabó por decir, apretando los dientes ante lo fuerte del líquido.

La conversación fue fluyendo, hasta que Bas entró al trapo con preguntas laborales. Quizás la más interesante. Por ello sacó un pequeño reloj de bolsillo de pantalón, comprobándolo y lo guardó tras ojear la hora. - Dentro de 30 horas, a las 10:00 dentro de dos días. Mandé cuatro ingenieros a comprobar la nave, a estas horas deben estar terminando, combustible, mantenimiento de vida y repuestos incluidos, pero me gusta que mi ingeniero jefe le de su visto bueno personalmente. Dentro de dos horas en el muelle, les conseguiré ese permiso. Y dentro de dos horas os quiero ver a todos allí. - Señaló también a los pilotos. - Quiero ver como se porta la Nostromo. -

- Y dicho esto. - Se puso en pie. - Me llevo a mis pilotos a ver al jefe. -

-Illanka Petrova. - dije, con un fuerte y marcado acento ruso, inicialmente para Kane, aunque mi presentacion se hizo extensiva a todos los alli presentes, que acabaron siendo bastantes, cabia decir- Y no se prreocupe. Eso tiene fiacil solucion. - añadi, llenando uno de los vasos de vodka, tendiéndoselo al primer oficial. Acto seguido hice lo mismo con Fénix y estaba a punto de tender un vaso tambien a la rubia cuando, de repente, comenzó a hacer aspavientos sin sentido.

La observé, en silencio, con total tranquilidad, mientras terminaba dejaba aquel vaso delante mio, consciente de que Price beberia otra cosa. Y, dando una larga calada a aquel cigarro que, por supuesto, no apague, esboce una media sonrisa, mientras seguia escuchandola asegurar que no dabamos la talla o algo por el estilo. Tampoco es que le estuviera prestando mucha atencion, vaya.

-Yo digo que dos semanas. Y siendo generrosa. - dije a Price y a Fénix, a sabiendas de que sabrian por donde iban los tiros y de que estaba hablando de cuánto le vida le daba a la que, en mi mente, ya habia pasado a ser la barbie de prácticas.  Me gustaba empezar con buen pie, dentro de lo que cabia, pero aquella mujer habia empezado muy, pero que muy mal conmigo.

Entonces, ignorando por completo su presencia, acabe por tomar aquel vaso de chupito entre mis dedos. Y parecia a punto de proponer un brindis cuando, de repente, Price hizo aquel comentario sobre el tabaco, lo que hizo que lo mirara de reojo, alzando una ceja- En Rrusia no hay nada que te alarrgue la vida, capitán. - dije, con aquella expresion inalterable que, sin embargo, volvia a ser lo mas parecido a una broma para mi.

Sin embargo, sus siguientes comentarios hicieron que mis labios se curvaran ligeramente, sin llegar a dibujar una sonrisa, pero amagandola. Y, cuando hablo de quemar aquel cartel, alce un dedo, aun sin dar un solo trago al chupito, como si esperara algo- ¿Le ha dicho ia que la nave es parra fumadorres? - comente, al tiempo que un nuevo miembro de la tripulacion, un tal Bas, se unia a nosotros.

Como si llegara justo a tiempo para lo que estabamos a punto de suceder, llene un nuevo vaso de vodka, pasandoselo al recien llegado, sin añadir nada mas, como si fuera parte de un ritual- Illanka Petrova.Esperro que no sea galés, ni inglés. - comente, mirando de reojo a Price, sin añadir nada mas, limitandome entonces a escucharlos hablar sobre aquel doctor, mientras la rubia seguia quejándose de nosotros de fondo.

Y, cuando llego el momento del brindis, alcé mi vaso, mirando a los alli presentes. - Vashe zdorovie -me limité a decir, en un gesto de contencion. Como si hubiera perdido la oportunidad de decir algo mas que quizas reservaba para otro momento. Y, de un solo trago, apure aquel vaso, haciendolo golpear con la superficie de la mesa, de forma sonora.

Y, antes de que Price terminara de hablar, volvi a rellenar el vaso, bebiendomelo en aquella ocasion con mas tranquilidad, mientras disfrutaba de aquel cigarrillo. Y solo volvi a hablar cuando Price formulo aquella ultima frase, en la que hacia referencia directa a Fénix y a mi. Me puse entonces en pie, y me incline sobre la mesa, apagando el cigarrillo en el mismo vaso que acababa de vaciar por segunda vez.

-Cuando quierras. - dije al capitan, esperando a que Fénix se uniera a nosotros antes de marcharnos de alli. No habia estado mal para calentar motores.

Mientras Fénix coge el vaso de vodka que le ofrece Illanka se empieza a reír con el comentario de capi sobre los Ingleses y galeses. Era algo que con el tiempo, tanto Illanka como él ya habían interiorizado, esa “aversión” hacia todos los que compartían la isla con los Escoceses.

Eso espero jefe, que solo sean cosas buenas. Dice mientras coge un cigarrillo de su compañera rusa. Bolshoye spasibo camarrada dice mientras le guiña un ojo a su compañera rusa. No muchas, pero unas pocas palabras había aprendido en ruso desde que compartían la nave.

Luego, ante el comentario de su amiga rusa sobre las dos semanas, Fénix le dedica una sonrisa de complicidad. O quizá menos, pensó.

Como? dijo sorprendido, Usted también conoce al bueno del doctor? Ves jefe? Que posibilidades hay de eso? Pues a ver si encontramos un momento de descanso en la nave y podemos charlar los tres de historias pasadas.

Levanta el vaso cuando se ponen a brindar. Vashe... zdorvie? Dice mirando a Illanka a ver si lo ha dicho bien. Una vez vaciado el vaso, se levanta, cuando quieras capitán,el mejor piloto de la nave (mira de reojo a Illanka) esta dispuesto a enfrentarse al mayor peligro de la galaxia (dice, pensando en la reunión que tienen ahora).

David sirvió las bebidas de manera rápida .

Disfruten de las bebidas. Si necesitan algo no duden en pedirlo. Comenta en su tono cordial habitual.

 Les deseo un feliz viaje y que este excepto de percances.

Cuando se queda mirando al camarero, un escalofrío le recorre el cuerpo. Recuerda la conversación momentos antes con el doctor, y le viene a la cabeza el lema del anuncio... más humanos que los humanos...

Con permiso dije mientras sacaba un paquete de tabaco y me encendía un cigarrillo.

Lo siento Samantha pero en la Nostromo si esta permitido fumar. Si vierais a Parker.  Comente divertido.siempre tiene un cigarro en los labios.

y claro Bas. Siéntese y tome algo. Extendí la mano señalándole un sitio para reafirmar la invitación de Price. 

 No anda desencaminado. Tiene buen ojo Capitán. Soy del norte de Inglaterra.

Bueno he de decir que aunque adoro a mis chicos. Servir con vosotros será todo un honor.  Alce la bebida en un brindis improvisado. Por la Nostromo y los nuevos tripulantes. Y di un trago.

Cuando David hablo lo mire.

Joder y esa sonrisa no es siniestra ni nada. Gracias gracias.

​  estos androides....

Bas observó a David y el comentario de Kane.... Si la verdad, es bastante siniestra....

Cuando David se retiró Bas añadió discretamente...

Y lo que más me crispa es la manía esa que tiene de meter siempre los dedos en las bebidas.... ¿No se dará cuenta que es una guarrada....? Pero fijense, lo hace siempre, hasta lo ha hecho en mi cerveza y eso que venía en botellín....

En fin, será mejor que nos retiremos, mañana tendremos mucho trabajo...

Preparados para marchar, Fénix ve entrar por la puerta al doctor de nuevo.

Doc! Dice con una sonrisa. Ahora si que estamos todos juntos! Venga venga, siéntese con nosotros. Le dice señalando la mesa donde antes estaban, aunque ahora esta mucho mas llena. De personas... y bebidas. Cervezas, chupitos y una botella de Vodka pueblan la mesa, a parte del tabaco.

Mire, ya tenia ganas de presentarlos. Doctor Hamar Haddad, el es el gran capitán de la Nostromo Jhon S. Price. Y ella es la mejor piloto que ha parido la madre Rusia, Illanka Petrova. Creo que al resto ya los conoce.

DAVID, llamó Bas.... por favor traiga otro vaso para el doctor.

Y por favor, evite lo del dedito.... si no le importa... gracias.

David llega con un vaso a mayores pero con el dedo metido dentro de el. Lo deja delante de Bas.

Perdón . No le escuche.  Y volvió a sonreír de la misma manera de antes.mas humanos que los humanos. Les escucháis decir por lo bajo cuando se vuelve a la barra.

Mis ojos se abren con sorpresa al ver a tantas personas reunidas en la mesa del comedor frente a la que estaba sentado hace tan solo un rato. Algunas de ellas me son familiares. Sí, además de Gilbert Kane y otros a quienes no conozco, allí están Fénix y el señor Sebastian Zenner, que parecen ser colegas, o al menos, eso es lo que puede pensarse al observar su trato mutuo. Eso me lleva a la rápida conclusión de que, de manera inesperada, me hallo ante la que va a ser la tripulación de la Nostromo.

Mis compañeros.

—Buenos días a todos —saludo con una contagiosa sonrisa, estrechando enérgicamente las manos de mis recién conocidos—. Soy el doctor Amar Haddad, el nuevo oficial científico de la Nostromo. Creo no equivocarme si me permito deducir que ustedes van a compartir el viaje conmigo. —Miro a un hombre fornido y pelirrojo, a quien Fénix me presenta como el capitán—. Capitán Price, es todo un placer. Fénix me ha hablado muy bien de usted, y no lo digo por decir. Se ve que lo tiene en gran consideración. —Mi mirada se posa en los ojos de la señorita Pétrova, una mujer tan joven como atractiva—. Dobry den*, señorita. Es lo único que sé decir. —Río. También hay otra joven, muy seria, a la que no me han presentado, así que la saludo con un genérico:—. Hola, encantado. —Cuando veo que Sebastian llama al camarero, yo lo miro enarcando una ceja y hago un gesto con la mano—. Para mí solo agua, gracias.

Me siento junto a los demás, dispuesto a empezar a conocer a fondo a quienes van a trabajar conmigo.

—Vaya, Sebastian, no tenía ni idea de que trabajase para la Compañía...

Al parecer, las coincidencias abundan.

Pues sí, doctor. respondí... Fué una de las condiciones que la compañía me "trasladó" cuando acordamos el tratamiento de Lut. Ya vé..., un padre hace lo que sea por la salud de una hija.... Sonreí al doctor, mientras que en mi cabeza mantenía la imagen de la última foto que había recibido de Lut hacía escasas dos semanas en la que la niña mostraba una inmensa sonrisa mientras sujetaba sus flamantes nuevas muletas.... tomé un trago... al tiempo que con mi mano despejaba un poco el humo del tabaco que se colaba en mis ojos...

¿Y usted...? No me puedo ni imaginar como puede haber acabado en este remoto lugar...pregunté...

Entrelazo las manos delante de mí, de manera que forman un solo puño.

—No es por elección propia, aunque me alegro de que las casualidades de la vida me hayan dado esta oportunidad —respondo con una sonrisa que, por primera vez, trasluce cansancio—. Hace tiempo que no consigo deshacerme de una auténtica molestia para mí y para todo lo que he hecho. Una doctora muy mediática —hago hincapié en la última palabra, como si fuera un término despectivo—, Valéry, se ha empeñado en hacerme la vida imposible. Me ha llevado a los juzgados porque, según ella, todos mis descubrimientos y avances le pertenecen. Se los he robado. Mentira, por supuesto. Y su mentira no se sustentaría por ningún lado si no tuviera en su poder documentos de acceso restringido de Capitol, falsificados de tal forma que parece tener la razón. —Me encojo de hombros y tuerzo la boca, con una expresión entre el desdén y el agotamiento—. Solo alguien de dentro de mi propia compañía puede haberle pasado esos documentos. En fin, no sé quién habrá sido, pero espero que le aproveche. Y mientras tanto, estoy invirtiendo todos mis fondos en los juzgados... —Doy un largo trago a mi vaso de agua, dándome tiempo a serenarme. Es la tercera vez que hablo del asunto hoy, y no es algo que me agrade especialmente—. Ese fue el principal motivo por el que no pude ayudar a su hija Lut en su día, Sebastian. Así que imagino que, directa o indirectamente, ambos debemos agradecerle a la buena doctora Valéry estar aquí hoy. —Sonrío, y mi rostro parece iluminarse momentáneamente—. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga. Me he reunido con dos viejos amigos, y otros cuatro* que pronto lo serán. Así que brindemos todos por eso.

Levanto mi vaso de agua, que refleja la triste ironía de mis palabras.

- Discrepo.- dijo la rubia, como no podia ser de otro modo.- Dudo que logre establecer amistad solo por dormir 14 meses junto a otras personas en animacion suspendida y el tiempo que estemos despiertos sera para realizar tareas que nada tienen que ver con las relaciones sociales.- argumento.

- Por otro lado debo expresar mi falta de interes en establecer dichos lazos interpersonales que a la larga suelen convertirse en lastres afectivos.

Taylor resoplo.- Y si quiere un consejo, olvidese de tirar el dinero en los juzgados. Si esos avances son suyos, haga nuevos y asegurese de constatar su autoria. Con el tiempo, los impostores se delatan ante la incapacidad de hacer progresos propios. En cambio el tiempo suele reconocer a los genios... si es cierto lo que dice, claro.

El semblante de Fénix se torno serio al escuchar el comentario de la rubia. No le gusto nada lo que había insinuado de su amigo. Estuvo a punto de decir algo pero finalmente se quedo en silencio. Sabia que el doctor podía defenderse solo. Dio una calada al cigarro.

- No, no lo conozco. No personalmente, al menos, claro. - Razonó las palabras de Fénix sobre su conocimiento del Doctor Amar, aunque debía reconocerle que las posibilidades de que coincidieran de aquella forma en la misma nave eran, en el mejor de los casos, remotas.

Y volvió a la carga el hojalata, con su manía de meter los dedos en las bebidas ajenas y esa sonrisa tan alentadora. Si por él fuera, agarraría al sintético por la cabeza y haciendo gala de la mejor ingeniería humana, se la aplastaría con el brazo de metal. Claro estaba, tenía por seguro que después se lo harían pagar.

- Bas esta en lo cierto. Parece que hace cierto esfuerzo extra por meter los dedos en todas las bebidas. Creo que si vuelve a meter los dedos en uno de mis Whiskys, le arrancaré los dedos. - Comentó con una enorme sonrisa, pero claro, siendo irlandés y hablando de profanar el elixir de los dioses, quien sabe si estaba hablando en serio, o solo bromeando.

Ya en pie, dispuesto a marchar y siguiendo con la mirada a David. la puerta se abrió una vez más dejando paso a una cara si bien no conocida, si reconocida. El Doctor Amar, el cual llegó como si hubiera escuchado todo sobre lo que se había hablado en aquella sala antes de su llegada. Fue Fénix quien se apresuró a acercarse al recién llegado, saludándolo y presentando a los demás parroquianos. Llevándome el cigarro a la boca, dándole una larga calada para después abandonarlo, prácticamente consumido, sobre uno de los ceniceros de la mesa cercana a la puerta.

- Doctor Haddad, es un placer poder conocerle al fin. - En aquel momento surgió la duda. ¿Ofrecerle el fruto de su trabajo en señal de respeto y cordialidad o seguir la tradición? Ya tendrían tiempo de hablar del fruto de sus obras pasadas, así que le ofreció la mano izquierda, en contra del protocolo. La única que era de carne y hueso. - Si solo le contó cosas buenas, me temo que ha sido víctima de un engaño. - La respuesta de Price, a pesar de sus palabras estaba claro por tono, entonación y expresión facial que estaba bromeando sobre la buena consideración que Fénix tenía sobre él. El sentimiento hacia el auxiliar de vuelo era mutuo.

Fue de vuelta a la mesa, cuando Bas habló de su hija, cuando Price apartó la vista durante unos segundos de la mesa, haciendo algo de tiempo para disipar las imágenes en su cabeza, y volver la vista hacia la conversación. El poco interés que mostraba Price hacia lo que pasaba en la humanidad desde hacía cinco años y el placer por la soledad del espacio le habían dejado algo desconectado de las noticias en la Tierra, así que lo ocurrido con Capitol, Haddad y Valéry fue un tema que le sorprendió, y no de una forma grata, precisamente. - Desconocía este hecho, lamento lo ocurrido, Doctor. Aunque es posible que no valga de mucho mi opinión, yo se a quien debo agradecerle ciertas... cosas. - Recogió uno de los vasos de chupito con la mano izquierda, y cuando tomó la botella de vodka, pudo escucharse el seguido de golpecitos metálicos, según sus dedos iban cerrándose entorno a la botella. Llenó el vaso, volviendo a abandonar la botella sobre la mesa, y se giró hacia Amar. - Fueron sus avances los que permitieron esto. Y se lo agradezco. - Habló con total honestidad mientras alzaba el vaso hasta el de Amar, brindando.

"Esto" no era otra cosa que el brazo metálico que llevaba sustituyendo al que en su día, debía ser un fornido y musculado brazo y que ahora solo era metal enlazado con su cuerpo. Ignoró por completo las palabras de Taylor mientras bebía y dejaba el vaso sobre la mesa. - Ahora tengo que llevarme a estos dos a ver al Administrador antes de llevármelos a la nave. - Miró a Bas. - Dentro de dos horas podrá comenzar la revisión de la nave. Quisiera una estimación de cuánto tiempo le llevará, lo mejor, lo peor, consideraciones, opiniones y un inventario de repuestos. Confío en su buen hacer, Bas. - Antes de marchar, se volvió hacia el Doctor. - Doctor, dentro de dos horas me gustaría verlo en la nave. Por lo demás, ha sido un placer. - Y hechas las despedidas, se giró con la única intención de marchar.