Ahora no necesito hacer uso de esa segunda tirada porque paso la primera, pero mi otra ventaja indica que la reinona no debería atacarme a mi, ¿no?
Sí, eso es cierto. La verdad es que no me acordaba y me dejé llevar por la coherencia narrativa.
¿O como es Reina se la suda todo? XD
Ah mira, eso también XDDDD Pero no te preocupes, no vas a morir...O_O
Había que reconocer que Newt tenía valor, mucho más que un marine de verdad y eso sin querer desprestigiar a quienes tenía conmigo pues tanto el cabo como Vásquez habían demostrado ser los mejores. Quizás por eso era que habían tenido la suerte de sobrevivir, salvo el teniente Gorman, que eligió salvarnos y llevarse consigo a un buen puñado de criaturas a ver como caíamos uno tras otro rodeados por ellas.
Si sobrevivía a aquello, sin duda, a pesar de todo, hablaría de él como el héroe que demostró ser al final.
Y tras fallar mis disparos, creí que la cosa aquella vendría a por mí solamente por el ruido, pero no, se giró hacia Newt y la agarró, dándome la espalda. Su cabeza por detrás parecía más blanda que la parte delantera, que parecía un escudo, así que apunté allí y disparé... la ráfaga de balas salió lanzada hacia su cabeza y la suerte se me acabó cuando se giró a mirarme tras ver como su ácida sangre salpicaba el suelo de la Sulaco.
- ¿Te ha gustado, puta? ¡Pues tenemos más! ¡Volémosle la cabeza a esa zorra! - Exclamé animando a Hicks y a Vásquez a disparar donde pudiese caer más deprisa y donde no pudiesen dar a Newt.
Al tiempo, volvía a dar unos cuantos pasos hacia atrás. Mis balas llegarían de nuevo, pero lo que no quería que llegase a mí era esa cosa.
Motivo: Disparo reina
Tirada: 2d10
Dificultad: 7-
Resultado: 1, 8 (Suma: 9)
Exitos: 1
Motivo: Disparo reina
Tirada: 1d10
Dificultad: 6-
Resultado: 8 (Fracaso) [8]
Ripley agarró el arma y Vasquez recogió la que Newt había soltado. Eso convertía a esa maldita zorra en un blanco fácil a partir del fuego cruzado desde tres puntos diferentes. Era imposible que se salvara.
Lo que no esperaba era que agarrase a Newt y la usara como escudo.
-Pero qué...
Sin embargo, no contaba con que la pequeña se revolviera y agitase para intentar salvarse, consiguiendo finalmente deslizarse por entre sus largos dedos, incapaces de cerrarse alrededor de una presa tan pequeña.
No hizo falta más.
Haber cogido a la niña era lo último que iba a hacer; había cometido su último error.
-¡Aléjate, Newt! -le grité a la niña.
No necesité oír a Ripley, sino que acompañé a sus gestos de rabia y disparos con los míos, apuntando a la maldita criatura, agujereándola como si estuviese hecha de mantequilla, haciendo que borbotones de ácido salieran despedidos en todas direcciones.
-¡YA ES NUESTRA! -grité, enfurecido y empujado por la victoria y el dolor de todos cuantos habíamos perdido y que no estaban allí para ver como desaparecía bajo el fuego y se convertía en un amasijo de tejidos desechos.
Motivo: Disparo 1
Tirada: 1d10
Dificultad: 8-
Resultado: 8(+8)=16 (Fracaso) [8]
Motivo: Disparo 2
Tirada: 1d10
Dificultad: 7-
Resultado: 10 (Fracaso) [10]
Sonrió a la pequeña cuando empuñó el arma que había dejado a su alcance. Parecía que el destino se estaba poniendo de su parte, hasta que aquella jodida cosa lo cambió. La cara de espanto de Newt hizo que Vasquez temiera lo peor.
—¡Mierda! No te preocupes, vamos a terminar con ella...—Miró de frente a al bicho y gritó —¡¡A por ellaaa...!!
Motivo: Disparo
Tirada: 2d10
Dificultad: 10-
Resultado: 1, 3 (Suma: 4)
Exitos: 2
Motivo: Disparo
Tirada: 2d10
Dificultad: 9-
Resultado: 10, 9 (Suma: 19)
Exitos: 1
Motivo: Disparo
Tirada: 2d10
Dificultad: 8-
Resultado: 6, 7 (Suma: 13)
Exitos: 2
Motivo: Disparo
Tirada: 2d10
Dificultad: 7-
Resultado: 10, 8 (Suma: 18)
Newt se debatió entre las zarpas de la reina y se escurrió por ellas hasta el suelo de la nave como si la niña estuviera hecha de mantequilla. Aquello fue la gota que colmó el vaso de Ripley y los marines. Los tres abrieron fuego sin compasión contra el enorme monstruo, que empezó a chillar de dolor y rabia cuando las balas explosivas perforaron su cuerpo. Goterones de sangre ácida caían al suelo metálico de la cubierta abriendo enormes agujeros que despedían un humo asqueroso.
Sin embargo, a pesar de estar terriblemente herida, la reina no estaba cerca de ser vencida. Parecía que aquel ser se debatía contra la muerte con fiereza. Afortunadamente, Bishop ya se había arrastrado lo suficiente como para alcanzar los controles de la esclusa. Se encendieron luces amarillas de alarma y se escucharon bocinazos de advertencia cuando la enorme compuerta se abrió al espacio exterior.
Inmediatamente el oxígeno empezó a escaparse, arrastrando con él todo lo que no estaba bien sujeto. La reina intentó agarrarse a las planchas del suelo, pero no pudo evitar rodar hasta el agujero. Todos cayeron al suelo e intentaron sujetarse a algo para no terminar absorbidos hacia la nada.
Vamos, una tiradita de Pericias para todos y ya vamos terminando la partida :D
Los chillidos de la criatura eran ensordecedores; mientras nuestras balas atravesaban su cuerpo y su cuerpo se convertía en un surtidor de humo y ácido desde los tres flancos, el de Ripley, el de Vásquez y el mío. Pero aquello no pareció ser suficiente para abatirla. Ya nos habíamos dado cuenta de que no solo eran inteligentes, sino que eran los seres más resistentes que jamás hubiésemos visto.
-¡NO CAE! -exclamé, mirando de reojo a los demás y pensando que aquello iba a ser imposible. Si no conseguíamos abatirla entre los tres, ¿cómo íbamos a lograrlo?
Y entonces, Bishop abrió la esclusa que daba al vacío. El ambiente se llenó de luces y el sonido de la alarma, y el aire empezó a ser succionado, tanto la criatura... como todos nosotros.
Mis pies se levantaron del suelo como si alguien hubiese tirado de ellos con fuerza, haciendo que soltase el arma y obligándome a agarrarme a los anclajes de la rampa para no ser atraído por la succión y acabar cayendo por la trampilla.
Mientras mis dedos se cerraban con fuerza al metal, volví la cabeza para ver en qué situación estaban los demás, Vásquez, Newt, lo que aún quedaba de Bishop... y sobre todo, Ripley.
Aquel era nuestro último cartucho, el definitivo para muchos de nosotros, pues si no éramos absorbidos y terminábamos flotando en el espacio y el maldito bicho sobrevivía, ya no teníamos nada más con qué atacarle.
Motivo: Pericias
Tirada: 1d10
Dificultad: 5-
Resultado: 5 (Exito) [5]
La chiquilla se había escurrido de las garras de aquella maldita cosa y, como pudo, consiguió hacerse un ovillo que fue, entre rodando y reptando al lateral del cual pendían varias cinchas y anclajes que debían de utilizarse para asegurar la carga cuando esta debía de ser transportada por rutas poco apacibles. Intentaba no chillar... es más, sabía que no estaba chillando porque el haberse sentido morir, bajo las zarpas del alienígena más grande y terrible que podría haberse imaginado, le había robado el habla. Apenas conseguía mantener el resuello con cierta soltura mientras observaba como el monstruo se agitaba y se debatía entre la muerte que vertían sobre ella las armas de los tres tiradores. El ácido de su sangre amenazaba con salpicarla mortalmente por lo que la niña se acurrucó tanto como pudo adherida a la pared como si esta realmente pudiese interponerse entre la mortal brea que manaba y su pobre persona.
Pero no caía. Al parecer no era suficiente con tres tiradores y varios pares de agujeros extra. El monstruo seguía en pie... amenazante y, por algún motivo, Newt pensaba que no iba a morir sola. Que probablemente arremetería contra uno de los tres que intentaban acabar con su miserable vida y, aún a riesgo de ser definitivamente eliminada, acabaría al menos con una de las tres amenazas.
Fue entonces cuando todo se precipitó. Newt había sacado del radar de su atención al droide a quien consideraba "muerto" tras haber sido literalmente partido por la mitad por aquella criatura. Pero no. Seguía moviéndose. Seguía siendo funcional y fiel a su cometido... servir a los humanos. Protegerles de toda amenaza. Con un último esfuerzo accionó la palanca que abría la exclusa al vacío exterior y esta, abierta de par en par, empezó a succionar cuanto podía estar desprovisto de anclajes... alien incluido.
Entonces Newt sí chilló. Con todas sus fuerzas. Aquel grito le ayudaba a agarrarse con firmeza a aquellas cinchas que, efectivamente, sí estaban salvándole de una muerte segura. Pero su chillido no era de miedo... no era un simple grito. Chillaba un nombre...
—¡¡¡Ripley!!!
Motivo: Pericias
Tirada: 1d10
Dificultad: 3-
Resultado: 1 (Exito) [1]
Crítico... la niña es ninja. XD
Aquella maldita cosa no caía y Hicks no tardó en hacérnoslo ver. Empezaba a pensar que era inmortal o algo así o que tendríamos que usar las granadas, con el consecuente riesgo de muerte para los demás. Pero algo pasó, sentí como de golpe era arrastrada hacia algún sitio y vi la esclusa abierta y en hangar descomprimiendose, dejando salir el oxígeno y todo ser viviente que no se agarrase a algo.
En ese momento oí la voz de Newt. Su grito. Mi nombre.
- ¡Tranquila cariño! ¡Agárrate fuerte! ¡Todo pasará enseguida! - Dije al tiempo que me sujetaba con fuerza a la estructura de la nave. El problema era que si nosotros nos agarrábamos, aquella cosa también lo haría.
- ¡Hicks! ¡Vásquez! ¡Aseguráos de estar bien sujetos de alguna manera y cuando podáis disparad a esa cosa antes de que se aferre a algo! - Y en ese momento me imaginé una granada, lanzada con el ángulo preciso, entrando en su bocaza y volándola la cabeza para hacer que el resto de su cuerpo saliese de allí.
- Demasiado arriesgado. - No era marine y mis ideas no eran más que locuras, era consciente de ello y más cuando necesitaba mis dos manos para aferrarme y toda mi fuerza para no ser arrastrada al exterior. Si lograse al menos colocarme del otro lado de la estructura, esta me sostendría y yo solo tendría que disparar, pero en aquel momento lo veía imposible.
Motivo: Ready to die
Tirada: 1d10
Dificultad: 6-
Resultado: 3 (Exito) [3]
Juro que creí que no lo contaba... pero me da que no ha terminado aún...XD
Los dientes rechinaban en la boca de Vasquez con un sonido que era ensordecido por los disparos de las armas. Sus mandíbulas apretadas con fuerza le dibujaban en la cara una sonrisa que reflejaba el horror que estaba sintiendo en esos momentos.
Aquella cosa estaba creada para terminar con civilizaciones, lo había demostrado en la colonia y los tres humanos con los que se enfrentaban no era ni mucho menos un rival para ella. La soldado lo sabía, el cabo y Ripley también, y Newt... Solo tenía una cosa en la cabeza, no podían dejarse aniquilar, los manires coloniales nunca se daban por vencidos.
—¡¡No dejéis de disparar, apuntad a la cabezaaa !! —en algún momento alcanzarían alguna zona vital y ese sería el momento de terminar con aquel engendro.
La alarma de apertura de la compuerta la sacó de su concentración. No, no ¿qué estaba pasando? Una gran fuerza la hizo tambalear y perder el equilibrio, el vacío era tan temible como la criatura que amenazaba sus vidas. Buscó algo a lo que sujetarse mientras la fuerza del espacio la arrastraba por la superficie de la nave, maldito Bishop, otra vez los había puesto en peligro, no todo valía para terminar con la reina alien.
Motivo: Pericia
Tirada: 1d10
Dificultad: 5-
Resultado: 4 (Exito) [4]
Todos pudieron sujetarse a algo firmemente mientras la succión arrastraba a la enorme criatura herida y la hacía caer por el agujero. Escucharon sus chillidos de odio y los esfuerzos que hacía por poder agarrarse a algo. Pero estaba debilitada por las heridas de bala y sus garras perdieron asidero. Con un alarido de odio final, la enorme reina fue absorbida al exterior.
Post cortito para cerrar esta parte. Podéis postear vuestro mensaje final y se acabó :D
Los chillidos y quejidos de aquella cosa retumbaban en mis oídos hasta que se dejaron de oír. En ese momento se cerró la esclusa y el hangar comenzó a volver a la normalidad. Caí de golpe al suelo tras perder la fuerza de succión por donde se había ido aquella criatura del infierno. - ¿Estáis todos bien? ¿Dwayne? ¿Newt? ¿Vásquez? ¿Bishop?
Pasé lista como si yo fuese quien mandase en aquel momento e incluso pregunté por el sintético. Su misión era protegernos a todos y dudé de que su plan para librarse de aquella cosa tuviese la prioridad de protegernos realmente a nosotros, pero lo había logrado. Todos lo habíamos logrado. La primera Newt, por sobrevivir al infierno que supuso la colonia para ella y luego acabar confiando en nosotros.
Pero yo aún no me fiaba de que aquella monstruosidad no siguiese allí y antes de cantar victoria me acerqué a la esclusa, con el arma en mano y comprobé que realmente no estaba aferrada y en silencio, esperando para atacar de nuevo. Por fortuna todo estaba en orden, así que salí en busca de Newt, que era sin duda quien más me necesitaba en aquel momento. - Ya ha pasado todo pequeña. Nos vamos a casa. - Dije cogiéndola en mis brazos.
Con ella aferra a mí y sudando despues de todo lo pasado, fui en busca de Hicks. Otro que había caído al suelo cuando la succión se detuvo. - Vamos cabo, ya tendrá tiempo de descansar en unas horas durante tres semanas. Ahora necesito que usted y Vásquez se encarguen de Bishop. Sin él no lo habríamos logrado.
Y le tendí la mano para ayudarle a levantarse y cuando lo hizo tiré de él hacia mí. - Ven aquí, marine. Creo que los tres necesitamos lo mismo ahora. - Y le pasé mi brazo libre por el cuerpo y le ataje hacia Newt y a mí, dándonos un abrazo. - Aunque el próximo sin esa coraza... - Le sonreí y le miré a los labios. Quería besarle pero no con la pequeña entremedias. Eso tendría que esperar.
Tras asegurar a Bishop para que pudiese tener un viaje decente y sobreviviese al mismo, si es que podía morir, llegó la hora de las duchas, la cena y meternos en aquellas camas gravitatorias. No me costó mucho convencer a Newt de todo aquello. Por primera vez en mucho tiempo sabía que estaba a salvo. Además la prometí que cuando llegásemos a casa, me encargaría de adoptarla si ella quería. De hecho, en la cama gravitatoria, antes de cerrarla y que entrase en suspensión, le hablé de mi hija, de como la perdí por andar perdida 57 años en el espacio y la prometí que aquello no le ocurriría a ella.
Con la llegada de las duchas de los adultos, lo tuve claro. Me acerqué a Dwayne y le besé como quise hacerlo en en hangar. - ¿Qué hacemos? ¿Una ducha juntos o primero el café cuando lleguemos a casa y nos asentemos? - La respuesta fue más que evidente y no tardamos mucho más en acabar cenando como si se acabase el mundo para luego lamentar que no hubiesen camas dobles.
El viaje se me hizo relativamente corto. Sin pesadillas, al contrario. Era como si todo hubiese terminado por fin. Al despertar me costó levantarme, pero cuando recordé donde estábamos y quienes quedábamos, no tardé en salir en busca de los demás.
Como no, la compañía se encargó de asaltar la Sulaco y separarnos a todos antes de poder cruzar una palabra. Nos tuvieron días aislados, preguntándonos sobre lo ocurrido, haciéndonos pruebas y seguramente que buscando a alguna critatura en la nave. Mientras me jodían a preguntas, logré dar con un abogado que llevase los papeles de adopción de Newt, aunque la mayor pega era que estaba soltera, pero cuando la compañía me devolvió mi tarjeta de viaje interestelar, mi suerte pareció cambiar, aunque seguían con la pega de que no tuviese pareja.
Si me hubiesen dejado hablar con Hicks lo hubiésemos dejado resuelto, pero no querían que nos pusiéramos de acuerdo con nuestras versiones sobre lo ocurrido en aquella colonia y los malditos xenomorfos.
Así que, cuando al final nos dejaron a todos en paz, los papeles para adoptar a Newt habían quedado paralizados y aquel mismo día por la tarde, vería a Hicks después de varios días separados.
En mi pequeño apartamento, estaba nerviosa, sin saber que ponerme. Jonesy no dejaba de mirarme desde la cama y yo no paraba de consultarle que me quedaba mejor.
Al final estuve lista con diez minutos de antelación a mi cita con el cabo, diez minutos que parecieron horas. Y pasaron otros diez y Dwayne no acudía a mi casa para recogerme. Empezaba a pensar que se había rajado y pasaron otros diez minutos más... y luego otros diez... en ese transcurso de tiempo me había tomado un par de tilas por los nervios y segura de que no vendría, me abracé a Jonesy con tristeza. - Parece que vamos a seguir estando solos y que no conocerás a Newt. - Le dije a mi gato.
En el fondo sabía que aquello no funcionaría. Le sacaba más de cincuenta años, ¿qué clase de loco se hubiera tomado un café conmigo y empezado una relación con tanta diferencia de edad de por medio?
Tardó unos segundo en darse cuenta de que Ripley estaba parloteando sin cesar y que la fuerza del vacío había dejado de atraerla hacia el exterior de la nave. Relajó los músculos, su mano dejó de aferrarse a su salvavidas; unas las redes ancladas en las paredes, que mantenían todo el material de pequeñas dimensiones sujeto y ordenado. Se levantó poco a poco, empuñando fuertemente el arma, el nivel de tensión que había sufrido hasta ese momento la mantenía en estado de alerta. Cualquier cosa podría pasar, de cualquier lugar podría salir uno de esos seres.
Rápidamente buscó al restos de sus compañeros con la mirada, en ese momento se permitió respirar con tranquilidad, estaban todos de una pieza.
—¿Dónde está ese maldito Bishop? —hubiese abierto de nuevo la compuerta de la nave para que se lo llevara el vacío, pero estaba demasiado enfadada para eso, dejó que Hicks se hiciera cargo.
—Parece que todo terminó, lástima que no todos pudimos llegar hasta aquí —comprobó su arma para después colocarla sobre su hombro y sonrió sin ninguna intención —otra gloriosa misión de los marines coloniales, creo que es hora de dormir, no os entretengáis—dijo sin mirar atrás y se dirigió al comedor de la nave, no le gustaba dormir con el estomago vacío.
Durante unos segundos todo se sintió como si fuese a ser el final de todo. Vi de rejo como Vasquez y Newt se agarraban como podían, e incluso Bishop, y me centré en Ripley, que también estaba intentando mantenerse a salvo de la succión, mientras los chillidos de la zorra lo llenaban todo.
Me dolían los dedos de aguantar la fuerza del aire y ni siquiera estaba seguro de poder resistir, pero en aquellos momentos estaba más preocupado por que Ripley si lo consiguiese. Cuando la criatura fue arrastrada fuera de la nave, solo podía pensar en que al menos habíamos logrado acabar con ella y con la pesadilla que suponía, no solo para nosotros, sino para cualquiera que se atreviese a regresar a aquel lugar.
Finalmente, la esclusa terminó de cerrarse, haciendo que todos cayésemos al suelo.
-¡Uffff! -exclamé, al golpear con el pecho la rampa metálica y sentir que expulsaba todo el aire de los pulmones. Lentamente, me puse en pie, mientras oía de fondo la voz de Ripley.
Cuando me erguí completamente, me volví hacia ella.
-De una pieza. ¿Y tú? -le pregunté, sabiendo por supuesto, cuál era su respuesta. Habíamos sobrevivido, a pesar de todo.
Ripley fue al encuentro de Newt, la cogió en brazos y después se acercó a mí para ayudarme a bajar de la rampa... y caer directamente en sus brazos. Fue extraño, como formar parte de una familia que no era mía... pero que sí la sentía como tal. Mis ojos recorrieron su rostro, sudoroso pero excitante, y se detuvieron unos instantes en sus labios, que parecían palpitar como si tuviesen vida propia.
-En el próximo pondré yo mis propias reglas -le dije, fundiéndome en otro abrazo, antes de separarme e ir en busca de Bishop. Estaba completamente partido en dos, pero nos había salvado..
-Bien hecho, Bishop. La mitad de ti ha sido más que suficiente para acabar con ella; bien hecho -le dije, sonriéndole. Dudaba que pudieran repararlo, pero al menos, lo llevaría de regreso con nosotros -. Vamos, compañero. Volvamos a casa.
La gran cantidad de cápsulas vacías me recordó las pérdidas que habíamos sufrido. Había una sensación extraña, de euforia mezclada con rabia, pues al final, todo el equipo había sido machacado sin que los que habíamos sobrevivido hubiésemos podido hacer nada para evitarlo.
Guardamos a Bishop, comimos algo y acostamos a Newt en una de las cápsulas, mientras Ripley y yo conversábamos. Había mucho sobre lo que hablar, aunque ambos compartíamos los mismos deseos. Demasiada tensión acumulada y muchos pensamientos sobre no lograrlo, hicieron que al besarme y preguntarme lo que prefería hacer, no tuviese dudas sobre ello.
-Considérame un loco, pero después de haber estado a punto de morir cien veces, y de perderte otras tantas, necesito recordar por lo que he luchado. Esa ducha me suena mejor que cualquier otra cosa -le dije con una sonrisa, mientras empezaba a desvestirme y en cuestión de segundos, nos lanzábamos a un frenesí que ambos estábamos pidiendo a gritos. Vasquez tendría que esperar su turno para entrar.
* * *
Los marines recibieron el informe de la misión con desagrado. Tanto Vasquez como yo recibimos elogios por nuestra actuación y todos los demás, distinciones por el valor mostrado, incluido Gorman, de quien siempre recordaría su valentía al dar la vida para que los demás tuviésemos más probabilidades de sobrevivir.
Fui ascendido a Sargento y en breve sería asignado a un nuevo grupo. Pero hasta entonces, tendría unas cuantas semanas libres, y una cita a la que acudir.
Cuando llegué a casa de Ripley, me sentía como un adolescente en su primera cita, nervioso, inseguro, emocionado por lo que me esperaba y ansioso por ser lo que ella merecía. Después de tanto tiempo de espera, de todo por lo que habíamos pasado, me sentía como un auténtico loco intentando crear un vínculo con alguien, pero estaba tan seguro, y había tan poco tiempo para hacerlo, que no quería dejar pasar la oportunidad.
Puede que únicamente tuviese aquellas pocas semanas para ser feliz porque muriese en mi siguiente misión, pero si eso sucedía, deseaba tener una buena razón para regresar y ella era la mejor de todas.
Nervioso, palpé con los dedos el pequeño objeto que había en el bolsillo de mi chaqueta, mientras esperaba a que Ripley acudiese a la llamada del timbre.
Cuando abrió la puerta, sonreí.
-Siento el retraso. Tuve que ir a recoger algo -le dije, soltando la pequeña caja en la cual había guardado el anillo que había pertenecido a mi madre, que había hecho arreglar para que cupiese en el dedo anular de la mano izquierda de Ripley. Para mí, eso requeriría más valor que enfrentarme a los xenomorfos, pero era algo por lo que merecía la pena luchar. Por ella, y por la pequeña Newt.
El gran vació del espacio succionó a aquella bestia y Newt no pudo sino echarse a llorar. Estaba exhausta. No sabía cuánto tiempo llevaba sin dormir, sin descansar siquiera los ojos, sin estar en tensión... Así que una vez aquel maldito monstruo desapareció, la chiquilla calló al suelo y empezó a llorar de puro desconsuelo. Ripley corrió a socorrerla, a abrazarla y hacerle sentir que, en efecto, la pesadilla había acabado. Al menos la pesadilla real. A lo largo de su vida, aquellas bestias se colarían en multitud de ocasiones en sus sueños y de allí jamás podría echarles. Pero al menos allí no podrían matarla. No podrían infectarla y convertirla en uno de ellos.
Una ducha y una cena después, con olor a champú en el pelo y el estómago lleno de algo que no eran sobras medio podridas, el marine y la mujer la instalaron en una cápsula de hipersueño. Ojalá esas cápsulas pudiesen usarse a diario. El sueño sin sueño habría sido el paraíso para la pequeña Rebecca Jorden.
Pero un nuevo tipo de pesadilla comenzó cuando esta se abrió y le anunciaron que habían llegado a la tierra. La separaron de Ripley y el marine. La metieron en un centro con otros niños que habían perdido a sus padres, pero la mantuvieron aislada durante unas horas en las que la sometieron a innumerables pruebas médicas. Sondas, pinchazos, escáneres y demás. Y un secreto pesado y férreo sobre el lugar del que procedía y qué era lo que había sucedido allí. Nada que decir al personal que la trataba. Era como estar en manos de androides. Quizá lo eran. Quizá todos aquellos médicos eran como el hombre frío al que la Reina partió por la mitad.
Luego llegaron los hombres de la compañía a hablar con ella. Horas y horas de repetir la misma conversación. Horas y horas de revivir cómo su padre salió del vehículo aquella mañana a explorar una extraña estructura y jamás regresó. O, peor aún, lo hizo con aquella cosa adherida a la cara. Aquella cosa que le mato y le hizo alumbrar al primero de aquellos monstruos. Newt perdió la cuenta de cuántas veces contó aquella historia. Primero a unos y luego a otros. Al final a la nada... a una máquina que decidiría si lo que decía era verdad o una invención de una niña asustada o excesivamente creativa. Al final dio igual lo que aquella máquina decidió al respecto y del mismo modo en que toda la atención por Newt comenzó, acabó por concluir. Sin motivo aparente las visitas dejaron de sucederse y los días empezaron a parecerse los unos a los otros.
Cada vez se le permitía pasar más tiempo con el resto de niños que vivían allí. Todos lo habían pasado mal, pero ninguno tanto como la pequeña Newt. Sin embargo ella no contó a ninguno de ellos lo que vivió. Sus semanas escondida en aquel basurero y asediada constantemente por las bestias negras. No le habrían creído. Las noches las pasaba entre pesadillas y el personal le solía administrar calmantes. Muchos. La aislaban para que no asustara a los demás. Y apareció una palabra nueva en el mundo de Newt. Adopción. A los niños les parecía que sonaba a gloria, pero ella no opinaba igual. Ella no quería tener otros padres. Sus padres estaban muertos. Ella lo sabía. No quería padres nuevos. Ni siquiera quería conocer a nadie más. Nadie podría cuidar de ella. Nadie podría entender qué era lo que le causaba los ataques de pánico. Solo ella... la mujer que la rescató. Afortunadamente el sentimiento era mutuo y nadie se interesaría por adoptar a una niña con terrores nocturnos tan acusados. Se quedaría allí... quizá para siempre. Eso pensaba Newt. Hasta que un día la palabra volvió a su vida. Adopción. La vistieron y la peinaron para recibir a su nueva familia. El estómago le temblaba de puros nervios hasta que las puertas de acceso a la clínica se abrieron para mostrar una cara conocida.