Partida Rol por web

Un todoterreno de color oscuro avanza por la carretera de tierra dejando tras de sí una gran polvareda que se extiende en el horizonte. Poco a poco reduce su velocidad hasta que se detiene, bajo el sol abrasador del mediodía en el desierto.

La puerta del polvoriento automóvil se abre, y de ella desciende un hombre vestido de traje oscuro, que ha tenido que quitarse la chaqueta, aflojarse la corbata y arremangarse la camisa blanca para soportar mejor el calor, a pesar del aire acondicionado del coche.
Se trata de un hombre de rostro corriente y complexión media, de más de cuarenta años, con el pelo ralo y salpicado de canas peinado hacia un lado, y unas gafas de sol que le protegen de la extrema luminosidad del mediodía.

Paso a paso avanza hacia una verja oxidada y medio tumbada por el viento. Al otro lado, hay filas de viejas caravanas abandonadas de lo que fue en tiempos un parking y que ahora parece un depósito de chatarra oxidada. Cerca de la puerta, junto al cascarón lleno de arena de una camioneta Volkswagen, hay un abollado y agujereado letrero que anuncia “Rancho Mirago ¡Hacemos los sueños realidad!”.

Con un andar lento, el hombre entra dentro de los límites de la valla y se mueve entre los remolques, los coches abandonados y las caravanas de distintos tamaños, algunas en mejor estado, otras totalmente inhabitables. El hombre se fija en todo, como si buscase algo. De pronto se detiene y extrae de su bolsillo un pequeño grabador de voz.

Por fin he llegado a Rancho Mirago. Hace una pausa mientras mira alrededor. Seis personas vivían aquí cuando sucedieron los hechos.

Se mueve unos pocos pasos, por una especie de patio de tierra situado entre un grupo de caravanas. Me pregunto si la noche antes alguno de ellos presintió lo que iba a suceder.

El hombre se agacha junto a una caseta de perro descolorida por el tiempo y el clima. A un lado hay una larga y fina cadena un poco oxidada. Sobre el hueco de su entrada está escrito “Chispita”.

Puede que el perro...

La noche antes...

La quietud y el silencio fueron rotos por unos ladridos en la noche.

Era de madrugada cuando Chispita, el golden retriever de los Borgstrom empezó a aullar y ladrar como un loco, despertando a los pocos habitantes del parking de caravanas Rancho Mirago.

Los ladridos sacaron a Kenneth del sueño ligero en el que se hallaba inmerso. Se incorporó en su cama de golpe, sudando y nervioso. Se sentía alarmado por algo, pero sin saber por qué. Tardó unos segundos en darse cuenta que se trataba de Chispita, el perro de Rebecca y Tim. ¿Qué demonios le pasa? Se preguntó mientras oía como su hermano también se despertaba en la otra cama de la caravana.

Los ladridos y aullidos despertaron a Kevin poco a poco. El joven se dio cuenta de que su brazo derecho se había quedado dormido al estar tumbado en mala posición, y se movió en la cama mientras su extremidad poco a poco volvía como a la vida. Alargó la mano hasta una lámpara y la encendió, entrecerrando los ojos al ser deslumbrado por la luz. ¿Pasaba algo con el perro?

Rebecca despertó con un sobresalto e inmediatamente encendió la luz de la mesilla de noche. Pudo ver cómo su hijo se movía en la otra cama de la caravana y esto la tranquilizó. Los aullidos y ladridos de Chispita resonaban con fuerza, dado que el perro dormía en el exterior de su caravana, en un pequeño patio formado por un grupo de caravanas, atado con una cadena a su caseta.
Se levantó de la cama mientras cogía una bata, preocupada. ¿Qué le ocurría a Chispita? El perro nunca ladraba por la noche.

¿Chispita? Al moverse en la cama, una figura de acción de Spiderman cayó al suelo de la caravana. El niño entrecerró los ojos por la luz que había encendido su madre y comprendió que era su perro el que ladraba, pero de una manera que nunca había oido antes. ¿Qué estaba pasando?

El escándalo del perro despertó a Uli, que por un momento, al despertar así, de pronto, no sabía quién era ni dónde estaba. La terrible sensación, por suerte, sólo duró unos segundos. Después, con un quejido se incorporó en la cama, maldiciendo por lo bajo al perro del chico. Cuando le despertaban de aquella manera, en mitad del sueño, le costaba muchísimo volver a coger el sueño.
Los ladridos continuaban, y parecía que el animal no tenía intención de callarse.

Richard metió la cabeza debajo de la almohada, pero los ladridos del perro le perseguían incluso allí. Comprendió que el animal no iba a callarse por las buenas. ¿Pero qué pasaba? Era la primera vez que oia ponerse a Chispita de esta manera, nunca molestaba por las noches.
Alargó la mano a la mesilla de noche, donde cogió un vaso de cristal que todavía contenía unas gotas de whisky que se llevó a los labios. Suspiró. Él era el responsable de este parking, y de que los que allí vivían pudieran dormir por las noches. Algo tendría que hacer.

uagggggggghhhh!!. Y ahora que pasa?. Con dificultad mira en su muñeca un viejo reloj. Pero que demonios!! si ahun no es de dia. Se levanta de la cama quejandose entre dientes y dandose golpes en el brazo que ya empezaba a despertarse, comienza a rascarse la cabeza hasta que los ladridos de chispita hacen que se apresure. Mira por una de las ventanillas de la carabana, pero al no ver nada coge sus pistolas y una linterna y se dispone a salir.

Que te pasa chico??, hay alguien ahy afuera??. Se acerca poco a poco donde se encuentra chispita enfocando a todos los lados con su linterna.

Aun no he abierto los ojos del todo cuando me doy cuenta de que los ladridos han despertado tambien a mi hermano en la cama de al lado. El perro no suele ladrar mucho y que ahora lo este haciendo no me da buena espina. Me siento en la cama y empiezo a vestirme mientras hablo en voz baja a mi hermano.

Hey, Kevin! Voy a salir a echar un vistazo, tengo un mal presentimiento. No es normal que el chucho ladre a estas horas.

Maldito chucho digo me incorporo en un lado de la cama buscando mis zapatillas con la punta de los dedos de los pies. Mis ojos permanecen entreabiertos intentando acomodarme a la luz

¿Qué demonios le pasará a ese perro...?

Me froto la cara con ambas manos intentando despejarme y me levanto cuando por fin he logrado calzarme las zapatillas. Corro la cortinilla que años atras fue blanca para poder ver a través de la pequeña ventana situada al lado de la cama.

Joder! no veo nada

Mientras camino hacia la puerta de la caravana pienso en porqué estará actuando así Chispita, nunca antes lo habia visto tan alterado. No puedo evitar preocuparme y decido coger el primer objeto que veo en mi camino y que pueda usar a modo de bate de beisbol o algo parecido. Una vez lo cojo abro la puerta de mi caravana y miro hacia donde ladra Chispita

los ladridos de chispita se metieron en mis sueños, directos, como un disparo en el silencio. me incorporé a la vez que encendía la lápara de mi mesita. tim estaba en su cama, durmiendo, revolviéndose en sus sueños.
me levanto y me pongo la bata, el día en el desierto es muy caluroso, pero las noches son muy frías. enciendo la luz de fuera antes de salir y miro por la ventana, solo veo a chispita que ladra. abro la puerta y salgo. eh chispita. digo con voz baja y tono suave y cariñoso. que pasa chico? que hay? me acerco a él, miro hacia donde se piere su mirada, pero no veo nada. le acaricio la cabeza. no vas a dejarnos dormir?

Uli se incorporó en su camastro, sobresaltado por los ladridos del perro de los Borgstrom. En esa duermevela que suele durar pocos segundos, se preguntó donde estaba y quien era. Cuando cayó en la cuenta, sonrió, inseguro de si las respuestas que ya habían alcanzado su conciencia le satisfacían o no. Volvió a recostarse y cerró los ojos, pero los minutos pasaron y el chucho seguía con su escándalo. Se levantó y prendió las luces del remolque. Se asomó por una ventanilla lateral, pero no pudo ver nada. Las luces exteriores sólo iluminaban unos metros de arena alrededor del vehículo que era su hogar. El resto del paisaje era pasto de la noche. Abrió el grifo del la cocinilla y se echó agua a la cara para despejarse. Probablemente sólo se tratase de un coyote. Ya no que quedaban muchos por la zona, pero de vez en cuando, alguno se acercaba para husmear en la basura del campamento. Sería mejor ir a ver, no fuera cosa que atacara al pobre perro o asustara a Rebecca y su niño. Se puso unas bermudas color caqui y se calzó unas sandalias de cuero. Cogió una linterna del cajón de un pequeño mueble y salió al exterior. Caminó con andar cansino, precedido por un delgado haz de luz. Cuando llegó al trailer de los Borgstrom encontró a Rebecca tratando de calmar a su perro, que ladraba hacia la noche, muy inquieto.

-¿Qué pasa, Becca? -le preguntó-. ¿Son esos coyotes, otra vez?

Vio venir a Richard, Kevin y Kenneth.

-Parece que el cachorro nos ha despertado a todos ¿eh? -comentó con jovialidad. -Oye, Kevin, ¿Vas a al OK Corral? -bromeó, señalando las pistolas que cargaba el muchacho.

Ja ja ja, rie con un tono sarcastico. E sido el primero en levantarme y no me a dado tiempo ni de ponerme nada encima, y e cogido las pistolas porque no es normal que chispita ladre tanto rato seguido. Bueno ya que estais aqui todos puedo ir a cambiarme mas tranquilamente, porque no creo que vuelva a cojer el sueño. Empieza a caminar hacia la carabana dando los "buenos dias" a todos mientras se los cruza hasta llegar a su hermano Kenneth. Hermanito si ocurre algo pegame un grito y saldre de nuevo a lo john wein a rescataros. En su rostro se dibuja una sonrisa, y sigue caminando hacia la carabana.

los vecinos que quedan en rancho mirago se van reuniendo todos alrededor de mi caravana. me incorporo y me cruzo de brazos. vaya con chispita, te aburrías y no sabías qué hacer? sonrío y miro a los demás. siento mucho que chispita os haya despertado, no entiendo que le ocurre, nunca se ha comportado así. me paso una mano por los ojos, intentando despejarme. que os voy a contar, si le conocéis desde que era un cachorro. miro hacia todos lados, buscando el motivo por el cual el perro se muestra tan alterado, pero lo único que hay es lo mismo de siempre, kilómetros y kilómetros de la soledad más desoladora, engullida por la oscuridad de la noche. realmente estamos en el culo del mundo, si pasara algo, seríamos los últimos en enterarnos..., bueno, perrito, si quieres seguir comiendo, yo tengo que seguir durmiendo, así que a callar.

Frente a la caravana de los Borgstrom había un patio de tierra apisonada que los habitantes del parking usaban a menudo como centro de encuentro cuando comían todos al aire libre o montaban una buena barbacoa. Este “patio” de forma cuadrada estaba limitado por otras caravanas, y allí es donde tenía su caseta Chispita. Rebecca tenía la costumbre de atarlo con una fina cadena a la caseta durante la noche, para que no rondara en la oscuridad de la noche por el parking de caravanas semiabandonado.

También había otras razones: algún que otro animal salvaje, como serpientes y, como Uli apuntó, coyotes. En una ocasión, Kevin disparó al aire para alejar a una de esas alimañas, pero nunca hubo peligro real, ya que no se atrevían a acercarse a los seres humanos. ¿Sería eso, un animal, lo que había alterado a Chispita?

Los ladridos sacaron a todos de sus camas y los acercaron frente a la caravana de Rebecca y su hijo. Richard encendió un interruptor que daba energía a una serie de bombillas que había dispuesto por todo el perímetro de caravanas, habitadas o no, y que permitían ver sin problemas por la noche, aunque, como decía Kenneth, daban la impresión de que el parking tenía decoración navideña permanente.

El perro no dejaba de ladrar y lanzar gañidos en todas dirrecciones, como si estuviera asustado del mundo entero, daba vueltas por el patio con el rabo entre las piernas y dando tirones a la cadena que lo sujetaba, con tanta fuerza que estaba desplazando su caseta. Sin duda esos tirones le estaban lastimando la piel del cuello donde la cadena se unía con la correa pero al animal no parecía importarle.

Cuando Rebecca trató de acercarse para calmarlo, Chispita se revolvió por un momento y le lanzó un amago de dentellada, que hizo que la joven mujer retrocediera de un salto, más sorprendida que asustada. Chispita jamás había hecho nada parecido, era el perro más bueno y cariñoso del mundo ¿qué ocurría?
El animal pegó otro empentón a la cadena, tan fuerte, que la caseta dio un bote y el tirón en el cuello le hizo soltar un ladrido de dolor que hizo estremecer a los habitantes de Rancho Mirago.

Timmmy sale de la carabana con su pijama de la JLA y con el tirachinas en uno de los bolsillos. Todos los del rancho se habian reunido frente a su hogar y su perro estaba ladrando como loco. El jovencito esperaba que no estuviesen furiosos con su perro ni con ellos.

Chispita estaba totalmente fuera de si, incluso habia intentado morder a su mama.

Pero a el no le iba a morder. Eran los mejores amigos del mundo. Chispita le indicaria que pasaba.

Con paso cuidadoso se fue acercando al animal. Sabia que debia sonreirle y hablarle en tono calmado.

-Que ocurre Chispita? Por que estas tan nervioso?

Uli le hizo un ademán al pequeño Tim Borgstrom, para que se quedase en donde estaba.

Quédate donde estás, Timmy. le advirtió. No toques a Chispita. Está muy asustado, podría morderte.

Uli se movió despacio, hasta situarse por detrás del animal. Con un rápido movimiento, cogió la cadena que lo sujetaba y tiró hacia arriba con firmeza, estirándola por encima de su cabeza, haciendo que el perro, prácticamente, colgara de ella, procurando no estrangularlo, pero obligándolo a permanecer en un lugar.

Richard, ayúdame aquí. Ve por detrás y sujétalo por el cuello. -pidió-. Ken, ve a buscar un cinturón, lo usaremos como bozal. Después vamos a poner a Chispita en el remolque abandonado de los Parry, hasta que se calme.

tim aparece en la puerta de la caravana, los ladridos de chispita también le han despertado a el. inocente se acerca al perro, más preocupado por el estado del animal que el motivo por el cual pueda estar comportándose de esta manera. cariño, haz caso a uli, chispita está nervioso, el se encargará. le atraigo hacia mi, hago que se apoye en mis piernas y pongo mis manos cruzadas sobre su pecho. uli coje a chispita que cada vez está más fuera de si. se me encoje el corazón, pero sé que es lo mejor para el perro y para nosotros, sobretodo para tim. mañana por la mañana estará más tranquilo. digo a tim, aunque realmente estoy intentando convencerme a mi misma.