Partida Rol por web

Maldicion.. Keneth...corre..Maldicion... mientras aun esta sujeto a la pared trataba de moverse pero sabia que su miedo era aun mayor que todo Maldita sea...debo volver grita en voz alta de nuevo

Asi corre a la casa desesperado por el miedo , temblando y horrizado por el espectaculo que habia visto

de no haber topado con kevin habría seguido corriendo bajo la lluvia. los ojos!! los ojos kevin!!! tenemos que salir de aquí!! oigo disparos y veo la furgoneta destrozada. vamos a morir! digo sollozando. tim!! tim!!! grito hacia el interior de la casa pero sin atreverme a entrar. id a por el!! no está seguro ahí adentro!!!

Tranquilizate Rebecca, no es el mejor momento para ponerse histerica. Uli ya ha ido a buscar a Tim, estará bien, no te preocupes. Date prisa Uli, tengo que ir a ver que han sido esos disparos. Kevin abraza a Rebecca para tranquilizarla y que no se preocupe. Por Dios Ken, que no te haya pasado nada malo, sin ti que voy a hacer yo?.

Tras unos segundos y Rebecca mas tranquila le dice. Que ojos, dime a que ojos te refieres?

kevin me abraza pero lo que necesito es salir de esa casa, correr lejos. los ojos..., chispita está ahí y no tiene ojos kevin! se los han arrancado, sangran... oigo mis palabras como si las pronunciara otro y resulta de lo más inverosímil. tenemos que irnos, estan aquí y no estamos seguros. noto como en mi garganta se va formando un nudo que me dificulta el habla.

-¡¡¡MIERDA!!! -exclamó Uli, al ver los retorcidos restos de lo que fuera su vieja camioneta, casi partida en dos por el impacto del molino. Pateó el suelo, enfurecido-. -¡No puedo creerlo!

La retahíla de insultos que planeaba soltar, se le quedó en la boca cuando el repentino sonido de unos disparos le cerró la garganta.

-¡Pero qué coñ ! -alcanzó a decir, justo antes de ver a Rebecca pasar corriendo a su lado, gritando presa del pánico.

Kevin corrió tras ella y logró contenerla. Él y Uli la condujeron de vuelta a la casa, tratando de calmarla. La crisis duró poco y cuando cruzaban la puerta, la joven ya había recuperado el control de sí misma, pero continuaba hablando sin sentido sobre los ojos de Chispita. Uli la condujo hasta un sofá. Kevin quería ir a investigar los disparos y corrió hacia el fondo de la casona, encomendándole a Uli el cuidado de Timmy y su madre. No se veía a Tim por ningún lado..

-Tú ve a ver lo que ha pasado. -le dijo a Kevin-. Yo me quedo con Rebecca. Ten ciudado. -le gritó al joven, que ya salía disparado en busca de su hermano.

Tratando de mantener el optimismo, a pesar de las circunstancias, Uli pensó en la posibilidad de que a Kenneth se le hubiera escapado un tiro. Aunque sabía que los hermanos Kerr conocían mucho de armas y un accidente de ese tipo era poco probable. Si no hubiese sido por Rebecca y Tim, Uli habría acompañado a Kevin, pero no podía dejar a la chica y al niño solos. Sobretodo después del ataque de pánico que la joven madre había sufrido. Se agachó a su lado, tratando de componer una sonrisa despreocupada, sin mucho éxito.

-Todo está bien, Becca -trató de calmarla-. A Ken debe habérsele escapado un tiro. No hay nada de qué preocuparse. Buscaré a Timmy, ¿sí? Tú quédate aquí.

Uli se internó en la oscuridad, llamando a voces al niño.

kevin se va a buscar a kennet y a richard mientras uli me lleva otra vez al interior del rancho, a la oscuridad del comedor. no podemos quedarnos aquí, van a matarnos. mi tono ya no es de nerviosismo, ahora es de desánimo. sentada en el sofá, repliego las piernas contra mi pecho y las rodeo con los brazos, con la respiración algo alterada, mirando atemorizada a todos lados.

Kevin salió corriendo rodeando la casa, casi resbalando en el barrizal que era el suelo y protegiéndose los ojos de la lluvia para poder ser capaz de ver algo.
Al dar la vuelta a la casa buscó desesperadamente con la mirada, sin ver rastro de su hermano o de Richard.
Hasta que fijó su mirada en la entrada del granero.
A pesar de la tormenta vio a su hermano tendido en el suelo y supo lo que había pasado.
Kevin cayó de rodillas, y se tapó la cara con las manos mientras un sollozo le recorría el cuerpo. Pasaron unos segundos interminables hasta que volviera a abrir los ojos, y lo que vio lo dejó paralizado.
Un hombre vestido de oscuro estaba llevando el cuerpo de Ken al interior del granero, arrastrándolo por una pierna. Un segundo después, verdugo y víctima desaparecían en su interior.
Kevin sintió como las entrañas le ardían de rabia. Se levantó, manchado de barro.
Sólo estaba a unas decenas de metros del granero.

Tim apareció de entre la oscuridad, llegando hasta su madre y abrazándola. Uli no tuvo que preguntarse de qué huía el niño. Lo oyó al instante.
El gruñido era algo horrible, sonaba a lamento y furia al mismo tiempo. Procedía de algún tipo de animal que se ocultaba en la oscuridad del fondo del gran salón. La linterna había rodado fuera de su alcance hasta debajo de algún mueble y sólo ofrecía una luz difusa que no mostraba nada.
Entonces la vieron. Vieron la silueta de aquello que se les acercaba. Era un animal muy grande. No era Chispita, no podía serlo. Las sombras lo ocultaban casi por completo de la vista, pero no tanto como para no poder adivinar un pelaje encrespado y unas fauces que goteaban saliva sin cesar.
Uli retrocedió un paso. Rebecca se levantó del sofa con Tim a su lado.
Debían salir de allí, estaba claro que lo que fuera que tuvieran delante se estaba preparando para atacar.

Richard se sentía como si estuviera dentro de una pesadilla cuando entró dentro del cobertizo del generador. A pesar de todo, sintió un tremendo alivio cuando se encontró bajo techo y a salvo de la tormenta.
Pero el interior estaba oscuro como la boca de un lobo y no veía nada, de manera que buscó a tientas el encendedor que guardaba en el bolsillo. En su retina todavía estaba grabado el asesinato de Kenneth, ante el cual había sido incapaz de reaccionar.
Tenía que conectar el generador. Tenía que hacerlo. Cuando volviera la luz, la electricidad y la calefacción, ya pensarían en cómo solucionarlo todo.
Chas! La llama del encendedor prendió e iluminó su alrededor.
Y Richard sintió un retortijón de terror en las tripas al darse cuenta que no podía estar en el cobertizo en el que acababa de entrar. Estaba en otro sitio. Mucho más amplio y con el techo muy en lo alto donde la lluvia repiqueteaba sin cesar. Olía a paja, pero también a carne quemada, sudor y sangre.
Se dio cuenta que estaba en el granero.
En el despejado centro había una silla de madera. Alrededor, los cuerpos tirados en el suelo de media docena de personas. La oscuridad no le permitía verlos con detalle.
Alzó la mirada. Las puertas del granero estaban abiertas, y gotas de lluvia llegaban hasta él. Entrando por la puerta apareció un hombre vestido de oscuro, arrastrando sin dificultad por la pierna a otro cadáver.
El rostro del desconocido estaba envuelto en sombras, pero Richard supo que le había visto.
Y que sonreía.

Richard se demora unos segundos en volver en si, esos cuerpos.. ese tipo, las cosas eran sumar dos mas dos.. comienza a retroceder buscando a su lado algun tipo de rastrillo con el que defenderse, tratando asi de salir del granero para alejarse del lugar sabiendo que debera superar su miedo a las tormentas

Aquella cosa ya no era Chispita. A Timmy le dolia el brazo una barbaridad, pero habia prometido a su madre que la protegeria. Ella estaba peor que el, tenia que salvarla.

Sin pensarlo dos veces, salto al sillon que tenia a la derecha del sofa y agarro un jarron del que cayeron flores marchitas.

"No tiene ojos, podra verme?"

Con el corazón en un puño, Uli contempló a la enorme bestia que se les aproximaba amenazante. No pudo identificarla. Era demasiado grande para ser un perro o un lobo. Valientemente, Timmy cogió un florero de una mesa y se disponía a arrojárselo al animal, cuando Uli lo apartó, poniéndole una mano en el pecho y se adelantó, interponiéndose entre él y el perro. Cogió una silla y la sostuvo frente a la bestia, con las patas hacia delante a la manera de los domadores, para frenar su avance.

-¡¡CORRED A LA CAMIONETA!! -les gritó a Rebecca y a su hijo -¡¡ENTRAD EN LA PARTE DE ATRÁS!!

En el rostro de Kevin ya no quedaban lagrimas por ver a su hermano yaciendo en el suelo, solo quedaba un rostro desencajado lleno de rabia y lo unico que queria ahora mismo era vengarse a cualquier precio. Kenn... maldita sea, porque tu!. Juro que el quien lo hizo pagara por ello...

Sin pensarselo dos veces Kevin corrió hasta la puerta del granero a pesar de la fuerte tormenta que intentaba impedirselo. La oscuridad en aquel lugar era absoluta. Cogió un palo seco y lo cubrió con paja dandole lumbre con su mechero para poder ver bien, eso es lo que el tipo ese se pensaría, porque Kevin estaba dispuesto a quemar todo el granero con ese tio dentro.

Tiró la antorcha en un monton de paja que no tardaría en arder y se preparó con sus dos pistolas inmovil en la puerta de entrada, la unica puerta que habia, suponia kevin.

Vas a pagar lo que has echo a mi hermano. BASTARDO!!!

Una vez que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, Richard fue capaz de ver mejor a su alrededor. La única entrada estaba al otro lado, por ella entraba aquél que sin duda era del que el chico les había hablado. Y afuera estaba la tormenta.

El desconocido, envuelto en la oscuridad del lugar, dejó el cuerpo de Ken como si fuera un fardo junto al resto de los cadáveres. Richard comprendió entonces que la gente muerta y carbonizada que había en mitad del granero debían ser los habitantes de Hellmouth. ¿Cómo había sido capaz esa persona de traerlos hasta aquí?

Pero ya no le quedaba tiempo. El desconocido avanzaba hacia él, con un puñal en la mano. Richard buscó desesperadamente algo con que defenderse. Un arma. No había nada.
¡Un momento! Arriba, en la pasarela abierta que era la parte superior del granero, vio un mango de lo que parecía una horca. Tenía que subir. Por suerte, junto a él había una escalera de mano. No lo pensó dos veces y subió. Arriba encontró lo que necesitaba. Cogió la horca con las dos manos, con fuerza, y la sopesó. Se giró para enfrentarse al asesino de Ken, pero este había desaparecido. Ya no estaba abajo. Ni subía por la escalera de mano.
De pronto lo vio a unos metros, también en la parte superior del granero. ¿cómo había llegado allí? ¿De un salto?
No importaba, ya venía hacia él. Richard levantó la horca y se enfrentó al desconocido.

Muy rápido, el puñal centelleó, buscando el cuello de Richard, pero éste desvió el golpe con el mango de la horca, para después clavársela con violencia en el pecho del desconocido. Pero no lo suficiente. El asesino agarró el mango con la mano libre, impidiendo que las puntas metálicas le penetraran con profundidad, pero Richard seguía haciendo fuerza y aplastó a su adversario contra un ventanal donde la lluvia resbalaba, manchando el cristal de sangre.
Richard sonrió, con satisfacción, mientras empujaba con todas sus fuerzas para ensartar a ese cabrón.

Kevin vio cómo las llamas se extendían con rápidez inusitada por el interior del granero, prendiendo en la paja seca. La improvisada iluminación le permitió ver mejor dentro.
Lo primero que vio fue el cuerpo de su hermano, de lado, en el centro, cerca de un grupo de media docena de cadáveres, la mayoría carbonizados.
Ken miraba con sus ojos azules al infinito.

Pero de pronto, también vio como en la parte superior del granero, tenía lugar un enfrentamiento entre el hombre de oscuro que había matado a su hermano y ¿Richard? ¿Qué demonios hacía Richard allí?
Kevin levantó una de sus Colts, cerró uno de los ojos para apuntar mejor y se dispuso a disparar. No permitiría que ese asesino continuara con su matanza. Se lo debía a Ken.

Richard, con toda la fuerza que podía hacer, sostenía al asesino contra la ventana, apretando el mango de la horca. El desconocido, una sombra oscura cubriendo su cara, movía el puñal en arcos, tratando de alcanzarlo, pero el mango de la horca era lo suficientemente largo como para mantenerlo a salvo de sus ataques, aunque ¿por cuánto tiempo?
Entonces oyó gritar su nombre. Echó un rápido vistazo abajo y vió a Kevin, levantando una pistola. Rápidamente se echó a un lado mientras la detonación del disparo retumbaba en el granero.
El tiro pareció alcanzar de pleno al asesino, que cayó hacia atrás, destrozando el cristal del estrecho ventanal y cayendo al exterior.

Richard resopló por el esfuerzo. Iba a sonreir a Kevin cuando vio como el granero era pasto de las llamas.

Uli oyó los apresurados pasos de Rebecca y Tim sobre el suelo de madera mientras salían del amplio comedor y él se quedaba atrás, alzando ante la bestia una ligera silla de madera.
Eso estaba bien, la chica y el niño debían salvarse, era lo principal. Él se encargaría de esto, demostraría que no estaba tan viejo, que todavía servía para algo.

Uli retrocedió poco a poco, bloqueando el paso a la bestia para que no pudiera lanzarse contra Rebecca y Tim. Era muy curioso, pero se sentía muy tranquilo y concentrado, cuando lo normal sería sentirse aterrorizado.
Quizás se debiera a que era incapaz de ver bien lo que tenía delante. Podía oir su gruñido, su respiración pesada, pero apenas veía más que la silueta del enorme animal y un reflejo de sus ojos y dientes. El resto permanecía oculto en unas sombras antinaturales.

La bestia saltó de pronto, lanzando un zarpazo. Uli retrocedió con torpeza, pero logró evitar que el golpe arrancase la silla de sus manos, aunque por poco.
Echó un vistazo atrás. Si conseguía retroceder un poco más, podría salir por la puerta y dejar al monstruo aquí dentro. ¿Lo conseguiría?

Justo cuando Uli pensó que iba a lograr llegar hasta la entrada, la bestia se lanzó sobre él. El viejo trató de esquivarlo, pero sus piernas le fallaron.
La silla fue destrozada por el impacto, y Uli cayó al suelo, sintiendo como unos temibles y afilados dientes se cerraban sobre su hombro, desgarrándolo con violencia. Por las quijadas de la criatura manaron riachuelos de sangre ¡su sangre! Un alarido de dolor surgió de su garganta.

La oscuridad que envolvía a la bestia también engulló a Uli.

La oscuridad engulló a Uli.

El viejo médico abrió de nuevo los ojos, para descubrirse en medio de la total oscuridad, en un lugar diferente al que estaba hacía tan sólo unos instantes. El movimiento que hizo al incorporarse le hizo gritar de dolor. El hombro derecho le ardía, sentía la sangre derramandose a lo largo de su brazo, el cual era incapaz de mover, y el dolor agónico que le recorrió le hizo pensar que debía tener el brazo desencajado y rota la clavícula y quizás otros huesos.

Al levantarse ayudándose de una pared en la oscuridad un mareo le asaltó, seguido de una nausea, para seguir con una arcada. Los vómitos se sucedieron vaciando su estómago, y cada movimiento involuntario le arrancaba un alarido de agonía.
Pasados los vómitos, se movió con debilidad recorriendo la estrecha estancia, palpando las paredes con su mano buena, tocando estanterias y llegando por fin a una puerta cerrada que no podía abrir por mucho que lo intentase.
Un sollozo de angustia lo asalto. ¿Moriría así? ¿Sólo? ¿Encerrado? Los sollozos se hicieron más intensos y Uli se agazapó derrotado en una esquina... esperando el fin.