Partida Rol por web

 Albert, que había pensado que su "amigo" se había reformado después de la bofetada ayudó a levantarse al joven. Pero en ese preciso instante, una daga sale volando de su cuerpo, clavándose en la pared, sobre la cama. Soltando a Quint, con más miedo que resolución. Chilla mientras se apoya contra la puerta, asegurándose que, si es asaltado podrá abrirla y escapar. Con la mano izquierda consigue quitar el cerrojo de esta, procurándose que su vía de escape esté libre. Mientras, con la derecha, desenfunda su espada.

-¡Quédate quieto o no respondo de mis actos! ¡Entrega todo tipo de armas en este momento o me veré obligado a atacarte! ¡No quiero hacerte daño, no me obligues a ello!

Las palabras de Albert destilan más miedo que ira. Pero está cumpliendo su papel de guardia. Al fin y al cabo, no quiere defraudar a sus superiores.

 Perfecto. Con este, se acaba la última posibilidad de que alguno sepa un mínimo de etiqueta

Xerine

Murmura por lo bajo, y luego se gira hacia la ventana, aparentemente abstraída de la conversación. No es su problema, desde luego, si esos monos carentes de modales no saben como comportarse en un lugar como ese, y tampoco es su problema que a ninguno se le haya ocurrido cederle el sitio a la mujer de la máscara, o servirlas algo de beber. Tampoco es que tenga demasiada sed, así que lo dejará correr. Quizás su copa vacía acabe por despertar la cortesía de alguno de ellos, aunque tampoco es que le importe mucho

 Cuando parece que ya estáis aposentados. Vincent se acerca, con una sornisa afable y comenta:

-Si me disculpan la intromisión caballeros. Ya están todos los pasajeros en sus asientos. El viaje comenzará en breves instantes. Les aconsejo que aferren sus copas. Los platos están acoplados a la mesa con una pequeña pinza. (incluso la pinza está decorada, simulando animales exóticos manteniendo firme el plato sobre la mesa) pero podría derramarse el vino.

Veis como en las otras mesas, otras personas vestidas como Vincent, anuncian el comienzo del viaje a los pasajeros.

-Si ustedes desean algo, es el momento de pedírmelo. dice mientras se apoya ligeramente en la mesa, conocedor de lo que va a ocurrir.

Un leve traqueteo, casi imperceptible, hace que el vino de las copas se incline ligeramente. Estamos despegando. La gente se agolpa en las ventanas, unos despidiéndose de las pocas personas a las que pueden distinguir entre la multitud. Otros admirando la bella vista una vez que el dirigible empieza a tomar altura. Todo está tan bien preparado y construido que, incluso en el despegue, la sensación de movimiento ha sido nula. Vincent, con expresión de orgullo ante el buen funcionamiento de la Dama, espera respuestas.

 Elevándose al cielo, alto como los pájaros

Diez años antes, ese mismo día, una niña alzaba la cabeza hacia el infinito. Llovía. Las lágrimas de las nubes se conjugaban con las de la joven, que observaba el cuerpo inerte de la única persona que había podido considerar padre, si es que a alguien así se le podía aplicar tal calificativo. Y soñó. Soñó que volaba, que se alzaba del suelo cómo una alondra o un halcón, para no volver nunca más a pisarlo, para abandonar ese mundo absurdo, esa broma pesada

Los cables se desatan, la gente, afuera, comienza a chillar, emocionada. Ver el espectáculo desde el exterior tiene que ser una visión irrepetible. Pero encontrarse en las entrañas de aquel Dios terrenal de acero y madera es también algo que puede, sin problema alguno, cortar la respiración. Y es que cuando la bestia comienza a elevarse, Xerine no puede evitar un atisbo de sonrisa, que se preocupa en borrar rápidamente de su cara. Quizás nunca vuelva a ver algo así, por lo que intenta grabarlo en su mente, para siempre. Y, mientras los que allí abajo observan la mole, cada vez más pequeña en la lejanía, y se vuelven a su vez diminutos como hormigas, Xerine dirige su mirada al cielo. Hace buen día. No hay casi nubes, y el sol radiante saluda alegremente al señor de los cielos. El viaje de la Dama ha comenzado

Entonces repara en el camarero, y le dirige una mirada

¿Podría servirme un vaso de agua?

Luego señala el cóctel con la mirada, justificándose. Hay comida en abundancia y vino del bueno, pero faltan, probablemente por su poca aceptación entre la clientela del Zeppelin, las bebidas no alcohólicas. Y no es que Xerine no acepte el alcohol; Pero el vino no le llama lo suficiente como para servirse, y ya que tampoco le han ofrecido, se decantará por alternativas más saludables

Observo a la dama que ya a ordenado y después pido.

Señor, algunos canapes y bocadillos creo que estarían bien para nosotros, aun que no se si alguien valla a pedir mas...

Vuelvo observar tras la ventana

Faliar termina de escribir justo antes de que el traqueteo del zepelín despegando le pudiese interrumpir. Se levanta, entre asustado y excitado.

- ¡Para mi nada, gracias!

Se aproxima a una de las ventanas para ver como el aparato se aleja de la tierra, y lo contempla con fascinación, sin hacer mucho caso del camarero.

- ¡Guau! ¡Vaya! ¡Esto es... increíble!

Para asomarse a la ventana, Faliar debe inclinarse sobre Xerine. Esta no comenta nada cuando lo hace, absorta como está con el despegue del Zeppelin, pero una vez la nave se encuentra en el aire, parece darse cuenta de la proximidad de este y frunce los labios, apartándose unos centímetros, visiblemente incómoda. Al fin y al cabo, es un total desconocido

-¡YIAAAA! Esto es impresionante, como mola, ¡es una sensación impresionante!

Aaron está tan emocionado que está totalmente inclinado sobre D. para mirar por la ventana las impresionantes vistas, está tan emocionado que no presta atención a la cara que haya puesto por ponerse encima.

Ojalá estubiese aqui mi hermana, le encantaria.

Después de esto, haciendo caso a Vicent le pide:

-Pués ahora que lo dice le agradeceria mucho algún zumo, si es posible de frutas exoticas mejor.

Mientras hablaba volvia a su sitio y todavia con su sonrisa comenzó a intentar que su mesa dejase de parecer un velatorio.

-Son impresionantes las vistas, ¿verdad compañeros?, nunca habia visto nada igual. Por cierto ¿que creen ustedes que habrá sido del hombre violento?¿habrá consegido montar en el dirigible al final o lo habran hechado? no se le ve por aqui.

Comenta Aaron con intención de romper el hielo, y sacar algo de comversación.

 Se habrá quedado en tierra

Comenta Xerine, una vez Faliar se aparta un poco, con voz fría e impersonal

 Un poco de Agua, un zumo exótico, y canapés y bocadillos. ¿Me equivoco?

Se para un poco extrañado, como si no esperara la respuesta que acaba de recibir. Es de suponer que en las demás mesas no están pidiendo exactamente los "manjares" que quieren estos invitados.

-Espero no meterme donde no me llaman, pero ¿están seguros que no quieren nada más? Pueden pedir lo que quieran, sin miedo, seguro que tenemos en las cocinas. Bueno, no es asunto mío. Dice con una sonrisa. Así que en un momento se lo traigo.

Y volviéndose con una reverencia, se aleja por la puerta que sale de la habitación, opuesta a la que habéis entrado.

Por favor, que pesado... Habla demasiado para ser un camarero...

Xerine observa por el rabillo del ojo como Vincent se va, y decide abstraerse mirando por la ventana. Las nubes pasan por la ventana. Una imagen tan bella como sobrecogedora

-¡Gracias por el zumo!

Responde Aaron con su siempre sonrisa, después de eso, bebe un trago de zumo y saca una baraja de cartas de su bolsillo y empieza a tontear con ellos en la mesa.

Las cartas que saca la mayoria son los arcanos, como el loco, la torre, la luna, ect.. y luego hay otros mas extraños que, la verdad, no existen pues los ha hecho él, como un conejo, un caballo, una casa y cosas similares con poco sentido y va colocando algunas cartas en la mesa de alguna forma, luego vuelve a barajar y coloca otras de otra y así sucesibamente mientras mira con cara seria las cartas y bebe un trago de zumo de vez en cuando.

A diferencia de la señorita, yo no me molesto cuando mi "compañero" se me ha tirado encima para poder observar tras la ventana. Sonrío tenuemente al escuchar mencionar a aquel joven impetuoso.

Con respecto a aquel "joven", si no lo han dejado en tierra como afirmaba la señorita, han de tenerlo en alguna especie de calabozo o celda.

El camarero  entra y se sorprende ante nuestra orde. Seguramente acostumbrado a ordenes mas estrafalarias y exóticas.

Y "Vincet". No estaría de mas el tener un poco de frutas y dulces de Kushistan para variar. Aunque la verdad, no suelo comer mucho que digamos...

Se va, y Aaron comienza a jugar con su baraja, sus imagenes capturan mi atención.

 Interesante juego de barajas señor Aaron.

Tras permanecer en silencio durante todo o casi todo el tiempo, poco antes de que el amable camarero se marche, aprovecho para pedir.

-Para mi, si no es molestia, me gustaría una infusión de Té rojo y una pata de cordero asada.

Sin decir más, continúo mirando desde detrás de mi máscara hacia la baraja que tantas atenciones parece captar. De vez en cuando, echo un pequeño vistazo a mi alrededor, casi como si esperase ver algo fuera de sitio, y acaricio con dulzura las cuerdas de mi Shamisen produciendo un sonido apenas audible, pero tranquilizador.

Rápidamente, Quint levanta sus manos.

-¡Tranquilo, tranquilo! ¡Se me ha caido al moverme! Se ve que no estaba bien sujeta... ¡Vamos a tranquilizarnos! ¿Vale? Guarda es espada que yo voy dejando mi otra daga, la buena, en el suelo. ¿De acuerdo?

Con un relajado movimiento, aunque fingiendo estar atemorizado por la espada que no deja de vibrar debido al constante temblor de miedo del guardia, saca la daga y la deja en el suelo. A continuación se aleja un par de pasos y se desabrocha la cpaa, que tira sobre la cama.

-¿Ves? Como muestra de buena voluntad me quito mi capa para que puedas ver mis manos. Además, tienes una espada con la que me estás apuntado. ¿Me crees tan estúpido como para enfrentarme a un guardia armado?

Aaron, contento de que le prestaran atención personas de la mesa, pues esa habia sido su idea, continua serio, y comienza a hablar:

-Le contaré un secreto señor D. con esta baraja puedo leer el futuro de la gente, es muy inesacta pero, mire, le haré una demostración, voy a ver su futuro.

Aaron recoge todas las cartas, las baraja, y las hecha sobre la mesa en fila 6 cartas, las cuales son las sigientes: la torre que sale invertida, el mago, un conejo también invertida, una cabaña pintada de lado y habia que girar la cabeza 90º a la derecha para ver la casa bien, los enamorados y la muerte.

Aaron, se queda pensativo mirando las cartas y comienza a contar:

-Pues mire señor D. usted tendrá en principio dificil donde las cosas van a ir a peor y verá cosas que nunca ha visto hasta que se cumpla su peor pesadilla. Pero lo superará y tendrá mucho dinero, se casará y vivirá muchos años.

Albert se tranquiliza un poco al ver cómo el chaval entrega sus armas.

Muy bien, chico, al final parece que vamos a llevarnos bien.

Dice con una voz mucho más calmada, signo inequívoco de que cree que su autoridad como miembro del orden ha valido para camar a Quint.

Quint sonríe inocéntemente, moviéndose calamda y juguetonamente por la parec hacia la puerta.

-Bien, y ahora... ¿Cuándo podré unirme a los demás? ¿O vas a estar de niñera todo el viaje?

 Mientras Albert habla contigo, la puerta a sus espaldas se abre de repente.

¿Quienes sois? ¿Que hacéis aquí? Dijimos que estaba prohibido entrar en los camarotes hasta que estuvieran todos totalmente listos.

Una voz grave se escucha desde fuera, mientras la puerta se abre. Esta no es una voz temerosa como la de Albert, habla con mucha más convicción.

-¡Ah! Albert eres tú. ¿Que haces con un pasajero en el camarote, no será este el que ha ocasionado tanto revuelo en la entrada?

Albert pretende abrir la boca para contestarle, pero la voz ronca del soldado le detiene.

¿Que te tengo dicho de hablar sin permiso a tus superiores? Quizá si estamos en público puedas hacerlo, para que no crean que no eres nadie. Pero aquí, en privado,- lanza una mirada de desprecio a Quint- no hables hasta que te haya dado la palabra.

Peter sabía que le había preguntado, pero adoraba amedrentar al pobre soldado novato.

En cuanto a este chico... Ya lo sabes el plan va a comenzar en pocos minutos. No nos es necesario. 

Y susurrando, cual mala voz de la conciencia le dice:

Mátale.