Partida Rol por web

 ...adicionales palabras más Lady Godiva se marchó y dejó ....

 No me espantes a los pnj, ya los echaré yo cuando sea necesario, ejejej.

Ok no hay problema.

Madre, non seades tan dura con el muchacho. Dejad tal menester para Dix et Bully, que a buen seguro darán buena cuenta dellos agora en el patio de armas. -broméo.

Una vez en el patio exterior, extiendo el brazo a modo de señal para que mis hombres de confianza detengan las lanzadas y se acerquen. Tras unas breves presentaciones de poca importancia, mando preparar sendos corceles y lanzas para que los invitados prueben sus destrezas.

 Dix: -Muchachos, vamos a practicar un rato con las lanzas de caballería- dice una vez llegáis al campo de entrenamiento donde dos corceles que no son los vuestros os esperan -montad et preparsus- un par pajes sostienen ambas lanzas esperando a que montéis para alcanzároslas -primus, faremos práctica contra la plancha de madera que véis ahí adelante- en efecto, al otro extremo del campo se ve una plancha de madera en el lado izquierdo -cargad et estrellad la lanza contra el blanco. A ver qué tal lo facéis. Tras dello practicaremos con el estafermo, ergo primus quiero que todos acertéis con las lanzadas. Venga, que es para hoy.

Después de escuchar las palabras y el tono de Lady Crislan hacia el buen Cimrud me guardé mucho de no caer en mal con la señora. Mi mejor estrategia para  ello era mantener la boca bien cerrada. Repetí el saludo con diplomacia y sin pretender ser o parecer más adulador de la cuenta simplemente añadí.

-Señora, mi padre no me dio muchas explicaciones de la sangre que nos une a vos. Y yo no tengo por costumbre pedirle a mi padre más explicaciones que las que el estima oportuno darme. Sea como fuere, os diré que es el señor de Lickey Hill, que es un hombre de honor y que ha escuchado de las buenas acciones de vuestro hijo tanto como para autorizarme venir a presentarme a él alejándome de su lado. Por débil que sea el lazo familiar que nos una podéis confiar que no pretendo usarlo en mi beneficio.  Con mi visita nada pretendo salvo ponerme a vuestro servicio y al de vuestro hijo. Si mi valía no fuese suficiente favores familiares no espero ninguno.

Dicho esto, si la propuesta de ir al patio seguía siendo oportuna, mi deseo de encaminarme allí también lo era. Pero esperé cordialmente que me indicasen qué camino tomar, como  la etiqueta dictaba, o como yo creía que lo hacía.

Estaba claro que nunca había practicado las armas con aquellos artilugios. Breogan cargaba con tanto ímpetu que me era imposible acertar aquella plancha de madera. Al tercer intento casi me desmonta de mi cabalgadura la lanza al golpear el poste en lugar de la plancha. Por fin, notando ya en mi nuca las sonrisas de los presentes, logré controlar la carrera de mi caballo para acertar al objetivo. No estaba nada orgulloso de mi exhibición... pero aquello no era más que un trozo de madera, yo estaba acostumbrado a peleas menos sofisticadas... logrado al fin me dirigí a la siguiente prueba con el mejor de los propósitos de arreglar un poco la imagen que podía estar dando...

No empezaba con buen pie tampoco esta prueba. El primer lance resultó en un sonoro golpe contra mi yelmo que me hizo tambalearme en la silla como una hoja. Por pura fortuna no terminaron mis huesos en el suelo. El segundo intento tampoco acertó en la diana pero al menos un rápido movimiento de cadera me permitió detener el golpe por los pelos con el escudo. Casi lo pierdo, pero al menos esta vez mis piernas respondieron controlando al caballo como para no terminar a los pies de mi caballo. A la tercera llegó la vencida. Logrado el objetivo y empapado en sudor me apresuré a reunirme con los demás. No estaba siendo una gran exhibición la mía, pero a estas alturas me conformaba con salir de una pieza de aquel patio. Estaba claro que tenía mucho que aprender, y eso me puso de buen ánimo, a pesar de todo.

Se sorprendió cuando Lady Crislan le marcó el territorio, pero el joven Cimrud acertó a decir:

-Gracias por la bienvenida y la hospitalidad, milady -no dijo nada más y se retiró...había que saber cuando retirarse y poco provecho podía sacar de allí.

Ya en el patio las cosas eran diferentes para el joven escudero. Escuchó las instrucciones que Dix daba a los escuderos sobre como golpear la madera y luego contra el estafermo...esto lo había hecho antes, a lomos de Khaine, su poderoso destrero. Cuando montó el corcel que le habían proporcionado no dijo nada pero echó de menos muchísimo al frisón negro, ya que se sentía con más confianza sobre él.

Ver como Walter tenía dificultades con el entrenamiento no le dio demasiada confianza, aguardó en silencio su turno y se dispuso a golpear la plancha de madera de una lanzada. Golpeó las riendas del corcel ajeno tras recoger la lanza del paje y se inclinó levemente hacia delante haciendo un movimiento al pasar cerca de la plancha, golpeando de lleno la madera sin desequilibrarse. Suspiró y golpeó suavemente al corcel en señal de aprobación.

La segunda prueba era un poco más complicada, ya que aunque golpearas al estafermo éste en un movimiento giratorio tendía a golpear de vuelta a su agresor. Cimrud hizo el gesto de galopar lanza en ristre y el corcel se lanzó en línea recta..en este caso se flexionó levemente preparado para esquivar y no verse rechazado por la roca. Cuando la lanza golpeó el escudo del estafermo consiguió apartarse sin apenas desviarse en el caballo...los que estaban cerca vieron el gesto de alivio del escudero quien frenó la carga del corcel y lo llevó trotando a donde estaban sus primos, sin gestos de victoria ni aspavientos.

Cimrud mostraba habilidad y también modestia. Sendas cualidades que ha de tener un caballero que se digne a llamarse como tal. Con un gesto afirmativo de cabeza le hice saber mi conformidad con su exhibición, y luego me dirigí hacia Walter.

-Agarrades la lanza con rigidez en demasía. Tal fuerza solo habéisla de gastar en el momento xusto del impacto. -digo instruyendo al joven. -Ergo non vos desalentéis en demasía por aquesto, pues ya fabréis de tiempo en exceso para seguir practicando.

-¡Espadas! -exclamo a Bully para sorpresa de todos, quien no tarda en traer las armas de entrenamiento con sobrada diligencia.

-Agora justaréis ambos en combate no letal con espadas embotadas. Tras ello, el ganador justará conmigo, más non preocuparse por tal, pues temo que el mi brazo et espada últimamente andan algo oxidados. -bromeo. Estaba claro que lo estaba pasando en grande con la "exhibición" de los recién llegados primos.

Consolado por las palabras de aliento que el joven señor de Maderoi me obsequiaba, en lugar de las burlas o reproches que podía yo esperar, me dispuse de buen ánimo a enmendar en lo posible mi actuación previa. No me tenía yo por ser un  sir Lancelot, pero realmente no me había mostrado a la altura de las lecciones que el bueno de sir Brian o mi mismo padre habían invertido en mi formación en el combate. Podríase alegar que en efecto llevaba yo unos días de alimentación deficiente mas sólo sería una pobre excusa. Con renovado espíritu me preparé para el combate a espada, confiando en que esta vez mi mayor complexión me pusiese a la altura de las habilidades que Cimrud había dejado patentes.

Cabalgados ambos, cuando la proximidad lo permitió me empleé a fondo en el intercambio de espadazos. Pero rápidamente descubrí que mis golpes fueron bastante previsibles aunque bien dirigidos. Temí lo peor como resultado de la respuesta de Cimrud.

Tomó la espada que le ofreció Bully con inseguridad, se manejaba bien con ella pero sabía que tenía que entrenar más su físico... en cambio Walter se veía más en forma que el canijo -pero alto- Cimrud quien a caballo con la espada se veía con dudas. Se concentró en un posible contraataque, siempre era mejor en eso, ya que había aprendido el arte de la espada de sparring para su hermano.

Cuando vio el vacilante golpe que Walter le lanzaba se confió y sin terminar de esquivarlo trazó un arco hacia abajo contra el hombro de Walter, quien le impactó antes para sorpresa del pálido escudo. El dolor se apoderó de Cimrud quien consiguió equilibrarse en el caballo listo para otra ronda.

Tiradas.

El primer lance había sido un golpe más destinado a medir la distancia que a derribar realmente a Cimrud. No quería volver a fallar midiendo las distancias y terminar cayendo detrás de mi propio golpe. Quizá fue la poca malicia que llevaba el golpe lo que pilló por sorpresa a Cimrud que no logró desviar la hoja a tiempo. El golpe fue oblicuo pero aún conservaba fuerza como ponerle un aprieto para mantenerse en su caballo. Aunque lo logró. Sin embargo el tiempo y la concentración necesaria para ello me permitió lanzar una segunda tanda de golpes aprovechando sus dificultades. Era un diestro luchador y desvió a pesar de mis esfuerzos la totalidad de ellos. Pero para mi fortuna en el último intercambio nuestras hojas quedaron trabadas. Aunque jadeaba bajo mi yelmo no dudé que esa sería mi mejor oportunidad de lograr el derribo. Con la ayuda de mi mayor corpulencia impulsé la carga sobre él de forma más temeraria que elegante. A ojos de cualquier luchador experimentado era una ésta una maniobra bastante descabellada. Tenía un elevado porcentaje de probabilidad de caer por efecto de mi propio impulso si Cimrud tenía tiempo de esquivarme. Por suerte el golpe anterior había desarbolado lo suficiente el asiento en su silla de mi primo. Cuando recuperé el control del caballo Cimrud estaba en el suelo.

El pálido jinete sabía que tenía las de perder ... menos corpulento que su primo, menos diestro y de habilidad parecida con la espada era cuestión de tiempo que Walter le ganara, como así ocurrió. Sólo un golpe de suerte lo salvaría de caer al suelo. Y no ocurrió.

Como buen espadachín defensivo Cimrud hizo lo que pudo hasta que sus hojas se trabaron, intentó aguantar la posición a lomos del caballo pero el movimiento de Walter pilló por sorpresa a Cimrud quien poco pudo hacer salvo aceptar las leyes de la Gravedad.

Aunque dio de bruces sin apenas poder amortiguar la caída el escudero apenas apenas gruñó al caer, haciéndose una pequeña contusión en el costado. Es como si algo le hubiera protegido de un mal mayor. Se levantó, se sacudió un poco y le ofreció la espada a su primo como signo de su victoria:

-Muy bueno Walter-dijo reconociendo su victoria. Una justa victoria sin duda.

Walter sopesó la mirada que Cimrud le dirigía desde el suelo mientras le felicitaba por la victoria. No estaba orgulloso de haber derribado a su primo pero el combate era así, no había medias tintas, al final sólo podía vencer uno. No era gusto de nadie ser derribado aunque fuese en un entrenamiento  y sopesaba cómo lo habría tomado éste. Concluyó que las palabras de Cimrud eran absolutamente honestas, lo cual, una vez más, no hizo sino reafirmar la buena impresión que le había causado desde un principio.

-           Gracias, pero creo que he tenido más suerte que habilidad. Me alegraré de tenerte a mi lado y no en frente cuando combatamos juntos a los ruines sajones.

Sin hacer mención a su preocupación por el resultado de la caída y de las lesiones que podía heberle causado le dirigió una cálida sonrisa a su primo.

-           Vamos Cimrud, volvamos junto a sir Gwilherm y veamos si hay más pruebas o si ha llegado ya la hora de la comida. Estoy tan hambriento que me comería un cerdo entero yo sólo… pero me conformaré con unas gachas y algo de queso….

Sir Gwilherm, contempló un tanto preocupado, la torpeza de Walter sobre las cabalgaduras. ( 5 tiradas, 1 solo éxito).

Mas tranquilo quedó al contemplar la sobria destreza a caballo de Cimrud ( 2 éxitos).

Mejor quedó el caballero con  la destreza mostrada por los que serán sus apadrinados, al contemplar sus movimientos con la espada. Se manejan con dignidad, aunque deben ambos mejoras su postura con los pies, pues parecen propicios a pifiarla y caerse al suelo.

Tiradme sir Walter +1d10 de gloria;  

Cimrud, que directamente se apunte +10

ambos marca en espada y lanza de caballeria.

Decidió sir Gwilherm ejercer su hospitalidad con los sus parientes escuderos. Realmente parecia aquella una situación que beneficiaba a todas las partes.

Por un lado Sir Gwilherm, conseguia a 2 luchadores, encima caballeros, que le ayudarian en sus labores caballerescas y de protección del señorio. Tambien ganaba puntos ante el conde, por proporcionarle dos proyectos de caballeros, y tambien salia reforzado ante el resto de señores y caballeros del condado, al contar con al menos 2 caballeros , no suyos pero casi, leales y en sus terrenos.

Los escuderos conseguian la oportunidad de ser reconocidos, y de probarse como caballeros. Anhelo largamente perseguido por ambos. 

Ahora era cosa de los escuderos, mostrar valentia y talento.

Los dias iban pasando y el quehacer diario de sir Gwilherm en el señorio, esto es, dirigir los proyectos y asegurar las mejoras, le permitia no obstante, dedicar un un tiempo diario a entrenamiento propio y ajeno.

No hay que olvidar, que si en verdad son los apadrinados por sir gwilherm, el propio caballero se juega su parte de prestigio y honor, y no es cosa de empeñar su palabra asegurando que serian estos escuderos dignos caballeros, y que llegado el momento no dispongan de las destrezas necesarias.

Miro a través del ventanal, con la mirada perdida en las lejanas copas de los árboles que colindan con el señorío. Se mueven suaves y tranquilas, armoniosamente mecidas al compás de aún fría brisa. -Pronto veremos al señor Conde. -digo a los escuderos. -Si todo va bien non tardando seréis nombrados caballeros. -mi mirada sigue perdida fuera, en las nubes pasajeras. Algunas parecen venir cargadas de lluvia, mientras otras, las más altas y lejanas muestran formas lisas y estiradas, como esculpidas por los fuertes vientos que soplan a gran altura.

-Plaçeríame salir de caza antes de emprender camino al señorío del conde Setzer, más non se aqueste tiempo nos dejara facer... -suspiro con hastío. -Aqueste invierno ha demorádose más de cuan debería...