Partida Rol por web

I DIA 9:00

Amanece.
Hoy se ha levantado una neblina espesa que impide que los rayos del sol alumbren las calles de Madrid. Y encima ese olor sutil y desagradable con el que hay que convivir.

Es lo que hay.

Otro dia para sobrevivir.

Abres los ojos.

No sabes cuánto llevas durmiendo desde que llegaste de tu misión. Conseguiste lo que necesitábais, os servirá para un tiempo al menos, pero a qué precio.

Tardas unos segundos en darte cuenta que estás en una de las habitaciones del San Rafael. En algún lugar deberían estar Splinter o Solara. ¿Habrá alguna novedad interesante?

Menuda fiesta tío.

Claro, ahora te levantas con una buena resaca. Algo de alcohol, tu fiel banda y unas acompañantes sugerentes, ¿qué más necesita una noche?

Hay que reconocer que te lo pasaste de puta madre. Kalashnikov es un cachondo cuando bebe de más, aunque haga falta más de un litro para hacerlo. Lo que te extrañó es que Derringer no estuviese en la fiesta, ¿dónde se habrá metido ese cabronazo?

Oh sí. Hay que levantarse con energía. Uno nunca sabe cuando será un gran día, cuando podrá haber un trabajo gratificante o una oportunidad que atisbe algo de caos.

Es verdad que llevas unos días algo fuera del mundillo, ya sabes, concentrado en tus cosas personales. Bueno, hay que darle un respiro a toda esa chusma.

Pero mientras piensas en tus primeros pasos del día te das cuenta de una cosa. ¿Dónde coño está Sonrisas? ¿Habrá salido al exterior a desayunar? Menudo pajarraco.

Una masa viscosa y verde oscura avanza como un tsunami sobre las calles de Madrid. Desde tu ático observas inmóvil cómo ese magma extraño devora a todas las personas, incluyendo a tus seguidores que se agolpan en la puerta de tu edificio pidiendo tu auxilio desesperadamente.

Abres los ojos y estás en tu habitación.

Vaya mierda de sueño ¿no?

No es el primero ni tampoco será el último. Efectos secundarios de pasearte por la vorágine. Mucha reflexión interna pero llevas varios días sin atender tu negocio. Es hora de ponerse al día, quizá es momento de llamar a tu lugarteniente, a ese tipo que despunta ya sabes.

Seguro que está con Dulce. A ti te parece una pánfila pero parece que tiene éxito entre los hombres. Da igual, a ti te adora y le gusta el mejunje. ¿Qué más da lo que haya entre ellos?

Comienzo a mirar en mi habitación de colores chillones en un lado y otro arrojando cosas a la pared, rompiendo botellas y objetos menores ....

- Donde te has metido Sonrisas ... acaso has encontrado un cadáver y estas desayunando ... no se si decir, pájaro listo o tonto por no esperarme, los dos podemos jugar con el cadáver, jijiji

seguro que habra salido a comer algun cadáver que apareció en la noche ... no hay problema jejejeje

Me visto con mi traje de color Morado y me limpio el tatuaje de la cara con agua fresquita para despertar aun mas mis ojos inyectados en sangre y cogiendo un bastón que le arrebate a un viejecito que mate largo tiempo atras y mis cuchillos escondidos me dirijo a la salida para buscar a mi compañero de masacre ...

- ¿¿SONRISAS DONDE ESTAS?? - voy buscándolo por la "Caja de la Risa" y si no lo encuentro pues salgo al exterior para ver si lo encuentro 

Un dia mas. 

A veces me costaba recordar donde estaba pero cuando vi el techo me estire con pereza tras sentir lo que era estar en algo parecido a lo que debian llamar hogar. Esta era mi casa y mi familia. Acostumbrada a dormir en el exterior y a la intemperie muchas veces dormia con ropa asi que al levantarme simplemente me puse las botas y fue hasta el pequeño lavabo a refrescarme. 

De pronto percibi el silencio. Todo estaba muy calmado. No era anormal pero ....

Debían ser ideas mias. 

Me volví a estirar y sali a la Sala Principal en busca de mi mentor, y mi compañera asi como algo de comer. 

- Chicos donde estan! Dije con la boca llena. 

Habia sacado un pedazo de algo duro que habia quedado de la noche anterior y la habia guardado en mi bolsillo.

—¿Dónde se habrá metido ese merluzo? 

Jericho se rascó la barbilla sin afeitar. Su voz acababa de sonar como un motor averiado, claro síntoma de que había pasado una noche de puta madre. A su alrededor estaban todos sus hermanos, en no mucho mejor estado. Sin embargo, le preocupaba la ausencia de Derringer. Era tan bocazas que no le extrañaba que se hubiese metido en algún lío con quién no debía.

Una juerga como aquella era de las pocas cosas que podía dejar devastada a su banda. Boris roncaba como un bendito, al igual que toda aquel grupo de rufianes y camaradas. No, no merecía la pena molestarles para encontrar a un solo zoquete. Esta vez sería cosa del líder el sacar de apuros al flacucho.

Respiré profundamente, llenando mis pulmones con una densa bocanada del aire enrarecido que llenaba el ambiente. El día había amanecido mortecino, al igual que había amanecido mi corazón. Ya llevaba varios días arriba, en mi ático recluída. Últimamente algo rondaba mi mente y aún no sabía por que...

En esos pensamientos estaba cuando salí y me detuve a tomar un café en la terraza de cristal de mi ático. Abajo las calles lucían desiertas, muertas como era habitual. Y aunque aquello era lo normal en Chamartí, un extraño desasosiego se apoderó de mi.

Mi última introspección ya se ha dilatado demasiado.

-Haz llamar a Bocas. -dije a uno de mis lacayos. Éste me respondió asintiendo con un gesto complacido como el que hace un perro faldero cuando le dices "siéntate". Disfrutaba controlando aquellas mentes, y ellos disfrutaban lamiéndome los pies. Todos ganábamos.

Tenía un par de encargos en mente para Bocas. Ese cabrón era fiel. Nunca me había fallado y tampoco había cuestionado jamás alguna de mis ordenes. Si podía confiar en alguien ese era él. Por eso lo había subido un escalafón; un escalón por encima del resto de mis seguidores y, en consecuencia, estaba al cargo de la organización del "negocio". Esperaba que sus continuos devaneos con Dulce no lo estuvieran distrayendo de sus obligaciones.

-Otra cosa. -dije al lacayo. -quiero que también venga Dulce. Quiero hablar con los dos.

El tsunami verde era una señal. Tiempos de cambio. Cambio que llegaría como una enorme ola destructora. Era momento de prepararse...

Das un vuelta mientras masticas. Está como una piedra pero agradeces tener algo de comida disponible con facilidad. Supones que Splinter estará en su pequeño despacho, tomando notas o revisando cualquier cosa. Siempre ha sido un hombre detallista con los protocolos, los informes y el inventario; no debe ser fácil traer algo de luz a la oscuridad de Chamartín.

Avanzas hacía allí y te das cuenta de que hay dos nuevos inquilinos, tumbados en camillas. Te acercas a uno de ellos y observas que tiene una hoja de papel al pie de su cama como manda la norma de Splinter: Apuntar los síntomas y las medicinas dadas al enfermo.

Reconoces la letra de Solara. Indica que el paciente tiene vómitos abundantes de color verde oscuro, espasmos, erupciones en la piel y pérdidas de consciencia. Se le ha tratado con un antiemético y una pequeña dosis de sedante.

Le miras a la cara. ¡Joder!

Le reconoces. Se llama León y es el lugarteniente duro del Gobernador. El brazo armado. Nunca había venido a San Rafael, pero muchos de los que sí han venido ha sido por culpa de él.

De repente abre los ojos, tose fuertemente y comienza a tener espasmos de forma violenta. Se gira y de su boca sale disparado un vómito verduzco hacia el suelo, instintivamente consigues esquivarlo con cierto asco en tu rostro. Pero después toca actuar.

Estás cerca de uno de los armarios de medicinas. Puedes ir corriendo y darle enseguida otra dosis de sedante. ¿Eso le calmará? ¿Tendrá otros efectos secundarios? ¿Prefieres dejarle vomitando y con espasmos?

Te mueves esquivando litronas y personas; vas revisando pero no está Derringer. ¿Dónde se habrá quedado sobado?

Bajas las escaleras, más de lo mismo. Sales por la puerta trasera a un callejón estrecho. Uno de tus chicos está durmiendo al lado de su moto, también ves la tuya, bien aparcada, impoluta y protegida.

Es entonces cuando te das cuenta de que unos veinte metros más hacia el interior del callejón hay una moto tirada de mala manera en el suelo. Qué raro. Ningún motero que se precie trata así a su tesoro.

¡Coño! Si parece la moto de Derringer...

Nada por aqui, nada por allá. Bueno, te das cuenta de que tienes una mancha de sangre considerable en el suelo del último visitante de la Caja de Sonrisas. Limpiar es la peor parte del trabajo.

No te queda otra que subir por las escaleras hasta la entrada de la estación de metro y salir a la calle. Es una recta larga y estrecha a la espalda de la estación de tren de Chamartín. Por aqui no pasa ni un alma.

De repente algo viene volando.

Tu fiel cuervo aterriza cerca de ti y se rasca un ala. Te mira con los ojos rojos esperando que coloques el brazo para subirse encima tuya.

¡Ostia! Si lleva un mensaje en su pata. Vale que quizá sea degradar a Sonrisas a mera paloma mensajera, pero coño, que se gane su comida. Fue un acierto enseñarle a traer mensajes de la Furcia del Barro, asi no tienes que verle el careto al lameculos de Rolan.

¿Será algún trabajito?

Tras un rato aparece Bocas. Sólo Bocas.

Tampoco es que sea un genio, pero destaca entre tus seguidores por su perspicacia. No es tan empanado como el resto, tiene algo de energía aunque en el fondo hay algo oscuro en él. Lo suficiente para organizar tu entramado de mejunje.

Habla de como va el negocio. ¿Pero qué mierda? ¡Esos no son números aceptables!

- Lo siento Umbral.- Se excusa.- Han bajado las ventas. Creo que tenemos competencia de algún modo, aunque de momento no sé nada.

Panda de inútiles.

- También hay varios que no han venido a la misa de primera hora. Titán, Una Pierna y Castro no han aparecido...Tampoco Dulce. Iba de camino a su lugar de descanso a buscarla...Tengo un mal presentimiento.

Tú también. No le pega a Dulce faltar a una misa en tu honor ni ir por libre, no tiene tanta iniciativa.

Vas a tener que encargarte personalmente del asunto.

Vaya, vaya, por fin llegastes a mis manos.

Mire como convulsionaba el hombre justo a tiempo de esquivar su vomito. Solo por instinto me acerque a su lado y lo ayude para que se acostara de lado y no se ahogara en su mismo .... verdor. 

Aunque el hombre me desagradaba, estaba en una de las camillas, era mi deber. Tal vez en el campo o en una batalla le dejaria morir, era un hijo de puta como muchos otros, pero tambien habia aprendido que ayudar a hijos de puta traia consecuencias agradables y en el mejor de los casos aliados. Asi habiamos logrado sobrevivir y ser neutrales.

Cuando se calmo un poco tome la cartilla frente a la camilla para ver con mas claridad que habia pasado. No habia indicio de ello, solo los hecho medicos que hasta ahora solo trataban los sintomas.

- Leon, tienes que tratar de calmarte, vale? Te voy a ayudar y pronto sabremos que pasa si? Puedes decirme que has bebido o comido o si te has drogado en las ultimas 12 horas.

Era una pregunta tonta, casi podia responderla yo misma, alcohol, drogas y alguna carne mal cocinada. No le daria un calmante, podia dejarle sufrir un poquito, despues de todo nuestros medicamentos no eran gratis.

- Cielo, no te voy puedo dar mas calmante hasta saber que tienes y no cometer errores, puedes hablar? Puedes decirme que has comido?

Acaricie su cabeza como si fuera un cachorro para que se sintiera mejor y pudiera colaborar.

Donde estaran mis compañeros?

Mire al otro enfermo para ver si tenia los mismos sintomas y lei su cartilla. 

Extiendo mi brazo para que se apoye como costumbre y saco de una bolsa un trozo de un dedo humano que le ofrezco a sonrisas ... cua do se apoya y come, tomo la nota de la pata y la leo mientras coloco a sonrisas en mi hombro para que no me moleste andando

- Leon, tienes que tratar de calmarte, vale? Te voy a ayudar y pronto sabremos que pasa si? Puedes decirme que has bebido o comido o si te has drogado en las ultimas 12 horas.

- Si.- Exhala casi imperceptiblemente mientras le girabas. Tras unos breves segundos de tranquilidad, suelta un alarido de dolor y vuelve a agitarse compulsivamente y sin control. Tienes que usar toda tu fuerza para que no se caiga de la camilla.

Notas por sus gritos que está sufriendo bastante. Vuelve a vomitar y pierde la consciencia.

Le revisas. Tiene el pulso débil pero constante, parece que pese al sufrimiento vivirá un tiempo más. ¿Pero cuánto?

Sonrisas parece que desea mas comer su dedito jugoso que darme su nota asi que lo acaricio mientras come para calmarlo, y conseguir quitarle la nota que se me resiste un poco, cuando lo consigo coloco a Sonrisas en mi Hombro, en una zona especial apra el, y comienzo a desplegar la nota ...

- A ver que noticias me traes de la Furcia del Barrio, seguro que viene esta moche a mamarmela jijiji

-Ya hablaremos de números más adelante. -mis ojos atrevezaron como puñales de acero las pupílas de Bocas. -Vaya que si lo haremos...

Pero primero necesito que hagas algo, y más te vale que no la cagues como has estado haciendo últimamente con mi negocio. -acaricio su mejilla suavemente con el dorso de mi mano. Bocas era espabilado, al menos algo más que la mayoría. Sabía que iba a entender ese roce de mejilla como la amenaza velada que en realidad era.

-Quiero que reúnas a todos. Deben oír lo que debo decir.

Espero a que Bocas asimile.

Y en otro orden de cosas; ¿va todo bien últimamente?. Hablo de ti, personalmente. -Relajo mi expresión, momentos antes amenazante e inquisitiva. -¿Necesitas algo? ¿Estás perdido? ¿Es por Dulce verdad?. No me mientas. Puedes contarme lo que sea. ¿Lo sabes verdad?.