Motivo: Sigilo
Tirada: 1d100
Dificultad: 70-
Resultado: 30 (Exito)
Siéntome afortunado...
Inspecciono el edificio, alguna cosa que me llame la atención....
Una descripción del edificio, puertas ventanas, y de paso echó un ojo al huerto, por si hubiere alguna cosa rara(huellas), y acabado todo esto, me asomo a la iglesia , desde fuera.
Aprovechando que el guardia no mira, te deslizas silenciosamente hacia la cuadra que hay junto a la torre de don Xurxo. El interior apesta a equino, aunque solo hay un caballo, y no tiene muy buen aspecto: está muy delgado y a veces le tiemblan las patas. Pero tú, a lo tuyo: inspeccionas rápidamente el lugar, para elegir el sitio más adecuado donde esconder el saco con la cabeza. Pasas la vista por algunas cubetas de madera, demasiado pequeñas para albergar el cabezón. Esperabas encontrar balas de heno o al menos un buen montón de paja, pero lo único que ves es un pequeño montoncito en el compartimento del caballo. Abres la puerta con sumo cuidado, tratando de que el animal no bufe ni se encabrite por tu presencia, pero está demasiado débil para eso. Rebuscas en el montón, y por casualidad encuentras un hueco entre un grueso poste de madera y la pared. Encajas allí el saco y das algunas patadas para meterlo para adentro, pero como no termina de entrar del todo, lo disimulas echando un poco de paja por encima.
Finalmente, sales de allí a toda prisa, no sin antes asomarte por la puerta para cerciorarte de que nadie te ve salir de allí.
Tus compañeros siguen junto al aljibe, mientras que Simplicio se ha acercado a la zona "prohibida", tal como dijo.
Tirada oculta
Motivo: Ocultar
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 4 (Exito)
Respiro algo más tranquilo, ahora que el mal trago ha pasado. Rápidamente, me dirijo hacia el lugar en el que se encuentra Simplicio. Si hay algo que ver, cuatro ojos ven mejor que dos...
Vuelves a plantarte frente al edificio, pero esta vez solo. Caminas por sus alrededores, estudiando la estructura.
Primero te detienes frente a la torre del homenaje, que tiene forma oblicua. De lo alto de los dos lados de la torre que dan al interior del castillo cuelgan sendos pendones blancos con la cruz roja de la Orden de Santiago, que ondean al viento. A ambos lados de cada pendón se abren dos ventanas cercanas a las almenas, y otras dos más o menos a la mitad. Hay una puerta enrejada a nivel del suelo en el lado occidental, y por ese mismo lado se le une el edificio de piedra destinado a albergar al comendador y a su familia, con tres pequeñas ventanas en la planta superior, a unas diez varas del suelo. Por el lado meridional tiene adosado uno de los edificios de madera correspondiente a las cámaras de los sirvientes, que es mucho más bajo que el edificio de piedra.
A los aposentos del comendador se llega a través de unos escalones de piedra que suben hasta la planta de arriba. Una pasarela une este edificio con la iglesia. Detrás de los escalones hay un huerto donde hay plantados algunos nabos y lechugas, pero nada más digno de mención.
Ni este edificio ni la torre presentan asideros ni grietas por donde poder trepar. Son los que están en mejores condiciones de todo el castillo. Tal vez desde el tejado del edificio de piedra se podría alcanzar una de las ventanas del lado occidental de la torre lanzando un garfio atado a una cuerda, aunque habría que tener muy buena puntería (desde el tejado, las ventanas deben estar a unas quince varas de altura), y en todo caso es muy probable que alguno de los centinelas te viera subiendo por ahí.
Por otra parte, es seguro que el edificio de piedra se comunica en su interior con la torre, ya que la puerta enrejada de esta se encuentra tapiada y no hay ningún otro lugar por donde se pueda acceder a ella.
Después te acercas a la iglesia, fabricada con piedra distinta a los otros edificios, lo que indica que es una construcción más reciente. Se accede a ella por una pequeña puerta de manera por abajo, que está cerrada, y por arriba a través de la pasarela que la une al otro edificio, por un postigo. En la parte de arriba tiene dos ventanas diminutas, y un pequeño campanario sobresale por los muros del castillo. Ves que el tejado está cubierto de tejas de barro cocido.
Al terminar tu inspección, ves a Ruperto que se está acercando a ti.
Aquí te dejo un dibujito de apoyo a la descripción (se ve todo lo que he descrito menos la iglesia):
Mientras Ruperto estaba en el establo, Simplicio ha estado caminando por los alrededores del edificio del comendador. Ahora Ruperto camina hacia Simplicio, mientras que Alberto y el otro mozo ya están atravesando la puerta central con las dos primeras mulas.
En el momento en que los mozos atraviesan la puerta, el guardia se da la vuelta, aburrido, pero al ver que os estáis acercando a la parte "prohibida" del castillo, abre los ojos y os mira muy atento.
Podéis marcar todos a Simplicio.
Os pongo a vosotros también el dibujito que le he hecho a Simplicio para mostraros el aspecto de la parte norte del castillo:
—Va... Vaya, me pregunto dónde estará el comedor —digo al resto del grupo—. ¿Estará por ahí? —al decir esto, señalo a la pared contraria de donde se encuentra la parte "prohibida" del castillo.
Es una táctica muy vieja, que usaba de niño en los mercados para que no se viese el delito, pero espero que mientras el guardia mire, Simplicio pueda salir de ahí sin que el guardia vea de donde viene.
Tras señalar el lugar, doy un codazo a Roger, que me pilla más cerca, para decir— Sí, creo que es por allí.
Dicho esto comienzo a caminar hacia el lugar, con la cabeza gacha. Sé que que yo no mire al guardia él no me ve a mí, pero no soporto sus inquisitivas miradas, y menos en este lugar.
Simplicio se da por enterado y se encamina también al comedor. El soldado os sigue mirando hasta que estáis cerca de la puerta, y vuelve a darse la vuelta. Cuando estáis entrando por la puerta, Alberto y el otro mozo están entrando las dos primeras mulas en la cuadra.
Una vez dentro, veis que las criadas están terminando de recoger las mesas y los caballetes y de reunir las escudillas. Dos salen con baldes en ambas manos, seguramente para llenarlos de agua en el aljibe, con la que fregarán las escudillas.
Una de las muchachas que llevan los baldes es una de las hijas de Sancho, la modosita (la primera que conocisteis). Os dedica una mirada muy fugaz y luego sale por la puerta sin decir palabra.
Bajo la mirada, como es habitual en mí, al ver a la muchacha. Está de buen ver, pero cuando vives en un peligro constante, no puedes fiarte de nadie. Y apartar la mirada es mi mecanismo de defensa habitual, que aunque no quiera, la mirada dice muchas cosas, la mayoría de las veces, más de lo que nos gustaría.
Cuando la muchacha se ha ido, digo al resto en un susurro— Si queremos acabar con esto, creo que es necesario que vayamos a la parte prohibida. Podría intentar ir sin ser visto, pero cada vez nos echan más el ojo encima.
—Se me ha ocurrido una idea —miro a mi alrededor, para ver que nadie nos escucha. Cuando me cerciono de que nadie de alrededor puede escucharnos, sigo—. La idea es que yo iré a investigar. Vosotros os quedáis vigilando, por si hubiese tuviese algún problema. En caso de que así fuese, deberíais de discutir entre vosotros. Podéis decir que Roger, al no ser de este reino, diga que es el patrón de su tierra, y que se niega a trabajar. El caso es crear una distracción... ¿Qué les parece a vuesas mercedes?
- Me place Ruperto que investigues, y si prefieres andar solo por mejor esconder y escabullir adelante pues.
Tal vez debieres de facer una visita a tu amigo enrejado( el que esta en la carcel), y preguntarle por la entrada al edificio de piedra que da a la torre del homenaje, o por si tiene algún amigo que le biensirva aca dentro y que puedanos ayudar....
aunque zagal, no sos lelo, y bien que sabras qué preguntar.
DJ:
Perdón por si lo que te pregunto es tonto de puro evidente, pero la cosa esta difícil. ¿ se supone que no hay ninguna entrada a la vista( sin contar tirar garfios ni trepar) para acceder ni a la torre del homenaje, ni al edificio de piedra que está pegando? ¿ de haber algo estará oculto en alguno de los edificios que están pegados a ellos?
ya sabes que ando loco por hablar cara a cara con el antiguo dueño del castillo, y padre del "entrullado", para contarle la historia y ver que leches hacemos.
Magnifico el grafico y la descripción de lo anterior. ¿ con qué programa lo hiciste?
El de hace 6 ó 7 posts, en el paint seguro xD
Simplicio, lo que me preguntas ya lo habéis investigado y no habéis encontrado nada; siendo así, habría que, o bien seguir investigando, que es lo que os disponéis a hacer, o cambiar de estrategia, por ejemplo, dando con la persona adecuada que os pudiera meter allí; porque los nobles no saben hacer nada sin criados... y habrá criados que tengan contacto directo con el comendador... y ya me callo ;)
El dibujo lo hice con el Paint, efectivamente.
Ok, era lo que queria confirmar, que teniamos que dar con alguien para entrar o buscarnos la vida por otra parte.
Simplicio se gira, junta en un corro a sus silenciosos amigos y les dice :
Parece juicioso fablar con alguno de los de aca, para que nos meta alla dentro. Creome que alguna sirvienta puedenos dar esa ayuda. ¿tal vez las hijas del cocinero Sancho ?
Otro sendero que puedenos tocar tomar, es salir a donde las fulanas y que la jefa de ellas nos fable de esas hechicerias sobre el fin del mundo.
Yo dejaria a las fulanas para mas tarde e iria a por las hijas de Sancho pero no para fornicarlas, jejej, sino para embustarlas y que nos enseñen, no el pandero y si el sendero bueno, para entrar adentro,pues temome, que nuestro tiempo acabasenos no tardando
si os parece juicioso ir a por las hijas de sancho, tal vez sepa como agarrar ese toro por los cuernos.(ya os dira luego el plan, si procede.)
Ventura permanece pensativo, valorando las opciones que comentan sus compañeros.
"Que no sirva de precedente, mas paréceme a mí que esta vez nuestro buen Simplicio discurre bien. El exponernos a que nos vean donde no debemos estar sería tentar a la suerte, y más aún si maese Ruperto es quien lo hace, que bastante os tienen ya vigilado por la que armásteis el otro día. Sería conveniente hablar con los criados. Tal vez la hija de Sancho, por ser su hija, sepa algo. Vamos a comprobarlo."
PNJ
Volvéis al exterior, donde la calma de la hora de comer ya ha dado paso al trajín del castillo: criados cargando leña, otros cortándola en algún lugar del patio de armas, como indica el sonido del hacha, los mozos en las cuadras cuidando de los escasos animales que moran en ellas (y sin haber visto aún el regalito que les dejó Ruperto, por suerte), y las mujeres llenando baldes de agua en el aljibe, fregando escudillas y lavando ropa en unas tablas de madera. Entre ellas se encuentra la hija de Sancho, que tras llenar el balde se ha unido a las lavanderas.
Todas vuestras.
Simplicio decide tomar el mando de la situación:
-A ver compaña, necesito que uno de vos, se acerque a la hija de Sancho, et la traiga a aquel lugar donde andaré escondido, discreto et a la espera.
-Otros dos de vos, que simulen vigilar la mi posicion et mi charla con la dama.
-El resto del embuste es cosa mia, pues los mis sesos han trabajado en esta lyd largo rato.
-Decirla que venga al mi sitio, con voz firme et seria, aludir a algun asunto serio et vital, juicioso no parece ser, ni asustarla en extremo, ni propagar la noticia a todo el corro de lavanderas.
-Obrad como zorro entre gallinas, sed juicioso et eficaz en aqueste encargo.
Espero pj, que no os moleste que os mandonee un poco.
—Mejor que vaya otro... Yo prefiero quedarme vigilando. Tengo algo de experiencia en eso...
Con lo cortado y tímido que soy, prefiero que esa labor recaiga sobre otros. Lo curiosas que son las cosas, lo que a otras personas les pone nerviosas yo lo hago sin apenas inmutarme, y algo tan secillo como hablar con desconocidos, me aterra.