Partida Rol por web

William dispara con su pistola hacia el yautja hiriendol en el pecho. Las balas no le hacen mucho daño, pero si lo nota como para dejar otro gruñido mas de dolor.

una vez que me alejo del foco de atención, simplemente suelto al moribunda sin ninguna delicadeza sabía que su tiempo en este mundo estaba por acabar, por eso mismo, saco, de mi maletín, pequeñas herramientas para examinar detenidamente las heridas causadas por el alienígena, haciendo una copia mental de los efectos en un espécimen vivo como aquel soldado-.Fascinante-. digo con una oscura sonrisa en mi cara, descubriendo de qué forma las garras de aquella bestia habia violado todo tejido nervioso del hombre.

Klauss puede ver como el moribundo soldado está herido por las garras que porta el yautja como arma. Tiene todo el pecho desgarrado en tres zonas: pecho izquierdo, abdomen derecho y parte de la espalda. Las heridas son profundas y el desgarro alaragado. Entre la ropa se podía observar algunas tripas como asomaban entre la herida. Sin duda había recibido mas que nunca. Ante él ve como suspira sus ultimos momentos de vida vomitando algo de sangre.

El soldado C acaba entrando por la puerta para desaparecer de la escena. 

Permanece en su escondite intentando no llamar demasiado la atención, pero es el predator quien se acerca hasta su posición. La extraña criatura no parece dispuesta a entregarse, y ya se ha llevado por delante a algún soldado. Todo el mundo grita órdenes confusas y contradictorias, por lo que simplemente se deja llevar por su instinto. Saca su arma y dispara sin demasiada convicción.

- No te acerques aquí, caracangrejo

Sigo apuntandole aun sin disparar. Sigo acatando ordenes aun no estando de acuerdo con ellas. Veo como algunos ya disparan y mi yo interior esta pensando que ojala acaben con el. Yo mientras tan solo apunto aunque si ae acerca a mi dispararia.

Michael fallo su disparo, y el yautja a cada disparo que escuchaba solo hacia mas que examinar su alrededor. Solo podia mantenerse y luchar por su supervivencia, sin importar atacar a quien fuera. En ese momento se escucharon multiples pasos de la puerta misma donde aparecio el predator. De alli salieron 5 personas: 3 soldados armados, un general y un hombre con bata blanca.

El general al llegar al hangar, con voz fuerte y alta dice: He dicho que lo quiero vivo!!! Nada de disparos!!! En su mano llevaba una especie de disco dorado con insignias extraterrestres. Esto es lo que necesitas, verdad, bicho del demonio? Le enseñaba el disco en alto. El yautja cae de rodillas a causa de las heridas, debilitado, mientras miraba el objeto. Sin duda parecia entender las palabras, no el idioma en sí, pero si el gesto con el disco. Deja escapar un pequeño grito.

Escoltado, el general se adentra hasta lanzarle el disco a sus pies por el suelo. Vete, y no quiero que causes más daño en mi base. No necesito un cadáver de tu podrida especie. El tono marcaba desprecio, y enfurecimiento por la cantidad de bajas que habia ocasionado en su escapada. El cientifico se mantenía callado mirando al general como le lanzaba el disco. Por su gesto no parecía estar muy de acuerdo con el hecho.

General, creo que se trata de un error. No deberíamos dejarlo escapar. Le dice ipso facto.

El predator con una mano cogio el disco, mientras con la otra se la llevaba al pecho. Falto de fuerzas, con dificultades, consigue levantarse.

Como no, un general demostrando lo que le importan sus hombres. Dos muertos y va a dejar escapar al camaleón. Sólo una cosa le jodía más, estar de acuerdo con un científico:. Claro que el científico lo quería vivo y él bien tostadito.

Guardó su arma, a fin de cuentas ya no era un soldado si no un mercenario. 

Kendall ahora si estaba sorprendido.

Un caos de ordenes era casi normal, que muchos no las cumpliesen también, pero que tras asesinar a unos pobres desgraciados el jefe de la prisión expulsase a un prisionero como el que sale a sacar la basura, eso si le parecía algo inaudito. Y esperaba que no sucediera muy a menudo.

No guardaba su fusil, pero había reducido la postura de amenaza y esperaba. : - ¿Bueno, y ahora que hacemos?

Por su mente, eso de liberar a un enemigo peligroso no le parecía buena idea, y pensaba que el general no solo tendría buenas razones para hacer lo hecho, sino que además estas, estarían impulsadas por muchos ceros y promesas. Deseaba hacer pagar las bajas causadas por el yautja, pero igual tendrían que tratar con él. ¿Cómo nos entendemos con este bicho?

Apretó los dientes cada vez que alguien disparó al extraterrestre. Tenían una orden principal, de dejarlo con vida, y la de no dispararle y dejarle probar por su cuenta que no podía irse. Desobedecerlas tan sólo trajo caos. Y más muerte. Pero no había sido su culpa, y tenía la conciencia limpia. Su código le instaba a seguir órdenes y cumplirlas de la manera más eficaz, y de conseguirlo a toda costa. Suponía que "dejarlo marchar" era tan sólo que el señor general había tenido la misma idea.
Saludó como un militar y se le acercó. No tenía poder sobre él, en teoría... Pero respetaba a ese hombre simplemente por su puesto.

-Podríamos esperar a que entre. No puede conducir la nave grande y la pequeña no lo puede llevar a ningún sitio...
Tomó una pausa.
-Y si descubre que su libertad yace con usted... Tal vez deje de luchar.

-.Es admirable como la nobleza arcaica de los militares puede llegar a entorpecer el camino hacia el conocimiento-. Expreso calmadamente mientras me limpio, con un pañuelo, la sangre del soldado muerto que estaba revisando con tanta alevosía-.Pero lamentablemente, dejar escapar al espécimen sería un gran desperdicio… especialmente por los costos empleados en su captura, investigación, valor educativo y posterior escape...lamentable-. Sentencio mirando fijamente los ojos del general, rectificando que los militares solo sirven para morir y nada más-.Ineptos-. Pienso con una fría sonrisa en mi cara. 

Los mecanicos que se escondían bajo la nave de transporte se alejan de ella para permitir que el predator pueda abordar. Al llegar pica el panel y abre la puerta. Con bastante dificultad sube la rampa y se introduce. La pone en marcha y arranca motores. Suavemente se levanta del suelo y se sale del hangar.

El general se fijo en vosotros. Nuevos invitados, que aunque notificado de vuestra visita, desconoce vuestros rostros. Señala hacia Fenix, al ser el mas cercano, pero va indicando con el dedo a cada uno de vosotros.

Ehh, los nuevos... acercaros aquí delante. Su cara era bastante anedoctica pues era vizco, y recordaba en parte a antiguos comicos ingleses por sus rasgos. Su mano temblaba paulativamente mostrando sintomas de parkinson. Tengo una mision para vosotros. Ese hijo de puta no puede debe escapar (referencia al predator). Se gira hacia dos soldados que venian con él y les dice: llevaros a los heridos a la infermería.

El cientifico que está a su lado le mira y le dice en voz baja: Está muerto señor, creo que directamente a la morgue.

Sin duda os quedais desconcertados. Primero lo dejaba escapar y ahora quiere atraparlo de nuevo?

Escupió en el suelo. ¡Cojonudo! Lo deja escapar y ahora quiere que vayamos a por él. Claro, no fuéramos a manchar su hangar de sangre. 

Con todos mis respetos general, ya tenemos una misión encomendada. Debería hablar con la ejecutiva rubia que paga los sueldos.

Sacó un puro y lo encendió. ¡Qué se joda y vaya él a por el bicho! 

Kendall lo fundiría gustoso, pero escuchando al compañero, tenía razón: - Si quiere algo, que ofrezca algo, o sea, que pague. Aunque sea en servicios o material. Todos, viendo su mirada, sabían lo que quería. Sus ojos pedían : "Más patatas" y se daban cuenta del pensamiento que corría tras ese par de ojos.

No entendia nada de nada pero a partir de ahora solo cumpliria ordenes a cambio de algo. Si no las tomaria por mi. Yo le habria fusilado aqui mismo, ahora que lo han dejado escapar si quieren que yo vaya tras el tendran que hacere una suculenta oferta.

Las caras de Kendall y Nikolay eran todo un poema. Su expresion mostraba la dicotomía de por un lado se espabilara, pero por otro si interesaba, deberían haber ganancias. El general, que aun no se había presentado, se acercó mas hacia William.

Supongo que hablas de la doctora Sybille, aunque nos encargó el mantenimiento de la que será vuestra nave, ELLA NO MANDA AQUI En esas ultimas palabras alzó la voz con enfado. Mostrando que tenía alguna tirandez con la doctora. Con una mano derecha remarco apuntando hacia el suelo el lugar donde os encontrabais. El cientifico, tranquilo en todo momento, se llevo la mano a la cara. Su expresion lo decía todo: Ya estamos otra vez. Sus putas manías.

Se adelanto unos metros separandose del general, y os habla mas tranquilos en boz baja: Me llamo Johan Strasburg, nacido en la Europa oriental, en la zona balcánica. Soy ingeniero y me he encargado del mantenimiento de vuestra nave: La Libertarius Z55. Perdonad al general, pero en cuanto parecen llevarle la contraria, se sulfura y levanta la voz. Cosas de la edad. Si realmente os interesa, podemos hablar de negocios. Conozco todo el trasfondo sobre el yautja. Por ahora seguidle un poco la corriente para quitarnoslo de encima.

El general al ver a Johan hablar se sulfura más. Que estas cuchicheando Johan, ya piensas llevarme la contraria tu tambien? Hablaré para que te destinen a la base de Siberia. Sus ojos parecian esconderse detrás de la nariz. Juntandose en un punto y remarcando su vizquedad.

Con mirada acusadora acribilló a cada uno de los que estaban presentes. Para él, era desobedecer órdenes. Y desobedecer órdenes era crimen. 

-El "camino hacia el conocimiento" se fundó a menudo a espaldas de los "militares arcaicos", señor doctor... No olvide eso.

Se giró entonces hacia el otro científico:

-Y usted, usted de todos los presentes, usted que conoce al  señor general, es el último del que me esperaría injurias hacia él. Vergüenza debería darle. Señor General, ¡a la orden!

Se le acercó y presentó mano para estrechar la del señor Luck. 

-A mi parecer, ha entregado usted una copia de aquel artefacto al yautja, para asegurarse de que no haya más heridos. Y nos manda ahora a cazarle, donde ya no pueda herir a más personas.-dijo lo último como una sentencia; no caerían más por su mano. -Espero que me proporcione equipo necesario para perseguirlo. Está desarmado, y si usted me arma, podré atraparlo. 

"Solo." pensó.

Por si lo has olvidado Fénix ya tenemos una misión en la que salvar vidas.

Una medio sonrisa se mostró en su rostro dejando claro que no iba a desperdiciar la oportunidad de molestar a un general.

Por supuesto general, es su base y usted manda. El problema es que no somos personal de esta base pero si habla con la doctora Sybille para que nos asigne a usted pues mucho mejor. Prefiero estar bajo las ordenes de un soldado. 
Calló un momento por si alguno de los presentes quería decir algo.
Y claro, nos han pagado para ir a una roca, recorrer el espacio tras un bicho con rastas tiene otro precio.

El soldado asintió a las últimas palabras Wilkinson.

- Andá, mi cuchilla de afeitar se llama como tú.

Durante un instante lo miró y sostuvo una sonrisa, como si se tratase de un chiste que sólo el conocía y nadie más había escuchado. Tras esto, asintió como si esa fuera todo lo que había, confirmando y dando la razón al compañero que había hablando unos instantes antes.

¿Paga, en dinero o en especies? Era un pensamiento, pero ese se materializó levemente entre sus labios.

El general estrecho la mano de Fenix y le respondio: Bien dicho, hijo. Se nota que eres un militar de pies a cabeza. Luego miro hacia todos. Los que esten interesados que vengan conmigo, empezaremos a armar un pelotón.

Se giró y empezó a irse hacia el interior de la base por la misma puerta de donde vino, acompañado del soldado que le custodiaba. Entre vosotros se empezó a notar discrepancias respecto a tomar esa mision o seguir adelante con la asignada. John, el ingeniero, vio que no iba a solucionar nada, con lo que se movio hacia los mecanicos que estaban escondidos.

Salid todos, recuperaremos lo perdido y seguiremos preparando la nave. Llamad por radio y que traigan el Terranus, lo cargaremos. Empezó a mirar una carpeta que llevaba encima con documentacion de la nave y a revisar lo que faltaba. Se dirigio hacia la compuerta para entrar en ella.

Ignoro educadamente las indicaciones del general, para mí solo me bastaba con relacionarme con los escalafones medios del ejercito-. Ni nada más ni nada menos-. Me digo a mi mismo al observar, con alivio, como el dichoso oficial sale de escena con la característica aura vomitiva que tienen los vejestorios de esta calaña. En cualquier caso, al notar que esta situación no variara si me encuentro estatico en este sitio, decido acercarme al ingeniero-.Klauss Openheim, Doctor e investigador-. Observo mi reloj, calculando el tiempo perdido-. Requiero información sobre el tema que nos convoca-. Sentencio esperando que aquel hombre sepa los pasos a seguir…