Partida Rol por web

A Nicomedes le puede la curiosidad e intenta adivinar que es la composición del humo... olfateando. Por lo que llena sus pulmones con los vahos en vez de aire fresco en plena ofuscación mental. 

A pesar de haber llenado los pulmones de aire que, si bien no era del todo fresco, si que estaba libre del veneno y ponzoña que inundaba el ambiente, la constatación de aquel peligro urde en mi un gran temor e desasosiego motivo por el que fujo de la casona, como alma que llevara el Diablo, con la sana intención de esperar afuera los acontecimientos que se quisieran producir.

Nicómedes

Nicómedes identifica por el olor varias de las sustancias que se han quemado en los braseros para producir ese humo. Algunas sustancias son meras hierbas aromáticas como incienso, tomillo, alcanfor. Pero otras se toman para alterar el estado de consciencia y producir alucinaciones. Algunas son drogas muy habituales entre los árabes como la marihuana, otras son más fuertes y Nicómedes no está muy seguro del efecto que pueden tener al combinarse, pero a juzgar por todo lo que ha inhalado, no tardará en descubrirlo por sí mismo.

Ataulfo

Ataulfo trató de localizar a Evaristo y a Gonzalo por este orden.

Primero vió a Gonzalo, en un pasillo que se abría al fondo del zaguán, ensimismado al ver su propia imágen en un espejo y con cara de estupor.

La voz de Evaristo la había oído tras una puerta que había en el lateral derecho del zaguán y que estaba cerrada.

No era fácil saber si esa persona o diablo cabría por la ventana. Gonzalo tampoco estaba seguro de si cabía él mismo. Pero lo que fuese que había al otro lado no las tenía todas consigo y estaba estudiando las dimensiones de la ventana con un cierto gesto de frustración. Quizá estaba esperando a que te alejases para poder cruzar sin estar a merced de tus ataques y ya después darte caza.

Estabas en estas cabilaciones cuando viste en el zaguán por el que habías venido la figura de Ataulfo. Pero Ataulfo se había quedado en la posada, entonces ¿quién era el que se acercaba por el zaguán? La criatura empezó a sonreír al otro lado de la ventana.

Corro hacia Gonzalo y trato de tirar de él a la fuerza hacia el exterior de la casa. Tratare de sacar a este primero y despues cogere aire de nuevo para volver a por el otro. Uno a uno, eso haré

Gonzalo se volvió hacia el zaguán al ver a ¡¿Ataulfo?! ¿Cómo podría el viejo haberles seguido hasta aquí? Examinando las opciones de las que disponía en aquella tesitura el escudero decidió atender a la más inminente, aunque sin dejar de vigilar la siniestra sonrisa de la criatura al otro lado de la ventana por el rabillo del ojo.

¡Ataulfo! Dime que eres tu - dijo manteniendo la guardia alta -. ¡Dime que eres tu o te rebano el pescuezo! Que demasiada alucinación me parece esto ya para un par de cuarterones de vino.

La figura que se asemeja a Ataulfo se avalanza sobre tí por un flanco y trata de agarrarte mientras la figura de la ventana intenta abrirse paso a través de esta.

Gonzalo no parece reconocerte. Al ver que te aproximas levanta su arma en actitud defensiva hacia tí sin dejar de mirar el espejo de forma amenazadora.

¡Ataulfo! Dime que eres tu  ¡Dime que eres tu o te rebano el pescuezo! Que demasiada alucinación me parece esto ya para un par de cuarterones de vino.

-Gonzalo Amigo!! Claro que soy yo, Ataulfo. Acaso no me reconoceis?. Ven, sigueme, salgamos de aqui cuanto antes. Este humo te esta haciendo ver alucinaciones. Fuera podras respirar mejor, ven corre, sigueme!!!

La figura se dirige a tí.

-Gonzalo Amigo!! Claro que soy yo, Ataulfo. Acaso no me reconoceis?. Ven, sigueme, salgamos de aqui cuanto antes. Este humo te esta haciendo ver alucinaciones. Fuera podras respirar mejor, ven corre, sigueme!!!

Habla raro, como conteniendo la respiración. También se ve raro. Tal vez es que como dice, estás alucinando, o tal vez no. En cualquier caso, cuando te pones en guardia, él levanta las manos, mostrandote que no pretende atacarte y te invita a seguirle.

¿Ataulfo? 

Dijo extrañado Gonzalo, aunque al ver como levantó las manos en señal de concordia las dudas se disiparon. Si no era Ataulfo por lo menos no pretendía hacerle daño de manera inminente.

La vista se me nubla y no te veo cómo es debido. ¿Qué oscura brujería hay en esta casa que nubla hasta la voluntad? Sácame de aquí compañero.

El escudero bajó las armas y se dispuso a seguir al que parecía su salvador.

Ataúlfo y Jacob se las apañan para reunir a sus compañeros y llevarlos de vuelta a la posada. Después deben hacer guardia junto a las camas de los ahumados, pues estos se levantan varias veces durante la noche teniendo alucinaciones y hablando en sueños de forma incoherente.

A la mañana siguiente todos estáis destrozados, los unos fruto de la "resaca" y los otros por no haber pegado ojo teniendo que cuidar de sus compañeros.

Curiosamente Fausto y Carlos se levantan completamente reestablecidos y con ganas de continuar la peregrinación.

En el desayuno os enteráis que la noche anterior alguien asaltó la casa de un judío alguimista, un tal Eleazar. Hubo mucho revuelo y la guardia prendió a dos borrachos que ahora están en los calabozos. También se encontró a un goliardo, llamado Ramiro que por lo visto se desnucó al trepar por la parte de atrás. Según sus conocidos insistía en haber visto a una hermosa doncella noches antes a la que quería seducir. Sin embargo Eleazar era soltero y con él solo vivían sus criados.

Nicomedes aún resacoso y con los recuerdos borrosos, se agita al enterarse de que la casa asaltada era de un alquimista, y no puede evitar levantarse como con un resorte, al oir que era judío. Y decide volver a la casa, sin esperar al desayuno, para encontrar la manera de husmear. Por supuesto, se encuentra las puertas y ventanas de la casa claveteadas, con maderos en los cuales a algún beato le ha dado tiempo a grabar cruces. Pero descubre que hay un ventanuco, que por pequeño no han tapado, y vuelve a donde el grupo desayuna tranquilamente, a intentar convencer a Jacob para que se cuele y le ayude a dar buen uso de cuantos ingredientes vegetales y minerales de valor dispusiera el alquimista, porque a buen seguro acabaran echándose a perder.

-Si además hubiera algún libro de valor... Por favor, Jacob...-

A la mañana siguiente Gonzalo despertó con una tremenda jaqueca. No volvería a lavarse las manos antes de cenar. Seguro que todo aquello que le ocurrió anoche fue debido a las miasmas que portaba ese insípido líquido. Aparte de la jaqueca el escudero tenía mucha curiosidad por saber qué paso realmente esa noche, así que en cuanto vio a Ataulfo y a Evaristo les preguntó al respecto. Al saber de la muerte de Ramiro se entristeció porque habíale caído en simpatía aquel joven muchacho pues le recordaba a su señor cuando andaba con los primeros líos de faldas. También agradeció el rescate a Ataulfo, podría haber muerto allí como Ramiro si este no se hubiera jugado la vida al rescatarle.

Y dime Ataulfo, ¿cómo llegasteis a la casa donde nos encontrábamos Evaristo y yo?. Fue una muy grata coincidencia.

La noche anterior no se por dónde salí de la casa, lo cierto es que salí, et lo hice de una pieza. GOnzalo también lo logró et al poco vimos a Ataulfo que nos recogía. Non recuerdo mucho más de lo que pasó aquella noche.

A la mañana siguiente me levanté entre sudores, pensando que todo había sido una pesadilla causada por el vino. Mas cuando me enteré de la muerte del muchacho me entró una tiritona y me asusté recordando lo de la noche anterior, lo que yo creía que era pesadilla.Saqué el maravedí que nos dió et lo miré...aqueste maravedí le había salido caro al muchacho. Luego lo guardé, que un maravedí es un maravedí et non es cuestión de andar tirándolos por ahí.

Mientras estábamos todos, escuché la pregunta del manchao a Ataulfo, et presté atención para saber más de la historia...que por lo que me habían contado et oido yo era la casa de un alquimista. Vete tú a saber.

Y dime Ataulfo, ¿cómo llegasteis a la casa donde nos encontrábamos Evaristo y yo?. Fue una muy grata coincidencia.

 

-Redios, Que santa noche nos habéis dado!!! Todo ella con alucinaciones et hablando en sueños cuando no os levantabais para orinar por doquier sin ningún miramiento. Alégrome de ver que habedes recuperado la vuestra conciencia. Aquellos humos de hierbas infectas os nublaron mucho el juicio a todos los que las olisteis. Nos estábamos casi en el tercer sueño cuando el griterío nos hizo bajar a ver que pasaba en aquella casa en la que estabais. Está justo aquí al lado la casa del judío. Non se que tipo de negocios tendríais allí pero creo que habéis tenido suerte de haber salido con vida dellos 

-Ahora recompongámonos y hagamos de tripas corazon que esta jornada de viaje se me antoja dura, los unos por los humos y los otros por la falta de sueño. Don Carlos y don Fausto parecen haberse recuperado y de seguro querran seguir camino a Santiago