Partida Rol por web

Aquelarre: La muerte invisible

Escena de juego

Cargando editor
12/02/2018, 17:37
Director

Tras alejarte un poco de tus tres compañeros, que avanzaste por las veredas y entre árbol y árbol, roca y roca, y subísteis por las estribaciones de la sierra. Precavido eras, sin duda, pero no viste nada fuera de lo normal. Eso sí, a veces oías la presencia de algo que parecía estar siguiéndoos (o es que tal vez pasara por allí). ¿Un jabalí? ¿un pastor? Por más que mirabas en derredor no oías a nadie, y tal impresion era muy de vez en cuando. Por su parte, Locadio y los dos viajeros no tuvieron a mal tu precaución y siguieron tal cual su camino.

El primer día lo pasásteis al raso, haciendo guardias de manera pertinente dentro de una arboleda, en plena meseta a cierta altura. Al día siguiente continuásteis el viaje y estuvísteis andando durante todo el día. Volviste a notar la presencia de alguien. ¿Tendría el bueno de tu amigo el goliardo razón? ¿Habría cerca de aquí bandidos? Ésto pensanste en un principio pero luego, en realidad no; de ser así ya os habrían asaltado.

Al final del segundo día vísteis a lo lejos, en medio de un pequeño valle entre pequeños cerros, el monasterio de la Valvanera.

Notas de juego

No logras percibir a nadie: eso sí, tienes la certeza de que alguien os ha estado siguiendo estos dos días. Pero no has podido averiguar mucho más.

Cargando editor
12/02/2018, 17:39
Locadio de Milanó

¡Koldo! ¡Allí está! -señaló con el dedo contento Locadio-. Era media tarde, y tal vez lo lógico sería buscar cobijo en tal monasterio.

Cargando editor
13/02/2018, 20:48
Koldo de Lezama

Aquestos dos omnes tuvieron a bien que el cazador estuviera a cierta distancia, ocultándose y escuchando, observando por si los atacaban tener un buen cobijo donde disparar. Quizás aquellos omnes se sintieron más protegidos bajo la mirada del cazador, pues dejándose de las mofas y risas del buen Locadio aquestos omnes no estaban hechos para ayudar al peligro de los bandidos. Por la noche el buen Koldo hizo su guardia arrebujado en su capa y tomando el preciado licor por el que se sentía tan acompañado. A la mañana siguiente el efecto se le había pasado y prosiguió sin que el grupo se diera cuenta de su dependencia por la bebida. 

A lo lejos percibió el cazador el monasterio, rodeado de un paisaje espléndido, y oculto entre aquellos montículos donde los omnes de fe estarían cobijados y separados del mundo. El viaje llegaba a su fin con respecto a los omnes que les acompañaban, pero se hacía de noche y antes de nada el cazador los aconsejó mirando para el cielo y señaló. - Se hace de noche, vayamos pues a cobijarnos en el monasterio, y vuestras mercedes vengan con nos pues non es adecuado viajar de noche ni dormir a la intemperie. Alguien nos sigue, pero no he podido saber quién, el muy truhán tiene que ser muy habilidoso pero no por ello debemos de relajarnos. En el monasterio estaremos más custodiados y tranquilos de saber que estamos entre paredes y con omnes de fe. El cazador miró así a los peregrinos y le hizo una seña para que los siguieran, pues Koldo ya había tomado la decisión de no parar hasta llegar a las puertas de Valvanera.

Cargando editor
14/02/2018, 14:44
Director

Finalmente llegásteis al monasterio de Valvanera, de la Orden benedictina. Era en realidad un lugar bastante recóndito, oculto entre la vegetación de montaña. A lo lejos, en la sierra profunda, se veían los grandes picos nevados. Era por la mañana y estando en su puerta aporreásteis la portada de madera. Todos aguardásteis unos minutos, pues aquel lugar era bastante grande. Allí apareció un monje, clérigo monacal que vivía allí recluido seguramente con tantos otros.

Cargando editor
14/02/2018, 14:44
Locadio de Milanó

¡¡Fiuu!! Este lugar es precioso -añadió Locadio tras un silbido de asombro justo antes de que os abrieron-. Cuando estuve aquí no llegué a entrar. En realidad estaba huyendo de unos tipos que me perseguían, y llegados a este sitio, parece que me perdieron la vista. A ver si conceden hospitalidad y comida, al menos...

Cargando editor
14/02/2018, 14:44
Fray Pedro

Hola. Díganme, señores, ¿qué les trae por este hogar? -añadió el tipo, que no debía llegar a los veinticinco-.

Cargando editor
14/02/2018, 21:05
Koldo de Lezama

- Locadio... ¡mira!, le comentó Koldo señalándole los picos nevados, - no creas en los sitios idílicos si a lo lejos se ven los picos así, imagínate en invierno el frío que tiene que hacer por aquí, esto son bellos parajes pero vivir aquí durante todo el año es para espíritus sacrificados.

Entonces la puerta se abrió y apareció un monje, el cazador lo saludó con un gesto de la cabeza, - hermano portero hemos venido desde Nájera, nos envía Merino, el que comanda a los alguaciles de Nájera tras contarle un extraño y trágico suceso en el mercado. Me ha enviado aquí para hablar con un fraile entendido en situaciones extrañas. Koldo se andaba por las ramas, - pues si el recto Merino no quería pronunciar brujería, tampoco el cazador quiso alertar a los monjes inapropiados hasta que estuviera con el hermano versado en esos temas.

Le miró con tranquilidad aunque sabía que lo que le estaba diciendo tenía el máximo rigor y más en una orden de la iglesia, los feligreses, monjes y sacerdotes no se tomarían a bien este tipo de sucesos. Pero si había sido enviado por el jefe de la guardia la cuestión se tornaba de otra forma, y lo que podía crear un percance se tomaba como un asunto a tratar.

 

Cargando editor
14/02/2018, 23:06
Fray Pedro

Sí, ehm... creo que soy yo al que buscáis. Soy Fray Pedro -añadió el fraile-. Cerró su boca, tragó saliva, os miró de abajo a arriba, y os dejó pasar. Por su parte, Locadio les dijo a Martín y Ferrer que a partir de aquí habrían de desviarse hacia Santiago, que ya no había peligro. Sin embargo, el fraile os dejó que todos accediérais a descansar. Supísteis que daban descanso a peregrinos como ellos, y tal que vosotros veníais con empresa, que todos pudísteis guareceros allí. Pasad, pasad. Hablaremos en un lugar más tranquilo.

Fue entonces cuando acomodó a los verdaderos peregrinos en una celda y a vosotros os hizo acomodaros en el claustro, entre su pasillo y columnas. Vísteis que era un lugar cuidado y que, a pesar de ser cercano el Ángelus, el fraile no reparaba en atención.

Y bien -dijo apoyado en una columna con sus manos entrelazadas-. ¿A qué se debe la petición del merino de Nájera? Mi cometido es el de la copistería, y otros temas como los que traéis de interés son mi especialidad.

Cargando editor
15/02/2018, 11:19
Koldo de Lezama

- Mi señor Fray Pedro, mi nombre es Koldo de Lezama, de padre soldado más yo cazador al servicio de un señor de Navarra. Y este es mi compañero Locadio hombre culto en letras, lo que nos aconteció el otro día por la mañana en el mercado sería difícil de contar, si el jefe de los alguaciles no hubiera confirmado nuestras palabras con la gente que allí vio lo que ocurrió. El cazador se puso serio pero sus palabras sonaban amistosas, como si estuviera confiando un secreto a alguien de confianza. - Un tal Adalberto de Oasma, conocido por los alguaciles como un saqueador y ladrón de tumbas, me ofreció una piedra negra a un precio, su aspecto nervioso mirando hacia atrás me indicó que me ofrecía un objeto robado. Y yo para proteger mi honra le di un severo puñetazo, y el omne se tocó la mejilla magullado, y se le cayó la joya negra y opaca mientras me gritaba que me la daba que ya no era suya, unos alaridos se escucharon sin ver animal alguno, y el omne fue devorado por algo invisible, mientras todos mirábamos horrorizados como si unos colmillos invisibles lo estuvieran devorando, pues los brazos, el cuello y las manos se le iban hundiendo, mientras la sangre le salía a borbotones. Yo tiré de mi compañero y nos alejamos del mercado cuando de repente sentí un peso bajo mi cuello, viendo que se me había aparecido esta cadena de oro, con esta esmeralda engarzada, igual de forma que la piedra que me quiso ofrecer el omne pero más pequeña y de este color.  

Como le comenté al jefe de los alguaciles temo que el fallecido hubiera despertado un mal, o traído alguna maldición tras haber robado dicho objeto. Que bien pudo conseguirlo de alguna tumba quizás, no sé, y temiendo por la gente y por mi vida, me halló aquí ante usted entendido en tales artes para que me asesore y rompa esta maldición, para que así pueda viajar con mi compañero sin peligro a que algo invisible nos devore o ataque la ciudad. 

Cargando editor
15/02/2018, 12:21
Fray Pedro

El fraile asentía mientras os presentábais.

Menuda historia, ¿Puedo ver la piedra? -entonces te quitaste la cadena del cuello y se la entregaste. Éste la examinó con cuidado, mirando fijamente la joya verde-. ¿Entonces, ese pobre hombre, murió? Es terrible. Sin duda que habéis hecho bien en venir aquí. Eso es una bestia invisible, y ruego que no habléis con nadie más de tales cosas, pues la gente no cree lo que hay más allá del umbral.

Era extraño que un monje refiriera con seguridad la existencia de "otras cosas" que no fuera entidades como el Nuestro Señor cristiano. Toda esta historia podría deberse a varios sucesos -dijo devolviéndote el collar-. Seguidme, vayamos a indagar a la biblioteca.

Entonces caminásteis por el claustro y atravesásteis un refectorio con una gran imagen de Jesucristo clavado en una cruz. El interior de aquel monasterio era riquísimo, y no tenía nada que envidiar a los mejores palacios nobiliarios que pudiérais imaginar. Minutos después llegásteis a una sala que tenía un portón enorme de madera. Tras cruzarlo el fraile lo cerró, y vísteis varios escritorios y bancos bajo ellos. También había tres estanterías con volúmenes y pergaminos diseminados por la sala y otros tantos apilados en las esquinas: allí debía haber un conocimiento magnífico.

Y usted es entendido en letras, ¿verdad? -preguntó el fraile a Locadio-. Pues ha de ayudarme -entonces se alejó un poco, tomó un fragmento de papel y escribió algo con pluma y tinta-. Tenga -añadió extendiéndole el papel-. Busque referencias a ésto, por donde sea; actualmente estoy reordenando la biblioteca y hay mucho trasiego y lío. Tenga paciencia.

Cargando editor
15/02/2018, 12:24
Director

La cara de Locadio era un poema. Fuera lo que fuera que allí había escrito el joven goliardo no dijo más, y con el fragmento en la mano comenzó a revisar uno a uno los volúmenes, legajos, tomos y libros que iba encontrando por doquier. A veces iba con uno de ellos a preguntar al fraile, pero éste negaba con la cabeza: no parecía contener nada de aquello que buscaban.

Hora y media permaneciste sentado. Tu único entretenimiento era sacar la roña de tus uñas con la punta de tu cuchillo mientras veías cómo tu compañero y el fraile revolvían aún más la biblioteca, cambiaban de lugar tomos y tomos, y ponían en uno de los escritorios algunos volúmenes que podrían contener información de lo que buscábais (pistas sobre todos aquellos sucesos extraños). Lo que más te sorprendió es que durante esta espera comenzaste a sentir sudores fríos. Tú estabas sentado, sin hacer ningún esfuerzo, pero comenzaste a tener cierto dolor de cabeza y a sufrir unas especies de visiones muy cortas, visiones extrañas y muy rápidas que se cernían en tu mente. Algo te rondaba en la cabeza, como si fueran tentaciones oscuras de algún tipo. Comenzaste a estar algo nervioso y entonces supiste en interior, y de manera inexplicable, una verdadera certeza: Si reclamaras la piedra como tuya, la que tenías al cuello, tendrías un poder que no habría tenido ningún hombre antes en la faz de la tierra...

A las dos horas de espera volviste en tí, y os reunísteis en torno al escritorio.

Cargando editor
15/02/2018, 12:24
Fray Pedro

Bien hecho, señor Locadio -le dijo el fraile-. Sois muy diestro y domináis muy bien la lengua romana. Aquí está -señaló con el dedo a uno de los legajos-. "Rerum Demoni", "Del demonio" -leyó Fray Pedro posando su vista sobre él-. Eh... Señor Koldo... ¿estáis bien? -preguntó-.

Cargando editor
15/02/2018, 12:25
Locadio de Milanó

¡Koldo! ¡Estáis blanco como la leche! -replicó Locadio al percatarse-. ¿Estais enfermo?

 

Cargando editor
15/02/2018, 16:42
Koldo de Lezama

Cuando el fraile le preguntó sobre examinar la piedra asintió y quitándosela se la dejó para que la observara, después cuando se la devolvió se la puso por primera vez. El hecho de que el omne supiera de tales criaturas tranquilizó al cazador que mostró un rostro afable debido a su respuesta satisfactoria. Cuando les comentó de no comentárselo a ningún pueblerino el cazador afirmó con un gesto de cabeza.

Cuando llegaron al studium o biblioteca puso sus manos en la cintura mirando aquesta estancia, con su cantidad de libros y su elevado techo, le daba una impresión de inferioridad, de pequeñez, mientras que todo parecía majestuoso menos las mesas y sillas de los monjes que le pareció demasiado adustas, para que allí estuvieran dedicados a sus haceres como copistas de textos antiguos, lo que por una parte impresionó a Koldo por otra no sintió ningún tipo de envidia y se sintió más seguro cazando y viviendo en el bosque que allí entre cuatro paredes. 

Cuando el fraile le pidió ayuda a Locadio no pudo dejar de mostrar una sonrisa, al final el parlanchín y astuto goliardo no pudo escapar del trabajo en el scriptorium. Un fraile omne de deus, sin tanta parla ni dobleces había puesto recto a Locadio, y mientras ellos buscaban en estos libros... koldo dejó pasar el tiempo limpiándose las uñas pues sentía demasiado refinamiento en un lugar así para estar con manos sucias sobretodo sus uñas. Tras una larga espera que tuvo que controlarse para no echar mano al botijo, cerrando los ojos y quedándose con los olores que impregnaban el lugar que como buen cazador los recordaría durante su vida. Escuchando las páginas pasar y la respiración nerviosa de Locadio y pausada del fraile, que las comparaba con la de un jabalí, o un lobo y veía cuan diferencia había entre la civilización y la naturaleza. 

Luego sucedió algo, entre sudores y palpitaciones vio en un trance unas visiones, para después sentirse mareado con dolores de cabeza, a continuación algo se le quedó grabado en su ser que le decía con certeza que si reclamaba aquesta piedra sería el omne más poderoso del mundo. Cuando acabaron los omnes de su tarea se reunieron otra vez frente a las mesas, el cazador pálido y muy callado, cuando escuchó que habían encontrado el libro que era del demonio su rostro palideció aún más, y tuvo que sentarse otra vez ante su confusión. Escuchó la voz de Locadio que le pareció distante para luego incorporarse y asentir ante las preguntas de sus compañeros. - Es la piedra, me tienta con deseos de grandeza para que me adueñe de ella, acaso no hizo satanás igual... debe ser pues un objeto maligno, más, ¿cómo puedo desprenderme de algo que se me apareció? Miró al fraile para después sentarse apesadumbrado y llevarse las manos a la cabeza, - maldita sea este objeto, que hace que me duela hablar de el, y que non quiere que diga las cosas que me susurra al oído, más sé que quiero ser algo y no vivir de la caridad de los demás, pero ser el omne más poderoso non es lo que me dicta mi conciencia para que este objeto sea bueno. 

Después se levantó y arrodillándose ante el fraile le cogió de su túnica, y con gesto compungido y con lágrimas en los oculos, por no poder ser lo que aquel objeto quería que fuese por non convencerle, le dijo: - ¡ayúdeme padre!, estoy maldito.  

Cargando editor
15/02/2018, 22:32
Fray Pedro

Tranquilo Koldo -dijo el clérigo-. Levántate. Si estuvieras maldito hubieras escudhado esas tentanciones de las que hablas, y sin embargo, estás luchando contra ellas. El diablo es fuerte, pero la fe en Cristo es mayor.

Cargando editor
15/02/2018, 22:33
Locadio de Milanó

¿Sí, pero cómo, fray Pedro? -Locadio ya creía ello verdaderamente, que estabas malditos. Y es que Locadio no siempre compartía tus "aficiones", pero era un buen compañero de viaje y te respetaba-. ¡Díganos cómo! ¿Y dice algo este libro que vos mencionáis?

Cargando editor
15/02/2018, 22:33
Fray Pedro

Veamos... déjame ver, señor Locadio -entonces el fraile se sentó en uno de los escritorios y comenzó a pasar hoja a hoja-. Minutos después se levantó, y se apoyó con los dos brazos estirados sobre la mesa, teniendo el libro en medio; sin dejar de mirar a la tinta del papel, os comentó que había encontrado algo.

Está aquí -tenía su dedo en el comienzo de un párrafo-. Hay una referencia a una piedra, una piedra maldita -levantó la vista hacia tí un instante-. Dice que tal piedra cambia de color. Uhm... bueno, sale señalada en una leyenda, la leyenda de la esmeralda que Luz-bel llevaba siempre del cuello. Cuando fue expulsado del cielo perdió la esmeralda, que cayó en la Tierra. A ver, déjadme leer qué mas dice -añadió el fraile-. El latín de este libro está algo borroso. Ah sí: se dice que la esmeralda tenía grandes poderes mágicos, ante lo cual el diablo maldijo a todo aquel que se la pusiera y la usara. El animal que no siente, dice aquí: "el animal que ve pero no puede ser visto ni herido..."

Cargando editor
15/02/2018, 22:34
Locadio de Milanó

Si bien aquello no te reconformó, más bien atrajo todos los miedos a tu cuerpo. Locadio volvió a santiguarse, pero luego se presignó tres veces. Había oido tantas palabras de maldad juntas en la boca de un fraile que bien tragó saliva varias veces.

¿Entonces? ¡Fray Pedro! ¿Qué haremos? -suplicó Locadio-. La maldición para la ciudad ahora se torna para Koldo, y quién sabe si para mí...

Cargando editor
15/02/2018, 22:34
Fray Pedro

Tranquilos, señores -dijo el fraile-. ¿Porqué no os dirigís a las cuevas de San Nuño? Están muy cerca de este monasterio, un poco al norte, en la montaña. Según la tradición, allí vivió San Nuño, el ladrón arrepentido que encontró la imagen que hoy se venera en el monasterio. Es un lugar santo, y quizá allí encontréis paz. Quizá debáis dejar allí la esmeralda de vuestro cuello, Koldo...

Notas de juego

Haz una tirada de CULTURA. Te la iba a pedir de Teología, pero no tienes nada en ella. Si la superas, sabrá algo adicional. Para hacerla has de tirar el dado d100 poniento tu valor de CUL en la dificultad (que es 10).

Por cierto, hace poco te añadí un inventario, que ví que no tenías.

Cargando editor
16/02/2018, 08:38
Koldo de Lezama

Koldo se levantó como si fuera bendecido por el fraile, o como un escudero que fuera a ser nombrado caballero, después de escuchar de parte del fraile que no estaba maldito, se pasó la mano por sus mejillas para quitarse las lágrimas. - Gracias Fray Pedro, le dijo ya respuesto. 

Después esperó a que el fraile respondiera a su compañero, el cual buscó la respuesta en el libro, Koldo mientras se secó las lágrimas que le quedaban, y secó su nariz mohosa, se enderezó y esperó la respuesta del clérigo con entereza. - Ahora comprendo padre, le respondió Koldo que entonces comprendió lo de la bestia mágica que era una maldición para aquel que usase la piedra del diablo. Le puso una mano a su compañero, - tranquilo Locadio, la piedra se me ha aparecido a mí no estáis pues en el peligro en el que estoy, después miro al clérigo, - Fray Pedro le pido que Locadio se quede aquí con vos, es hombre de libros no de cuevas ni de bosques, para mí será estar como en casa pero para él será un gran problema. No acostumbrado a dormir fuera de aldeas y ciudades, más hay algo que no le he dicho y es que le salvé el cuello a un bandido una vez, y desde entonces nos acompañó hasta esta ciudad, después de no dar la cara por mí ante el alguacil me enfadé con él, pero el bribón ya se había dado cuenta del colgante y me lo hizo saber, después nuestros caminos se dispersaron él fuera de la ciudad y nosotros visitando a Merino. En todo el trayecto he notado la presencia de alguien que nos sigue, aunque se esconde muy bien de nos, creo que es el tal Zelipe que va en busca de la joya. He de decir que puede que esta noche en la cueva él quiera quitármela para venderla o darle uso, pues es omne acostumbrado al bandidaje y los caprichos, más no debo de permitir que otro atraiga a la bestia o la venda en la ciudad. Por ello Fray Pedro le pido que me indique otra salida del monasterio para así evitar que me siga, y ocultándome por los alrededores no me vea hasta llegar a la cueva, y pueda pasar la noche en paz y dejar allí el objeto y custodiarlo hasta vuestra venida. Dejarlo allí sin más sería un error pues otro puedo cogerlo o venderlo o utilizarlo, despertando la maldición, por la mañana si sigo vivo piense en cómo solventar este asunto y visitarme a la cueva con Locadio. 

Después miró a su compañero, - Locadio eres muy torpe ocultándote y además no sabes de armas, se lo dijo amistosamente como se veía en su rostro, - non quiero enfrentarme a Zelipe por eso iré solo para esquivarlo, si nos sigue hacia la cueva tendré que enfrentarme a él, pues no quiero que este mal se extienda. Quédate hoy aquí y duerme tranquilo, mañana visitame con Fray Pedro. Es lo mejor para que no corra sangre, el diablo también tienta a los omnes, y Zelipe es débil y se deja seducir y puede ser el instrumento que necesita satanás para crear desorden y muerte.  

- Tiradas (1)

Notas de juego