Partida Rol por web

Aquelarre- Lobisome

Lobisome (Boris)

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22/03/2016, 09:58
Director

Pontevedra, Invierno de 1351.

Contar como fuiste a parar a esta ciudad de Galicia es una historia que no viene al caso, y que quizá contemos en otra ocasión. Tus planes eran pasar el invierno tranquilamente en esta ciudad, pero motivos imprevistos te obligan a desplazarte a la aldea de Bueu, en la pequeña península de Morrazo. El viaje no encierra excesivos peligros: El camino real va siguiendo la costa y está en buenas condiciones ya que es ruta obligada de carreteros y comerciantes, pues es la única vía de enlace entre las poblaciones costeras de la península.

Notas de juego

He copiado el párrafo de introducción a la aventura.

Pero como esto es rol por web y no un libro de elije tu propia aventura, a mí sí me interesa saber qué ha llevado a tu personaje a Pontevedra. No hace falta entrar en detalles, sólo rolear un poco.

De momento os he puesto a los dos personajes en la escena para que Boris le vaya cogiendo el "tranquillo", pero luego jugaréis por separado.

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24/03/2016, 12:10
Director

Recibes una carta de tu hermana Teresa. La carta trae nuevas de su vida en Bueu, aldea a la que se trasladó hace unos meses. La fealdad viene de familia y su estigma es más acusado en las mujeres de las que si bien no se espera que sean duchas en armas, se requiere de ellas que sean bonitas y tu hermana nunca lo ha sido. Así que se mudó a Bueu y te cuenta que allí su vida ha mejorado ya que siendo una aldea pequeña, a la gente le importa lo bien que te desenvuelves y no la gracia que Dios puso en el rostro o en las formas.

Te cuenta que el clima es más benigno que en Pontevedra lo que sin duda vendrá bien a tu dañada salud.

También te dice que la milicia local anda falta de hombres que sepan manejar una espada y que los lobos han medrado los últimos inviernos. Teresa le ha hablado bien de ti al capitán de la guardia quien ha accedido a ofrecerte un puesto en la milicia. No le importa que andes algo delicado de salud, porque en estos tiempos que corren no es necesario ir a la guerra y no se requiere una especial corpulencia para enfrentar a lobos y ladronzuelos sino maña y habilidad con la espada. Cosas ambas en las que Teresa te ha puesto por las nubes.

Y en definitiva, se te presenta esta oportunidad de mudarte a Bueu donde te espera trabajo y alivio de las chanzas por tu fealdad de que eres objeto en la populosa Pontevedra. 

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25/03/2016, 20:42
Santiago Álvarez de Pontevedra

A priori, cualquier correspondencia le representaba a Santiago una razón para entusiasmarse. Le era imposible recordar en aquel tiempo cuando había sido la última vez que experimentara algo parecido a la emoción por algo nuevo; luego de días, semanas y meses de tareas humillantes, jornadas enteras destacado junto a una puerta importante para alguien más, o en una torre especialmente estratégica, noches de borrachera como único consuelo y novedad, hasta que ya no, hasta que se volvieran rutina.

Doblando el papel hacia adentro, sin extrañar la letra distintiva de Teresa, Santiago terminó su desayuno, aquella mañana en las barracas, olvidando prontamente que hacía tan solo momentos se había llenado de esperanza. Por supuesto, más no podía esperar en su situación. No tardó en recordar que era la maldición del Hombre ese desdén por la costumbre, y que él, como todos, representaba tan solo un pequeñísimo grano de arena en el gran designio del Señor. Así y todo, no podía negar que extrañaba a su hermana, y si algo había aprendido en la vida era que el instinto no era otra cosa que el Espíritu Santo dándole al corazón una suerte de brújula.

Ese mismo día, pidió ser relevado de su cargo oficialmente, para retomar sus deberes en Bueu; más tarde se hizo con lo esencial para emprender la caminata costera, que no debía de tomarle mucho más que un día, quizás dos. Esa noche, quizás estúpidamente, se entregó al sueño con una extraña sensación en su pecho que evidenciaba, después de todo, entusiasmo.

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26/03/2016, 16:46
Director

Aunque aparentemente el viaje no encierra peligros, quizá sería interesante preguntar a los aldeanos del lugar sobre la península en cuestión. Quizá puedas preguntar a tus antiguos compañeros o a alguno de los aldeanos del lugar que seguramente conozcan mejor la zona. Aunque la gente es poco dada a hablar con quien no conocen. Tendrás que usar toda tu simpatía.

¿Preguntas a tus antiguos compañeros?¿Preguntas a algún aldeano?¿Te pones en camino?

 

 

Notas de juego

(Como dije, es una partida autojugable de ahí que tengas opciones limitadas)

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28/03/2016, 20:20
Santiago Álvarez de Pontevedra

Incluso luego de haber cerrado los ojos sin más perturbación que la sinfonía nocturna de siempre y el tenue reflejo de la luna colándose por la ventana, Santiago repasaba las palabras que sus compatriotas militares habían sabido impartirle sobre Bueu durante el día.

Notas de juego

Me tomé la libertad de asumir que la consulta tuvo lugar durante el día, para no perder tiempo del día siguiente.

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28/03/2016, 22:45
Director

Tus compañeros hacen bromas típicas de la soldadesca a modo de despedida. Algunos con buena intención y otros para que les invites a unos tragos, te llevan a una taberna a brindar por tu buena suerte en el viaje y por tu nueva vida en Bueu.

Entre chanzas te enteras que la gente llama a esa región "La península de las brujas". Y en particular rehuyen el pueblo de Cangas del Morrazo, ya que está dominado por ellas... por suerte, Cangas está bastante alejado de tu ruta.

Algunos te acusan burlescos de que la verdadera intención de tu viaje es unirte a las meigas en sus aquelarres y sus orgías.

Y aunque en todo esto parece que haya más imaginación que verdad, tu amigo Eusebio que te quiere bien, te advierte antes de despedirse, que no salgas bajo ningún concepto del Camino Real.

 

Al día siguiente, sales de Pontevedra bien temprano por la mañana. El cielo está un poco encapotado, y hace bastante frío. Sin embargo, no parece que vaya a nevar. Vas a buen paso. A media jornada de marcha, y tras haberdejado atrás los pueblos de Marín y Mogor, te encuentras con un mendigo, sentado en una roca al lado del camino. Parece alto y fuerte, y tiene el rostro cubierto con una capucha. Empuña un grueso palo, y parece dormitar.

 

Notas de juego

Haz una tirada de Descubrir.

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29/03/2016, 15:07
Santiago Álvarez de Pontevedra

Sólo el aroma húmedo de la lluvia inminente le restaba a aquel día para confirmar un chaparrón. Buena señal, pero a Santiago no le gustaba ser tomado desprevenido. Desde Pontevedra, su marcha fue pausada pero muy constante. Pasó Marín sin detenerse, y en Mogor únicamente se hizo con un poco de agua y algo sólido para que sus piernas no aminoren en el camino.

Llenaba su estómago durante ese implacable avance, mirando al cielo cada tanto, fantaseando con un mar revuelto donde repiqueteaban las primeras gotas, cuando notó al alma más peculiar que se había cruzado en lo que iba del día, y no habían sido pocas siendo aquel el Camino Real. No era la primera vez que viajaba largas horas en su vida, y estas ocasiones siempre le dejaban a uno historias que contar. Se preguntaba si esta sería una de ellas.

- Tiradas (1)

Motivo: Descubrir

Tirada: 1d100

Dificultad: 15-

Resultado: 24 (Fracaso)

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29/03/2016, 18:26
Director

Como decía, te encuentras con un mendigo, sentado en una roca al lado del camino. Parece alto y fuerte, y tiene el rostro cubierto con una capucha. Empuña un grueso palo, y parece dormitar.

¿Sales del camino real para evitar al mendigo o pasas junto a él?

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30/03/2016, 22:06
Santiago Álvarez de Pontevedra

Quizás tanta charla supersticiosa antes de partir le infundía estas ideas absurdas, por no mencionar heréticas, que le daban a aquel mendigo un halo de misterio ultraterrenal. Pero las palabras de Eusebio resonaban fuertes, y de ninguna manera pensaba desacatarlas. Tratando de recordar si contaba con alguna limosna, llegado el caso de ser interpelado por el viajero, sus pasos se mantuvieron firmes sobre el Camino Real.

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30/03/2016, 23:01
mendigo

Al aproximarte el mendigo alza de repente la cara y te dice, con una voz que intenta ser lastimera.

¡Oh viajero!¡Dame una limosna, aunque sólo sea un trozo de pan o un sorbo de agua!¡Hazlo por amor a San Simón, que venció al lobo! 

Tratando de recordar si contaba con alguna limosna, llegado el caso de ser interpelado por el viajero

Tienes poco dinero, pero le echas una moneda, que siempre es mejor que nada y con la que esperas hacer feliz al mendigo.

 

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30/03/2016, 23:06
mendigo

El mendigo examina la moneda que le echas pero no parece satisfecho, te acusa de tacaño y mal cristiano, y empieza a ponerse agresivo. Te das cuenta de que ¡¡¡ES UN LEPROSO!!!

Empieza a gritar, sus ojos EMPIEZAN A BRILLAR EN EL FONDO DE SU CAPUCHA.

 

Notas de juego

No parece que esté dispuesto a dialogar, no quedan más opciones que atacarle o huir. ¿Le atacas o intentas huir?

Independientemente de lo que hagas, haz una tirada de conocimiento mágico.

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01/04/2016, 15:00
Santiago Álvarez de Pontevedra

La mano de Santiago que involuntariamente se acercó al mango de su maza en un primer reflejo, no pudo más que atinar a cubrir su cuerpo mientras retrocedía unos pasos al mismo tiempo que caía la capucha del mendigo. Creyó, por un momento, que podía aplastarle la cabeza con tres rápidos movimientos, pero la idea de aquella sangre infecciosa, y al mismo tiempo cargada de significados bíblicos, esparciéndose por el aire le previno de pelear.

-¡Por los santos, señor, serénese!- le gritó a la cara, desesperado, incapaz de siquiera atinar a lastimar al pobre hombre. Esos ojos brillantes fundaron dudas en su interior que no podía explicar, que en menos de un segundo cobraron la magnitud de una incertidumbre de siglos de antigüedad. No pudo descifrarlo, pero el terror condensado en esos momentos, que estiraba el tiempo de una manera casi sacrílega, fue suficiente para que se echase a correr, sin nunca darle la espalda completamente a ese demonio.

- Tiradas (1)

Motivo: Conocimiento Mágico

Tirada: 1d100

Dificultad: 5-

Resultado: 61 (Fracaso)

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01/04/2016, 21:38
Director

-¡Por los santos, señor, serénese!-

Sin duda el fulgor de sus ojos tiene algo de sobrenatural y malvado. Si sacas la espada y derramas su sangre, podrías contagiarte de lepra. Así que sales corriendo como si el diebalo te persiguiese.  Oyes a lo lejos como el mendigo te grita: 

¡Corre, Corre!¡Ya no podrás escapar!¡Que tus pies te lleven donde no quieras ir!

(Hago una tirada de racionalidad por tí)

Notas como una oleada de fuego sacude tu interior. Esto te aterroriza, y te hace ir aún más deprisa. Corres y corres siguiendo el camino real camino de Bueu. Por fin te detienes, jadeante, al lado de un árbol. Entonces la ilusión se desvanece, te das cuenta de que en realidad no estás en camino real. Estás solo en medio del bosque, en una zona que no conoces. No te explicas cómo es posible ni sabes cuánto te has adentrado en el bosque. Anochece rápidamente, y empieza a nevar.

La temperatura desciende bruscamente, y pronto tiritas de frío. No sabes dónde estás, y tienes la impresión de estar dando vueltas.

- Tiradas (1)

Motivo: Racionalidad

Tirada: 1d100

Dificultad: 70-

Resultado: 77 (Fracaso)

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05/04/2016, 20:51
Santiago Álvarez de Pontevedra

Los últimos segundos, que parecían grabados a fuego en sus ojos hacía instantes, pasaron a ser una sombra en la memoria de Santiago. Le era imposible creer que habían sido reales. Seguramente, un sueño negro, que la penumbra del bosque había implantado en su débil inconsciente.

Pero no, porque nada más real que ese miedo que le dificultaba respirar. ¿O era la carrera desesperada? Nada de eso importaba ya, porque era pasado, y en el presente no era más que una figura agazapada y temblorosa en el corazón de un bosque maldito, irreal. Cayó de rodillas al suelo, los ojos húmedos, los brazos rígidos en un abrazo a sí mismo, buscando no sólo calor sino también consuelo.

-Señor...- masculló, creyendo al principio que cualquier palabra estaría acompañada de un llanto desconsolado. Quizás para más tarde. -¿He muerto? ¿Mi alma abandonó mi cuerpo en su lecho y ahora me envías al Infierno? Al menos dime como he pecado, para que mi castigo no sea en vano.-

Ya se tambaleaba entre los árboles oscuros, pues sus rodillas no soportaron el frío de la súplica y el silencio divino (nada más divino que el silencio). Sus músculos estaban tan débiles como su espíritu, y sabía bien, su corazón no dejaba de repetirlo, que pronto las piernas le traicionarían, y se convertiría en parte del paisaje nevado, quizás para ser Santiago otra vez. Quizás ese fuera su castigo.

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05/04/2016, 23:46
Director

Al límite de tus fuerzas, vagas durante un tiempo indeterminado buscando un refugio mientras continúa nevando. Por fin ves a lo lejos la luz de una cabaña. Quizá el señor to tenía reservado a Santiago, convertirse en parte del paisaje nevado. Quizá le ofrecía una esperanza. Santiago no lo sabía, pero sabía que no tenía más alternativa que refugiarse en la cabaña.

Abres la puerta bruscamente, mareado. Hay dos mujeres en la cabaña. Una es una vieja repugnante, otra casi una niña.  Ambas están sentadas al lado del fuego, que arde alegremente. Están preparando un guiso en una marmita. Te miran sin pronunciar palabra.

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10/04/2016, 21:54
Santiago Álvarez de Pontevedra

La idea inmediata era que, luego de que la realidad como Santiago la conocía se viera severamente desafiada, una situación así no sería difícil de afrontar. Como en un sueño. Pero la prueba de que aquello no era exactamente un sueño era que, aún en ese momento, él esperara una reacción humana, normal. Un atisbo de calidez, una pregunta desconcertada, un asomo de duda o de algún movimiento en su dirección. Recibió nada y menos que todas estas cosas tan esperables, y todavía no era capaz de concebirlo.

El soldado tardó lo que le llevaba evocar la imagen del Señor para lanzarse al suelo y abrazarse en un vano intento de matar un poco el frío en sus carnes.

-P-p-p-porrr fav-v-or- le salió de entre los dientes, que no paraban de temblequear hasta el punto próximo a aflojar las encías. -Un-n-n-na m-m-m-anta-

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10/04/2016, 22:52
Director

Ni la vieja ni la niña te dirigen la palabra. La niña, por fin, coge un cuenco con sopa de la marmita y te lo ofrece, ¿con una tímida sonrisa?

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18/04/2016, 22:35
Santiago Álvarez de Pontevedra

Era esa sonrisa lo que le daba escalofríos. ¿En qué niña se había visto semejante indiferencia ante el dolor, tanto cinismo y perversidad? Quizás aquello no se sintiera como un sueño, pero empezaba a tomar la forma de una pesadilla. Miedo. Otra clave; sin ese terror que su corazón comenzó a llevar a todas sus extremidades, como una súbita explosión en el pecho, Santiago hubiera seguido presa de la ilusión.

Miró a la niña a los ojos, la silueta desenfocada del cuenco parcialmente escondiendo su rostro por la perspectiva, y luego desvió la vista hacia un punto vacío del espacio. Sin aflojar el abrazo a su propio cuerpo, comenzó a rezar en una letanía casi silenciosa pero constante.

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18/04/2016, 22:44
Director

La niña, con carita cándida, insiste en su oferta del cuenco con sopa.

¿lo rechazas nuevamente o lo tomas?

Notas de juego

Perdona, he puesto entre interrogantes "con una sonrisa tímida". No pretendía ponerlo entre interrogantes.

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24/04/2016, 01:48
Santiago Álvarez de Pontevedra

Notas de juego

Vamos a dejarlo en rechazo, me pareció un accidente feliz.