Partida Rol por web

Sónica bajó a toda velocidad, como si de alguna manera se deslizara en el aire. No estaba segura de dónde le venía su nombre, pero bien podría ser por aquella rapidez para desplazarse. Yo iba en segundo lugar, corriendo cuanto podía, pero sin emplear mis habilidades, pues no quería dejar a Dominic demasiado atrás; aún así era visible que al chico le costaba seguirme el ritmo.

Cuando llegué Sónica ya se encontraba gritando. En el interior no había nadie, y Dawn no tardó en aparecer, cruzándose de brazos, pidiéndonos explicaciones. No pude evitar sonreír al verle, a pesar de la situación me alegraba encontrármelo allí, eso significaba que todo estaba bien con los demás, ya que dudaba que dejara escapar nada a su control tan fácilmente.

-Es como dice Dom. No se si esa “sombra” se la ha llevado o sólo ha sido una distracción mientras otro huía con ella… - me volví hacia Dominic, que aún respirada agitado. - ¿Estás bien? – le pregunté apoyando una mano en su hombro.

Después miré a Sónica, a quien se veía muy afectada.

-No nos has contado qué haces tú aquí… ¿Por qué buscas a Martha?

...La puerta estaba destrozada, y no había nadie. Absolutamente nadie, salvo un bolso, o eso creía. Noté que el corazón se me encogía y mi alrededor, buscando a alguien que pudiera aclararme aquello. -¿DÓNDE ESTÁ LA PACIENTE DE LA HABITACIÓN 313? - grité. 

El viento se alzó de nuevo dentro del hospital, transportando a Psiónica y Tornado hasta donde había conseguido reunirse el grupo, al lado de aquella mujer que gritaba preguntando por los ocupantes de la habitación 313.

Psiónica llevaba la chaqueta de Dawn y los brazos muy pegados al cuerpo, aún sintiendo el frío, pero por suerte iba mejorando. Sus mejillas comenzaban a recuperar la tonalidad rosada de su bello aunque casi siempre malhumorado rostro.

- Ya lo habréis imaginado, pero en esta habitación estaba Martha. Mientras Martha siga dormida será un nexo con las dimensiones del sueño, las pesadillas, etcétera, por eso hay que despertarla.

Comentó tranquilamente, sin transmitir emociones, esperando a ver la reacción de la joven de raza negra que preguntaba por ella. Su atuendo era propio de alguien con poderes así que quizá no encontrara lo que acababa de decir tan extraño. Incluso sería posible que ya lo supiera y eso explicara su presencia aquí. En fin, si no lo averigüaban pronto lo mismo buscaba una oportunidad para controlarle la mente, pues eso siempre facilitaba las cosas a pesar de las reticencias de sus compañeros. 

Miró entonces a Dominic pensando que seguramente no le importaría que controlara al demonio de vez en cuando. Tener un demonio a tu servicio tenía que ser divertido. Si era pirata sin duda sería buena carne de cañón.

En ese momento ocurrieron unas pequeñas explosiones y los cuatro pequeños seres rojos aparecieron cerca vuestro, dos a cada lado y montaron una especie de guardia alrededor. Uno de ellos no tardó en tumbarse en el suelo, aburrido. - Si pasa algo me despertáis - comentó a otro, que en respuesta le agarró del pelo hasta que consiguió levantarlo, logrando que se mantuviera en pie.

La tenue sombra de una silla de la habitación tembló y se movió anómalamente, como empujada por las manos de un invisible modelador, creciendo después en altura y volumen hasta alcanzar la forma de un hombre adulto, encapuchado por una túnica vieja y raída. Todo su cuerpo era oscuro pues la luz parecía rehuirle.

Aquél hombre os observó parsiomoniosamente.

- Era evidente que tarde o temprano alguien sería enviado a detenerme. Veo que ha sido más bien tarde.

Dijo con sorna y extrajo entonces dos orbes negros de su túnica, idénticos al que Psiónica había conseguido y ahora llevaba Tornado en su bolsillo.

- Tengo rehenes a los que mataré si vuelvo a tener noticias de vosotros. Sólo vine a daros esta información de vuestro interés.

Atrajo vuestra atención un detalle difícil de apreciar. En aquellos orbes algo se movía, las formas oscurecidas de dos personas que golpeaban inútilmente el interior de cada orbe. A pesar de la dificultad pudísteis reconocer que una de las figuras era una mujer de raza negra y la otra, una mujer caucásica de cabello rojo.

La situación se había vuelto preocupante a una gran velocidad. Aquel ser, fuera quien fuese le había quitado toda la importancia a aquella chica afroamericana.

-¿Quién eres y que quieres?- Me adelanté a preguntar.

Me posicioné el primero y expandí mis brazos, en parte para demostrar que no intentaba atacarle, y en parte para que mis compañeros se calmaran. Yo mismo me habría lanzado al ataque, pero no podíamos ir a ciegas con un ser con rehenes.
Suponía que la chica morena sería Martha, ¿pero quien era la pelirroja?

Observo con sorpresa, aún cansado por la carrera, cómo se materializa en el cuarto un misterioso desconocido, amenazándonos con dañar a unos rehenes. Nos muestra un par de esferas, y en su interior...

¡Es nuestro botín, Dom! ¡Déjame salir, hay que obtenerlo! ¡Es mi momento!

En cada esfera veo la sombra diminuta de una persona. Una de ellas es blanca y pelirroja, y me recuerda a esa mujer que vimos en el apartamento, cuando encontré a los demás. La otra es una mujer de raza negra...

¡La jodida Martha! ¡Joder, Dom, es lo que veníamos a buscar! ¡Libérame!

Dawn se adelanta, tratando de negociar, pero ¿realmente puede negociarse con alguien así? Lo único que obtendrá será algo de tiempo, quizás una brizna de información, una pista.

¡Es para esto que te mandaron aquí, Dom, y lo sabes! ¡La dama de Extraño te quería en el equipo por una sola razón, traerme hasta este lugar en este instante, para hacer lo que se hacer, lo que está en mi naturaleza!

¿La naturaleza del demonio? No es ayudar a nadie, no es salvar a la gente. Y desde luego no es ser de fiar. Ya ha quedado demostrado.

No, Dom, sabes a lo que me refiero, en tu fuero interno, ese que compartimos, sabes tan bien lo que quiero hacer como se yo qué es lo que más deseas...

¿Lo que yo...?

Desvío la mirada un instante, desconcertado, tragando saliva con un nudo en la garganta ante esa afirmación. Ni siquiera estoy seguro de que lo que dice sea realmente cierto, sólo es una posibilidad. Pero mirarla hace que me plantee si sería posible.

Los rehenes, Dom, se un héroe por una vez, seamoslo, hay que salvar a esos rehenes...

Mierda, estoy de acuerdo con él...

Una explosión de azufre infernal libera al demonio de mi interior.

Inmediatamente, me materializo delante del desconocido, con una sonrisa burlona, tratando de arrebatarle las esferas.

Escuché las palabras de la rubia que hablaba con tanta tranquilidad sobre lo que le estaba ocurriendo a Martha que me dieron ganas de darle una bofetada, pero posiblemente era por lo preocupada que estaba por ella. Me dispuse a responder a Tótem ante la pregunta sobre Martha, pero justo en ese momento comenzó toda la acción. La sombra se formó y en sus manos aparecieron dos esferas... ¿era una de ellas Martha? No podía verla perfectamente porque era diminuta, pero... ¿y si la tenía ahí encerrada?

-¡Maldita sea! ¡Dime dónde está Martha!- grité. No me atrevía a atacar a aquella sombra por miedo a que algo pudiera ocurrirle a Martha, pero vi como el demonio rojo se lanzaba a por las esferas. ¿Se han dado cuenta también? ¿conocerán a la otra chica? 

Lamentablemente parecía que tenía razón, o al menos en parte, ya que otro ser se personó portando dos esferas en cuyo interior se encontraban dos mujeres. Puede que una fuera Martha, y la otra…

No me digas que… Joder, ¡Es culpa mía!

Mientras Dawn daba un paso hacia delante muy sensatamente, tratando de obtener algún tipo de información, yo di un paso atrás. Sin embargo, antes de poder hacer nada, vi para mi sorpresa como Shazael se personaba y trataba de obtener las esferas.

¿Qué hacen? Pensaba que Dom tenía algo de cabeza…

Entonces Sónica también preguntó al ente, pero de forma mucho menos moderada. Me llevé la mano a la cara, pero rápidamente la quité, debía concentrarme, ya habría tiempo después para lamentarse.

Cerré los ojos con la intención de concentrarme, y poder así invocar a Colton, mi cuervo sombra.

No te muestres. - me apresuré a decirle, antes de que acudiera ante mí desde la sombra de la que habría surgido. - ¿Podrías comprobar si la del orbe es la chica que no pudiste seguir antes? Ese tipo parece hecho de sombras, quizás eso te pueda ayudar…

Abrí los ojos antes de esperar respuesta y me dirigí yo también a la oscura criatura. Ya no sólo se trataba de sacarle algo, convenía mantenerle distraído.

-Disculpa a mi amiga, está un poco nerviosa… - miré a Sónica, esperando que comprendiera mis palabras. Mientras tanto daba un par de pasos hacia delante, poniéndome a la altura de Dawn y mostrando igualmente que no llevaba nada en mis manos. – Sólo queremos saber quiénes son tus rehenes y qué quieres para liberarlos. Pero las preguntas de mi compañero también merecerían respuesta… - traté de dialogar con el ente, esperando que este o Colton me dieran alguna respuesta útil.

"Esto pinta feísimo"

Entonces Shazael hace el loco, y contengo las ganas de llevarme las manos a la cara.

"Cabeza fría, Malik. Analiza"

Vale, analizamos.

Ese tipo tiene a dos personas secuestradas. Una de ellas es Martha seguro, o me corto el pito.

Dawn intenta sacarle información.

Shazael puede teleportarse y se ha lanzado hacia ese hombre con temeridad.

La chica negra (¿qué hace aquí con nosotros?) le grita. Y grita muy fuerte. Coincide conmigo en que ese bastardo tiene a Martha.

Le tenemos cubierto aquí. Ahora puedo hacer varias cosas.

1-Me quedo en la habitación, le intento sonsacar información.

2- Reviento a balazos la silla a partir de la cual se ha materializado. No se si servirá de algo, además de que seguro que los disparos le van a poner nervioso.

3- Invoco al viento para hacer que se le caigan las esferas de las manos.

Sonrio.

Me gusta esa idea.

- ¡Atento Shazael! ¡Mheshimiwa upepo inaonekana kutii Malik Oke!

Invoco al viento con potencia, para que este tipo se tambalee y se le caigan las esferas de las manos.

Aquél hombre no pareció inmutarse ante vuestras preguntas, ni ante el hecho de que Totem entonara un ligero cántico en voz baja, o que los ojos de Psiónica brillaran rojos.

El demonio Shazael se manifestó entonces llamativamente, intentando coger ambos orbes de las manos, inútilmente, pues aquél hombre, se dio ahora cuenta, era insustancial. Su intento no habría triunfado ni con la mejor de las suertes y finalmente lo único que había conseguido era agotarse por el tremendo esfuerzo realizado.

Una intensa bocanada de aire accedió entonces a la habitación tratando de deshabilitar al desconocido, pero el viento pasaba a través como si se tratara de un fantasma. Malik tampoco había conseguido desarmarlo.

Quedásteis frente a la puerta sin saber muy bien qué hacer. ¿Estaba todo perdido? ¿Habíais fracasado en vuestra misión? 

La sombra del hombre no digo nada y tan sólo sonrió con sorna, como si todo lo que estábais intentando fuera una estupidez. Su figura comenzó a perder consistencia, desmoldeándose en cierto modo, hasta convertirse de nuevo en una sombra banal.

Desde una esquina, Colton había estado observando, alejado de vuestras vistas.

- Yo diría que sí, chiquilla. Yo no pude seguirla pero por lo visto alguien sí lo consiguió. 

Dijo e inmediatamente después se refugió en las sombras cuando la cama donde había reposado Martha estalló en llamas.

- ¡Cabrón desgraciado, cobarde! ¡enfréntate a nosotros si eres hombre y no un gallina! ¡Mmmphhh!

Carrie como de costumbre perdió el control, incendiando las sábanas de aquella cama. Ella se puso rígida mientras sus ojos aún brillaban como un reflejo fiel de aquellas llamas.

Quedásteis todos delante de la habitación, paralizados unos segundos. ¿Qué íbais a hacer ahora?

- ¡Mierda!

¡Hemos fallado del todo!

- ¡A la mierda!

Golpeo una pared de un puñetazo. ¿Cómo hemos podido fracasar en esto? ¡No solo no hemos recuperado a Martha, sino que además ese bastardo ha capturado a la negra y a la pelirroja!

- ¡Joder! ¡Joder!

Respiro agitado, intentando calmarme.

- Todavía podemos ir a la puta fábrica. Pillarles con los pantalones bajados... Entramos a sangre y fuego y sacamos a Martha y a... a... ¿cómo se llamaba? ¿Magma? Era ella la otra secuestrada, ¿no?

No tenía ni idea de quién debía ser la otra chica, pero parecía que al menos Tótem la conocía. El demonio no logró coger la esfera de Martha y, sin poder hacer nada, aquella sombra se desvaneció; tras eso la cama salió ardiendo y me pregunté si realmente eso sería otro enemigo, pero al ver que el resto no se alertaba supuse que no era nada malo. Había vuelto a perder a Martha y tenía miedo de no volver a dar con ella ni con mi madre. Al menos parecía que las personas que me rodeaban en ese momento tenían interés en encontrarla, por lo que podía apoyarme en ellos. 

Golpeé con fuerza el primer mueble que vi, aunque eso me causó más daño a mí que a él, y luego miré a Tótem. Tenía que mantenerme calmada, porque así no iba a arreglar absolutamente nada. 

-Martha es mi hermana pequeña- respondí ahora a su pregunta. Intenté que mi voz no sonara muy nerviosa, pero realmente estaba desesperada- Esta mañana no despertaba y mi madre, que tampoco está ahora- apreté el puño- la trajo al hospital.  Cuando empezó todo el revuelo salí para ver qué ocurría y algo me acabó golpeando, y luego me desperté rodeada de esas criaturas- miré a los diabillos. Tengo que encontrar a Martha  y a mi madre sea como sea, ¿de qué fábrica hablabas? pregunté al que lo había mencionado. 

Oh, sí, añoraba estos momentos, lo de lanzarse al abordaje, al fragor de la batalla, al saqueo, a arrebatar a los indeseables las escasas fortunas a las que dan tanta importancia, simplemente por disfrutar del gozo de tenerlas yo en su lugar. Mis movimientos son fluidos, ágiles, doy un salto y aparezco ante él, esforzándome en ser lo bastante rápido para arrebatarle sus dos pequeños tesoros. Casi disfruto imaginando la cara de este idiota cuando, tras mostrarnos lo que tiene contra nosotros, vea que lo ha perdido.

Concéntrate, Shazael, no falles ahora...

Eh, venga, Dom, esto es coser y cantar... ¿Eh? Mis manos pasan a través de la ropa, las manos y las esferas del malnacido. ¿Una ilusión? El tal Tornado hace un truco de viento de los suyos y sucede lo mismo. Mierda, era todo un truco.

¡¡Nos ha engañado!!

Toma nota, marinero, este sí que es un verdadero rival para el Capitán Rojo. Alguien que sí actúa como un demonio...

¡Eh, tú! -Replico al negro, girándome, con el rostro ligeramente sudado por el esfuerzo realizado- ¿Qué has dicho? ¿Qué es eso de una "fábrica"?

Me gusta eso de entrar a sangre y fuego...

No, eso no es un plan, es una locura, demonio. Tienen rehenes, si entramos así pueden hacerles daño.

No me has entendido, Dom. Me gusta la idea de que él entre a sangre y fuego... Mientras nosotros entramos sigilosamente...

-Driggs Avenue, N7 Street, en Brooklyn. Era un almacén de pan. O eso nos dijo Magma.- Comenté leyendo la localización que había apuntado horas antes en el móvil mientras valoraba las opciones.- Está bien, iremos allí, aunque ya no estén puede que encontremos alguna pista. Sea como sea debemos ir con cuidado, si siguen allí nos espera una fuerte resistencia. Así que nada de locuras.- Dije mirando a Tornie, estaba harto de entrar como locos y no conseguir nada.

Entonces dirigí mi mirada a la chica morena, la única no designada por Extraño para el grupo.

-No te preocupes, salvaremos a Martha. Puedes volver a casa.- Le dije con un tono muy serio, no podía responsabilizarme de la seguridad de más gente, bastante pena daba el grupo ya de por si. Más que los Vengadores parecíamos la banda del patio...

Apunté la dirección en mi cabeza a medida que la iba diciendo, solo por si acaso: si allí había una sola oportunidad de que estuviera Martha no dudaría en acudir allí pasara lo que pasara. Parecía, desde mi punto de vista, que aquel era un grupo en el que trabajaban juntos, pero... ¿el que estaba hablando era el líder? No me creía que un demonio le hiciera caso a un humano, aunque quizá era que ese tipo era más fuerte y el resto lo seguía por algún motivo. A saber. 

Continuaba preocupada por Martha, pero al menos no lo parecía tanto por mi aspecto exterior: me había acostumbrado a guardar mis emociones después de tanto tiempo. La frase del hombre hizo que enarcara una ceja. ¿Realmente te crees que estando mi hermana y mi madre secuestradas os voy a dejar ir sin mí?  O tú también te has golpeado la cabeza o no tienes ni idea. Tengo la dirección, así que iré con o sin vosotros, pero es mejor trabajar en equipo para no llevarnos sustos innecesarios-  respondí con determinación. Si ellos no querían contar conmigo me las ingeniaría para llegar, tampoco sería un problema. No te preocupes, no tendrás que protegerme el culo, sé cuidarme sola.  Miré en ese momento a Tótem; quizá ella entendería que no podía dejar en sus manos el destino de mi familia. 

Jajajajajajajajajajajajajajaja...

Me echo a reír, mirando a mis diablillos en busca de complicidad, porque aquí la gente seguro que es tan sosa que ni se entera de la gran broma. Madre mía, una cosa es que los humanos no tengan la misma astucia y malicia que los demonios, pero a veces hasta me sorprenden.

En serio ¿es una broma? -No basta con que trate de ejercer un liderazgo que evidentemente no tiene sobre este grupo, sino que le da la dirección a un familiar de la secuestrada para luego decirle que no viene con nosotros. Sólo ha sido un error, Shazael... ¡¡Bobadas!! Por errores de estos, en el Caribe pasaban a un capitán por la quilla. Esto no es el salvaje y violento Caribe de la piratería que conociste, demonio. Eso díselo al tipo ese que secuestra gente y lanza criaturas de negrura al abordaje de sus enemigos, Dom, aquí los errores se pagan igual que en mi antiguo barco. El capitán que no está capacitado pone en peligro a toda su tripulación- Vamos, preciosa, claro que puedes venir con nosotros. Además, no hay forma de impedírtelo de todos modos, ¿verdad? -Digo guiñándole un ojo a Dawn, burlándome de él- Y seguro que podemos elaborar un plan mucho más interesante, divertido y, sobre todo, efectivo, que entrar arrasando todo a nuestro paso. Que a mí me encanta, que conste... -Digo sonriendo a Tornado- ...pero el mojigato de Dominic tiene la loca idea de que vamos allí para salvar a los rehenes. Quizás, además de la fuerza, sería conveniente usar también el engaño, ¿sabéis?

Inspiro hondo. "Vale, ya pasó. Ahora, siguiente paso." Hago un gesto con la mano, indicando que ya me he relajado de nuevo.

- Pues se me ocurre distraerlos entrando a la fuerza, que Capitán Risitas se teleporte donde estén Martha y la otra y las saque de inmediato. Y luego seguir con lo de ir a saco, pero ahora a matar y sin contenerse. Que llevo desde esta mañana sin desatarme. ¡Si no es porque estamos en un edificio lleno de civiles, es porque estamos en un jodido hospital! ¡Al menos, en una fábrica no habrá peligro de que nadie salga herido! Siempre que saquemos a la pobre chica de donde quiera que esté Y para eso necesitaríamos conocer que hay dentro de la fábrica. Tótem, ¿tienes alguna forma de averiguarlo?

Pero este tío es un...

...Jodido genio.

Me gusta tu estilo... -Le digo a Tornado, con una amplia sonrisa, dando palmadas.

Es decir, no es el plan más elaborado del mundo, pero al menos sabe de lo que estamos hablando. Se puede hacer mejor, pero como base no está mal. A ver qué añaden los demás.

Creí que querías hacer tú el plan.

No entiendes nada, Dominic. Ya lo estoy haciendo...

Aquello se me escapaba claramente de las manos, y había que empezar a corregirlo.

-Tu mismo chica.- Le dije.- Pero después no te quejes.

Estaba cansado de cuidar de todo el mundo y de que se lanzaran como locos. Entonces dirigí la mirada al demonio sin desviarla.

-En cuanto a ti... Deja salir al humano, ya hemos tenido bastantes imprudencias por hoy, y ya has dejado que se lleven a Martha, el cual era tú único cometido. Así que no, repetir la estrategia sería absurdo. Además, está por ver si están allí.- Dije con serenidad.- Vamos a ir allí, vamos a estudiar la situación, y solo entonces decidiremos como proceder.- Entonces volví a clavar la mirada en el demonio.- Hasta entonces eres del todo inútil, así que trae al humano, al menos él sabrá usar la cabeza.