Partida Rol por web

Tizoc llevaba un momento persiguiendo al kobold y a los guardias sin ser detectado y ya volvía a sentirse libre. La emoción de la caza lo llenaba de nuevo. Podía notar como sus sentidos se volvían más atentos a lo que ocurría a su alrededor, podía oir el crujir del suelo bajo los pies de los guardias y oler el miedo que tenía el kobold. Era el cazador y ellos la presa. Con un movimiento propio de años de práctica, el goblin lanzó una daga en dirección al último de los guardias, así nadie la vería venir y nadie sabría de donde había salido. Eso crearía confusión y la confusión era su terreno.

No necesitó quedarse a mirar para saber que esa daga iba a causar un daño muy probablemente mortal así que en cuanto la daga salió de su mano, el goblin desapareció del tejado y se movió a un tejado contiguo. El sonido de succión seguido del que hizo el cuerpo del guardia al caer le arrancó una sonrisa sádica y se alejó de allí pensando que, si estarían en su jungla, ese guardia se habría convertido en su cena. 

Sin dudar un instante, se dirigió al muro del agujero y bajó el suelo discretamente quedando sentado con la espalda apoyada en la pared mirando la escena que ocurría en el medio con un, muy mal fingido, desinterés. Controló su respiración agitada para calmarse mientras su mente buscaba un lugar en el que ocultar la daga que tenía escondida entre las ropas. Cabía la posibilidad de que les registrasen tras el incidente y no quería que le pillasen con eso así que debía ser un lugar neutro y de acceso a todo el mundo. 

Miro como va pasando la situación, la pequeña había revelado lo que era realmente, aun que no sabía que clase de criatura era. A todo eso Hazir consiguió cojer al pequeño Kobold al tiempo que Pain se encaraba y atacaba a uno de los presos que nos rodeaban. Hazir, ve tras de mi, yo te cubro la retirada. Tras eso me abalanzo contra uno de los presos cercanos a mi, lanzando un puñetazo, en el cual se ven claramente signos de electricidad.

Hazir dio gracias de hallarse en tan buena compañía. No sólo la hermosa Nickar había demostrado aptitudes fuera de lo común que les habían sido de mucha ayuda, sino que Ishrad le cubría, mientras se lanzaba al combate con sus puños electrificados. Estaba claro que allí todo el mundo tenía algún as en la manga de naturaleza mágica, de lo cual Hazir se alegraba enormemente, porque le iba a salvar la vida a él y a Cisco. 

-Gracias, ten cuidado-le dijo a Ishrad inclinando la cabeza en agradecimiento. 

Miró al pequeño kóbold que tenía en brazos, que a pesar de la flecha seguía vivo, y parecía ser capaz de moverse aún, así que le dijo:

-Súbete a mi espalda, necesito tener las manos libres por su hay que darle a alguien. Agárrate bien, y, pase lo que pase, no salgas corriendo de nuevo. Si me matan, quédate cerca de los demás. 

No tenía intención de morir allí, pero le gustaba contemplar todos los escenarios posibles. 

"Pain" (Turno 1)

Por alguna razón, vuestros ojos desafiantes no inspiraron adecuadamente a aquellos presos que prefirieron dejar las hostilidades para más adelante. Un hecho que no estabas dispuesto a aceptar. Son dos las amenazas directas. El preso hostil más cercano caminaba en dirección al muro norte, alejándose, cuando iniciaste el movimiento. Su compañero exclamó para avisarle pero sólo sirvió para hacerle girar. Tu puño golpeó contra su mandíbula y en el patio resonó el chasquido que amplió tu sonrisa.

Pese al tremendo golpe, el reo se mantiene en pie. Escupe (es fuerte), en una décima de segundo vuestros ojos brillan, os reflejan la excitación por la batalla, y te lanza un puñetazo frontal directo al abdomen. Pese al daño y el sentimiento de falta de aire, el golpe sirve más para impulsar tu adrenalina. Sientes como si los sentidos se agudizaran y fueras más consciente del entorno advirtiendo así que su compañero, de prominente nariz, se ha colocado tras de ti, sin duda con la intención de apresarte o de flanquearte.

Hazir (Turno 1º)

El Kobold está a punto de resbalarse de tus manos por su sangre. La herida es fea, pero la arena que se le ha pegado te impide discernir su gravedad. Escuchas un golpe tras de ti. Pain ha asestado un fuerte puñetazo a uno de los presos que os amenazaban en la mandíbula, pero son fuertes. Aguanta el golpe y lo devuelve. Pain recibe el impacto en el abdomen. El Kobold gime junto a ti y el sonido de los guardias reagrupándose te alertan. Atisbas un camino amenazado por dos reos pero Ishrad se encara golpeando a uno de ellos.

Emprendes la carrera ayudando a Cisco. Otros dos guardias salen a tu encuentro aunque, con tu agilidad, puedes eludirlos con facilidad, poner al pequeño Cisco a salvo y girarte para encarar a esos dos nuevos desgraciados.

El más cercano a ti tiene barba canosa mientras que el que le sigue es pelirrojo. Los ojos de ambos están fijos en ti pero adviertes que disfrutarán más torturando a Cisco.

Ishrad (Turno 1º)

Al igual que Pain, inicias la ofensiva contra los presos pero, a diferencia de él lo haces por una causa más noble. Salvar a Cisco. Mientras Hazir ayuda al Kobold te enfrentas a los presos más cercanos. El primero, distraído con el movimiento de Hazir y Cisco, recibe tu puñetazo electrificado. Su cabeza gira violentamente y cae inconsciente al suelo.

Mientras tanto, otro preso se acerca por detrás. Su aspecto es alto pero flaco y tembloroso. Sientes el aire cerca de un puñetazo fallido y vuestras miradas se cruzan con violencia. A través de él ves a lo lejos que Hazir ha puesto a salvo al Kovold pero se enfrenta ahora a dos presos, uno con barba canosa y el otro pelirrojo.

Tizock y Nickar (Turno 1º)

Nickar alza el vuelo y ve la puerta abrirse sobre la muralla. Se deja caer sobre el sorprendido guardia que pierde el equilibrio. El sonido de su armadura escaleras abajo causa un estrépito.

En el margen oeste del patio se encuentra Tizock, observando la escena que se desarrolla en el patio. Golpes a diestro y siniestro.

La pareja de guardias que quedaba con las ballestas ha desaparecido de la vista y en lo alto del muro no vuelve a aparecer nadie. Toda la acción se concentra, por ahora, en el patio.

Tizock

Descubres junto a ti un hueco perfecto para la daga, en la base del muro y fuera de la vista de todos. En el patio reina el caos. Los presos se pelean unos contra otros yendo más allá de tus compañeros. No obstante, son éstos los que te interesan y pones especial atención en ellos.

Serge

Avispadamente adviertes que ese grupo de presos ha sido convocado por alguien. Buscas con la mirada al Hobgoblin localizándolo cuando desaparece por el acceso a las celdas que se encuentran en el subsuelo. Decides seguirlo pero dos de los presos que buscan problemas se interponen en tu camino. Afortunadamente Amok está allí para atraer su atención enfrentándose a ellos. En pocos momentos te dejan libre y sigues a Krishnarj con paso rápido pero extremando la cautela.

La arena no tarda en ascender debido al ajetreo que ocurre sobre ella. Pain se enzarza con uno de los reos, rompiéndole la mandíbula de un puñetazo, mientras otro de nariz prominente lo rodea con intención de apresarlo o atacarle por la espalda. Ishrad deja inconsciente al más cercano a Cisco, ayudando con ello a las intenciones de Hazir, con un puñetazo cuyo resplandor atrae la atención debido a una especie de chisporroteo eléctrico. El humano se encara tras ello con su segundo contrincante, otro preso bastante flaco y tembloroso.

En un extremo, Hazir consigue poner a salvo a Cisco aunque no se advierte la gravedad de la herida del pequeño Kobold, ambos se preparan pues dos presos más, uno con frondosa barba canosa y otro pelirrojo, llegan hasta ellos dispuestos a darles una paliza.

Todo ocurre muy deprisa y a la excitación del combate se une la certeza de que pronto llegarán los refuerzos para los guardias, incluyendo a soldados arcanos para ello.

La muchacha no tenía intención de interrumpir la bienvenida, pero el pequeño kobold no pintaba nada en esa contienda, por lo que se acercó a recogerlo retirándose a continuación, un planeado vuelo raso para cogerle y llevárselo de ese futuro embite...

No esperaba aquella reacción. En realidad, no esperaba ninguna que no fuera ver como el hombre al que había golpeado caía al suelo inconsciente, pero cuando giró, devolviendo su puñetazo con un golpe directo al estómago, supo que el error había sido de su técnica, y no de haber subestimado la fortaleza del matón. Sonrió. No volvería a pasar, eso lo tenía claro. 

Sus ojos brillaron de emoción, divertido ante aquello, cuando el estúpido preso que había avisado de su golpe se intentó escabullir tras él para agarrarlo por la espada, recibiendo un codazo en el proceso, un movimiento natural que estaba destinado, en realidad, en colocarse en una nueva posición más agresiva ahora que se veía rodeado, algo que duraría poco tiempo.

Con un golpe fluido, tras haber notado la sacudida contra aquél prisionero de nariz prominente, se lanzó hacia delante, con sus puños envueltos en rojas llamas que lamían su piel; en sus ojos podía apreciarse el brillo del salvajismo demente del que era presa, disfrutando con el dolor que iba a causar. 

Los impactos fueron cegadores y brutales. Con cada hueso roto sentía un placer insano, con cada grito su adrenalina se multiplicaba y su convicción de que podía contra el mundo entero le nublaba el juicio, reduciendo su visión a él y su enemigo, nada más. Esa era la verdadera libertad. El verdadero poder.

Fue volver al patio y desatarse el caos. Todo comenzó con la provocación descarada de los guardias mostrando las pertenencias personales de los presos que iban a ser trasladados. O al menos eso pensó Serge al ver la reacción de Amok. ¿Se encontrarían sus preciadas herramientas allí también? La tentación de ir corriendo a investigar era grande, pero el ladrón no era estúpido. Seguro que sus pertenencias estaban fuertemente vigiladas por soldados ansiosos de tener una excusa para librarse de todos los presos que pudieran.

Cisco no había sido tan cauto, ya que se había arrojado directamente a las flechas de los guardias al intentar salir del patio. Sus compañeros habían empezado a revolverse por el patio, gritando al kobold o intentando hacer algo para ayudarle. Y si aquellos presos no hubieran ido derechos hacia él con las palabras “malas intenciones” escritas en la cara, él también habría querido colaborar para echar una mano. Pero… Es bien sabido que la fortuna es mujer y gusta de los jóvenes y Serge disfrutó de un hermoso regalo de tan caprichosa dama en forma de un enfurecido Amok que consiguió atraer la atención de los presos que iban a por él.

Y entonces le vio: Krishnarj, escabulléndose rápidamente entre la multitud aprovechando la confusión que se había creado. No hacía falta ser un genio para sumar 2 y 2 y darse cuenta de que aquellos presos habían sido azuzados contra ellos probablemente por el mismo Krishnarj en un intento de conseguir ventaja. La cuestión era, ¿para qué? Ah, pero Serge no pensaba quedarse de brazos cruzados pensando en ello. Ni hablar. Rápidamente el ladrón salió detrás del hobgoblin con intención de obligarle a detener el ataque por parte de sus hombres. Una vez conseguido eso, ya le interrogaría a gusto sobre todo lo que quisiera.

Tizoc estaba sentado junto al muro viendo lo que tenía lugar en el centro del agujero que llamaban Matadero. Ahora entendía el origen de ese nombre. Hazir iba a tener problemas, eso era malo pero si se metía y los guardias actuaban podían llegar a matarle. Había mucho que perder y desde luego una lucha a puñetazos estaba, sin lugar a dudas, fuera de alcance. No dudaba que cualquiera de los presos podría tumbarlo con un golpe mal dado. 

Se puso en pie y miró a su alrededor buscando una piedra suelta o algo con lo que poder echar una mano llegado el caso en que fuese necesario. 

Por suerte, y gracias a la intervención de Ishrad, Hazir pudo moverse ágilmente con el kobold hasta ponerle a salvo. 

Se puso delante de él, y prestó atención a sus propios problemas: dos reos venían hacia él con muy malas intenciones. La lucha sin armas no era su especialidad, pero tampoco estaba indefenso. Levantó ambos puños, listo para interceptar cualquier ataque. Los dos reos parecían típicos matones de prisión, y sus rasgos no indicaban gran cosa, más allá de su intención de atacar a Cisco. 

-Rasga tu ropa y venda la herida, apriétala fuerte. Intenta cortar la hemorragia todo lo que puedas-le dijo a Cisco sin volverse. 

Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Nickar se llevó volando al kobold, cosa que Hazir agradeció. Parecía que Nickar no le deseaba mal alguno a Cisco, y aunque sin duda era peligrosa, tampoco estaban las cosas como para ponerse exigentes. Sobre todo teniendo en cuenta que la otra opción era recibir una paliza de dos reos furiosos. 

Hazir no dijo nada, simplemente les sostuvo la mirada a ambos reos, alzando los puños. Sin duda él no era tan peligroso como Ishrad o Pain en combate sin armas, pero no se lo iba a poner fácil. 

Pain. Turno 2.

-¡Joder!- el ataque pilla por sorpresa al Reo que te rodeaba al recibir el impacto de tu puño en su prominente nariz. Ese movimiento es suficiente para disminuir la voluntad de este reo (deshechando la idea de apresarte). Así mismo, esto te da unos segundos preciosos para borrar la sonrisa del primer reo. Aquel que parecía disfrutar del combate inminente no tuvo tiempo de apreciar su error. No podía hacer más que recibir. Primero fue el hombro izquierdo, luego las costillas, pero sin duda el peor fue el que le golpeó en el pecho y le detuvo el corazón.

Su compañero de prominente (y ahora sangrante) nariz queda congelado por el espectáculo e impactado al ver el cuerpo de su compañero caer inerte al suelo, sin vida. -¿Qué eres tú?- pregunta atónito adoptando una pose defensiva. -¡Guardias!¡Me van a matar!¡¡Guardias!!- Grita el infieliz.

Hazir. Turno 2.

Cauto y paciente. Aguantando la tensión por el inminente combate, mantienes la posición analizando los movimientos de los dos reos que se acercan mientras Nickar sobrevuela la zona llevándose a Cisco lejos del alcance de los presos. El de barba canosa es el primero en atacar. Agachado y cubriéndose la cara con ambos puños, lanza un gancho ascendente con la derecha que impacta en tu costado.

Su compañero, el pelirrojo, inicia una maniobra para favorecer al de la barba cana en el combate. Acercándose pero sin llegar a tu alcance.

Tizoc. Turno 2.

Tizoc
Diriges la mirada intentando escudriñar, sin mucho éxito, cualquier cosa que pueda servirte como arma cuando divisas a Nickar coger a Cisco y sobrevolar la zona alejándolo de los reos y, en consecuencia, acercandolo a ti.

Adviertes que es un buen momento para analizar el combate ya que nadie parece deparar en ti: se divide en dos focos. Cerca de las gruesas puertas Pain, Ishrad y Hazir pelean contra seis presos mientras que al otro lado, más cerca a la entrada de las celdas, Alona y Amok luchan contra cuatro presos. Por el momento, nadie se fija en vosotros (tampoco en Nickar o el pequeño Kovold).