Partida Rol por web

Aileon suspira aliviado. Laagstad no se podía permitir perder a sus Tierstinas.

Tú dirás. ¿Qué necesitas? Pide y te lo daré. El tono del Maekrix es sincero, aunque algo juguetón. Después de todo, siempre había habido algo en el aire entre estos dos...

El elemental se acerca dando un largo paseo al puerto, se zambulle en el agua del mar y se desliza dejándose llevar por las corrientes y jugando con su nueva forma acuosa. Se atreve incluso a alejarse de la costa, y por algunos momentos se plantea no volver a la ciudad, si no nadar libre y dejar los asuntos terrestres a los seres que habitan la tierra.

Sin embargo, finalmente se decide a volver; de algún modo siente que su deber es ayudar a esa ciudad. A pesar de que ya ha muerto una vez defendiéndola y tiene la posibilidad de irse ahora, de vagabundear como siempre ha hecho, opta por volver a proseguir la lucha.

Tierstina suspira y señala un camisote de malla en una mesa. Parece de acero ordinario pero transmite un brillo inusual, lleva el simbolo de una espada sujetada por dos manos de personas distintas grabado en el pecho.

- Mañana atacareís la cabeza de la horda por la retaguardia, Kadstad os explicara los detalles mañana, pero sin duda será peligroso. Lo que quiero es simple, esa armadura fue entregada a mi familia antes de que yo naciera y me dijerón que el primer rey, Arin, la forjó para su primera hija, hará más de cien años. Quiero que la lleves tu mañana y quiero que vuelvas con vida para devolvermela.

¿Que la lleve yo? ¿Por qué? Esa armadura es una reliquia de tu familia. Todos lo sabemos en Laagstad. No me sentiría cómodo llevando algo que no es mio. Tierstina, no pertenezco a tu familia. No puedo portarla. Aunque sería un honor. Pero no. No puedo manchar el honor de tu familia. Una vez más, la parte más seria del Maekrix sale a la luz. Todas las pullas entre ellos dos habían desaparecido cuando la ciudad comenzó a ser atacada. Ahora sólo quedaba ese respeto y admiración mútua. Quizás incluso cierto amor. Aileon no podía portar una armadura tan imporante. No pertenecía a la familia de Tierstina. no podía.

Aileon habia cometido un error de cálculo. Rechazar un regalo o un honor podía ser interpretado como un insulto, los honores y regalos no solo eran el honor o regalo en si mismos, tambien eran un símbolo de un sentimiento del dador al aceptor. Rechazar aquel honor que le ofrecia Tierstina era, simbolicamente hablando, rechazar el sentimiento que habia tras ese honor.

- ¿Ves el símbolo que esta grabado en la armadura? Son dos manos diferentes empuñando una misma espada, su significado es claro, no importa quien las empuñe sino para que. Esta armadura no pertenece a mi familia, toda armadura y espada digna de leyenda pertenece a Tenesia, y lo mismo ocurre con cualquier hombre que se haga llamar tenesio. Tú y yo servimos a un bien mayor y lo mismo pasa con la armadura.

Tarde. Llegaba tarde una vez más. No se había dado cuenta de la forma en la que había insultado a Tierstina.

No puede más que pedir disculpas. Mil perdones, Tierstina. No pretendía ofenderte. No he sido correcto contigo.

Cuando la mujer parece perdonarle, con una ligera sonrisa, seguida de una mueca de dolor, Aileon se acerca a la armadura y la observa largo rato. Será un honor llevar esta armadura. Por tí. Por Tenesia. Juro que volveré con ella. Vivo o muerto.

Tierstina sonrie al ver que aceptas el honor de llevar su armadura.

- Honrame, cada hazaña que realices con ella nos honrará a ambos, no lo olvides. Y por favor, regresa vivo con ella, no regreses muerto. Y que no eres miembro de mi familia... eso podría cambiar muy facilmente.

¡Lo sabía! Sonrie Aileon eufórico. Algo había entre ellos, lo sabía. Volveré y te haré cumplir tu palabra. Se despide Aileon con un guiño a la mujer. Era una mujer con carácter. Probablemente incluso más fuerte que él mismo. Pero eso le encantaba. No soportaba a las mujeres sin personalidad. Amaba a las mujeres con carácter. Tierstina era de esas...

Te levantas en una cama con vendas por todo el cuerpo, maldición, no recuerdas como has llegado aqui pero el porque es ovio, tus heridas, etas muy herido.

Nada mas despertar oyes unos golpes en la puerta. La habitación es austera, pero comoda, una cama limpia, un cuenco con agua para lavarte la cara, un pequeño armario y una ventana. No más de lo que necesitas realmente, de hecho, te las podrías arreglar con menos.

"Orrrarrrrrhhh......¡mierrrda de cerrrdo...! ¿Quierrrres dejarrr de darr golpes en la puerrta y pasarr?" digo mientras una de mis manos se apoya en una de mis sienes.

Me levanto y me siento en el camastro, desnudo y mirando el cuenco de agua...tengo mucha sed. Así que lo cojo y bebo con fruición, mientras gotas de agua caen por mi pecho y resbalan por mi piel...."Ahhhh...que buena..."

Kadstad entra en la habitación con una sonrisa maliciosa.

- Siento decepcionarte, no soy un excremento porcino, no se porque te esperabas un excremento porcino que golpea puertas, aunque si bien es cierto que eso no sería lo mas extraño que hemos visto hoy.

Kadstad pone un semblante serio tras el comentario mientras te ve beber como un desesperado. Lleva su armadura roja teñida de sangre roja, sangre púrpura y barro. A su espalda lleva un flambergue similar al tuyo pero con el diseño de la empuradura distinta. La flambergue tiene la cabeza de un dragón con las fauces abiertas hecha de plata.

- Debo hablarte de lo que pasara mañana.
 

Tras beber y limpiarme, comienzo a coger mis cosas y a ponerme de nuevo todo, con ciertas muecas de dolor, pero sobreponiéndome a él. "¿Quién...ah sí....errres el jefe.....Dime.....¿qué va a pasarrr mañana? ¿No ha llegado el herrmano del culobrr...del drrragón a la ciudad donde tenía que pedirrr ayuda? Crrreo que el demonio que huyó de mis ataques dijo que iba a porr él....¡ja! Tendrías que haber visto como huyó....y luego Uloch...ehm...y "Cuernos de Fuego"....." dudé mirando alrededor......

"bueno...habla...Gunnar te escucha, jefe". 
 

- Ya, huir. La cuestión es que se formo el equipo para "operaciones especiales" y yo, que estaba al cargo de la inteligencia he podido averiguar que habia un pasaje seguro hasta la retaguardia de la fuerza del asedio. Los exploradores me asegurán que hay una ruta segura hacia la tienda de su comandante. La misión será sencilla, entrareís, eliminareis a su comandante y regresareis cuanto antes. Estoy seguro que ese golpe hará que el ejercito se desmorone. El motivo para venir a verte ahora es simple, yo no podre venir con vosotros, pero me gustaria poner darle un buen golpe- dice desenvainando el flamberge- Con Darastrix.

En ese momento el flamberge escupe llamas carmesies.

- Por eso me gustaria que un guerrero que conoce el honor el combate la llevase por mi en esa batalla y me la devolviese llena de sangre de demonio.

"Sí....huyó como una rrata...unos segundos más y hubierrra acabado con él...." digo frunciendo el ceño y mirando duramente al hombre.

Escucho atentamente lo que me dice mientras termino de ponerme mis cosas y cuando termina, alzo ambas cejas por la sorpresa...."Vaya...desprrenderrse de la espada de uno es un acto de fe....me honrrrais Kadstad." digo con una inclinación mientras cojo el arma. La sopeso entre mis manos mientras voy haciendo pequeñas katas con ella, probando su peso, su equilibrio....."Es un arrrma magnífica....perrrfecta para derrramarr sangrre de comandante demoníaco....." sonrío..."Así que sólo tenemos que entrrrar en medio del campamento enemigo, derrrotarrr a su jefe y volverrr.....¡eso serrrá digno de contarrr!"

"Serrrá un honorrr clavarr ésta espada en el corrazón del Jefe de éstos demonios, Kadstad. Os la devolveré imprrregnada en su sangrrre", asiento al decirlo y le cedo mi espada...."mientrras tanto....cuidarr de mi arrma....es más humilde...pero ha cuidado de mí durrrante mucho tiempo..."

- Vulom la apaga y Darastrix la enciende -te dice Kadstad mientras coge tu espada- Recuerdalo, y si, es entrar, matar y volver, simple de decir y complicado de hacer. Descansa, mañana será un día duro. Para todos.

Con esto Kadstad se despide con una referencia y te deja solo en tu habitación.

Asiento mientras se despide..."Darastrix..eh?" pienso mientras le voy dando vueltas alrededor mío, familiarizandome con todo su potencial...su longitud, sus características...."Un arma magnífica..."

Tras practicar un rato, relajo mis doloridos músculos y apago el arma...guardándola después. "Tengo que beber y comer algo...sobre todo beber...." pienso mientras me dirijo a alguna taberna...."Uloch" digo antes de salir corriendo hacia donde se supone que tendría que estar.....

Pero aún y todo, a pesar de la preocupación que sentía por su compañero de Batalla, había algo que Gunnar amaba más que la cerveza, casi tanto como una buena pelea....y era una mujer bella y dispuesta. Recordó que una impresionante pelirroja le había prometido algo, así que pensó que, si tenía que entrar en el sitio más peligroso de todo el campamento enemigo, quería visitar a la mujer y recordarle su promesa.....con lo que, ni corto ni perezoso, se encaminó, previa pregunta del camino correcto, a las dependencias de la susodicha mujer....y quizás se llevaría algo de premio por el camino.....

Cuando tocas la puerta te parece oir el ruido de una flecha. Ella te da permiso para pasar y entras. Encuentras a Mian en camisote de malla, disparando con un arco largo a traves de la ventana. Parece concentrada en lo que hace a la vez que te presta atención a ti.

- ¿Querias algo?

"Hola prrrreciosa....vengo a decirrrte que ya hemos vuelto de nuestrrra incurrrsión...y que trrraje al cul...al pimpollo que dije que volverrría sano y salvo....cumplí con mi palabrrra...así que me debes una cena tú y yo solos...en prrrivado......."

Me acerco a ella y observo con curiosidad su actividad...."¿Qué haces?" digo, mientras oteo por la ventana qué puñetas está haciendo la pelirroja.......
 

Puedes ver unas dianas en el exterior con flechas clavadas y antorchas cerca para que peudan verse en la oscuridad de la noche. En un momento rápido Mian dice unas palabras y lanza una flecha electrificada contra una de las dianas, reventandola en pedazos.

- Práctico mi punteria -dice Mian- Trato de imaginarme que esas dianas son demonios...

Mian luego se gira hacia ti.

- Si no te importa ya hablaremos de la promesa mañana, hoy no estoy de humor.