Partida Rol por web

Asesinato en Puerta de Baldur

Aventura | 3. La propuesta ducal

Cargando editor
22/10/2016, 00:31
Gran Salón

Al poco, has dejado tus armas y algunas de tus cosas a unos criados y estás cruzando la gran puerta. El interior es un amplio estudio, alto, y más ancho que largo. Las paredes son tapices y estanterías llenas de libros y objetos extraños, además de otros tesoros más comunes que identifican al dueño como un miembro de lo más alto de la sociedad. En ambos extremos de la sala, ves dos puertas talladas y, frente a ti, tres ventanas trillizas por las que la luz del mediodía cae sobre un gran escritorio de madera y una espléndida butaca. Hay dos sillas elegantes frente a la mesa, y otras cuatro en diversos puntos del despacho. Te llaman la atención los innumerables signos de la fe de Gond que ves. Una alta y delgada figura en una túnica te recibe de pie, junto a la mesa.

Entre esa figura y tú, vuelves a verles: el hombre, el enano, el tiflino. Te miran con sorpresa. ¿Es que no te vas a librar nunca de ellos?

Cargando editor
22/10/2016, 00:31
Torlin Escudoargénteo

Saludos, lady Dordienh —saluda a Aishël. Luego, os abarca a los cuatro con la mirada.— Que el Gran Artesano Celestial les bendiga a todos. Empecemos desvelando el primer misterio —continúa, mientras se cierra la puerta—. Mi nombre es Torlin Escudoargénteo, Duque de esta ciudad. Imagino que tendrán muchas preguntas —añade, indicándoos las butacas.

Cargando editor
22/10/2016, 00:39
Torlin Escudoargénteo

Su voz es varonil, grave. Su tono es alegre, pero controlado, como el de quien ha hecho del hablar su oficio. También habla con la seguridad de quien no teme a nada ni a nadie y tiene las ideas claras. Poco a poco, tus ojos se acostumbran a la nueva luz y puedes ver bien sus rasgos: maduro, moreno, los cabellos bien arreglados pero encanecidos en las sienes, la perilla bien recortada y salpicada de pequeñas canas. Viste largos ropajes magníficos, pero no extravagantes. Es alto y delgado, efectivamente, pero de aspecto saludable y fibroso. Su postura transmite una combinación imposible de envaramiento y naturalidad, como si hubiera nacido con un palo de escoba en el culo y ni lo notara. Su porte es muy distinguido.

Cargando editor
22/10/2016, 00:48
Torlin Escudoargénteo

¡Torlin Escudoargénteo! ¡El duque Torlin! Por supuesto que conoces a tu anfitrión: cuando te fuiste de la ciudad, Torlin ya era duque, junto con Adrian, con lord Portyr y con lady Stelmane.

Proviene de una muy buena familia patricia: su abuelo ya había sido duque en tiempos del fallido golpe de estado de Velarken y había luchado en el bando patriota contra el aspirante a tirano, como Adrian. Se dice que la quinta de los Escudoargénteo, una auténtica finca intramuros, es el palacio privado más opulento de la ciudad.

Con estos antecedentes familiares, no fue raro que Torlin fuera elegido para el cargo a una edad muy temprana, siendo uno de los duques más jóvenes de la historia de la ciudad. Esto no ocurrió mucho antes de que te fueras, por lo que ahora debe de tener unos cincuenta años. En cualquier caso, se conserva de forma envidiable.

Quizás se debe a las bendiciones de su dios: Torlin es el Alto Artífice, el sumo sacerdote de Gond en la ciudad, y Gond es el dios protector de Puerta de Baldur. Su templo, la Gran Casa de las Maravillas, es el edificio más espléndido de la urbe: al lado de él, el Gran Salón parece un pobre fuerte que no está viviendo su mejor época. Otra razón que explica el ascenso meteórico de Torlin.

Duque, sumo sacerdote de Gond, de estirpe célebre... Sin ninguna duda, es el líder natural de los patricios y uno de las personas más poderosas de la Puerta. Si no la que más.

Cargando editor
24/10/2016, 12:52
Caedwyr

Tras tantos sinsabores, por fin vuelvo a disfrutar un poco de la vida. Me gusta nuestra guía rubia de aspecto marcial, me gustan las criadas que sonríen, me gusta sentir que voy por el buen camino…

Y tras tanto sacar pecho, la humildad vuelve a mi persona. Ese hombre, creo que lo reconozco apenas verlo, pero cuando se presenta no puedo evitar inclinar respetuosamente la cabeza.

—¡Mi Señor Duque! Estamos a vuestro servicio —miro rápida y significativamente a mis compañeros—. ¿Preguntas? *Ejem*, por supuesto. En primer lugar: ¿En qué podemos ayudar nosotros en la situación actual?

De hecho tengo un pelotón de preguntas, pero por una vez creo que ser prudente es lo más aconsejable. Nada de darme rienda suelta a mí mismo.

Cargando editor
25/10/2016, 05:05
Rotryn

Rotryn mira con una cara extrañadísima como Caedwyr se inclina tanto, que casi parece besar las rodillas de aquel individuo.

"Buenas tardes, mi nombre es Rotryn...a secas. Se nos sugirió que podíamos venir y tal vez solucionar algún problema que pudiera tener, ejem, un problema de esos...ejem, peliagudos....Cuentenos, En que podemos ayudarle?"

Rotryn no se andaba mas con rodeos. Era incluso una sinceridad un poco brusca, pero la intención que puso no representaba ninguna amenaza, es mas, podía ser tomada tanto como una advertencia, como una broma.

Al momento de hablar, el tiflino disimuladamente se ubicó a una distancia como de 5 o 6 pasos de sus interlocutores, mirando de vez en cuando los alrededores, bibliotecas, mesas, sillas, como cualquier coleccionista de antiguedades o anticuario le daria una mirada superficial a todo.

"Lindos muebles..." - comentó.

Cargando editor
25/10/2016, 19:24
Aishël
Sólo para el director

Miro extrañada a Skoond -Realmente no hice nada en el Amplio, simplemente vi a unas gentes que huían despavoridas por razones obvias, pues vuestro Duque pareció sufrir un maleficio y acto seguido vi a un niño y una halfling.... no podía dejar morir a nadie en aquel Caos y solo actué por instinto- suspiro -No busco reconocimiento ni agradecimientos por ello- luego escucho a Skoond -Efectivamente, querría una audiencia con los actuales o actual responsable de Puerta de Baldur's, pues es sabido que esto no puede traer nada bueno y Puerta de Baldur's es lo más cercano al resto de ciudades que pueden estar en peligro, no solo esta, me temo que esto no sea mas que el principio y si se puede frenar aquí... mejor sera- Se dirigió donde él la guiaba.

Cargando editor
26/10/2016, 00:22
Aishël

Cuando entró, hizo una pequeña reverencia y cuando se levantó y vio a aquel grupo de hombres tan variopinto que de sobra conocía.... Por sus años de entrenamiento, pudo ocultar su sorpresa. Pero... ¿Es que están en todos los fregados?

Que oportuna al muerte del duque Adrian y que oportuno que ya hubiese, rápidamente, un sustituto esperando. Era desconfiada por naturaleza y los humanos eran por naturaleza avariciosos y codiciosos, aun más con el poder.

Cargando editor
26/10/2016, 00:36
Imbralym Skoond

Pese a la celeridad con la que Skoond te ha traído ante el duque Torlin, el hombre -«Par de Baldur»- no ignoró durante el trayecto tus explicaciones, sino que con gestos y palabras alabó tu humildad y tu altruismo. «Propio de alguien de noble cuna», llegaste a escucharle. Cuando dijiste que la muerte del duque Abdel Adrian puede ser el principio de algo más, Skoond se volvió y te miró durante unos instantes con curiosidad. No dijo nada. Poco después de eso te ha dejado en el despacho, a solas con el hombre que se ha presentado como duque y los tres varones a los que ya conoces.

Cargando editor
26/10/2016, 01:54
Torlin Escudoargénteo

El duque Torlin atiende a las respuestas de Caedwyr y Rotryn -ambos preguntando en qué pueden ayudar-, pero su expresión es impenetrable. ¿Le agrada lo que dicen ambos hombres? ¿Le ofende? ¿Esperaba otra cosa? Imposible saberlo: parece una esfinge. Tampoco reacciona al silencio de Aishël y Zhork. Quizás está acostumbrado a que su aura de poder haga enmudecer a las personas. En cambio, sí parece pillarle por sorpresa la con la que Rotryn observa su despacho y elogia sus muebles. Arquea una ceja.

Por favor, siéntense —os pide mientras procede a sentarse en su gran sillón, tras el escritorio—. Creo que el señor Skoond les ha hecho pasar un rato agradable.

Os pregunta si queréis algo de beber. A continuación, tira de un grueso cordón de seda -que cuelga del techo y cae junto al asiento-, haciendo sonar una campana. El criado humano que los tres varones ya conocéis entra. El duque Torlin pide simplemente «un refresco» para sí mismo.

Voy a ser franco con ustedes —declara el duque, ya sentado en su silla (un poco más alta que las demás), una vez el criado se ha ido—. Nuestra querida ciudad está podrida hasta la médula: ¿quién se atrevería a atacar a un héroe amado como el difunto duque Abdel si no aquellos que juran lealtad a la Oscuridad y a las fuerzas del Mal? —pregunta de forma retórica, con expresión de genuino disgusto.

El noble os mira durante unos instantes, como leyendo vuestros rostros. Luego, se levanta de nuevo y se acerca a la ventana, dándoos la espalda. Lo hace pausadamente. Por la ventana podéis ver tejados, la bahía, las murallas, el monte… Los arrabales de extramuros.

Muchos son los que han llegado en el último siglo a nuestra ciudad, huyendo de la guerra y el caos, buscando refugio… —explica con calma y solemnidad—. Nosotros les hemos abierto gentilmente nuestras puertas. ¿Y qué han traído ellos, en cambio? La semilla de la podredumbre: impías creencias, obscenos dioses. No podemos permitirlo. —Se vuelve de nuevo y os lanza una mirada de intensa determinación.— Barreré esa suciedad de nuestra ciudad y devolveré a Puerta de Baldur al lugar que se merece.

Vuelve a sentarse en su silla con calma. Se sienta cruzando una pierna sobre la otra, una mano en el reposabrazos, la otra en su medallón de madera -una rueda dentada, símbolo de Gond-, que cuelga de su cuello a través de una cadena de plata trenzada con seda.

Esta gente de la que hablo, estos adoradores de infernales, están aliados con una camarilla de ladrones y rufianes que se hace llamar «la Cofradía», o «el Gremio», como si merecieran cualquiera de esos dos nombres. —Escupe las palabras, claramente asqueado de tener que hablar del tema—. Los dedos corruptores de este contubernio de fanáticos y criminales llegan desde las alcantarillas hasta nuestras instituciones más veneradas: manipulan nuestro comercio y nuestra justicia, envenenan las mentes de nuestros vecinos con sus cultos demoníacos… Jóvenes y ancianos, nobles y humildes, hombres y mujeres. —Toma aire.— Y tienen poderosos cómplices en los gremios, en los templos, en la academia… Incluso en el Puño Ardiente y en el Parlamento.

El odio que desprende cuando menciona a la gente de la Cofradía y sus aliados es sólo comparable a la devoción que emana de él cuando habla de Puerta de Baldur. Mientras os habla, aparece el criado con la bebida. El duque no se interrumpe mientras le sirven.

¿Quieren saber cómo pueden ayudar? Verán: para erradicar el mal que amenaza a la Puerta, necesito saber saber quiénes son. Necesito que algunas personas decentes y capaces rastreen y sigan la red de la Cofradía hasta sus líderes. —Ni observa a su criado cuando éste se marcha. Os observa a vosotros, a cada uno de vosotros.— Mi pregunta es sencilla: ¿son ustedes esas personas?

La pregunta queda en el aire mientras el criado abandona de nuevo la sala. El duque os escucha.

Cargando editor
26/10/2016, 15:15
Rotryn

El tiflino escucha atentamente al duque, con la mirada fija en en , cuando les da la espalda.

Al entrar el criado, Rotryn se fija en su rostro por si lo había visto antes (tal vez durante el paso por la puerta, o en el amplio).

Una desazón rodeaba al tiflino desde que habían venido acá y no lo ocultaba, la misma sensación de sentirse a la vez inseguro y paranoicamente observado lo llevaba a desconfiar de todo, y todos. El duque no era la excepción a esa regla.

Vió a un hombre seguro de si mismo, con un celo impresionante por su trabajo, eso no podía negarlo. Sin embargo, atisbó en el una determinación que podría llevarlo al fracaso, ese mismo celo que era su fortaleza podía, y hasta ahora lo estaba haciendo, cegarlo para no ver mas "matices". 

Concentrando su mente intentó ver como este Duque se relacionaba con Adrian, y intentó captar su atención:

"Entendemos lo que ha sufrido con la muerte del Duque Abdel. Lo que aún no entendemos es si efectivamente lo que le pasó al Duque es objeto de las fuerzas de la oscuridad que usted menciona se han tomado la ciudad. Me parece que para hacerle eso al Duque tendría que interferir una magia MUY poderosa, si es que me entiende.

Esa misma inferencia me hace creer dos cosas: el problema que le aqueja ciertamente puede terminar muy mal para nosotros, incluso tal vez no salgamos de esta".

Rotryn hizó hincapié en estas palabras y tomó un respiro. Dejó que sus palabras surtieran efecto en los presentes, y, verificando que no había ningun criado, bajando la voz,  continuó:

"Además si este gremio o como quiera llamarlo está tan arraigado en la sociedad de puerta de Baldur, como sabemos si, incluso tenemos oídos u ojos que nos están escuchando ahora?..."

Prosiguió con la explicación: "...punto importante si queremos que esta misión de detectar las raíces del gremio, es secreta..."

No lo dijo en tono de desconfianza con el mismo Duque, sino en su tono de paranoia habitual.

"Y, por cierto, estoy completamente de acuerdo con usted en que la podredumbre llegó incluso al puño, uno de sus capitanes(?) parece ya afectado por la ambición..." A propósito dejo la propuesta flotando, para ver si podía matar dos pajáros de un tiro...

" ... y aunque sabemos que su intención es muy noble, y por lo demás la comparto, sería bueno saber, si es que me comprende, que incentivos hay para tales osados hombres que se embarquen en esto? ..."

Nuevamente esperó que sus palabras surtieran efecto en los oyentes.

 

Cargando editor
27/10/2016, 13:19
Caedwyr

Escucho atentamente a Rotryn, un poco temeroso de que diga alguna inconveniencia. Sin embargo, excepto en lo que respecta a «incluso tal vez no salgamos de ésta» y los «incentivos», lo demás ha sido un buen comienzo. Pero quiero intervenir.

—He pasado largo tiempo fuera, y hay algo que me intriga especialmente, mi señor —he de mantener el decoro, es MÍ DUQUE, por Torm—. Habéis mencionado impías creencias y obscenos dioses, y sobre todo…«adoradores de infernales». ¿Se ha desarrollado entonces un poderoso y malévolo culto organizado dentro de la ciudad, uno que amenaza el orden hasta este punto? Las diversas congregaciones religiosas de la ciudad habrán tomado algún tipo de medida, por mucho que en general se predique una cierta tolerancia de culto. 

Estoy enfrascado en mis disquisiciones. Feliz y un poco abrumado por tener un hombre de la categoría de Escudoargénteo escuchando. Pero no me dejo amilanar.

 —Un acto tan grave y perjudicial para Puerta de Baldur me deja estupefacto. ¿Acaso el Duque Adrian había tomado personalmente medidas en  contra de esos «adoradores de infernales», y por ello han querido desembarazarse de él? ¿Y por qué iba a participar directamente el Gremio en ese acto de guerra cruel, cuando Abdel Adrian siempre ha sido amado por la gente humilde local, e incluso diría que la chusma del Gremio (o la mayoría de sus miembros) le ha tenido cierto respeto hasta ahora, por sus acciones y su origen humilde—Aquí carraspeo incómodo—. Perdonad que os diga esto, Excelencia, pero Abdel Adrian parece ser el miembro del Consejo menos odiado por los líderes de la Cofradía, por tanto aquí gana peso lo que vos decís acerca de injerencias extranjeras.

Hablo para el Duque y mis amigos, pero también para mí mismo, pues necesito aclarar mis ideas.  Temo estar, una vez más, caminando sobre el filo de una navaja al rojo vivo. Mi ligera arrogancia un día me meterá en un pozo sin fondo, pero hay que poner las cartas sobre la mesa.

—No penséis que defiendo a la Cofradía —alzo las manos—. Son enemigos del orden, caldo de cultivo del caos y un buen lugar para que se infiltren elementos ajenos y perniciosos para la estabilidad de Puerta de Baldur. Es por eso que me parece una excelente idea investigarlos, así como todo aquello que nos conduzca a elementos corruptos, ya sea de la Academia o de…—aquí me rechinan los dientes—…de los templos, que Torm los funda en un rayo de justa ira, si alguien de los cultos de la ciudad ha tomado parte en éste crimen.  Si finalmente confiáis en nosotros, seguiremos ese rastro y averiguaremos lo que podamos.

Miro de soslayo a mis compañeros, incluso a la elfa, que siempre parece distante.

—Puerta de Baldur es mi prioridad, deseo que se restablezca el orden y colaboraremos con vos, si mis colegas están de acuerdo.

Ehhh, no me contengo, lo siento.

—Y aprovecho para decir que el Puño Ardiente ha conocido días mejores, si permiten que un mezquino provocador como Thangol controle sus puertas, dando pésima imagen de la autoridad. Y por si fuera poco, roban a hombres que han permanecido apenas unos días bajo su custodia carcelaria (merecida, lo reconozco), cuyo crimen ha sido ceder ante dichas provocaciones. Estamos sin equipación adecuada por esta causa…si teníais pensado retribuirnos por nuestros servicios (e insisto, no busco recompensa), pues perdonadme mi osadía si os digo vamos a necesitar un anticipo para poder reequiparnos adecuadamente. No creo que recuperemos nuestras pertenencias, pues como ya sabréis, no somos bien recibidos en Roca del Draco.

Cargando editor
27/10/2016, 21:37
Aishël

Escuchaba toda aquella charla sin sentido de los allí presente, a cual más pomposo, solo quería terminar con eso y volver a su amado bosque,  todo eso era una completa perdida de tiempo. Para ella todas las ciudades estaban podridas y eran decadentes ¿porque Puerta de Baldurs iba ha ser diferente? si estaba alli, era solo y únicamente porque estaba demasiado cerca de su bosque.

-¿Tiene idea de por donde podemos empezar?- miro al nuevo Duque. 

Cargando editor
27/10/2016, 22:58
Zhork

Durante toda la charla, si toda... tanto la del Duque como la de mis compañeros, me acaricié la barba e hice como que escuchaba atentamente. Y, por todos los dioses que de verdad que lo intenté... pero a los 5 minutos mi mente se había quedado en blanco y a mis oídos sólo llegaban mensajes indescritibles tipo: «Bla, bla, bla, bla...»

Me sentía mal, de veras, por ignorar a mis compañeros, pero mi decisión ya hacía tiempo que estaba tomada.

—Secundo la pregunta de la dro- ... ehm... de Aishël. ¿Por dónde deberíamos empezar?

Yo soy un enano de acción después de todo, no de palabras...

Cargando editor
29/10/2016, 01:34
Torlin Escudoargénteo

El duque Torlin os escucha a todos atentamente, aunque su rostro impasible no os da ninguna pista de qué opinión le merece lo que decís. Finalmente, una vez Zhork y Aishël han realizado su pregunta -mostrándose implícitamente decididos a colaborar-, Escudoargénteo comienza a responder.

Tenemos algunas ideas sobre por dónde empezar... —Al decirlo, mira y toquetea una pequeño hoja de papel que tiene sobre la mesa, enrollada. El lazo está suelto, a un lado, pero el papel mantiene la forma.— Pero hablaremos de eso después. Antes…

(1) Los temas mencionados han sido numerosos, así que el duque pide a Caedwyr y a Rotryn que le repitan sus observaciones, una a una. Comienza el brujo, mencionando sus dudas acerca de lo ocurrido con el duque.

¿Qué magia podría haber actuado contra el duque Abdel más poderosa que la de un dios? —replica el duque, fríamente—. ¿Y qué dios consentiría que su magia sea usada para semejante crimen, si no uno maligno? No, no me cabe ninguna duda: son siervos del Mal quienes han hecho esto. Sin duda están ya en la ciudad, y mucho me temo que están ya organizados. —La respuesta es también para Caedwyr.— Algunos bribones nos lo han confesado, pero no hemos podido sacarles nada más.

(2) Al momento, el duque recuerda los temores (paranoides) del brujo.

Antes ha expresado temor a que estemos siendo escuchados ahora mismo. —Respira profundamente, pero acepta la preocupación del tiflino.— Celebro su prudencia, joven, pero puede relajarse: expertos de la magia y el subterfugio velan por estas estancias —explica relajado—, y el Dador de Maravillas, por ellos. —Sonríe.— Y si lo que le preocupa es mi sirviente… —Señala hacia la puerta.— ...sepa que la lealtad de Persen está fuera de toda duda.

(3) Escudoargénteo indica a Rotryn que trataréis el tema de los peligros y los «incentivos» en último lugar. En ese momento, también recuerda la queja velada del tiflino contra un «ambicioso» capitán del Puño Ardiente.

Estoy informado del percance que han tenido con el Puño —comenta. Es obvio de dónde partió el perdón del Consejo que os salvó del castigo.— Su labor es útil a la ciudad y se han civilizado con el tiempo, pero no dejan de ser una tropa de mercenarios: no es raro encontrar en sus filas brutos sin escrúpulos. —Agita una mano, restándole importancia al asunto.— Reclamar sus pertenencias es perder el tiempo: si me sirven, les proveeré de lo que necesiten. Pero… —Se inclina sobre la mesa hacia vosotros.— ...si tienen o llegaran a tener pruebas de que alguien del Puño Ardiente está en tratos con el Gremio o con alguna secta impía, díganmelo. —Se gira hacia Caedwyr.— Y lo mismo sobre cualquier servidor de la ciudad: a veces, alguno es simplemente muy celoso en el ejercicio de sus tareas —explica, quitando hierro al asunto mencionado por el clérigo—, pero cualquier indicio de tratos con enemigos de la ciudad debe ser puesto en mi conocimiento.

El duque Torlin suena bastante terminante al decir esto: es obvio que considera estas órdenes fuera de toda contestación, incluso aunque finalmente no deseéis trabajar para él. En sus palabras hay una promesa de consecuencias, tanto para el «traidor» como para quien, sabiendo de una traición, la encubra. Qué consecuencias, eso es algo que no sabéis, pero por el tono podéis intuirlo.

(4) Es el turno ahora de las cuestiones sin resolver del clérigo. Una de ellas era el papel del sacerdocio de Puerta de Baldur en todo esto.

Las fes y los clérigos decentes de Puerta de Baldur ciertamente no simpatizan con el Gremio, y me consta que muchos sermonean contra dicha organización... —responde el duque con cierta frialdad—. Pero no debemos confiarnos, hermano. La infiltración puede ser muy sutil. Sólo pondría la mano en el fuego por mis hermanos siervos de Gond —concluye sin ocultar su orgullo.

(5) A continuación, Caedwyr se reitera en la extrañeza que le produce que el Gremio, cuyos agentes son en su mayoría plebeyos, y de extramuros, haya asesinado al duque más querido por esta gente.

No se deje engañar, hermano Caedwyr: eso es lo que quieren que piense —esgrime muy serio—. La escoria del Gremio puede proceder de la plebe, pero sólo desean el caos, la violencia y la muerte. Recuérdelo: son enemigos de la ciudad... Fanáticos peligrosos… Incluso puede que muchos sean agentes extranjeros. Y no olvide que Adrian no sólo era un duque popular, sino también era el mariscal del Puño Ardiente: luchaba día a día contra la Cofradía. —Respira profundamente. Se encoge de hombros, como concediendo que no tiene todas las respuestas.— Quién sabe: quizás precisamente asesinaron a Adrian para dejar a este gobierno sin su sabiduría y su popularidad.

Más relajado, conciliador, añade:

Y no os preocupéis, hermano Caedwyr: no dudo de usted. Sus preguntas y cuestiones son una prueba de su amor y su entrega por esta nuestra amada ciudad.

Ahora os mira a todos, uno por uno. Luego, se levanta de su silla de nuevo, en silencio. Vuelve a mirar por la ventana.

(6) —No les voy a engañar: es una empresa peligrosa —confiesa, con solemnidad—. Ustedes cuatro y yo contra una alianza de ladrones, asesinos y adoradores del Mal. —Respira profundamente de nuevo: está cansado.— Por eso mismo necesito la lealtad de individuos que destaquen sobre el resto... Y sí: puede que perezcan. —Piensa durante unos instantes.— Puede que incluso yo caiga, como le pasó a Adrian… Pero piensen en lo que está en juego: piensen en Puerta de Baldur.

Se gira hacia vosotros y os habla mientras os mira firmemente, con seguridad.

(7) —Por supuesto, la Puerta no es una ciudad ingrata: sabemos pagar a nuestros valientes. Para empezar, si aceptan servirme, les sufragaré el alojamiento, la manutención y diez portones al día, sin olvidar lo que han perdido.

De nuevo, queda a la espera de vuestras respuestas.

Notas de juego

Resumiendo, el duque Torlin: (1) no duda de que haya sido cosa cultistas; (2) considera segura esta habitación; (3) no va a hacer nada contra el Puño o Thangol sin tener pruebas; (4) ni confía ni desconfía de las demás fes de la ciudad; (5) no ve extraño que el Gremio haya asesinado a Adrian; (6) admite que es un trabajo peligroso; y (7) está dispuesto a pagaros bien.

Cargando editor
31/10/2016, 10:32
Caedwyr

Le echo una mirada casual a Persen. Si Torlin dice que es de toda confianza… ¡habrá que confiar en su palabra! En todo caso poco podemos hacer al respecto.

Parece que el Duque tiene un enemigo en mente sobre todo lo demás: busca el cuello del Gremio de manera implacable.  No me agrada ese grupo de maleantes, de hecho me gustaría que desaparecieran, pero me preocupa la fijación del Duque en ellos, pese a las supuestas pruebas. En lo que sí estoy completamente de acuerdo es en lo de la «secta impía», pues los lamentables acontecimientos de la plaza apestan a ese tipo de injerencias. Luego les haré saber mis pensamientos a mis colegas, en privado.

—La lealtad de los siervos de Torm también está fuera de toda duda, excelencia —digo cuando Torlin hace referencia a la confianza en los seguidores de Gond.

—Pero a lo que vamos. A mí no me importa el peligro si es por una buena causa, y no podría haber una mejor que el bienestar de ésta ciudad. Así que al menos yo acepto el encargo, aunque tengo otra pregunta: ¿Debemos suponer que el resto del Consejo de los Cuatro estarían al tanto de nuestra presencia y cometido en la ciudad? En todo caso, parece que no deberíamos de confiar en casi nadie, una vez que salgamos de éste lugar…

Le dejo que hable.  

Cargando editor
31/10/2016, 18:50
Zhork

Si el clérigo aceptaba el encargo, yo no iba a ser menos. Además, eso de la recompensaba me había puesto los ojos como platos. Hacía tiempo que no recibía un encargo en el que pagaran tan bien por mis servicios...

—Puede contar conmigo también, por supuesto, jojo.

Me di un golpe en la panza con la palma de la mano mientras soltaba la carcajada y asentía con la cabeza.

En definitiva, que estaba más que confirmado que aceptaba la misión encantado. No sé que pensarían los demás, ni siquiera si daban por hecho que allí había gato encerrado... que probablemente lo hubiera... pero un poco de acción no venía mal, y con los bolsillos vacíos como los tenía ahora mismo no podía ir a ninguna parte. Aquella misión era como agua bendita caída de los cielos. Que fuese peligrosa o que mi vida estuviese en riesgo... hum... a eso nunca le he llegado a prestar demasiada atención y esta no iba a ser la excepción.

Cargando editor
01/11/2016, 22:44
Gran Salón

Rotryn y Aishël observan atentamente al duque cuando este toquetea el papel enrollado que tiene en su mesa.

A continuación, Rotryn no tiene inconveniente en repetir sus cuestiones al duque. El brujo no parece impresionado, o siquiera convencido, por la confianza que tiene Escudoargénteo en su hombre y en el edificio, y no deja de mirar en todas direcciones; sin embargo, se abstiene de discutir nada. Podéis suponer que la idea de que sólo un culto maligno pueda estar detrás de todo esto le merece una opinión semejante.

Después de que el enano y el clérigo hayan hablado, el tiflino también interviene:

Aunque la paga no es escasa, la empresa es bastante arriesgada…«Y, por lo visto, correrá de nuestra cuenta el conservar el pellejo...», completa para sus adentros.— Respecto a nuestras pertenencias robadas —añade, haciendo hincapié en esta última palabra—, ¿a quién debemos indicarle el equipo que necesitaremos…?

«Quizás podamos sacar un "aumento" por ahí...». Por lo demás, Rotryn prefiere no comprometerse abiertamente a ser leal al duque, no vaya a ser que la mentira se refleje en su cara.

Ah: y no dude de que le traeremos pruebas de ese capitán. Sin duda está metido en el ajo... —proclama.

Por su parte, la elfa no parece tener ninguna gana de jurar lealtad ni de regatear salarios como un avaro mercader amnita. En cambio, prefiere ir al grano:

Ha dicho que sabe por dónde empezar —recuerda al duque Torlin, sin ningún atisbo de deferencia o amabilidad.

Notas de juego

Rotryn y Aishël penejotizados.

Cargando editor
01/11/2016, 23:50
Torlin Escudoargénteo

Torlin asintió amablemente, sin añadir nada, a la afirmación que hizo Caedwyr sobre los siervos de Torm. Ahora, el duque sonríe de nuevo, esta vez satisfecho, cuando escucha cómo los cuatro individuos que tiene frente a él aceptan su encargo.

Excelente —comenta, conteniendo cualquier otro signo de alegría o satisfacción—. Contestando a su pregunta, no debe preocuparse por esos detalles menores, hermano Caedwyr. —De nuevo, gesticula para quitarle hierro al asunto.— Les daré un documento que les hará oficialmente agentes del Gran Salón, si es eso lo que le preocupa, y Persen les dará salvoconductos que les permitirán andar por la Ciudad Alta de noche y usar las puertas patricias de la muralla interior. Además, Skoond se ocupará de ayudarles con cualquier obstáculo… burocrático... que encuentren. No serán agentes secretos, pero sean discretos… Y no: no confíen en nadie.

En sus palabras de nuevo hay más de lo que parece: sin duda, insinúa que usará su poder para sacaros de apuros. A continuación, responde al tiflino:

Amigo mío: busque a Persen al salir e indíquele lo que necesita. —Se dirige a todos.— No olviden indicarle también dónde desean alojarse.

Finalmente, mira a la elfa. Ahora su expresión es más fría, más protocolaria, pero también más propia de él.

Sí, lady Dordienh, sé por dónde pueden empezar: mis fuentes han identificado a tres probables agentes del enemigo. —Ahora toma el papel enrollado de la mesa, lo desenrolla y lee.— Norold Dlusker, comerciante de lana. Ysrra Brackrel, hechicera. Laraelra Thundreth, propietaria de La Linterna Mortecina. Skoond puede darles más detalles. —Os extiende el documento, que Caedwyr toma.— Puerta de Baldur tiene leyes sabias: para apresar e interrogar a estas personas, necesito alguna prueba de su conexión con la Cofradía. Esta orden de búsqueda y captura con mi sello les identifica como agentes del Gran Salón y les autoriza para registrar e incautar lo que haga falta. ¿Alguna pregunta?

Como seguramente supondréis, Persen espera fuera. Cuando salgáis, tomará nota de los pertrechos que les pidáis y de la posada que le indiquéis, y os dará los salvoconductos. Skoond aparecerá también y tratará de responder a las preguntas que queráis hacerle. O a algunas de ellas, claro.

Notas de juego

He añadido al inventario de Caedwyr la orden de Escudoargénteo.

Cargando editor
02/11/2016, 02:36
Gran Salón

No sólo el templo de Gond es el mayor y más espléndido edificio de la ciudad, sino que el sacerdocio de este dios es el más numeroso y recibe el mayor número de fieles, de ofrendas, de rezos y de donaciones. Gond es un dios muy popular en la Puerta.

En comparación con su culto, Torm parece un dios menor. La única capilla que tiene en toda la ciudad -aparte de las pequeñas capillas privadas que puede haber en algunas grandes casas, las de algunas instituciones y los pequeños santuarios públicos no atendidos por ningún clérigo- es la de Canciones Gemelas. De hecho, quitando los grandes templos de Gond, Umberlee y Tymora, o los templos de Ilmater, Oghma y Lathander, el resto de dioses sólo tiene pequeñas capillas y santuarios abiertos por la ciudad, y Canciones Gemelas tiene un asombroso número de ellos. En cualquier caso, Torm no es el único dios poco adorado en Puerta de Baldur, ni siquiera el único dios mayor poco adorado: a Chauntea, por ejemplo, le pasa lo mismo. Torm es más un dios adorado por nobles guerreros y por grandes órdenes de caballería. No sabes cuántos clérigos como tú puede haber en la ciudad, pero no deben de ser muchos. Muchos de los fieles pertenecen a la comunidad no por Torm en sí, sino por una devoción familiar, o local, o por el clérigo concreto que atiende su capilla. La capilla además recibe a numerosos visitantes piadosos de muchos lugares distintos, dentro y fuera de la ciudad.

Respecto a la capilla de Torm en Canciones Gemelas, el clérigo que estaba a su cargo, como ya sabes, ha fallecido recientemente y es cuestión de tiempo que otro llegue y se haga cargo de la comunidad. Podrías ser tú, si quisieras, pero llevar una comunidad puede dar mucho trabajo.

En cuanto a los temores de Escudoargéntero, si alguien quisiera infiltrarse en alguna comunidad, podría escoger una con pocos clérigos en la ciudad y hacerse pasar por uno de ellos -si tiene los poderes adecuados o sabe fingirlos-, manteniendo un perfil bajo y discreto, o empezar a difundir entre los feligreses creencias impías disfrazadas de ideas inofensivas.

En otro orden de cosas, lleva la firma de Escudoargénteo y su sello ducal. Efectivamente, algo oficial y que os convierte de facto en agentes del gobierno. El documento incluye los nombres y poco más que un permiso gubernamente para incautar, registrar y poner bajo custodia de las autoridades a las personas mencionadas. Te suena que La Linterna Mortecina es una taberna de la Ciudad Baja.

Por último, lo que ha dicho el duque Torlin acerca de la combatividad del duque Abdel contra la Cofradía tiene sentido, por lo que sabes.

Notas de juego

No me olvido de tu conocimiento privilegiado. ;)