Partida Rol por web

Y por eso sabes que no me voy a quedar al margen, así que quiero respuestas ¿Quien? ¿Cómo? ¿Donde? y ¿Por qué? dijo bastante seco para detenerse un segundo después
¿Carrie esta bien? preguntó al darse cuenta de ella al mentarla Lizzie.

Lizzie negó con la cabeza.
No, Carrie no está bien, Petra ha desaparecido y Enika ha muerto, así que no lo está, pero está de una pieza. Le explicó con cierta tensión en su voz, como una cuerda demasiado tensa.
Luego miro a Tayra.
Depende de ti si se viene o no. Pero por lo que nos ha dicho mientras estabas en la cocina, quiere pelear. Supongo que sabe que el golpe más evidente para acabar con los que quedemos y con nuestra credibilidad es hincharte a hostias en directo en tu próxima actuación. dijo Lizzie sabiendo que era algo sumamente farragoso y personal.
Algo estaba cambiando en Lizzie, ladraba menos, pero daba la sensación de estar más centrada y de ser más peligrosa, también estaba más distante emocionalmente.
Por eso, cuando delegó en Tayra, todos supisteis que lo que dijese ella no se discutiría.

Bill seguía erre que erre con saber las putas respuestas que ni tan siquiera nosotros sabíamos muy bien.

Estamos en ello, señor. Estamos en ello. Podría decir que es Barracuda, pero sería la respuesta fácil. por eso queremos hablar con algunos más antes... Quien tendría muchas respuestas es Masanori, que es uno de los máximos culpables de meternos en esta mierda.

Deja caer el nombre del chino por si Bill se anima y decide acabar con el chinorri cabrón. Si alguien puede con él es el jodido Bill. La leyenda viva.

Le da un tiento a la birra mientras pasea la mirada por todos los presentes. Observa algo más a Tayra. ha de hablar con ella más tarde, aunque seguramente le enviará a la mierda.

Nuestros primeros pasos, por eso, son encontrar al profesor Heisenberg, y para ello vamos a usar a uno de los pollitos que saben hasta cuando va a mear el gran hombre.

Tayra se sentó en el brazo del sofá que ocupaba Lock* con algo de tensión en su cuerpo. Escuchó lo que hablaban y se quedó mirando a su padre, mientras su cerebro y su corazón tenían una discusión interna dentro de ella.

- Depende de todos Lizzie. Es ajeno a la banda y la banda somos todos. - Hablaba segura y seria, pero no había apartado su mirada de la de su progenitor.

- Yo voto que venga.- no añadió lo obvio, ya por costumbre, mientras se levantaba - Voy a darme una ducha rápida mientras termináis de decidir - volvió a levantarse mientras pasaba por la cocina y se apoyaba en el quicio de la puerta.

Habló algo con su madre. Algo sobre su ropa y si todo estaba donde antes. Luego se internó en una de las habitaciones.

Forst se levantó y se paseó por la sala, dejando a Lizzie y a Bill con sus cábalas (¿De qué coño se conocían? Parecía que Bill conocía la caracortada de antes). Lock tenía trabajo que hacer como sabueso de la Red. Eso dejaba al viejo algo fuera del mapa. O eso quería que pareciera.

En su paseo casual por el salón husmeaba fotos, recuerdos... Observó una foto en la que salía Tayra, o eso creía, pues era una enana total en aquella imagen. Estaba con su padre, ambos agachados en un entorno boscoso y, entre ambos, un animal abatido.

Mira quien enseñó a la pequeña mocosa a pegar tiros... No habían muchas más fotos con papá, así que tampoco parecía que hubiera pasado mucho tiempo con ella. Pero el poco que había pasado, lo había aprovechado bien. Menudo gilipollas. No la cuidaste, capullo, y ahora se folla a un pandillero que lidera una banda de zombis. Las otras tres fotos que había de Tayra con su padre era cuando ella era un bebé. Seguramente cuando creció un poco dejó de interesarle la paternidad y volvió al negocio. Parecía que la madre se había esforzado en juntar en aquel salón todas las piezas de una infancia rota.

Pobre mujer... Piensa, lanzando una mirada fugaz a la señora mientras habla con su hija de no sabe muy bien qué mierda de ropa y cosas así.

Cuando tayra salió de escena se acercó a la señora, con expresión humilde.

Ruego que nos disculpe por nuestra... nuestra intromisión. Dejó pasar unos segundos, mostrando verdadera contricción por esa violación de la intimidad de aquella casa. ¿Sabe una cosa? Conozco a su hija de hace tiempo y nunca... Bueno, se apresuró a añadir, pues no quería herirla. tiene una hija lista. Al no nombrarlos los protegía. Ah! Disculpe. me llamo Forst. Soy, soy el que se preocupa para que los chicos estén bien. Me... me gustaría que me contara cosas de su hija... Es una joven muy, muy especial Y deja que la mujer desfogue con él las ganas que pueda tener de contar la vida y milagros de su hijita.

Escucha con interés el torrente de emociones que se desborda en aquella mujer al borde del colapso interior. A pesar de que Bill está en la habitación contigua ella parece que hace años que espera poder explicar a alguien cosas de su hija y, aunque Forst es un extraño, tiene el talento de hacer que la gente le quiera contar cosas.

Habla del amor de Bill por la niña, de como la paseaba por todas partes y estaba pendiente de ella, pero como el trabajo le apartó de ella. Del temor de Bill por la seguridad de Tayra, pero que justamente ese temor ha hecho que Tayra acabe como ha acabado. Como ella idolatra a su padre... Bueno, no lo dice directamente, pero se intuye por las cosas que dice y como las dice. o quizás es la madre la que idolatra a su marido. O a su hija. Quizás ella desea la libertad que tienen Tayra y Bill. Esa vida al filo con la muerte. O nada de todo eso.

Forst aprovecha una pausa de la conversación para meter baza. ¿sabe una cosa? Todas las cosas que me cuenta hacen que tenga muchas ganas de ver la habitación de una chavala tan única como Tayra. ¿Me la quiere enseñar?

Quiere saber más de la novia del jefe por el santuario que debe ser su habitación... Y de paso esperar a que vuelva para encontrar un momento para hablar con ella. Joder, le cuesta reconocerlo, pero la cría le ha tocado la patata. No sabe muy bien la razón, pero es así. Quizás es el hecho de no haber sido padre, de ver a una chavala con la posibilidad de tener una vida decente y que la desperdicia en el agujero de mierda de la banda...

Esta reunión familiar me está tocando los huevos mucho. Encima nadie me da un jodido computador, porque es la familia a ver quien tiene la pipa más grande... entre todos no reunen ni medio diploma universitario. En serio, ¿cómo sobrevive esta gente sin un puto computador? ¿saben hacer algo que no sea abrir latas de cerveza y pegar tiros?

Miro tristemente mi lata de cerveza sin alcohol. Es justo el tipo de cerveza que se bebería mi viejo antes de ir a jugar al hologolf de los cojones. La ostia, como no termine esta historia rápido me va a dar una jodida depresión.

Saco un cigarrillo y lo enciendo. Busco un cenicero con la mirada... joder, ni que esto fuese una jodida iglesia. Dejo caer la ceniza con disimulo mientras escucho el rumor de la conversación. En serio, pienso para mí, ¿qué coño estamos haciendo aquí a parte de perder tiempo?

Oye Lizzie, ¿no deberíamos ponernos en marcha y dejar de hablar tanto?

La madre miró a Forst tras detenerse en el ir y venir en que estaba sumida preparando café con sumo mimo para su niña. Y le miró con dureza, antes de que abriese la boca ya sabía que la había cagado(Forst). Sus ojos auguraban tormenta.

- ¿Y como encaja eso en lo que paso anoche ? - Espetó a Forst sin rodeos, su tono se elevó hasta ser audible desde el salón. - ¡¿Quieres protegerla?! Pues convence la de que os deje atrás antes de que consigas que la maten. -  La cosa iba a más cuando Bill llegó a prisa desde el salón y la abrazó.

Le susurró algo al oído. Mientras la sujetaba entre sus brazos por que se tiraba hacia a tí.

- Van a conseguir que la maten - dijo comenzando a sollozar y abrazando a su marido, que seguía hablando la muy bajo.  No tardo en volverse contra Bill.

- Pues ve con ellos, pero si le pasa algo no vuelvas. - le dijo con rabia empujando le. - ¡Venga! ¡Vete!- apartando a Bill una vez más.

Rompió a llorar en la cocina de forma desconsolada, de tal modo que os hizo sentir mal. 

- No puedo volver a pasar por eso, Bill... - callendo al suelo y cubriendose la cara.

Lizzie miró a Lock y a Forst, a este con más severidad.

Luego se dirigió a Bill.

- Esperamos fuera... lo sentimos... - Añadió torpemente. Se dirigió a la salida.

- Lock, no seas animal, espera a salir para encenderlo. - dijo a continuación.

La joven salió con el pelo húmedo, pantalones y camiseta ajustada y de nuevo la chupa de Bones por encima. Las botas dd punta de acero seguían siendo las qie llevaba el dia anterior.

Su andar se detuvo de golpe horrorizada y asqueada de ver la debilidad de su madre a flor de piel. Aquello la enervaba

- Que cojones te pasa ahora? - pregunto abriendo los brazos con exasperación. Dudaba que sus compañeros la hubieran ofendido, mucho menos haberla hecho daño.

- Sabia que no tenia que haber venido - bufó para si mientras se llevaba ambss manos a la cabeza y daba una vuelta sobre si misma. Luego se dirigió a su padre.

- Le has dado a Lock lo que ha pedido? Porque nos vamos ya... - evitó mirar a la mujer que seguía en el suelo - Te vas a venir al final? - se notaba la impaciencia y la vergüenza porque el resto vieran aquel espectáculo

Tu padre te miró con una mirada que aún tenía la capacidad de pararte en seco y dejarte con las palabras en la boca. Tampoco ayudó que llevara unos minutos siendo el blanco de la frustración y la rabia de tu madre, quien estaba metiendo los dedos en llagas abiertas.

- Que cojones te pasa ahora? 

- El bocazas de tu amigo el arrugado... - Te explicó con pocas palabras, si las palabras mataran ahora mismo Forst estaría muerto - Coge lo que quieras, yo os busco en un rato, atenta al móvil. - te dijo recomponiendo se levemente. - En el banco de trabajo del taller del garaje. - te explicó.

Dejaste atrás a los dos.

Entre murmullos y balbuceos lastimeros entendiste a tu madre "...no la dejes...", lo que contestó tu padre fue un murmullo que no comprendiste y luego una nueva explosión de ira que tu padre aguantó como mejor pudo, junto con el sonido de un par de cosas romperse.

Forst dejó la birra, medio vacía, sobre la superficie más cercana y salió fuera. Sin añadir nada. No había nada más que añadir.

Una vez en la calle sacó un piti y se lo fumó casi de una calada. Pensando en sus propios demonios.

La joven se dirigió al garaje furiosa y culpable a la vez. Furiosa por que su madre no fuera como ellos, por ser tan blanda. Culpable por no saber como lograr que ella fuera feliz, que no estuviera siempre preocupada, por que su padre fuera el blanco de sus arrebatos.

Rebuscó en el banco del garaje algo que se asemejara a lo que habia pedido Lock. Cuando lo encontró salió a buscarlos

Tayra tardó un poco en salir y cuando lo hizo su cara era de rabia contenida. Sentía la impotencia dentro de su pecho. Había sido siempre igual, siempre.

- No teniamos que haber venido - volvió a repetir para ellos bufando - Siento que hayas tenido que ver... eso - Le tendió a Lock lo que había cogido para él - Espero que esto te sirva - se pasó la mano por el pelo mojado mientras miraba a Forst de reojo. Parecía que no iba a decir nada, pero al final lo hizo, cuando se colocó junto a su hombro

- No le hagas caso. Es una histérica. Nunca se ha molestado en conocerme y aceptarme tal y como soy. Lo de mi hermana... bueno...aún no ha podido superarlo -  se encogió de hombros restándole importancia, aunque le había costado pronunciar la palabra "hermana"

No es culpa tuya... Se limitó a decirle. Sus impulsos de padre protector se habían esfumado como un cubito en whisky. No era su papel, y lo más normal era que ella lo enviara a la mierda. Con razón. Es mayorcita.

Intercambió una mirada con Lizzie que también había salido fuera, pero hasta ahora había ignorado, metido en sus mierdas.

Lobos perdidos en el asfalto... Murmuró, enigmático, sin dirigirse a nadie en concreto.

¿Qué hacemos, Lock? ¿Dónde te va bien ir para tus cosas?

Lo que te da Tayra es un ordenador inteligente hecho con piezas soldadas, un clonico, de fabricación casero, no tiene más interfaz que un conector inteligente ;)
No es mal equipo, no es elegante y no rastreable

Sin levantar la mirada del clónico mientras inspecciono su utilidad con el cigarrillo apagado entre los labios, musito: Gracias, gracias... a ver lo que encierra esta cajita maravillosa de cables... Oye, Tyra, no te rayes, todos tenemos viejos por ahí... entonces caigo en que los viejos de Forst deben ser momias... bueno, algunos estarán criando malvas. Pero la cuestión es que nadie escoge de dónde viene. Alguien escribió eso, que no se puede escoger de dónde se parte, sólo el camino a intentar seguir. Caigo en la cuenta de que a nadie le importa mucho ni mi opinión al respecto ni las citas literarias así que mis palabras se pierden en un susurro.

Guardo el computador en el amplio bolsillo de mi pantalón militar y encendiendo por fin el cigarrillo. Pero lo hago solo después de cerciorarme que Lizzie se percata de cómo le hago un gesto con la mirada para que tome nota de que soy un chico obediente.

Supongo que lo mejor es ir a la dirección del chico de los recados de Heisemberg. En serio, la gente se pone apodos muy trillados... pienso mietras continúo hablando. Una vez allí sabremos a qué atenernos, ¿no?

No sé si ahora está al mando Lizzie o Forst o el jodido Santa Claus, así que mientras alguien confirma mi plan de jardín de infancia saco el computador, conecto a la red, e intento localizar con más detalle el lugar donde demonios se supone que vive el tiparraco cuya dirección he memorizado antes. Tan pronto sepa de qué zona se trata lo expongo  en voz alta a todos.

Lizzie suspiró. Suspiró impaciente e incómoda.
- Un consejo: "Cuidado con lo que decís de Bill delante de Carrie" - dijo mirando a Lock y Forst en especial - No quiero ver como alguien friega vuestros sesos del suelo. - explicó.
Luego miro a Tayra.
- ¿Entonces al final no se viene, no? - dijo asumiendo que la situación dentro lo retendría, su atención volvió al grupo. - Vayamos a buscar al ¿becario? ¿Shinny qué coño se dice cuando alguien te hace un regalo? - añadió cínica, pero con un tono duro carente de todo humor.

Se quedó mirando a Forst en silencio cuando dijo lo de los lobos perdidos. Luego giró el cuello para poder mirar a Lizzie.

- Viene luego. Primero tiene que calmar  a la llorona - puso los ojos en blanco como si diese aquella batalla por pérdida mientras volvia a meter las manos en los bolsillos y salía fuera deseando salir de aquella casa.