Partida Rol por web

 No diga nada, reunase conmigo en la casa de los Cornelisz. Ha habido un secuestro. Imagino que le interesará. La policía ya ha sido avisada, pero si viene usted que es periodista seguramente el caso tenga mas repercusión y se esfuercen mas. Ademas asi usted tendrá una noticia de verdad. Venga esta noche, cerca de las diez, a la casa de los Cornelisz y le daremos los detalles que necesite-La voz del coronel sonaba autoritaria, parecía todo un veterano. La conversación no se alargó mucho mas, el coronel simplemente le dijo la dirección y despues colgó el telefono.

 Los tres salis del despacho de comisario y os dirigis al coche. Hudson, pasa por su mesa y recoje sus cosas antes de salir. Despues cojeis los coches y os dirigís a casa de los Cornelisz. El viaje es un paseo agradable hasta las afueras de la ciudad. Samantha y Peter siguen el coche del policia hasta llegar a la dirección indicada. 

La casa Cornelisz es una mansión construida el pasado siglo y situada a las afueras de la ciudad en Wetschester. Está rodeada de jardines y se encuentra en un area muy exclusiva. Un pequeño paseo conduce desde la carretera hasta la casa. Las verjas estan abiertas y las luces resplandecen en las ventanas. Junto a la verja hay un hombre saliendo de un coche, parece haber llegado a la vez que vosotros.

 Terminas de hacer tus cosas y cuando empieza a anochecer sales de tu despacho. Cojes tu cosas y montas en tu coche. A medida que anochece parece hacer mas y mas frio. Aun asi el relajante paseo en coche hasta las afueras de la ciudad te resulta agradable.

 La casa Cornelisz es una mansión construida el pasado siglo y situada a las afueras de la ciudad en Wetschester. Está rodeada de jardines y se encuentra en un area muy exclusiva. Un pequeño paseo conduce desde la carretera hasta la casa. Las verjas estan abiertas y las luces resplandecen en las ventanas. Nada mas bajarte del coche ves como aparecen otros dos automoviles del que bajan dos hombres y una mujer.

Uno de ellos claramente es un policia.

Erik miró con curiosidad a las otras tres personas que se dirigían también a la casa.

"Buenas noches" - dijo con cortesía.

No pudo reprimir fijar sus ojos en la mujer.

"¿Vienen ustedes también a ver al coronel?" - preguntó, evitando dar el nombre del coronel.

Hudson estaciona su coche, un Packard Roadster modelo 1927, que había conseguido hace tiempo, de segunda mano, y que ahora parecía estar siendo devorado por el polvo. Apaga el motor mientras observa por el espejo retrovisor como sus dos nuevos compañeros, contra su voluntad, se acercan y estacionan un par de metros detrás de el. Sin embargo su atención pasa rápidamente al otro hombre, desconocido, que baja de otro automóvil, aparentemente también con intenciones de entrar a la casa.

Saca el cigarrillo que había armado antes, en la comisaria, y lo lleva a sus labios mientras observa los movimientos de aquel hombre, sin apresurarse. Enciende el cigarro y da una larga y profunda bocanada antes de salir del coche, mientras vuelve a ponerse el sombrero.

Hudson cierra la puerta tras el mientras camina hacia la puerta de la mansión, mirando a aquel hombre, quitándose el cigarrillo de la boca.

- ¿Quien pregunta? - responde a aquel hombre de manera directa, eludiendo sus preguntas.

"Mi nombre es Erik Sauch, del National Post y usted es...? - preguntó el periodista, a la vez que le ofrecía su mano.

Joder, esto empieza mal un puto periodista....

Alguién hablo de discreción, ¿no?, dice en voz baja a Samantha.

En lugar de hablar se enciende su pipa nada más salir del coche que conducía su socia y espera a ver como resuelve la situación el detective.

Hudson tira el cigarro al suelo, lo pisa, a la vez que lleva su mano libre dentro de su chaqueta y de ella saca su identificación, la cual muestra al periodista, sin dejar de mirarle a los ojos, e ignorando su saludo.

- Detective Joseph Hudson, del departamento de policía de New Jersey – dice mientras muestra la placa, antes de volver a guardarla - ¿Que lo trae por aquí, señor Sauch? - pregunta mientras lleva las manos a los bolsillos, atravesando al periodista con la mirada.

"Realmente lo desconozco, detective." - dijo Erik sin dar más explicaciones.

"¿Y a usted?" - preguntó al detective. "Pensaba que los detectives de New Jersey se limitaban a leer los periódicos desde sus despachos para poder tener alguna información. Nunca habría imaginado que fuesen ellos mismos los que saliesen a la calle a investigar." - indicó molesto por la mala educación y pocos modales del detective.

(¿Quién se habrá creido que és?, pensó, mirando hacia el otro hombre y la mujer, interrogando con la mirada)

- Pues se equivoca, no podemos basar nuestras investigaciones en cuentos de hadas – contraataca Joseph rápidamente ante las palabras de aquel periodista, mientras se cruza de brazos. Su rostro se mantiene rígido, sin hacer ningún gesto – ahora, voy a preguntarle una vez mas, ¿que le trae por aquí, señor Sauch? Y antes de que vuelve a responder, le recuerdo que se lo esta preguntando un oficial de la policía que le acaba de encontrar merodeando en propiedad privada – añade mientras mira fijamente al periodista, quien no le agrada para nada por su actitud, y no se esfuerza por ocultarlo.

Torció el gesto en una sonrisa disimulada frente al comentario de Peter. Miró al periodista y le saludó con una leve inclinación de cabeza, mas nada dijo en respuesta a su pregunta. Su rostro le resultaba familiar, de seguro se había cruzado con él alguna vez, pero no debió darle importancia o de lo contrario estaba segura le recordaría, pero no fue más que mencionara el nombre para que Sam supiera perfectamente a quién era que tenía en frente.

Erick Sauch; le conocía, no en persona, pero le conocía. A veces leía sus reportajes y, durante algún tiempo, fueron "rivales" periodísticos. De todos modos se mantuvo en silencio, no era tiempo aún de hablar, quería ver qué tanto o qué tan poco podía conseguir el detective antes de hacerlo.

Pero Sauch, como buen periodista, parecía un experto de la evasiva, cosa que, al menos así le pareció, estaba empezando a molestar al detective. Samantha decidió entonces acercarse e intervenir.

-Será mejor que le responda al detective, señor Sauch, y que lo haga sin bromas ni evasivas -le tendió la mano-... Samantha Clarkson y él es mi socio, Peter Blood -dijo sin dar más detalles-. No he visto nunca al detective enfadado y le confieso que no me gustaría verlo tampoco, sospecho que me daría bastante miedo, así que por favor, tenga la bondad de decirnos qué asuntos le traen aquí...

A punto estuvo de añadir un "Hágalo por mí" y decirlo con toda la inocencia y coquetería de que fuera capaz, pero prefirió no hacerlo, no le agradaba mucho tener que recurrir a un recurso femenino tan típico.

Esperó su respuesta y de paso miró a Hudson como diciendo: "No se enfade usted, pero a veces el tacto femenino viene bien para ciertas cosas. Permítame ver qué consigo."

"¿Samantha Clarkson? ¿Es usted Samantha Clarkson? - dijo Erik sorprendido, mientras le tomaba la mano y se la estrechaba.

No la conocía personalmente, pero recordaba bien ese nombre.

Hace ya algún tiempo, Samantha escribía en el New York Post, un periódico importante, mientras que Erik hacía lo propio en el National Post. En muchas ocasiones se pisaban la información y parecía que había una auténtica carrera entre ellos para publicarla.

Erik en multitud de ocasiones usó su columna para poner en duda las fuentes de Samantha, ya que llegó a pensar que esa mujer le seguía y así aprovecharse de sus investigaciones, aunque estudiando más sus artículos, llegó a la conclusión que no era así y que realmente era una gran profesional. Una gran profesional, como él.

Entonces es cuando comprendió que esa "rivalidad" se había convertido en admiración por su parte, aunque nunca sería capaz de admitirlo.

Nunca habría pensado que fuese tan bella. Siempre creyó que era algo más mayor. ("¿Lo era realmente?"-se preguntó).

Luego estrechó la mano de su acompañante, el señor Blood, inclinando ligeramente la cabeza, a modo de respetuoso saludo.

Después se dirigió nuevamente al policía:

"Detective Hudson. No admito amenazas de nadie. Si usted tiene que detenerme o arrestarme, hágalo y dígame de que se me acusa. En caso contrario, permítame continuar mi camino. Me esperan y no me gusta llegar tarde". El tono de Erik se volvió despectivo hacia aquel hombre.

Habitualmente tenía un buen trato con la policía, ya que reconocía la gran labor que la gran mayoría de agentes de la ley hacían por la sociedad y en sus crónicas, siempre que podía, ensalzaba la labor de esos hombres que arriesgaban en muchas ocasiones su vida. Pero no soportaba la prepotencia de aquellos que se creían que estaban por encima del bien y del mal. Hudson parecía de estos últimos y Sauch menospreció la actitud despectiva del detective y el periodista no ocultó su rechazo hacia él.

- ¿Amenaza? - responde Hudson, con un falso tono de sorpresa, mientras da un paso adelante, acortando las distancias entre el y el periodista – me esta malinterpretando, no le estoy amenazando. Verá, tal vez no le entendió, o tal vez no pudo ver la placa, pero yo soy el policía aquí, yo tengo a cargo el caso de los Conrelisz, y yo decido desde ahora quien habla o no con ellos, no usted. Y hasta donde se, señor Sauch, usted no es mas que un extraño merodeando en la casa de las victimas, un sospechoso, y que ahora parece demostrar resistirse a un oficial de la policía.

Hudson se cruza de brazos.

- Así que no, no es una amenaza, así están las cosas, no va a poner un pie en esta propiedad a menos que me diga cuales son las razones de su visita, eso es un hecho, no es una amenaza, y si eso no le agrada puede dar media vuelta y volver por donde vino – sentencia mientras mira al periodista a los ojos.

Erik inició su camino hacia la casa y mirando fijamente al policía y sin pararse, le dijo:

"Creo que quien no lo entiende es usted. La única forma de evitar que yo hable con quien considere oportuno es arrestarme, aunque para eso se tenga que inventar algún cargo y, en vista de su actitud, veo que no le costaría mucho hacerlo."

"Este es un país libre afortunadamente, aunque en ciertos cargos públicos y políticos haya corrupción y nos hagan dudar de la justicia."

"¿De verdad cree usted que bajar de un coche, saludar educadamente y dirigirse hacia una casa es merodear?." - dijo el periodista, con un cierto tono burlón.

"¿Qué no habrá hecho usted a alguien que, como yo, no pueda defenderse con una pluma?".

Hudson había estado bastante tranquilo hasta entonces. Un poco bruto, demasiado directo y tajante tal vez, pero sin perder los estribos, como suele ser normalmente, pues trata de mantener la calma todo el tiempo. Pero aquello se termina acabando de una vez, y cuando se enoja puede ser una persona bastante desagradable.

- Veo que no lo entiende... - dice para si mismo mientras niega con la cabeza, mira al suelo, y dibuja una ligera sonrisa de resignación, mientras el periodista aun le lanza su discurso. Apenas Sauch termina de hablar cuando Hudson le toma bruscamente del cuello del abrigo y lo vuelve a traer hacia el, para luego apoyarlo bruscamente contra la reja de la casa, una mano sobre su pecho, y la otra abriendo el saco y dejando ver la culata de su colt . 32 que sobresale de su sobaquera, mientras Hudson mira fijamente a Sauch – Veo que no entiende esto, yo soy el jodido policía, esta casa es propiedad privada y la posible escena del crimen, de la cual estoy a cargo, así que por mas que no le guste, por mas que vaya en contra de su discurso adornado de sensacionalismo, así es como son las cosas – Se puede ver como Hudson se contiene, esta a punto de estallar, y posiblemente de no estar aquellos dos nuevos compañeros acompañándole se dedicaría sencillamente a hablar menos y esposar a aquel sujeto a la reja sin mas, pero se contiene, y lo hace notar – Ahora, puede esperar aquí a que la policía de un comunicado oficial, o puede seguir con la cabeza metida en su culo y tratar de entrar de nuevo... y dios sabe que yo quiero que tome esta ultima decisión, por que nada me gustaría mas en este momento que llevar su culo a un calabozo por obstruir el labor policial – aprieta mas el cuello de Sauch mientras dice esas ultimas palabras y lo mira a los ojos – por favor, deme una razón, vamos... - dice, y parece hablar en serio, parece realmente querer que aquel sujeto le de una excusa para detenerlo por lo menos una noche, solo por placer, aunque finalmente termina por soltarle del cuello.

"Agente" -dijo Erik con una sonrisa burlona en la cara.

"Si me enseña eso, espero que lo use. Evidentemente, usted tiene las de ganar con un arma en la mano y con el corporativismo policial. Como le digo, lo mejor que puede hacer es usar ese arma o encerrarme. Yo tengo otro tipo de armas que no dudaré en usar para denunciar públicamente su abuso de autoridad.

Y, creame, agente. Si usted le tiene aprecio a su puesto, debería pensarse muy mucho la actitud prepotente de la que hace gala. No creo que al alcalde le guste demasiado leer como su policía se sobrepasa en sus funciones"

"No tengo ninguna intención de obstruir ninguna investigación como creo que usted entenderá." - añadió, levantando los brazos en una actitud de exagerada rendición.

"Así que, lo mejor es que acabemos con todo esto y nos tranquilicemos".

-¿Samantha Clarkson? ¿Es usted Samantha Clarkson? -preguntó Sauch y Samantha asintió medio sorprendida y medio divertida por el entusiasmo de éste al preguntar.

-Sí, lo soy, a menos que mi documento de identidad diga lo contrario y yo no esté enterada... -bromeó.

Pero no hubo tiempo para nada más porque la discusión entre el detective y el periodista continuó. Sam metió las manos a los bolsillos de su abrigo y los observó, en silencio, denotaba cierto grado de interés en los matices que estaba adquiriendo la discusión.

-Veo que no entiende esto, yo soy el jodido policía, esta casa es propiedad privada y la posible escena del crimen, de la cual estoy a cargo, así que por mas que no le guste, por mas que vaya en contra de su discurso adornado de sensacionalismo, así es como son las cosas...

Al oír aquellas palabras de boca del detective miró a Blood y alzó una ceja, hizo un morrito y suspiró, negando con la cabeza.

-Señores, ya estuvo bueno. ¿No creen? Si los vecinos no se habían enterado de seguro ya lo hicieron viéndoles discutir en plena acera -el tono de Sam tenía un dejo de ironía y reprimenda-. Discresión, detective, discresión. ¿Lo recuerda?. El señor aquí presente sólo dijo que venía a ver al coronel, más nada. Nuestra presencia seguro despertó suspicacias y no dudo que quisiera saber qué asuntos podrían traernos a la mansión. Hasta ahí sólo serían conjeturas, sospechas de que algo estaba pasando, pero con lo que le ha dicho acaba de hacer que esas sospechas se conviertan en una realidad. ¡Bravo, detective, bravo!... Ahora la prensa está enterada.

Lanzó una furtiva mirada a Blood y se acercó a la puerta haciendo sonar la campanilla.

 A los pocos segundos de que suene la campana se abre la puerta principal, como si fuera un resorte. Al otro lado de la misma hay un hombre alto, solemne y elegante, vestido de manera impecable. Aun asi las marcas de cansancio que hay debajo de sus ojos oscuros delatan a un hombre cansado.

-Buenas tardes, o debería decir noches-saludo con un marcado acento holandés- Me avisaron de que venían hacia aqui pero aunque no lo hubieran echo se les eschucha a una milla de distancia. Por favor pasen, son los detectives ¿verdad?-despues reparo un segundo en Hudson y Sauch-Si no me equivoco, a nuestro amigo el reportero lo ha llamado el coronel.-dijo algo molesto- No se preocupe agente, el también esta invitado me temo. 

Una vez que el detective me suelta, me dirijo al señor Cornelisz para presentarme:

"Erik Sauch, del National Post. Recibí una llamada un tanto apresurada y escueta del coronel, emplazándome aquí.

Quizá usted pueda explicarme el motivo". - dijo el periodista, fijándose en el rostro cansado y triste del señor Cornelisz.

"¿Está el coronel aquí?" - preguntó.