Partida Rol por web

Astérope

Entreacto

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12/02/2021, 13:34
Director

I N T R O D U C C I Ó N

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12/02/2021, 13:37
Michael White

Después de un encuentro emotivo en el aeropuerto y tras unos días en los que pudo despejarse en su piso del SoHo, arropada por sus amigos, Bryony acudió a cenar a casa de sus padres, un apartamento con unas buenas vistas —era el piso 51— que habían comprado en Southwark.

Al llegar Bryony, Michael le sonrió mientras sacaba una botella de vino y dos copas.

—Tu madre está encerrada en su despacho.

Las llenó con parsimonia y le ofreció una a su hija.

—Salud.

Notas de juego

Edito: he cambiado "un par de días" por unos días, para ganar coherencia con el mensaje de Ingvild.

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12/02/2021, 13:38
Aeropuerto de Critias

El tercer día después de la catástrofe Nikita recuperó su coche de madrugada —de un depósito del ayuntamiento—, y tuvo tiempo para limpiarlo en una gasolinera y pegarle un ojo para comprobar que todo estaba en orden antes de acudir al aeropuerto de Critias, en Atlaneva, a recoger a Bediviere.

Ella había utilizado los contactos que había hecho en el polideportivo y ya tenía un equipo prácticamente asignado, en el hospital de esa misma ciudad, para colaborar con sus compañeros de profesión. Sería trabajo remunerado, pues no había forma de ayudar en ese nivel sin un contrato oficial, y las gestiones estaban casi terminadas, por lo que seguramente comenzaría al día siguiente.

Ya tenían noticias de los desaparecidos y los heridos todavía no eran visitables, por lo que los compañeros del grupo de clase no sabían muy bien su estado, dentro de la gravedad.

Se encontraron en el enorme hall del aeropuerto. Una estructura ciclópea, homenaje ultramoderno al "brutalismo fascista" de los años treinta, inspirado este último en las ruinas de la Atlántida. Enormes columnas a base de madera, algo de mampostería, acero, y, sobre todo, cristal dibujaban un espacio monumental al que era imposible acostumbrarse.

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12/02/2021, 14:29
Nikita Pontecorvo

Nikita deambulaba por el aeropuerto observando aquí o allá, tratando de distraerse en su espera. Le llamaba la atención como el suelo tan pulido reflejaba las altas columnas y aquella mampostería de tal forma que concentrado en la imagen podía sentir hasta cierto vértigo ficticio al imaginar que podría caer hasta el techo. No era especialmente bonito aquel lugar, la verdad, no al menos para su gusto, pero sí bastante espectacular, y observando la luz de la mañana a través de las cristaleras o consultando el teléfono trataba de sobrellevar el nerviosismo que sentía por el encuentro con Bediviere.

No la había visto desde aquella noche en el polideportivo. Se despidió de ella antes de volver a casa con su familia y luego la chica se había marchado a ver a su madre a Francia, de modo que salvo por las veces que se habían escrito no habían tenido aún mayor contacto. Acaba de repostar el coche y cargado algunas cosas que pensaba que podrían necesitar. Y no le había propuesto a Bediviere más que llevarla a pasar el día lejos de Sassaneva pero sin darle otros detalles, tratando de espolear su interés y su curiosidad al mismo tiempo que quería darle una sorpresa. Ella aún no conocía nada de la isla y quiso llevarla a algún lugar del que no hubiera oído hablar nunca y que a él le resultaba increíblemente apacible y hermoso. Se merecían un descanso de todo, así que le pareció una buena idea. Además nunca había estado allí con Katerina y aquel detalle le pareció importante.

Cuando la vio aparecer en la terminal, sus ojos se iluminaron. No es que pensara que la chica hubiera cambiado de parecer –por los mensajes que habían intercambiado nada le hacía pensar en ello-, pero teniendo en cuenta lo extraño que había sido todo y que, pensádolo bien, había pasado más días sin verla que días había estado con ella (es decir, que la conocía), estaba algo tenso. Pero por encima de todo estaban las ganas de encontrarla, de escucharla o abrazarla. De besarla.

Se acercó hasta ella con una sonrisa en los labios y acarició su mejilla con el mismo arrobo que la primera vez que la había tocado. Antes de decir siquiera "hola", la besó deleitándose de nuevo con su aroma y su contacto.*

Notas de juego

*Si ella le deja. :-)

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12/02/2021, 17:43
Bediviere Lafayette

Esta vez no se había asomado por la ventanilla, para observar la Atlántida con sus torres de plata líquida. No había querido verla, al igual que no había querido ver la costa arrasada de Astérope, sin querer quedar con el sinsabor amargo de contemplar los testigos vestigiales de una desgracia que ya traía consigo demasiada carga.

 

Había pasado el vuelo con los auriculares puestos, desde que se había subido al avión en  el aeropuerto de Roissy hasta que la megafonía anunció el próximo aterrizaje, en el de Critias. Los guardó en el bolso, y buscó un sitio donde tirar el vaso vacío del café que había consumido durante el viaje, notando cómo una congoja indefinida se instalaba en su pecho al mismo tiempo que buscaba su móvil en el bolso y lo revisaba. Ahí estaba el mensaje que había mandado a Dominique diciéndole que estaba viva, como un testigo mudo de aquel momento en el que había vuelto a nacer en el coche. Y también, el chat de conversación que había mantenido con Nikita durante los últimos días. 

 

El contacto había sido escaso, tras lo ocurrido, y tras aquella despedida, en el polideportivo. Lejos de Astérope, había sentido cómo la profunda intensidad de todo lo que se había dado entre ambos en tan poco tiempo la abrumaba y la confundía, y había necesitado silencio, distancia, para asimilar, y para entender lo que ella misma sentía al respecto. 

 

Aún no había llegado a ninguna conclusión cuando se había atrevido a decirle que lo extrañaba. Que lo echaba de menos, y que quería verlo. Dominique había empezado a desprenderse de nuevo de aquella idea peregrina de intentar hacer de madre, y Bediviere había decidido volver. Y ahora él la esperaba. Y ella no sabía qué esperar.

 

Tenía la sensación de que todo lo acontecido entre ambos, y todo aquello que los unía en lo profundo, pertenecía a una suerte de ensueño. A unos días que habían transcurrido demasiado deprisa como para ser reales. Se imaginó saludándolo, sin ni siquiera saber cómo hacerlo. Se imaginó torpe, y lo peor, incapaz de sentir nada. 

 

Y al entrar en el aeropuerto ella también sintió vértigo. No por lo ominoso de la arquitectura, sino por el temor a la extrañeza. A haberse equivocado. A que tras varios días sin verse todo quedase relegado al recuerdo de unos días tan aterradores como preciosos, pero pasados, en contenido y sentimiento.

 

Y sin embargo, en el momento en el que al salir hacia el hall se lo encontró de frente, la negación se volvió algo imposible. Él, y toda la circunstancia que los rodeaba, se volvieron algo tan tangible como el calor de su caricia o de su beso, que llegaba, repentino y arrebatador, robándole el aliento antes de que ni siquiera pudiera dudar o cuestionarse cómo acercarse, cómo saludar o qué decir. 

Se abrazó a su cuello, soltando la maleta y poniéndose de puntillas, apretándose contra su cuerpo y contra su boca, inspirando hondo, llenándose de su esencia hasta el hartazgo, notando cómo cada semilla de pensamiento peregrino moría bajo su tacto. Y mordiéndose el labio inferior, se soltó, despacio, dando un pequeño paso hacia atrás para mirarlo a la cara- ¿A dónde vas a llevarme?- preguntó, con las mejillas ligeramente sonrojadas.
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12/02/2021, 18:42
Nikita Pontecorvo

Y aún con toda la intensidad de lo vivido, Nikita sintió ahora, al contacto con Bediviere, algo distinto, como una punzada en el corazón que le dejaba sin aliento. Si en algún momento había pensado que podía haber llegado a idealizarla, encontrarse ahora con el verde brumoso de sus ojos, su voz sedosa —¿no tenía como un ligero acento francés?—, esos lunares dispersos por su rostro, los labios llenos y la calidez de su cuerpo, lo dejaron totalmente extasiado. Tardó como un instante en darse cuenta de que la pregunta que le había hecho era para ser contestada, admirándola casi como si él mismo no estuviera allí. Sonrió de nuevo al fin y dejó escapar una pequeña risilla, apenas un bufido, satisfecho al ver cumplida su misión de intrigarla. Lo arrebataba ver aquella señal de rubor en sus mejillas.

Es un lugar en las montañas. Hace tiempo ya que estuve allí, pero tenía muchas ganas de volver. Quiero comprobar si es tan precioso como lo recuerdo —dijo con un tono ligeramente distinto mirándola con intensidad—. Aunque yo diría que lo es muchísimo más.

Cogió la maleta que la chica había soltado y con la otra mano tomó la de ella para llevarla hasta el coche.

¿Cómo ha ido todo? ¿Qué tal tu madre? —preguntó mientras caminaba a su lado.

Sentía su corazón al trote y la cabeza en una nube.

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12/02/2021, 19:39
Bediviere Lafayette

- Bien, nada de playa.-dijo, sin poder evitarlo, aún intrigada y notando cómo la miraba de aquella forma sobrecogedora que la hacía suspirar y preguntarse qué demonios debía estar pasando por su cabeza- Se llega bien con el coche, ¿no? Porque me he levantado tan temprano que debería ser ilegal- dijo, sonriendo brevemente, al escucharlo reír. 

Fue a agarrar la maleta de nuevo, pero Nikita ya lo había hecho por ella, para a continuación tomarla de la mano, de aquella manera tan espontánea, de nuevo sin darle tregua a sus propias dudas, encajando sus dedos de aquella manera simple, natural y fácil entre los propios. Observó el gesto durante un instante, sin decir nada, y desplegó sus gafas de sol, ancladas al borde del cuello de su camiseta, para ponérselas a medida que se acercaban a la puerta. 

Lo escuchó, preguntando por Dominique, y meditó qué debía responder, durante un instante- Ha ido... Bien, supongo.-dijo, no del todo convencida- Es complicado. Hacía año y medio que no hablábamos, mucho más desde que no nos veíamos. -explicó, sin querer entrar en pormenores- Pero Dominique se ha quedado tranquila. Y yo también.-concluyó- ¿Qué tal tus hermanos y tus padres? 

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12/02/2021, 20:53
Nikita Pontecorvo

Se notaba toda la carga que había en la respuesta de Bediviere acerca de su madre, pero también que no parecía apetecerle profundizar más en el tema, así que él también lo dejó ahí.

Bien, están todos bien —respondió a su pregunta con una sonrisa—. Han sido unos días… especiales, la verdad —meditó dejando vagar un poco su vista hacia la nada, aunque no estaba seguro si había escogido bien la palabra. Porque había tenido la sensación de que así era, de que todos y cada uno estaban sobrecogidos por lo que había ocurrido —y más por lo que podría haber ocurrido—, pero al mismo tiempo todo era espontáneo y tan normal como siempre. Y se había dado cuenta como nunca antes —por todo lo ocurrido y tal vez por lo que había meditado sobre la familia de Adam—, que el amor de su familia tenía una presencia perenne en su ánimo, que estaba presente siempre, en cada gesto, aunque no se diera cuenta. Y que si no lo percibía a veces no era precisamente por su debilidad sino más bien por todo lo contrario, por confundirse con la vida misma e impregnarlo todo.

En especial se sintió distinto esta vez frente a su padre. Pero con Michele nunca sabía si aquellas sensaciones venían de sí mismo o era como si reflejara las de él. O bien algo había cambiado en los dos a la vez. No hablaron de ello —¿cuándo lo había hecho?— pero sus silencios o sus conversaciones sobre cualquier cosa se teñían siempre de palabras no dichas, como si hablaran un idioma que dentro de sí llevara escondido otro. Nikita lo admiraba como había admirado a Bediviere sabiendo que era él quién lo había devuelto a la vida. Sentía que ahora comprendía de verdad cómo debía haberse sentido.

Elio te manda recuerdos —comentó alzando las cejas—. Y me ha insistido en que te diga que cuentes con él para lo que tú ya sabes* —se encogió de hombros—. En fin, no ha dejado de preguntarme por ti el muy cotilla. Y Vera también, ya te puedes imaginar.

Una vez en el coche abrió la puerta a la chica, metió el equipaje en el maletero, y mientras se abrochaba el cinturón comentó:

Estaremos allí en un par de horas, tal vez algo menos. Siéntete libre de conectar tu móvil para escuchar música si te apetece. Y puedes fumar, ya lo sabes.

La miró con una sonrisa cómplice y arrancó.

Notas de juego

*Me baso en lo que decía el post de Bediviere sobre Elio cuando estaban en el helicóptero (me hizo mucha gracia y es una conversación de la que Nikita no tiene ni idea).

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12/02/2021, 21:45
Bediviere Lafayette

Imaginó, por su respuesta, que los días que había pasado Nikita con su familia también debían haber sido intensos. Aunque de una forma diferente, se dijo, mientras miraba hacia adelante buscando el BMW.

Ah, perfecto. Dile que cuento con él sin ninguna duda.-contestó, con cierta malicia, estirando ligeramente su sonrisa al saber que el hermano de Nikita le mandaba recuerdos- Un chico adorable, tu hermano. Os parecéis mucho, ¿sabes? -añadió,  alegrándose comedidamente al ver la figura recortada del coche a lo lejos, de la misma manera en la que se habría alegrado de ver a un viejo amigo.  Acarició la chapa de la puerta, de una manera extrañamente delicada, antes de subirse, y se abrochó el cinturón mientras Nikita dejaba la maleta en el portabultos.

Creo que estoy enamorada de tu coche.-confesó, pasando la mano por el salpicadero, antes de contemplarlo, sin perder detalle, mientras se abrochaba él ahora el cinturón y metía la llave en el contacto. Su comentario no tardó en ser respondido con un bufido jocoso, al mismo tiempo que sacaba los cigarros de su bolso y procedía a encenderse uno con aquel zippo que parecía ser parte intrínseca de su mano. 

Ver a Nikita conducir, tras lo ocurrido, le encogía el pecho, y le aceleraba el corazón. Y quiso disimular aquello dando una profunda y primera calada con los párpados entrecerrados, con un éxito más bien parcial.  

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13/02/2021, 00:38
Director

El coche ronroneó como un gatito y se puso en marcha con suavidad. Tomaron la dirección contraria a Sassaneva, por la autopista de Eurovegas y a los cuarenta kilómetros, cuando parecía que el paisaje se tornaba árido, tomaron un desvío y viraron dirección norte, por una carretera secundaria que pasaba entre el caudaloso río Herpo y el Atlas Asteropés, cuyas crestas podían ver.

Cruzaban un enorme valle fluvial lleno de huertas y árboles frutales, ahora sin hojas. La neblina de la mañana se resistía al sol, todavía tímido. Era uno de esos momentos del día en que no podían estar seguros si éste sería nublado o soleado. Aunque el tiempo que hiciera aquí abajo podría ser muy distinto que el que pudieran disfrutar allá arriba, en su destino. Eran las diez de la mañana y todavía les quedaba una hora de viaje.

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13/02/2021, 02:17
Bediviere Lafayette

El coche arrancó, y Bediviere respiró hondo. Miró a través de la ventanilla, contemplando cómo el aeropuerto se alejaba, y dio otra calada al cigarro antes de sacar su teléfono, para terminar de cumplir por completo con la sugerencia del conductor- Te has metido con una yanqui en el coche, así que te voy a enseñar el buen country.- dijo, mientras manipulaba la pantalla del móvil, encogiéndose de hombros- Y como digas algo malo de Blues Saraceno me bajo y hago autostop.-advirtió, encogiéndose de hombros- A veces escucho esto, cuando conduzco. Es la música suave que tengo en mi lista de conducir. -comentó, antes de darle a reproducir. 

La complacencia en su expresión fue casi inmediata. Dejaba el teléfono sobre el salpicadero y se acomodaba, sobre el asiento. Su manera de fumar se volvió, si cabe, más hedonista, más profunda, mientras movía ligeramente la cabeza al ritmo de la música y observaba el paisaje. 

Y el cigarro se consumía. Sacaba su cenicero portátil para deshacerse de la colilla, y cerraba los ojos, inspirando hondo. Se encaminaban hacia la autopista de Eurovegas, y quizá fue por el ronroneo suave del motor, o por el compás de fondo acompañado por la voz rasgada de Blues Saraceno, pero mientras escuchaba aquella música, sus facciones se relajaron y su respiración se volvió cadencios. Para cuando volvió a abrir los párpados, supo que habían transcurrido tres o cuatro canciones. 

Putain...-murmuró, apagando la radio, y mirando alrededor, confusa, sin saber muy bien dónde se encontraban- Perdona. A penas pude dormir en el avión y... -dijo, interrumpiéndose a si misma. Habría dicho que la tensión que sentía por volver a Astérope, y por volver a encontrárselo, se había difuminado, y por fin se había dado cuenta de lo cansada que estaba. Pero simplemente le dedicó una mirada intrigante, y emitió un resoplido suave, antes de quitarse la chaqueta de punto lila oscuro que llevaba puesta, colocando el tirante derecho caído de su camiseta de licra negra y pasándose los dedos por el pelo para peinarlo de manera somera y recogérselo en un moño improvisado- ¿Por dónde vamos ahora?- preguntó, irguiéndose sobre su asiento.

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13/02/2021, 03:11
Ingvild Hoem

Cinco días e incontables peleas maternales más tarde, Ingvild reunió el coraje necesario para enviar el whatsapp que tanta ansiedad le ocasionaba.

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13/02/2021, 10:40
Nikita Pontecorvo

Pon lo que quieras —Nikita asintió a la inciativa de la chica sobre la música country—. A Sharif también le gusta la americana, así que conozco un poco de Bonnie Prince Billy, Jason Molina o 16 Horsepower. Es buena música para conducir. Sobre todo por el desierto —concedió sin que fuera una broma—. Pero no, esto no me suena. Es de lo más evocador —comentó al escuchar los primeros compases y la voz de aquel tal Blues Saraceno. Se sonrió de la lado y la miró tratando de evocarla a ella en el que sería su ambiente, allí en los paisajes de su tierra, rodeada por la inmensidad. Frente a eso Astérope tenía que resultarle como una pequeña cajita, como un mundo en miniatura.

Cuando vuelvas a hablar con Sharif tienes que contarle sobre las bandas de Nueva Orleans, el carnaval y todo eso —comentó—. Una de sus fantasías es viajar hasta allí, improvisar con los músicos… Le encantará que le cuentes cómo es aquello —dijo. Pero al observarla un momento se dio cuenta cómo relajaba su rostro y su mirada parecía perderse en el paisaje arrastrada por la música. Nikita sonrió y se concentró en la carretera. Para él también tenía un efecto balsámico. Pensó en lo diferente que era a la primera y última vez que estuvieron juntos en su coche y una paz arrolladora se adueñó de él. Pensó que podría escapar con ella sin saber a dónde ir, solo conducir y conducir por el continente y dejarse llevar, como dos forajidos —la música seguía evocándole— sin más hogar que la carretera y el cielo sobre sus cabezas.

Para cuando volvió a mirarla, Bediviere se había quedado dormida, la cabeza ladeada sobre el asiento, con ese gesto de los benditos mientras su pecho subía y bajaba con lentitud. Podría haber estado contemplándola durante horas. Le pareció lo más precioso que había visto nunca y el nudo que sentía en su corazón le estrangulo un poco más.

Había estado dispuesto a dejarla descansar hasta llegar a su destino, pero no tardó en espabilar con un exabrupto en francés, sorprendida y con cierta cara de confusión que le pareció encantadora. Si no fuera porque el disco le daba alguna referencia estaba seguro de que habría perdido totalmente la noción del tiempo.

Nikita rió levemente al escuchar sus disculpas.

Ah, no, por favor. Descansa lo que quieras. Aprovecha —la sonrisa se atemperó en su cara mientras observaba con toda la atención que le permitía la carretera, cómo se quitaba la chaqueta, subía aquel tirante descolgado de su hombro y sus brazos de piel suave se elevaban para dejar al descubierto su cuello. Se recolocó en el asiento con un gracioso gesto que transmitía toda su decisión de no volver a quedarse dormida. Se la habría comido a besos.

Pues vamos paralelos a la cordillera del Atlas hacia el norte, pronto pasaremos del valle hacia las montañas —anunció.

Si persistía aún la niebla tal vez podrían contemplarla desde arriba como si fuera un mar.

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13/02/2021, 12:10
Bediviere Lafayette

Notó que Nikita la miraba, mientras conducía, y esbozó una suave sonrisa torcida mirando hacia adelante, sin decir nada al respecto. Trató de identificar las montañas que él mencionaba mientras volvía a ponerse las gafas de sol, de una montura similar a la de sus gafas para leer. Volvió a mirarlo a él, tras los cristales tintados. Le gustaba verlo conducir. Y desde luego, aquel coche, la hacía sentir asquerosamente segura, hasta el nivel de lo absurdo.

Creo que conducir te favorece.-dijo, sin pensárselo mucho, de nuevo con un ligero tono jocoso- Dentro de este coche pareces... Un sidhe aún más atractivo y más macarra. Aunque prudente. Eso me gusta. -apuntó, pensando que no podía decir lo mismo por ella, que era brusca al volante y optaba por no poner música demasiado intensa cuando conducía porque le daba al acelerador sin darse cuenta- Me he quedado dormida porque es la primera vez en días que me siento del todo segura. En el polideportivo, en el avión, en Toulouse, y en el aeropuerto... Tenía la sensación de que podía pasar algo horrible en cualquier momento. Pero aquí dentro no. -confesó, volviendo a mirar hacia la carretera, ocultando la vergüenza que le producía aquel exabrupto de sinceridad tras las gafas- No contigo, aquí y ahora, aunque puede que estés intentando secuestrarme con la excusa de llevarme a no se qué sitio de las montañas. -concluyó, con una sonrisa maliciosa. 

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13/02/2021, 15:20
Bryony J. White

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13/02/2021, 15:20
Bryony J. White

Londres había sido una liberación absoluta y en el piso que había compartido con sus amigos Bryony se había sentido por fin en casa. Era fácil estar con ellos, dejar de pensar, relajarse, drogarse, crear arte, a veces todo al mismo tiempo. A su lado Bry sentía que la creatividad flotaba en el aire y que la vida era un discurrir sencillo y fascinante. 

Pero esa noche se había asegurado de estar sobria del todo. Tenía que hablar con sus padres, tenía la impresión de que había muchas cosas flotando entre ellos y ella, cosas sin resolver. 

Entró en el piso nuevo echando un vistazo alrededor para fijarse en la decoración. No le había extrañado demasiado que no la citasen en la casa de Chelsea donde había crecido, hacía tiempo que había perdido la cuenta de las propiedades de sus padres. 

—Hola, papá —saludó, acercándose para darle un beso en la mejilla. Tomó la copa de vino y la sostuvo mientras hacía un gesto con los ojos alrededor—. No está mal el piso nuevo. ¿Te pilla cerca de la productora?

Levantó la copa en brindis y bebió un sorbo. 

—¿Quieres que corte un poco de queso mientras la esperamos?

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13/02/2021, 16:26
Nikita Pontecorvo

A Nikita le encantaba esa forma burlona en la que Bediviere prodigaba sus cumplidos y sonrió con amplitud al volver a oírla utilizar aquel título sobre él, eso sí, mejorado por su imagen en el coche del que se confesaba enamorada. Pero a continuación su tono cambió y la revelación que hizo le llegó mucho más hondo. Un suspiro sordo salió de sus pulmones mientras la miraba asintiendo. Su gesto se hizo más serio y su mirada buscaba las pupilas de Bediviere, cubiertas ahora por los cristales tintados. Asintió lentamente. La comprendía a la perfección. Sin embargo terminó el discurso con aquel tono socarrón suyo y Nikita volvió a sonreír.

Al igual que aquella primera vez en el coche tuvo la sensación de que con ella podía escapar de todo, incluso del tiempo, en la soledad de la carretera del valle, rodeados de la luz difusa y neblinosa de la mañana, aquello dejó de ser una sensación para convertirse en una realidad. También él se sentía seguro, como si nada pudiera alcanzarles en verdad en aquel instante, tal vez porque habían decidido estar juntos. O dicho de otro modo: sintió la presencia de ella como una roca o un escudo que le hacía sentirse capaz de cualquier cosa.

¿Y qué tal suena? Lo del secuestro, quiero decir —respondió mirándola de lado—. Justo pensaba algo parecido hace unos momentos. No lo descartes.

Clavó un instante los ojos en ella con una mirada cargada de intención y devolvió después la atención a la carretera.

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13/02/2021, 18:05
Bediviere Lafayette

Aquella mirada cargada de intenciones la dejaba sin palabras durante un instante, en el que sus labios llenos se entreabrieron y su expresión mudaba entre la cavilación y la sorpresa. Suspiraba, retirando las gafas de sus ojos de aquel color gris verdoso de las nubes de tormenta, y las dejaba a modo de diadema, contra el mechón blanquecino y rebelde que acariciaba su frente. 

- ¿Me llevarías lejos? - preguntó, casi, o como si de hecho, en su cabeza eso sonara plausible, con la mirada brumosa y la boca brevemente empequeñecida en una suerte de deseo anhelante- No puede ser un secuestro si me presto voluntaria, ¿sabes? Y es de muy mala educación que me hagas esa clase de preguntas cuando no puedes... Hacer que me calle sin soltar el volante. Porque si me dejas hablar, te diré alguna locura, como por ejemplo, que ahora mismo no se me ocurre una idea mejor que esa... 

 

 

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13/02/2021, 19:06
Nikita Pontecorvo

¿Existe un nombre para un escalofrío cuando lo que nos recorre el cuerpo es una ola de calor? Porque aquello fue lo que sintió Nikita que lo sacudía por entero cuando escuchó las palabras de Bediviere, desde la primera pregunta hasta la última sugerencia. Tan nervioso como se puso se sentía incapaz de valorar hasta qué punto aquello era una conversación pícara y maliciosa, sin mayor trascendencia que la de querer excitarlo, o había en realidad mucho más. Respiró hondo pero parecía que el aire mismo se le atragantara haciéndole inspirar entrecortadamente. Sacudió la cabeza en un gesto de negación como diciendo "vale chico, cálmate" y volvió a mirarla armándose de valor. Pensar que ella también podía decir aquello porque se hubiera puesto nerviosa no era algo que pasara por sus pensamientos.

Bozhe moi1—susurró y le sonrió mientras sentía arder las mejillas al ver su rostro lleno de expectación.

Sí, realmente no había podido escoger un momento peor. Cómo habría querido tener las manos libres para seguir aquella conversación sin palabras.

Pero eran palabras lo que necesitaba, así que las buscó casi a la desesperada. Y cuando uno busca a la desesperada lo primero que encuentra es su corazón.

Te llevaría tan lejos como quisieras. Yo sí me doy por secuestrado —dijo con la sensación de quien se tira desde lo alto de un campanario.

Notas de juego

1. "Dios mío" en el sentido de "Madre mía!" en ruso. XD

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13/02/2021, 19:30
Bediviere Lafayette

Lo contempló, atentamente, percibiendo cómo la sangre, lejos de abandonarlo, se agolpaba en su rostro, encendiendo sus mejillas. Cómo se le entrecortaba la respiración, y cómo negaba con la cabeza, como si intentase ordenar sus ideas, de pronto revueltas.

Sintió una pequeña punzada de culpabilidad al lanzarlo a aquel juego de palabras que ardían, pero haber pedido disculpas habría sido mentir flagrantemente, a juzgar por la absoluta malicia con la que lo observaba, tras escucharlo murmurar lo que fueran aquellas palabras en ruso que sonaban a exclamación incrédula. 

Su sonrisa, se convirtió en una de esas escasas en su rostro. Se ensanchaba, bailoteando y llenando sus mejillas, mientras lo escuchaba. La risa, a medio camino entre la ternura y las malas intenciones, se le escapaba- Por ahora llévame a donde tenías pensado llevarme.-le respondió- Ya veré si cambio de opinión en algún momento.-dijo, arrastrando aquellas palabras como seda que se deslizaba por el suelo, acercando la cara para besarlo en la comisura de los labios, breve como el aleteo de una mariposa, sin querer tampoco distraer demasiado su atención de la carretera.

Notas de juego

*Edité una redundancia