Partida Rol por web

La penitenciaría subterránea secreta de Pallisade –más convendría denominarla la prisión privada de Cécil Stedman- albergaba una ducha comunitaria en la que se sometía a un intenso programa de higienización a los presos cada mes. La higiene era importante para los altos elfos de Pallisade y había un considerable excedente de productos cosméticos, terminando algunos de estos en la propia penitenciaría a precio de saldo. Era una rara cortesía de Stedman para con los reclusos, por lo que no era extraño ver a estos probándose tintes y pelucones variados el Día de la Ducha.

Normalmente, se separaban las duchas de los varones de las que correspondían a las hembras de las especies que estaban confinadas en las celdas.

Normalmente.

En aquella ocasión, la urgencia de la misión encomendada por Cécil Stedman supuso que los cañones de agua a presión estaban disparando sin piedad un potente chorro de agua helada contra los Cinco del Patíbulo.

Todos estaban por los suelos recibiendo el baño gélido. Todos, salvo Bam Bam, que resistía el chorro a presión de brazos cruzados, haciendo que el agua cayese por doquier en la habitación tras rebotar en su pecho y, de paso, cubriendo de espaldas a Comadreja para evitarle, en lo posible, uno de los episodios más humillantes que la joven recordaba en su vida.

-YO… SOY… FUEGO… YO… SOY… NNNNG… MUERTE…

Bam Bam advertía cómo los guardias encargados del cañón de agua se lo estaban pasando en grande derribando a sus compañeros, y eso estaba empezando a enfurecerle.

-¡Se me está bufando el pelo! ¡Se me está bufandooooo!

Chafee estaba entrando en shock al verse hecho una bola de pelo de un gris oscuro.

-¡Brrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr! ¡Se me va a encoger la minga pa’ siempre con este helor! ¡B.B.! ¡Cúbreme a mí un poco, tío! ¡Soy tu colegaaaaaaaaaaaaarrrrrrrrgggggghhh!

El chorro de agua impactó en el pecho a Chafee y este salió proyectado hacia la pared de la habitación.

Zevran se lo estaba pasando en grande. No sufría demasiado el frío –su planeta natal tenía días muy cálidos y noches muy gélidas-, y encima estaba partiéndose de la risa viendo a Chafee rodar por el suelo.

-¡Eh, Chafee! ¡Mira, tío! ¡¿Quién soy?!

Zev adoptó una extraña pose y empezó a tararear una canción simulando unos sonidos algo distorsionados a través de su pañuelo de bandido –había pedido que se lo dejasen, “su religión se lo exigía”-.

-¡Soy un alien surfeando en una ducha carcelariaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Yeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeehaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

El surfero esquivó un primer chorro con habilidad mientras parecía poseído por una silenciosa melodía que sólo resonaba en su alargada cabeza. Efectuó un acrobático salto para eludir la segunda andanada y los guardias se lo tomaron como algo personal, estudiando su anárquico patrón de movimiento para trazar el tercer cañonazo. Esa vez sí le dieron de lleno, pero al alien no le importó. Zev voló al suelo y su cuerpo, ya de por sí algo viscoso, se deslizó junto al de Chafee mientras estallaba en una carcajada.

-¡Qué divertido! ¡Hacía tiempo que no me reía tanto, tío! ¡Psssst! ¡Y encima le he visto una perita a Comadreja! ¡JE! ¡OUH MAMASITA!

Chafee tosía agua. También la echaba por su nariz.

-Ioputas… Tos… Tos… Me han apuntado a la boca… No tienen suficiente con meterme esa planta asquerosa de eucaplicto… ¡Gaaaaaaak…!

La rata veía a Bam Bam aguantar estoicamente, pero los guardias estaban empezando a centrar sus cañones en él. Lo estaban convirtiendo en una cuestión de orgullo profesional. No derribar a un preso en la ducha era visto como una derrota. Y no iban a consentir que el dracónido siguiese en pie.

-Esos abusones quieren derribar a B.B. ¡Tenemos que ayudarle!-, exclamó mientras escupía y se restregaba la trufa de su hocico con la manita.

-¡Tienes razón, Chafee! ¿Y Billy? Necesitamos de su ayuda para trazar un plan…

Zev no tardó en dar con el cuerpo tordo de Billy Banjo, también abatido por un chorro de agua helada.

-¡Eh, Will! ¡NECESITAMOS TU THRILL! ¡Y A HARRY TAMBIÉN!

Zev señaló con sus dos siniestras a Bam Bam.

-¡POLIS CONTRA PRESOS, HERMANO! ¡POLIS CONTRA PRESOS!

Comadreja estaba sentada con sus brazos rodeando sus rodillas, completamente mojada. Adiós a la mugre que la había acompañado desde hacía meses. Sus dientes castañeaban, pues estaba tiritando y rezando porque aquel suplicio terminase. Si no fuese por las gruesas e interminables espaldas de B.B., querría morirse allí mismo.

De hecho, quería morirse en ese instante de la pura vergüenza que la embargaba, pero la espalda del dragón de oro le daba tiempo para reflexionar sobre su pulsión autodestructiva.

-Qué grandísimo hijo de puta eres, Cécil Stedman… Todo este tiempo… Lo sabías…-, musitó en voz alta. Sus palabras quedaron ensordecidas por los sonidos de los cañones de agua y los gritos de Zev y Chafee.

Por puro instinto, se encorvó para ocultar sus encantos a sus compañeros y ocultó el rostro entre los brazos. No tenía suficiente frío como para evitar sonrojarse tras la humillación. Y se odiaba por ello.

Zev se situó tras Bam Bam y cerró los ojos mientras mostraba su segunda diestra a Comadreja con dos dedos alzados, simbolizando una larga V.

-Cariño, te juro por mis once dioses que no te estoy mirando. Eso me lo reservo para nuestra intimidad… BAAAAABY. ¡Ayúdanos con B.B.! ¡No vamos a dejarle caer! ¡HAY HONOR ENTRE LADRONES!

Zev tendió una mano en la oscuridad. No llegó respuesta.

-¿Comadreja…? Nena, ¿estás con nosotros?

-Pasa de mí, Zevran…

La joven se quedó inmóvil. Le daba igual lo que ocurriese. Sólo quería que terminase. Y si Bam Bam tenía que irse al suelo, estaba bien así.

Las lágrimas se disimulan mejor cuando te están duchando con agua fría.

Chafee se guarneció tras el gemelo izquierdo de Bam Bam -¡ASÍ DE GRANDE ERA EL GEMELO IZQUIERDO DE BAM BAM!- y chifló a Zev.

-Hermano, tengo una sorpresa para esos gofrutas… ¡JABÓN!

El roedor mostró la pastilla higienizante que le habían dado al entrar. Acto seguido se sacó un diente falso y mostró su contenido a Zev.

-Pólvora negra. Suficiente para crear una granada. Con el aliento de fuego de B.B., tenemos un lanzagranadas.

Miró a "Secretitos" Billy con reticencia. Estaba seguro de que les dejaría tirados y no se uniría a la batalla campal. Horadó con su zarpita en la pastilla de jabón e introdujo la pólvora. Miró fijamente a Zev.

-¡VAMOS A HACER QUE ESTO SE HUNDA!

Tendió la mano a Zev, aguardando la aprobación de su hermano de armas.

Zevran frunció el ceño sin perder de vista a Comadreja. Raro en él, pero se estaba enfureciendo. Estrechó la mano de Chafee con fuerza.

-¡HASTA LOS CIMIENTOS!

Ambos lanzaron un grito de guerra con frenesí guerrero.

Entonces Zev tendió dos manos a Billy.

-¿¡ESTÁS CON NOSOTROS, BILLY BOB!?

Se me puede ver tumbado boca arriba, mientras el agua cae y cae. Harry se refugia como puede a mi costado, en el ángulo entre el tronco y el brazo. El primer chorro me tiró al suelo y allí me quedé quieto mientras el agua me quitaba parte de mi camuflaje. Escucho a los dos liantes decir cosas, pero no me llegan bien a los oídos sus palabras, pues estoy rodeado del agua de desague, llena de la suciedad de los demas, que pasa por mi alrededor antes de caer por unas rejas de más allí.

Antes de caer al suelo fuí consciente de que Comadreja no estaba pasando un buen rato, para nada, pero poco podía hacer yo que no estuviese haciendo ya Bam Bam. Cualquier intendo de darle apoyo en estos momentos implicaba acercarse y ponerla mas en evidencia con su desnudez, así que prefiero mantenerme al margen.

-Pólvora negra. Suficiente para crear una granada. Con el aliento de fuego de B.B., tenemos un lanzagranadas.

Miró a "Secretitos" Billy con reticencia. Estaba seguro de que les dejaría tirados y no se uniría a la batalla campal. Horadó con su zarpita en la pastilla de jabón e introdujo la pólvora. Miró fijamente a Zev.

-¡VAMOS A HACER QUE ESTO SE HUNDA!

 Y como no, el pesado de Chafee siempre pensando en una nueva manera de exponerse a morir. Mientras estábamos presos desconocía que lo que me esperaba era la pena de muerte, tanto para mí como para ellos, por lo que jugársela a los guardias de hojalata no era tan grave como amenazar con una bomba a los guardias de carne y hueso.

-¡HASTA LOS CIMIENTOS!

Ambos lanzaron un grito de guerra con frenesí guerrero.

Entonces Zev tendió dos manos a Billy.

-¿¡ESTÁS CON NOSOTROS, BILLY BOB!?

Le miro, puede ver en mi expresión el miedo. Las palabras de Efrain siguen resonando en mi cabeza:

...pena de muerte...

- Mira Zev, no se que pretendeis exactamente con esto, pero está claro que nuestra mejor baza para salir con vida de esto es cumplir las órdenes de Sir Perfecto, no me cabe duda. El cabrón de Cecil no me habló sobre nuestro funesto destino, así que por mi parte haré lo que me pidan para salir de aquí. Vosotros mismos al enfrentaros a la ira de esta gente, no os va a dar más que problemas. - De repente me ilumino un poco, mientras estos golfos, sobretodo Chafee no paran de poner palos en las ruedas, yo puedo aportar algo al grupo desde ya. - No se que le habeis prometido al Paladín, pero yo se para qué he aceptado, para ayudar.

Me incorporo y me acerco dando tumbos hasta sentarme al lado de Comadreja cubriéndome con el cuerpo de Bam Bam que sigue resistiendo. - Un mal rato ¿eh? - Por mi parte no hago como Zev, no dirijo mi mirada hacia ella en ningún momento.

Con una mano, toco el aro grande de madera que cuelga de mi oreja derecha, es tan grueso que tiene una pequeña cabidad. Al apartar una tapita, cae en mi mano un pequeño cristal de color verde. Mientras lo miro digo: - Lo solía llevar colgado, pero preferí esconderlo por si a caso cuando entramos aquí.

Cierro los ojo apretando fuerte el cristal en mi mano y empiezo a cantar con una voz ténue que, seguramente, sólo podrá escuchar Comadreja que se encuentra a mi lado:

[mi voz suena dos octavas por debajo]

- Cuando llega el frío invierno, la noche sin estrellas cubrirá el día. En el velo del sol, caminaremos bajo la lluvia amarga. Pero en sueños, puedo escuchar tu nombre. Pero en sueños, nos reuniremos de nuevo.

Mientras canto, dibujo un círculo con la mano que empuña el cristal. En el interior de ese círculo, aparecerá una mancha negra que se irá expandiendo. Ninguno de los compañeros de celda que me acompañan me habían escuchado cantar nunca de esta manera. Sigo cantando y ampliando el círculo:

- Cuando caen los mares y las montañas, y llegamos al final de los días. En la oscuridad escucho una llamada, llamándome allí. Ire allí y de regreso.

Completar el ritual me llevará un minuto, en el que desconozco si Zev y Chafee se mantienen cerca o pondran en marcha su plan. Yo me encuentro totalmente concentrado y abstraído de lo que ocurre alrededor. La bola de oscuridad se expande más alla de la que dibujo con mi mano y empezará a rodearnos. Sólo pretendo protejer a los que estén cerca de mí del abuso de estos guardias que ya hace un buen rato que podrían haber terminado pero siguen pasándoselo en grande con nosotros. Con un poco de suerte, al terminar, llamaré su atención y daran por concluida esta tortura en forma de ducha.

 Mira Zev, no se que pretendeis exactamente con esto, pero está claro que nuestra mejor baza para salir con vida de esto es cumplir las órdenes de Sir Perfecto, no me cabe duda. El cabrón de Cecil no me habló sobre nuestro funesto destino, así que por mi parte haré lo que me pidan para salir de aquí. Vosotros mismos al enfrentaros a la ira de esta gente, no os va a dar más que problemas.

-¿¡Que qué vamos a pretender hacer con una granada, Billy!? ¿¡Estás de guasa!?-, chilla Chafee evitando de pura suerte el chorro de agua a presión. -¿Estás aquí para unirte a la rebelión o para criticar la rebelión? ¡Macho, a veces no logro entenderte!

El roedor las está pasando canutas. Para el resto, el cañón de agua escuece. A Chafee, un ser mucho más pequeño, puede arrastrarlo sin dificultad y estamparlo contra la pared. Los carceleros, al parecer, lo encuentra particularmente gracioso.

 No se que le habeis prometido al Paladín, pero yo se para qué he aceptado, para ayudar.

Antes de que comience la magia, Chafee entorna sus vivaces ojos ratoniles, centrado aún en el bardo. El roedor echa un vistazo a Zev. Billy le está ablandando.

-¡Zev, colega! ¿¡Vamos a dejarles ganar así como así!?

El forajido guarda silencio mientras calibra a gran velocidad sus opciones.

Sabe que Billy tiene razón en una cosa: un granadazo en las duchas no va a ser una buena carta de presentación para el Capi. Aunque esos cerdos que manejan el cañón de agua se estén dando un festín del humor a su costa.

Tras fruncir el ceño, Zevran dedica una penetrante e insondable mirada a su hermano Chafee.

-Billy tiene razón, tío... Vive hoy, lucha mañana.

Hay pesar en las palabras de Zev, pero el pistolero sabe que ahora mismo sus opciones son demasiado pobres como para arriesgarse a una ejecución sumaria. Su frase final tiene un connotación especial: es el lema del propio Chafee.

Me incorporo y me acerco dando tumbos hasta sentarme al lado de Comadreja cubriéndome con el cuerpo de Bam Bam que sigue resistiendo. - Un mal rato ¿eh? - Por mi parte no hago como Zev, no dirijo mi mirada hacia ella en ningún momento.

Comadreja no replicó. Se mantenía inmóvil, en completo silencio.

Al cabo, Billy comenzó a cantar, mas no con su voz cascada. Era otra voz, completamente diferente. Incluso cabía plantearse si era realmente la voz de Billy. Con la canción, de algún modo, el manar del agua helada se detuvo. Las risotadas de los guardas eran más lejanas. Y un acogedor calor llegaba de algún lugar, rodeándola como unos brazos cálidos.

Comadreja alzó la vista con una mezcla de desconcierto y temor. Lo que vio a su alrededor le devolvió una vieja sensación, antaño olvidada.

Se sentía en casa.

-¡Santas bellotas espaciales! ¿¡Pero qué lechugas es eso...!? ¿¡Desde cuándo Billy monta tiendas de campaña cantando!?

Chafee estaba alucinando con la magia desplegada por el músico. En cuanto éste les hizo un gesto, el roedor no lo dudó y se lanzó en un espectacular salto en plancha hacia el interior de la choza. Sus orejotas aún le permitieron detectar los gritos de los guardias a su espalda.

-¡Eh! ¡Volved aquí, tunantes! ¡El baño aún no ha terminado!

Chafee asomó su hocico por el umbral de la tienda, enseñó un muy erguido dedito corazón a los carceleros y a pleno pulmón chilló:

-¡¡¡TU MADRE EN TRICICLOOOOOOOOOOOO!!! ¡¡¡MÉTETE EL EUCAFRITO POR EL ORTOOOOOOOOOO!!!

Zev rodó al interior de la choza creada por la magia de Billy y lanzó un respingo de pura sorpresa al ver su interior.

-¡BOOM-SHAGA-LAGA! ¡Menudo lujazo comparado con la que nos estaban dando ahí afuera! ¡Eh, Chafee! ¡Eso no se lo esperaban! ¡JA, JA! ¡Menudo truco se ha sacado Billy Bob de la chistera!

Zevran volvía a recuperar su humor por momentos. Se aproximó a rastras al umbral de la choza, donde Chafee la emprendía a improperios con los carceleros.

-Eh, Chafee, ¿Y B.B.? ¡Grandullón! ¡Aquí dentro! ¡Rápido, tío!

Pero Bam Bam tenía otros planes.

El titán, reluciente tras el baño integral al que estaba siendo sometido, avanzaba despacio hasta la boca del cañón. Despacio... pero implacable.

Los rostros de los carceleros habían cambiado esa sádica sonrisa de torturador por una mueca horrorizada. Ahora la sensación imperante es que el dracónido iba a llegar hasta ellos. Palmo a palmo, como si estuviese escalando una escarpada montaña nevada, B.B. estaba muy cerca de alcanzar la mampara en la que los guardias estaban apostados.

-BAHAMUT DICE... PLANTA LA SEMILLA DEL ODIO Y RIÉGALA CON RABIA... Y LA VENGANZA NO TENDRÁ FIN...

Uno de los guardias elfos chilló de terror.

-¡Esto no está funcionando, Elderbar*!

-¿¡Y a mí qué me cuentas, Elderpan**!? ¡NECESITAMOS UN CAÑÓN DE MAYOR CALIBREEEEEE!

Bam Bam agarró la boca del cañón y el agua empezó a inundar la cámara de guardia. El dracónido emitía una risa maníaca durante el proceso, sus ojos ambarinos brillando de forma sobrenatural.

-¡Está poseído!-, gritó Elderpan, abandonando su puesto a la carrera.

-¡Esto no está pagado!-, exclamó Elderbar, siguiendo a su primo.

Y así, la lluvia de agua helada cesó, la choza permaneció unos minutos en calma y Bam Bam rió haciendo retumbar los cimientos de aquel subterráneo.

* * * * *

Al poco tiempo, la puerta de la ducha se abrió y entró un grupo de esbeltas elfas, todas ellas muy agraciadas y ataviadas con vestidos de seda brillante de múltiples colores. Una de ellas se abrió paso entre la multitud, que observaba sin recato ninguno al prodigio dorado llamado Bam Bam.

Ella era Yvonne.

Y era la estilista designada por Cécil Stedman para poner presentables a los Cinco del Patíbulo.

La elfa era bajita, nervuda y tenía una larga y aromatizada cabellera negra como el azabache. Con todo, lo más destacable de su hermoso rostro triangular eran sus ojazos del color de la oliva. Tenía la tez inusualmente morena para lo que era común en Pallisade y los característicos tatuajes de clan que lucían los elfos en su mentón y en sus mejillas.

-OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH.

-DIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOSSS.

-MÍIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIOOOOOOOOOOOOOOOOOO.

Dijo aquello en tres tiempos, tan marcados como acompañados por una mano alzada en gesto de aversión.

-Qué absoluto horror. O sea. Qué absoluto horror. ¿Y vosotros vais a salvar a alguien?

Su pregunta era retórica.

-Mirad qué uñas-, dijo tomando las manazas de Bam Bam con delicadeza. -Paaaaaaaaaaaarrrrrrfavah, qué uñas. ¡Gladys! ¡Lima!

La tal Gladys, una elfa de melena rubicunda trenzada, se puso en faena con el dracónido, que miraba a aquellas mujeres con ojos entornados por el más absoluto desconcierto.

-¡Aaaaaaa veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer! ¡Los de la tieeeeendaaaaa! ¡Que no tengo todo el día, chicoooooooooooos! ¡Oish!

Yvonne atrapó a Chafee de una orejota con suma habilidad cuando la rata asomó la testa a ver a quién correspondía aquella voz chillona y empalagosa.

-¡ME HA TRINCADO! ¡ME HA TRINCA...! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAUUUUUUU! ¡ME HA PILLADO LA OREJA! ¡ZEV! ¡BILLY! ¡ECHADME UNA MANO! ¡QUE SE ME LLEVA! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRGH! 

Y se lo llevó.

Chafee observó a la estilista sin saber muy bien qué iba a ocurrir a continuación.

Yvonne se cruzó de brazos y empezó a martillear el suelo con su sandalia. Su rostro era la viva imagen de la decepción.

-No. O sea. NO. ¡Mirad qué pelooooo! Oy-oy-oyyyyyyyyyyyyy... ¡Esto está bufaíiiiiiiiiiiiiiiiiisimo! Colette, acondicionador. 

Apareció de entre el séquito una joven elfa pelirroja con una melena cortada a la altura de los hombros. Tendió a Yvonne un frasco de cristal con un líquido transparente. La estilista roció a Chafee con él y empezó a peinarle.

-Oy, oy, oy... Mira qué cantidad de pelo mueeeeeeeeeeeeeeeerrrrto tienes... ¿Desde hace cuánto no te lavas, cerdito?