Partida Rol por web

Al salir Efrain a la superficie, se puede encontrar a Hamleen de frente señalando hacia su espalda.

¿Ese tipo la acababa de llamar loca? La verdad es que si, un poco grillada si que estaba y cada día iba a peor.

-¡Pero no grites tanto, hombre, a ver si nos van a escuchar y no vamos a poder pillarlos por sorpresa!-

Estaba claro que ella seguía con la idea de ir de frente hacia los gigantes para liarse a golpes con ellos o prenderles fuego, lo primero que surgiese o ambas cosas si estaban por la labor. Pero de mientras vio que Efrain salía a ver que sucedía por el lugar.

-Justo donde señala Billy el niño, deberíamos ir a partirnos la cara ahora que los tenemos cerca.-

Reafirmó su posición, cruzándose de brazos para ver que opinaba su otro compañero. Fue entonces cuando, tal vez en un momento de lucidez, que un par de neuronas conectaron. -¿Celeste?* -Se preguntó mentalmente así misma. -Celeste, un hurón que es la viva imagen de Harry I y Harry II, ropa de vagabundo al que parece que le han dado una paliza y que en pocos monasterios te darían algo así...- Poco a poco fue comenzando a hilar las cosas, hasta que se percató de quien era Billy.

-¡SERÁS HIJO DE LA GRANDÍSIMA!-

Exclamó de pronto y sin venir a cuento de nada para los presentes, girándose al poco hacia su viejo compañero.

-Ya decía yo que esa cosa que llevas bajo el sombrero y la ropa llena de costuras y mugre me sonaba. ¿Desapareces de nuevo y no eres capaz de saludar después de tanto tiempo? Creo que alguien va a visitar de nuevo a su amigo el bastón de roble.-

El bastón de roble, o más conocido como el arma del diablo con la que encarrilaba de nuevo a los que se pasaban de listos en el monasterio. No obstante un suspiro relajó la pose tensa y el tono de voz de la madre superiora, acercándose para darle un corto abrazo con unas palmaditas en la espalda. Cosa que no tardó en cortar, demasiado contacto.

-A un lado de eso... Me alegra ver que has sabido mantenerte durante estos años, pensaba que habías vuelto a las andadas al desaparecer. Eso también me recuerda que tenía algo que darte, aunque me lo he dejado en el monasterio.-

Al poco de hablar miró a Efrain, manteniendo un silencio durante unos segundos.

-Un viejo conocido, nada de lo que alarmarse.-

No sabía si Hamleen quería que su tapadera se revelase, aunque ya bastante había dicho como para no hacerlo más que evidente. En especial con aquel último comentario como si nada pasara. Claro está que ella no sabía que Efrain ya conocía la verdad.

Mierda, la tensión me ha hecho bajar la guardia. A pesar de las amenazas, almenos veo que se alegra de nuestro encuentro.

- Shhhh, vale vale, discreción por favor. Ahora ¿me harás caso si te digo que NO ES UNA BUENA IDEA enfrentarnos a eso que viene por ahí?

Casi me alivia saber que Celestina sabe quien soy, así podré hablar con ella tranquilamente y expresarle mis dudas sobre su comportamiento. Me recuerda a un antiguo yo desenfrendado y con demasiado poder. No puede ser bueno. Ademas, ¿Que es lo que me dejé en el monasterio? No se de lo que me habla...

- Ya veo…- dijo casi en un susurro, entornando los ojos para mirar en la dirección hacia la que señalaba el bardo.

- Creo que…

-¡SERÁS HIJO DE LA GRANDÍSIMA!-

El comentario del paladín quedó cortado por el exabrupto de la monja. Sorprendido y creyéndose bajo un ataque, el caballero desenvainó su espada y echó mano a su escudo mirando en todas direcciones mientras se recolocaba delante de Celestina, Billy y Comadreja.

- ¿¡Qué es, qué pasa!?

Pero no había ningún ataque inminente. Se giró dispuesto a pedir explicaciones cuando comprendió lo que estaba ocurriendo: Celestina había descubierto a Hamleen. ¿Qué habría pasado?

Un viejo conocido, nada de lo que alarmarse.

- Yo mismo no lo habría expresado mejor- respondió sonriendo y encogiéndose de hombros.- En cualquier caso es mal sitio y momento para celebrar los reencuentros. Como iba a decir antes de que me interrumpiera, hermana, creo que estamos en una clara desventaja con toda esta tormenta. Recordad que nos costó trabajo orientarnos para llegar hasta aquí, no hablemos ya del frío… Necesitamos volver a la Serendipia y hablar con el profesor.

Puso una mano en el hombro de Hamleen y miró a los ojos a la sacerdotisa. No dijo nada pues su rostro lo decía todo: Me alegro de veros de nuevo

- Por favor, vigilad a los gigantes y mantenedme informado si cambian de rumbo o ven más- dijo antes de dejarlos de nuevo y bajar.

-¡¿Que pueden hacer un poco de silencio por favor?!, hacen mas ruido que la maldita ventisca- En ese momento, Efraín abría la trampilla para poder salir y Mikeala intentaba estudiar las caligrafías.

Se levanto mirando a Chafee -Tienes razón ratita, Cécil no escribió esta carta- y se acercó a la trampilla con aires de orgullo por el descubrimiento.
Desde abajo, vio a Celestina abrazando efusivamente al mendigo, hizo un gesto asqueado "Ya esta delirando de ebria la pobre", pensó. Luego cuando estaba por hablar el paladín acercándose amistosamente, aunque la tormenta no la dejó oír lo que dijeron. "Que diablos pasa aquí"? Algo empezaba a sospechar, pero todavía estaba muy metida en el tema de la carta. -Oigan, Chafee estaba en lo cierto, no es Stedman el que escribió esta carta, las caligrafías no son las mismas!!!!-Gritaba desde abajo-En efecto, hay alguien por delante de Cécil y eso no es algo para nada bueno!!!. Podrían dejar de festejarle el cumpleaños a Banjo, o lo que sea que estén haciendo y ponerse serios!!!!-

Luego, efraín soltó las nuevas:
- Por favor, vigilar a los gigantes y mantenedme informado si cambian de rumbo o ven más-

- Que dijiste?????, están aquí de nuevo?-Le preguntó al bajar

La mujer se llevó la diestra a la barbilla, sopesando si realmente era buena idea o no ir a por los gigantes tal y como Billy estaba diciendo. Asintió con la cabeza incluso como si por fin entrase en razón, pero la cosa estaba lejos de aquello.

-Cierto, es mala idea ir ahora. Esperemos a ver si se meten en una cueva y la volamos por los aires con ellos dentro.-

Ese era mejor plan, acababan con los gigantes y no tenían que esforzarse demasiado. Todos salían ganando. Menos los gigantes, que morían.

Respecto a ver a Efrain con el arma desenfundada hizo que la madre superiora sacase su maza apuntando hacia diversas direcciones en busca de algo. No había nada pero aquel sobresalto había hecho que se dejase llevar.

-¿Quién? ¿Dónde? Ven que te crujo el cráneo.-

No obstante al ver que no pasaba nada volvió a tranquilizarse y guardar su arma. Mas la tranquilidad no duró cuando supo que el paladín ya sabía al respecto sobre la identidad Billy.

-Espera... ¿Ya lo sabías? ¿Sabías que el desgraciado nos lo estaba ocultando?-

Enarcó una ceja junto a una mirada que juzgaba al contrario, aunque poco haría cuando la máscara tapaba precisamente los ojos. También era cierto que ella sería la primera en no decir nada si Billy no quería pero los cables de su cabeza conectaban y se cruzaban a su propio modo.

-Paladín mal.-

Terminó por sentenciar. En momentos como ese le gustaría tener preparada una zona de la verdad, pero su religión dictaminaba "Quema primero, pregunta después". Fuese como fuese se quedaría vigilando a los gigantes.

-¿Mikeala lo sabe o también se lo escondes?-

Preguntó en voz baja a Billy mientras veía a Efrain regresar al interior.

- Recibido Capitán. ¡Estamos alerta!

Las palabras de Mikeala me han llegado demasiado ensordecidas por la ventisca, así que no me he enterado de nada de lo que ha dicho. Además, mis prioridades ahora mismo eran distinitas.

-¿Mikeala lo sabe o también se lo escondes?-

- Emmm, no, no lo sabe, pero al paso que vamos, lo sabrá pronto. Almenos déjame que sea yo quien elija el momento de revelárselo. ¿De acuerdo? Ahora, vigilemos a esos gigantes y tratemos de no llamar la atención. Aunqueee... lo de la cueva no me parece tan mala idea, la verdad.

Acto seguido fijo mi mirada hacia los gigantes, dispuesto a lanzar un grito, en el momento en que la situación e ponga crítica.

Nadie pareció reparar en que junto a Billy, Celestina y Efrain estaba la sagaz Comadreja.

El baile de sus cejas, combinando un progresivo arqueamiento con un fruncimiento de su característico ceño, y sus miradas suspicaces resultaban harto elocuentes.

-¡SERÁS HIJO DE LA GRANDÍSIMA!-

Alzamiento de ceja de nivel uno.

- Shhhh, vale vale, discreción por favor. 

Alzamiento de ceja de nivel dos.

Un viejo conocido, nada de lo que alarmarse. 

Fruncimiento de ceño con torcimiento bucal indicativo de suspicacia extrema.

El gesto resultaría divertido de no ser por sus ojos.

Esos ojos...

-Espera... ¿Ya lo sabías? ¿Sabías que el desgraciado nos lo estaba ocultando?-

Ojos lobunos entornados como los de un lupino acechante tras la maleza, clavándose en Billy.

-¿Mikeala lo sabe o también se lo escondes?-

-Ahem-. Carraspeó para indicar con cortesía que estaba ahí, observando. Atentamente. 

-¿Hay algo que quieras compartir en la intimidad de la tormenta, Billy?

Si los sarcasmos matasen, Comadreja habría aniquilado a toda la población del Valle del Viento Helado con aquel siseo tan característico suyo cuando algo le escamaba. No obstante, no ahondó en la cuestión. Era lista y sabía que no era ni el momento ni el lugar. Además, ya se olía algo. No exactamente eso... Demonios, eso no se lo olería ni Chafee; pero sí que Billy estaba demasiado nervioso desde la aparición de aquel pintoresco trío de héroes.

-No es asunto mío-, dijo mostrando las palmas de las manos mientras sacudía la cabeza. Echó un vistazo a los gigantes marchando hacia el corazón de la tormenta, sus siluetas perdiéndose en la oscuridad. -Pero eso sí lo es. Seguirles a pie es una auténtica locura, Capitán.

Echó un vistazo al cielo, intentando advertir la presencia de la Serendipia.

Y por extraño que pareciese, allá estaba en el cielo nocturno, abriéndose paso entre los nubarrones.

-Selune me asista... El Profesor está loco de remate...

@Mikeala: Tienes razón ratita, Cécil no escribió esta carta

Chafee se alzó las solapas de su abrigo largo y miró de soslayo a Zevran.

-Como puedes observar, chico, uno siempre debe contratar profesionales-, dijo con voz impostada, más grave de lo habitual en él y guiñó un ojo a su colega alien.

Acto seguido pidió permiso a la hechicera para comprobar algo.

-Lady, si tiene a bien darme esas cartas... Es la hora de olfatear las pistas. ¡SNIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF!-.

¡Caramba, qué olfateo más intensivo el de Chafee!

-Me lo temía...-, dijo con gesto solemne mientras se ajustaba los anteojos. -Mismo papel. Gran calidad. Me atrevería a decir que extraído de una rara especie arbórea que sólo cultivan los pueblos elfos. Tiene un nombre técnico, pero no soy botánico. Sólo sé lo básico: hojas azules, muy brillantes de noche, flores muy atractivas para las luciérnagas. La llaman Dama de Noche.

Efrain dejó a sus dos compañeros vigilando junto a Comadreja y bajó de nuevo al sótano. Por el camino escuchó el mensaje de Mikeala y, sin saberlo, su cabeza empezó a trabajar a doble velocidad.

…>Síiii, lo sabemoooos< 

Haciendo caso omiso al coro de voces de su cabeza, el caballero se acercó a la mesa a tiempo de escuchar la opinión olfativa de Chafee.

…>Ya lo teneeeeemos< …>Síiii, lo tenemos<

Algo más distraído esta vez, tomó ambas cartas de encima de la mesa. Comenzaba a resultar difícil no hacer caso a las voces.

…>Éeeel, síiii< …>Es éeeel< …>El caballero debe escuchaaarnos, somos sus amiiiiiigos<

…>Vaaa por delaaaaate, siempre por delaaaante<

…>Ha aprendiiido del mejooooor, síii, del mejooor<

…>Escucha toooodo lo que diiice, ve tooodo lo que haaaace, síiii, lo que haaace<

…>Siente sus despreeecios, síiii, despreeecios<

…>Uusa su papeeel, síiii, su papeeel usa<

De repente, una extrema flojera hizo mella en el paladín, tan fuerte y repentina que cayó de la silla con todo su peso al suelo. Allí tendido, sin fuerzas para moverse y el rostro más lívido que el cadaver del tabaxi, con sus ojos fijos en algo más allá del techo, dijo:

- Lo… lo entiendo. ¡Ya sé quién es!

La llaman Dama de Noche.

-Conque dama de noche-Mikeala hizo una sonrrisa- Sabes Chafee.... comienzas a caerme bien, y has demostrado ser de gran ayuda- No dijo mas nada. 

- Lo… lo entiendo. ¡Ya sé quién es!

-Mikeala vio extrañada la actitud de Efraín y reaccionó a su epifanía. -A ver, iluminanos con tu sabiduría, dijo con un cierto tono de desdén, que a estas alturas, lo usaba para todo. 

Aún mareado por el súbito conocimiento de la identidad de su enemigo, Efrain se incorporó lentamente del suelo y dejó ambas cartas de nuevo sobre la mesa.

- Ya sé a quién nos enfrentamos. Primero pensé en un espía mágico, pero dudo mucho que alguien pudiera espiar mágicamente al jefe de espías de Pallisade sin que lo notara. No, debía haber otra explicación. Entonces pensé que de todo el elenco de personajes que hemos conocido en las últimas horas, solo una persona está lo suficientemente cerca del señor Stedman para saber todos sus planes al mismo tiempo que él. Solo una persona tiene completa libertad para entrar y salir de su despacho o tomar sus papeles incluso cuando él no está. Solo una persona está presente en cada reunión y escucha cada palabra… Alguien a la vez invisible pero conocido por todos.

Miró a Mikeala, cuya cara iba cambiando conforme el caballero le exponía sus conclusiones. Finalmente, ambos se miraron a los ojos y exclamaron a la vez:

- ¡DONALDSON!

-jaj...- Mikeala intentó contener la risa- Donalson, no, el no fue. Como dices, si algo estuviera pasando tan cerca de Cécil, el lo sabe, y si supiera que Donalson planeó esto, habrías visto su cabeza colgando de la entrada de Pallisade cuando entras al reino.

Mikeala pensó y ella misma tuvo su epifanía.

-Estamos olvidando algo, en realidad no lo olvidamos, lo dijimos muchas veces estando en este cobertizo pero lo ignoramos. Y recién tu mismo lo has dicho Efraín:
 

pero dudo mucho que alguien pudiera espiar mágicamente al jefe de espías de Pallisade sin que lo notara

-Y es cierto!... Nadie puede espiar a Cécil Stedman sin que lo note, en serio, nadie, lo intenté muchas veces, ni el propio Donalson podría. De nuevo, Efraín has dado la respuesta a todo antes, sin que ninguno se diera cuenta.

Siempre has sospechado del autómata, diciendo que él fue quien nos reunió en Pallisade, y que no fue una casualidad. De nuevo, tienes razón. Él nos reunió incluso antes del secuestro de Megania. Pero ya todos estamos de acuerdo que Cécil no está detrás de esto, sin embargo- Mikeala suspiró, y volvió a suspirar.

-Sin embargo, Cecil sabe desde el minuto 1 quién está detrás de todo esto, pero nos buscó a nosotros porque es alguien a quien Cécil no puede llegar-¿Quizas Chafee estaba en presencia un detective a quien podría considerar su igual?, dificil decirlo, lo que si era seguro, es que la diadema de Stan era de buena calidad.

Miró a todos. -Mientras ud jugaban al interrogatorio con "sir perfecto" como lo llaman, yo hice lo propio con Cécil Stedman, pero sin obtener nada útil. O eso creía. 

Siempre sospeché que Cécil tramaba algo y en un juego de verdades que hicimos en ese momento pregunté si él quería que muriéramos en esta misión. Sospechaba que quizás quería sacarnos de en medio, pero su respuesta, y doy fe de que fue sincera me dejó muda.
 

-¿Y si desease alejaros de un peligro cierto?

Mikeala casi que hasta imitó el sonido metálico de la voz del autómata.

-Cécil sabía todo, Cécil siempre sabe todo, Nadie en este mundo está un paso adelante de él, a lo sumo, dejó que crean que están a un paso delante de él porque servía a su propósito. 

-Quién está detrás de esto. No lo se. Pero sea quien sea, Cécil lo sabe, y sabe que es más peligroso que la maldita tormenta y los malditos gigantes de este lugar. 

Hizo una pausa como si pensara algo.

-Necesito ir a la Serindipia

Zevran se lanzó casi en plancha para evitar que Efrain se desnucase al caer del asiento tras sufrir su revelación detectivesca, motivada esta por una insidiosa vocecilla que sólo alcanzaba a escuchar el paladín.

¿Trastorno de personalidad, decís? Pudiera ser...

El salto fue espectacular y muy acrobático, como todo lo que hacía Zev. Mas no llegó a evitarle el trompazo a Efrain.

-¡¡Menudo testarazo!! ¡Sa' matao el Capi!! ¿Te encuentras bien, Cap? ¡Rápido! ¿¡Cuántos brazos tengo!? ¡Oh, dioses! ¡Dice que cuatro! ¡Chafee hemorragia cerebral detectada! ¡Tenemos un heri...! Un momento... Si tengo cuatro brazos... ¡Todo en orden! ¡Nada que ver aquí! ¡Dispérsense!

El paladín se incorporó con cierta palidez en el rostro y compartió la revelación con el equipo, lo que sumió al alien en un shock gastrointestinal.

Hay organismos que no toleran demasiado bien el suspense. Es bien sabido.

Miró a Mikeala, cuya cara iba cambiando conforme el caballero le exponía sus conclusiones. Finalmente, ambos se miraron a los ojos y exclamaron a la vez:

- ¡DONALDSON!

-¿¡DONALDSON!?-.

Mikeala intentó contener la risa- Donalson, no, el no fue. Como dices, si algo estuviera pasando tan cerca de Cécil, el lo sabe, y si supiera que Donalson planeó esto, habrías visto su cabeza colgando de la entrada de Pallisade cuando entras al reino.

Chafee se rascó la orejota, extrajo un poco de cerumen fresco que tenía acumulado en su muy impresionante pabellón auditivo y lo lanzó con un papirotazo al cadáver de Killen Shaft.

-Ñeh. Toma eso, minino tieso. Ahem. Interesante teoría, lady. Muy interesante-. 

Chafee se acercó a Mikeala y le extendió un ficticio cigarrillo de filtro alargado. Simuló encenderlo con la cortesía propia de un investigador privado a su femme fatale reglamentaria y acto seguido se rascó el cogote con aire pensativo mientras daba una calada a su inexistente pitillo.

-Cécil sabía todo, Cécil siempre sabe todo, Nadie en este mundo está un paso adelante de él, a lo sumo, dejó que crean que están a un paso delante de él porque servía a su propósito. 

-Quién está detrás de esto. No lo se. Pero sea quien sea, Cécil lo sabe, y sabe que es más peligroso que la maldita tormenta y los malditos gigantes de este lugar. 

El roedor entornó sus sagaces ojos, pero se quedó en silencio un instante. Parecía que las palabras de la hechicera le habían hecho reflexionar sobre algo.

-Quién está detrás de todo esto... Esa, detective, es la pregunta correcta-, dijo para sí mismo. Luego lanzó una nueva mirada a Mikeala, esta mucho más expresiva, menos críptica.

-Eres buena, muñeca... Fuuuuuuuuuuuuuuuuuu... Eres buena.

No entiendo muy bien lo que están diciendo allí abajo. Lo que si he entendido perfectamente es lo que me ha preguntado Comadreja. Me limito a mirar hacia los gigantes acercándose durante unos instantes, cuando ella parece desistir de captar mi atencion, me giro. - Por supuesto, tengo que compartir muchas cosas. Si los de ahí dentro se dan prisa y volvemos al barco, te lo cuento. - Me hiro hacia Celestina. - ¿Puedes bajar a darles vida a los de abajo? Se nos acaba el tiempo.