Partida Rol por web

-Siempre tan cálidas tus bienvenidas, pensé que te gustaba verme- Respondió Mikeala a su patrón con arrogancia.

Sabía que frente a la tejedora no era nada, era completamente insignificante, pero no le gustaba sentirse así por lo que siempre trató con ella como si fuera una igual, a sabiendas que era un juego que la tejedora toleraba y quizás, hasta la divertía. 

-Tiempo atrás en Aguas Profundas me revelaste el plan de mi madrastra para evitar que me asesinaran. Necesito que lo hagas de nuevo. Estamos...-Y pensó en Efraín mientras hablaba en plural, pero se corrigió al instante. En vano, pues la tejedora podía saber todo lo que pasaba por su mente -Estoy en peligro frente a un rompecabezas que no puedo armar. Dame las piezas que faltan, muéstrame el panorama completo para poder usarlo en mi favor. Quién está detrás de esto, que busca, y que es lo que sabe Stedman sobre la situación.

-Sabes que quiero ascender, y puedo usar esto en mi favor. Sabes que me importa un bledo Megania y puedo hasta matarla si eso me ayuda en mis planes. Muéstrame el tablero completo, oh gran señora, para que pueda torcerlo en mi favor, usar esta situación para poder convertirme en el verdadero poder detrás del trono de Pallisade y tu tendrás conmigo a la marioneta más poderosa de todo Faerun, para poder montar las obras más grandiosas y entretenidas que has imaginado-. 

-¡Grrrrrrracias, parrrrrrejita de tórrrrrrtolitos! ¡Les verrrré abajo!

 Comadreja enrojeció ligeramente ante la mención del Profesor y carraspeó ligeramente.

-Ahem. Creo... Creo que me adelantaré e iré... a... Abajo. Sí. Ahora nos vemos, Billy-, dijo mirando fugazmente al bardo. 

Emmm... ¿Hola? ¿Vuelvo a tener 16 años? Nos acabamos de salvar de una muerte casi segura con una maniobra más que arriesgada; y no hago mas que pensar en esos ojos y en esa piel libre (ahora) de mugre. Y lo peor es que se me estará notando porque el profesorr lo ha visto claro. A ver, contrólate, eso era propio de Hamleen, no de Billy. A quien quiero engañar, mi tapadera se está yendo al garete por lo menos. Deberé confesar mi identidad a Mikeala antes de que se de cuenta por casualidad. Creo que las consecuencias serán menos terribles si confieso en lugar de si me pilla. Maldita sea, se está escabullendo en dirección contraria a la sala de guerra. Habrá que esperar.

Ya que tenemos los gigantes a tiro vamos a partirles la cara. Por si acaso. ¿Que tienen a la princesa? Perfecto, dos pájaros de un tiro. ¿Que no la tienen? Mejor todavía, así ya van calientes a casa y con el aviso de no meter las narices donde no deben.

-Ahora bien, ya que van a entrar en los túneles... Podríamos derribar estos para aplastarlos dentro y, de paso, ahorrarnos el problema de alguna posible trampa o emboscada en los mismos. Y hablando de destrucción, ¿este cacharro flotante tiene cañones o algo así? Quiero ver como esa montaña vuela por los aires con esos soplatormentas bajo ella.-

- Creo que sería un inconveniente disparar primero y preguntar después. - Encajo mis ojos en la sacerdotisa, con esa mirada elocuente que ella conoce de: "Se te esta yendo un poco la olla" (tan usado al final de nuestra anterior aventura juntos, y en ocasiones en el monasterio).- Así pues, del mismo modo que tratamos de sonsacar la información de manera discreta en Bowerstone, deberíamos proceder de manera similar vayamos donde vayamos. Creo que ahora mismo tenemos ventaja respecto a quien nos quiere poner en un aprieto, pues conocemos la estrategia que tienen para con nosotros. Quieren llevarnos a las cuevas. - Me acerco a la mesa para contemplar los mapas.

- Bien, se nos abren varias opciones: una es lanzarnos a descubrir qué demonios hay allí abajo que requiera de nuestra presencia, al final no dejaríamos de hacer lo que elles desean que hagamos aunque con un poco más de precaución. Por otro lado, podemos pasar de las cuevas e intentar dirigirnos directamente a la fortaleza, de este modo podríamos confirmar antes que nada si es cierto que la Princesa está allí encerrada o todo es un bulo. - Pausa dramática que aprobecho para aspirar una profunda calada mientras todos reflexionan sobre lo que acabo de exponer. - Después hay una última opción, arriesgada y que presupone muchas cosas. Volver a la ciudad a tirarle de las orejas a Stedman y patearle el culo a Donaldoson. Opcion por la que yo no me decantaría, de entrada, sin tener suficientes pruebas sobre la conspiración; además de que no me apetece nada volver allí. - Miro a Efrain. - Sir Capitán, no se exactamente de dónde saca usted la conclusión de que Donaldson está detrás de todo pero estoy seguro de que no tiene pruebas concluyentes, sin ellas, la simple idea de mencionarlo en la corte nos pondría a todos en un grave peligro.

Ignorando a Zev y Chafee, escuché con atencion a Laureena y el apunte realizado por el desnudo profesor que casi hace que se me escape una carcajada en una situación tán seria.

- Si mi opinion cuenta, yo voto por simular un asalto al castillo mientras algunos nos colamos en el para confirmar o desmentir la presencia de la princesa, y, en todo caso, buscar pruebas de la conspiración. Almenos tratar de descubrir qué demonios hay dentro de la cueva.

Observo a Comadreja para ver cómo se está tomando la idea de asaltar el castillo.

Efrain escuchó con expresión preocupada la exposición de Celestina y contuvo la sonrisa que amenazaba con salir a saludar al escuchar a Zev y Chafee

Está claro que con estos dos es imposible ponerse serio, pensó.

En cambio, Laureena era otro cantar. Asintió conforme cuando señaló la situación de la fortaleza de los gigantes en el mapa, aunque no terminaba de convencerle la postura que compartía con Celestina de bombardearles sin previo aviso.

Billy, por su parte, mediaba más su opinión y tampoco estaba a favor de comenzar una guerra con los gigantes.

- Como siempre, todos los puntos de vista tienen su lado de razón. Por lo que he escuchado, ustedes dos apuestan por un ataque directo con cañones sobre la fortaleza, ¿no es así?- preguntó a Laureena y a Celestina.- En cambio tu sugieres una misión encubierta de infiltración para hallar respuestas- resumió la opinión de Billy.

Meditó un momento lo escuchado antes de continuar.

- Hay algo que no deja de llamarme la atención: Los gigantes. No sabemos que pintan exactamente en todo esto, solo lo que otras fuentes nos han contado sobre ellos. Esas mismas fuentes, nos los muestran como una tribu saqueadora en busca de beneficios rápidos y Stedman nos prometió romper la hucha si lo que querían era un rescate, lo cuál me hace pensar en que, de alguna manera, se puede dialogar y hasta negociar con ellos.

Se pellizcó la barbilla mientras se mordía el labio inferior distraídamente, señal inequívoca entre quienes le conocían de que estaba ideando alguna locura.

- Y, ¿Por qué no… Por qué no nos acercamos a preguntar?- Miró al resto, sonriendo.- ¡Hagámosles una visita oficial! Si tienen a la princesa se la compraremos y si no la tienen… puede que igualmente estén dispuestos a cobrar una recompensa de las arcas de Pallisade por ayudar a recuperarla y, de paso, les preguntamos por lo que esconden las cuevas. Salvo que les hayan contratado para matarnos no debería ser una misión suicida, ¿no os parece? Y siempre tendremos la oportunidad de recurrir a los cañones de la Serendipia para un rescate in extremis- sugirió.

- ¿Qué piensas, Comadreja? ¿Cómo de dispuestos podrían estar los gigantes a hablar de oro? Y profesor, ¿cuánta gente necesitaría para manejar los cañones si fuera necesario?

En la mente del paladín ya se estaba fraguando un plan…

En cambio tu sugieres una misión encubierta de infiltración para hallar respuestas- resumió la opinión de Billy.

- También proponía cañones, pero más a modo de llamar la atención más que hacer daño real.

Y, ¿Por qué no… Por qué no nos acercamos a preguntar?- Miró al resto, sonriendo.- ¡Hagámosles una visita oficial! Si tienen a la princesa se la compraremos

Antes de que intervenga Comadreja, suelto una aclaración: - Yo mantendría una parte del grupo en la sombra por si no nos reciben con el mayor de los talantes. ¿Que opinas? - Miro a la muchacha, sabiendo que sus palabras decidirán gran parte del plan.

- Por supuesto, ya lo decía mi madre: ¡Mejor no poner todos los huevos en una misma cesta! Aun así necesito saber cuánta gente se necesita para pilotar esta nave y manejar los cañones para poder organizar una comitiva diplomática…

Parecía que la decisión final quedaría en manos de Zigresky y Comadreja, al fin y al cabo eran los expertos den barcos voladores y gigantes de escarcha respectivamente.

Zigresky estaba a punto de quitarse la toalla anudada a su cintura en lo que podía llamarse un tributo a la naturaleza cuando, de repente...

Cubriéndose la cara con sus cuatro manos y saltando nerviosamente, Zevran empezó a chillar.

-¡NUUUUUUUUUUUOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡MIS OJOOOOSSSSS! ¡MIS OOOOOJOOOOOOOOOOOOOOSSSS! ¡NO QUIERO GRABAR ESA IMAGEN EN MI RETINAAAAAAA! ¡CONTÉNGASE, PROFESOR! ¡No nos muestre sus atributos, por los dioses! ¡Hay señoritas aquí! ¡Y DE ELLAS ES MONJAAAAA! ¡VADE RETROOOOOO!

Chafee se unió a su colega con prontitud, tapándose los anteojos.

-¡¡¡GUÁRDESE LA MINGA, PROFESOR, HAGA USTED EL FAVORRRRRR!!! ¡¡¡LA MADRE QUE LO PARIÓ QUE SE VA A QUITAR LA TOALLA AQUÍ, IN THE MIDDLE!!! ¡NO! ¡NOOOO! ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOUUUUUUU!

Demasiado tarde... ¿O no?

Pero Zigresky tenía un as en la manga.

-¡AJÁAAAAAA! ¡He aquí mi nuevo invento patentado para disfrrrrrrutarrrrrrr del jacuzzi de la Serrrrendipia!

Cuando el Profesor quitóse su toalla, lucía una extravagante prenda, únicamente catalogable como pantaloncillo estival de vivo color fucsia con palmeritas estampadas.

Habían nacido las bermudas en Faerûn.

-¡Contemplen el poderrrr del bañadorrrrrr imperrrrrrmeable e ignífugo del Prrrofesorrrrr Zigrrrresky!-. Sonrió muy satisfecho de su contribución a la moda textil de los Reinos Olvidados, adoptó pose imperial con los brazos en jarras y alzó su dedo matizador ante la mención de un hipotético bombardeo.

-Herrrr Autumshield, con la prrrresencia de su humilde serrrrvidorrrr en la cabina de mando y la deseable lejanía de ese psicópata dorrrrrrado al que llaman Bam al cuadrrrrrado del timón, puedo contrrrrrolar la baterrría de bombarrrrrdas sin necesidad de ayuda.

Tras sufrir un ataque de risa incoercible con la presentación en sociedad del nuevo invento del profesor Zigresky, Comadreja se sintió liberada de tensión. Eso le ayudaría para lo que iba a venir a continuación.

Recuperó súbitamente la formalidad cuando Efrain y Billy le preguntaron por los gigantes y por la posibilidad de una infiltración en su territorio.

-Ahem. Yo que usted no esperaría diplomacia de los gigantes, Capitán. Para ellos, somos equivalentes a insectos. Si tienen a la Princesa, dudo que la asesinen rápidamente...-. La mirada animal de la joven se oscureció. -O la torturarán hasta la muerte, o aguardarán a obtener algo muy jugoso a cambio. Los gigantes que mencionó Shaft, los de escarcha, son saqueadores por antonomasia. Sólo creen en el poder. Toman lo que quieren y arrasan lo que se les opone. Si nos presentamos allí formalmente con intención de jugar a los embajadores, nos destrozarán sin miramientos, estoy segura. No conocen el miedo y estamos en su territorio. Un gigante aislado es un enemigo formidable, Capitán... Visitar su casa, con todo un clan allí reunido y atacarles sin previo aviso no impedirá que contraataquen. Y habrá bajas. Hasta donde sé, no disponen de cañones; pero tampoco los necesitan. He escuchado historias de gigantes que abatían en vuelo a dragones con jabalinas del tamaño de torres de defensa...

Guardó silencio un largo instante, tragó saliva y se recolocó su largo mechón de cabello que caía sobre su rostro tras la oreja.

-Creo que nuestra única oportunidad de salvar a la Princesa con éxito es infiltrarnos sigilosamente en su fortaleza y rezar a los dioses para que tarden mucho en descubrirnos...

Cruzado de brazos con pose estoica e imponente, el enorme Bam Bam mantenía un críptico silencio, sus ojos bailando entre los presentes según exponían su parecer. Al final clavó sus iris ambarinos en Efrain y estudió concienzudamente su reacción.

¿Sería el paladín de los que abogaba por la palabra para tratar de solventar la situación? ¿Preferiría quizás el sigilo para infiltrarse en la fortaleza? ¿O afrontaría la crisis por la fuerza, tratando de arrebatar a los gigantes a la princesa secuestrada y haciéndoles pagar con sangre su fechoría?

Fuera como fuese, el dracónido tenía clara una cosa: debía potenciar la vena beligerante de la monja guerrera. Era, de lejos, la más cercana a Bahamut. Con ella el conflicto soñado alcanzaría su cénit.

Y si de algo estaba seguro Bam Bam es de que había un bello conflicto aguardándoles. Habría sangre. Mucha. Y él se bañaría en ella para cumplir la profecía...

La mujer de larga cabellera oscura esbozó una media sonrisa.

-¿Tus planes...?

Un súbito tirón del cabello dorado dejó expuesta la garganta de Mikeala y le hizo soltar un ligero jadeo de dolor.

-Vienes aquí pidiendo... Mas nada ofreces. Nada que no pueda conseguir por mí misma... ¿Pallisade? Un reino poderoso. No el primero. No el último. Todos caen. Tarde... o temprano.

Un violáceo brillo en sus ojos verdosos genera un escalofrío en la hechicera. El rostro de La Tejedora permanece inalterado a pesar de la amenaza.

-En Aguasprofundas quise comprobar hasta qué punto estabas dispuesta a ensuciarte las manos. Admiré tu resolución y te consideré un peón valioso. Eras preciosa. Llena de ambición y sedienta de poder. Mas ahora... Tsk... Mira en qué te has convertido. Juegan contigo en una red de intrigas donde tú debieras ser la reina... La araña...

Paseó en círculos alrededor de Mikeala. Sus palabras estaban cargadas de un frío desprecio, pero en ellas se intuía algo más... Un desafío.

-Has cometido un error fatal, Mikeala. Uno que llegado su momento te costará un doloroso pesar que cargarás contigo el resto de tu vida-, dijo de pronto, mirando de soslayo a la hechicera con aquellos ojos de un verde claro, insondables y misteriosos. -Tu enemigo es astuto. Mucho más que tú. Y ha ganado la partida mucho antes de que aparecieses en el tablero. Cécil Stedman, tu admirado némesis, ha muerto.

Dejó caer aquella afirmación como una pesada losa disfrutando la reacción ambigua en tu rostro. Dolor. Decepción. ¿Pena?

-Él también cometió un error fatal. Creyó que nadie podría ir por delante de él. Su trayectoria le avalaba, cierto... Pero olvidó un pequeño detalle-. La Tejedora posó su largo y níveo índice en sus labios y arqueó una ceja. -Todos ansían la Corona. Pero conseguirla no es el verdadero reto. Mantenerla lo es.

Las sombras erigieron un trono para que la Tejedora asentase su esbelta figura. Su mirada escrutaba a Mikeala como quien decide qué hacer con una hormiga moribunda.

-Considera lo siguiente: Megania, que debería estar muerta a estas alturas, no lo está-, comentó de modo críptico. -Si la recuperas con vida, puedes frustrar los planes de tu adversario. ¿Quién es? Eso te corresponde averiguarlo a ti. Sé prudente. Es más hábil y contempla la posibilidad de que sobrevivas. Más adelante aguardan dos... tres elementos que pueden cambiar el curso de los acontecimientos. Dos de ellos parecerán hostiles, pero no lo son. Podrás convertirlos en valiosos aliados, mas ambos querrán algo de valor a cambio... Dáselo.

El brillo en sus ojos se acentuó, así como su tono, ahora revestido de un halo imperativo.

-El tercero vendrá a ti a su debido momento. Sentirás un palpitar extraño en el corazón al verle-. Su sonrisa se afiló mientras entornaba los ojos, satisfecha con el misterio que estaba sembrando en la hechicera. -No pedirá nada a cambio. Al menos, nada que tú no desees. Ya lo comprenderás. A su debido momento.

La Tejedora ladeó la cabeza y los hilos que sostenían los miembros de Mikeala parecieron relajarse.

-Lo único que pido a cambio: reclama tu puesto. El paladín al que admiras y al que amas es de corazón puro. Oscurécelo. Conviértelo en tu marioneta. Y llegado el momento, usa su leyenda a tu favor. No es un Rey. Y las Reinas no merecen yacer con menos...

La mujer escuchó atenta las palabras que la dejaron con más dudas que respuestas. A medida que la tejedora hablaba, Mikeala más se enfurecía por su falta de claridad

-Has cometido un error fatal, Mikeala. Uno que llegado su momento te costará un doloroso pesar que cargarás contigo el resto de tu vida-

¿Que error he cometido?, ¿que he hecho mal?. El dolor me acompaña desde que llegué a Barovia, ¿que puede ser peor que eso? 

 Cécil Stedman, tu admirado némesis, ha muerto.

Mikeala no pudo pronunciar palabra, se quedó muda, intentando digerir la noticia. No quería creerla, pero no podía ser falsa. Sentía desilución, ¿Stedman, derrotado?, al mismo tiempo, preocupación. Estaban frente a un enemigo mucho mas habil de lo que podía imaginar.

-Todos ansían la Corona. Pero conseguirla no es el verdadero reto. Mantenerla lo es.

-Considera lo siguiente: Megania, que debería estar muerta a estas alturas, no lo está-, comentó de modo críptico. -Si la recuperas con vida, puedes frustrar los planes de tu adversario. ¿Quién es? Eso te corresponde averiguarlo a ti. Sé prudente. Es más hábil y contempla la posibilidad de que sobrevivas.

¿Entonces quién está detrás de esto es quien tiene la corona?. Y si contempla la posibilidad de que sobreviva me conoce, es alguien de Pallisade. ¿Que debo hacer con el?

-Lo único que pido a cambio: reclama tu puesto. El paladín al que admiras y al que amas es de corazón puro. Oscurécelo. Conviértelo en tu marioneta. Y llegado el momento, usa su leyenda a tu favor. No es un Rey. Y las Reinas no merecen yacer con menos...

-Puedo hacer lo que me pides, pero no me estás dando nada. Solo mensajes crípticos y misterios incomprensibles. ¡Dame algo que pueda usar!, Mikeala alzó la voz, y luego reconoció su insolencia. Miró al piso y esperó que la tejedora no se enfureciera

El panorama que describía la rastreadora era desalentador por completo… No había pensado en la posibilidad de que le devolvieran el fuego a un barco volador porque no había tenido en cuenta su enorme tamaño… pero, en cambio, ese tamaño podría ser una ventaja para infiltrarse en la fortaleza tal como habían sugerido Billy y Comadreja.

Miraba a Billy a los ojos sin verlo realmente mientras pensaba en las posibilidades.

- Desde luego, eso dejaría por imposible el negociar con ellos, aunque sigo pensando que alguien lo ha hecho ya para meterlos en todo este asunto… Entonces evaluemos la opción que nos propone Billy: ¿Y un ataque frontal con artillería contra las cuevas donde quería llevarnos Shaft para crear una distracción? Por un lado acabaríamos con lo que allí hubiera esperándonos y por otro puede que obligara a algunos gigantes a acudir para expulsar al agresor, despejando de ese modo el acceso a la fortaleza de la cima. Está claro que eso los pondrá sobre alerta y muy posiblemente nos obliguen a luchar, pero también puede que nuestro tamaño en comparación con el suyo más la distracción de los cañones sea suficiente para permitirnos infiltrarnos sin ser detectados aunque tengamos que abrirnos paso a mandobles para salir de allí… 

Comadreja negó con la cabeza.

-Con el debido respeto, Capitán... Si hacemos sonar los cañones, el valle al completo se convertirá en un infierno helado con nosotros en el centro.

Caray. Hablaba con mucha prudencia, pero cuando cogía confianza, era pura vehemencia.

-Si quiere asegurarse de que la Princesa siga viva cuando lleguemos hasta ella, la mejor opción... La única opción, es el sigilo-. Intercambió una rápida mirada con Billy, como solicitándole apoyo para convencer a Efrain. -Si esos gigantes tienen alguna forma de convocar a la tormenta como hicieron antes de atacar Bowerstone, la Serendipia no podrá prestarnos fuego de apoyo. Agradezco tener tanta artillería en esta fantástica nave, Profesor, se lo digo de verdad; pero yo no la usaría... a menos...

Miró fijamente a sus compañeros antes de concluir la frase.

-...a menos que no nos quede otra opción.

Señaló el mapa, en particular, la zona de las cuevas.

-Capitán, conozco estas galerías. Son oscuras y no están abandonadas. Hay criaturas que moran en la oscuridad. Si quiere adentrarse en ellas, seré su guía-, dijo con decisión. -No obstante, me veo obligada a decirle que si bien me parecía la opción más segura para alcanzar la Fortaleza de Hielo, tras el incidente con Shaft... Tengo dudas. Quiero decir, no sé qué puede estar aguardando allí... Si amanece despejado, podemos intentar escalar los picos. No será fácil, pero podemos hacerlo-.

Recuperado de la impresión de ver las bermudas de Zigresky, Chafee tomó la palabra.

-En resumidas cuentas: Podemos adentrarnos en las cuevas subterráneas bajo las montañas y probar suerte, sabiendo que nos la recomendó un gato suicida. También podemos irnos de escalada y tratar de remontar los picos con nuestros propios medios, opción más segura para evitar ser detectados desde tierra pero francamente fatigosa. Y claro está, podemos jugárnosla y lanzarnos en vuelo sin motor desde la Serendipia hasta la Fortaleza de Hielo esa... Con suerte, no nos estamparemos contra los muros...

El roedor se atusó sus bigotitos y se jaló el último pedazo de queso mientras pensaba.

-Jefe, creo que procede un sondeo, a ver cómo están los ánimos. Bien, coleguis. Prestadme atención un instante. Voy a escribir en esta pizarra plagada de símbolos cabalísticos...

-¡¡¡MATEMÁTICOS, HERRRRRREJEEEEEE!!!-, bramó el Profesor enrojeciendo de ira ante la blasfemia.

Chafee casi creyó que el gnomo iba a zaherirle arrojándole una tiza.

-Relaje, Profe, que se le ha hinchado la vena de la frente... Josú, qué intensidad, macho. Voy a borrar estos símbolos "matemáticos" y voy a hacer tres columnas: "Cuevas", "Sigilo" y...

-Pffffffffffffff... Tío, Chaf, menudo soso... ¿En serio ese es el mejor sondeo que se te ocurre?-. El alienígena cuatribrazos se levantó con chulería de su asiento y le birló la tiza a su colega Chafee.

-Primera columna, infiltración en las cuevas: Nombre en clave de la operación... "Viaje al centro de la tierra". ¿Quién se anima con esta?

-Segunda columna, escalada por la montaña: Nombre en clave de la operación... "Límite vertical". ¿Voluntarios? ¿A quién le mola?

-Y tercera columna, vuelo sin motor rumbo a la cima de la montaña: Nombre en clave... "Salto al vacío". OUH MAMA-. Zevran dibujó un corazoncito junto a esta opción, evidenciando su favoritismo.

-Ok, peña. ¡Elegid!